Lilith Myers, la encantadora hija del consejero John Myers, ha llevado una vida llena de privilegios en la estación Atlas, mientras observa la Tierra desde detrás del cristal. Pero bajo su sonrisa perfecta y su estatus de trofeo, Lilith guarda anhel...
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LOOK WHAT U MADE ME DO
Su padre se dirigió hacia la salida de la enfermería sin conversar mucho más, bajo la furiosa mirada de Lilith.
Antes de abandonar la sala le susurró algo a Abby que fue imposible de escuchar para la pelirroja, Abby asintió mientras John se giraba a darle la última mirada a su hija, no había pena, no había nada, las usuales que rompían la alma de Lilith en pedazos.
No está vez.
La hija de Abby Griffin, Clarke Griffin, entró por la puerta de la enfermería, quedándose con la primera imagen de Lilith atada a la camilla con su madre cabizbaja, todavía debatiéndose mentalmente.
-Dale sedante-Murmuró la enfermera y madre de la rubia con voz dudosa, lamentándose por tener que seguir las órdenes de la mano derecha de Jaha.
-Porfavor, Abby no-La mirada de Lilith se relajo, pasando de él odio que sentía por su padre a una de pena, suplico en voz baja, Abby la miró realmente apenada, había sido como una figura maternal desde que su madre había faltado.
"Porque Jaha y tu padre la asesinaron"
La voz se repetía constantemente en su cabeza cada vez que encontraba un mínimo momento para decir algo sobre su padre y que está lo odiara más, provocando un cúmulo de ira, odio y venganza que deseaba Lilith.
-Lo siento tanto Ith, prometo que te cuidaremos bien aquí-Dijo Abby antes de abandonar la habitación, no quería ver a la pelirroja sufrir y sabía que Clarke no se negaría a hacer el trabajo.
La rubia se acerco con pena y curiosidad a Lilith, que permanecía atada a la cama, muchos pensamientos pasaron por la mente de Clarke.
"Es la chica que vi robando las pastillas"
"Es la niña con quien jugaba de pequeña"
"La niña que papá tanto amaba"
"La hija de la mejor amiga de papa"
Poco a poco Clarke empezó a recordar su pasado, lo cercano que era su padre a una tal Afrodita, amiga del trabajo y de toda la vida, como visitaba casi todos los días su casa y mientras sus padres hablaban la rubia y pelirroja acababan jugando juntas.
-Clarke no me hagas esto, porfavor-Lilith suplico, tratando de que entendiera sus motivos, seguramente los rumores ya habían viajado por el Arca.
Clarke estaba preparando la jeringa pero algo la frenó, subió la mirada a los ojos suplicantes y llorosos de su vieja amiga, dejo la jeringa a un lado llevando sus manos hacia las cuerdas que la sujetaban a la camilla.
