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Contracorriente

Te dejé ir.
Eran demasiadas piedras
en el camino,
mis tobillos estaban rasgados
y mi cuerpo, cansado.
Fueron muchas tormentas
en tan poco tiempo
y yo siempre tuve miedo a los truenos.
Aquella vez, un relámpago
sordo y feroz
me intervino diciendo
que dejara de marchar
contra la corriente.

EpifaníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora