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Primavera

No permitas que te manipulen,
susurra la noche,
no dejes que tu voluntad sea penetrada
por frágiles promesas de invierno
que no resistirán la luz del sol.

No dejes que lirios florezcan
en la fertilidad del miedo
cuando sobran jardines vacíos,
más puros, más serenos.

El amor sincero,
me explica,
no es un objeto desplegable.
El amor sincero brilla y crece,
se intensifica con cada riego.

A las malas hierbas
hay que cortarlas de raíz.
Solo buscan ocupar espacio,
hacerse sitio en lugares sagrados.
Pero esa es su única,
triste y miserable
función.

¿Y qué pasa si soy frágil?
pregunto.
¿Qué pasa si mis manos tiemblan
y mis gritos callan?
¿Qué pasa si es demasiada claridad
para estos ojos cansados?
¿Y si la sed es más fuerte
que la utopía del mañana?

Y, tras tantas preguntas,
en algún punto que no sé,
me quedo dormida.
Pero creo oír,
sin embargo,
una sola respuesta.
Simple y certera.

EpifaníasWhere stories live. Discover now