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Nada

Te quiero y no puedo hacer nada para evitarlo.
Te quiero aunque me repita que todo esto es una locura.
Te quiero aunque al hacerlo me cause daño.
Porque no sé cómo no quererte.
Ya olvidé lo que era vivir sin vos,
sin tu recuerdo orbitando día y noche,
sin el anhelo de tu tacto
y el deseo de tu boca.
Sin repetir tu nombre una y otra vez
como si tus letras fueran un mantra.
Y es que pienso en tu voz y tiemblo.
Pienso en tu labios llamándome,
en la calidez de tu piel suplicante,
y caigo rendida ante dios.
Yo quisiera ser omnipotente.
Desafiar, romper, cambiar
todas esas crueles leyes
que cada minuto me alejan de vos.
Porque lo nuestro es irrompible,
es como un músculo que se fortalece
y se vuelve invencible
tras un sueño veloz.
No me rindo porque no quiero hacerlo.
Y aunque corra a contraviento, mi vida,
aunque galope, salte o vuele,
este latido resiste,
es valiente
y proclama en altavoz.

EpifaníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora