XII

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EL PRINCIPITO


Ha pasado más de una semana del cumpleaños de Andrew, y hoy, veinte de diciembre nos dan las notas de las asignaturas y todos volvemos hacia nuestra casa, nuestra casa de verdad, con nuestra familia.

Eso para mí también supone volver a las calles de mi infancia, aquellas por las que pasé en citas con Josh y sus amigos. Aunque yo aguantase allí un año desde la ruptura, cambiar de vida me ha venido muy bien, y no sé si será lo mismo cuando vuelva, porque en estos cuatro meses he cambiado. Y seguiré cambiando mientras esté en la universidad al otro lado del océano, con una gente tan maravillosa como la que he tenido suerte de conocer.

Estamos todos reunidos en la biblioteca, cada uno con la aplicación de la universidad abierta en su portátil, en círculo, estamos esperando a que sean las doce en punto para que publiquen las notas, hemos hecho una tabla cada uno con la nota esperada, y después la comentaremos. A mi en todas las asignaturas me ha ido bastante bien y era exactamente la carrera que buscaba, me han gustado la mayoría de asignaturas; y estudiarlas también.

Salta una alarma que tiene en el móvil Ethan, y yo refresco la página donde ahora está el boletín, pero antes estaba vacía. Voy mirando la nota esperada y la nota real asignatura por asignatura, todos hacemos lo mismo, pero cuando termino veo que los demás ya han terminado y estaban esperando a que lo hiciera yo.

—¿Y..? ¿Te podemos llamar ya empollona?—Dice Adonis, con el tono de humor que lleva siempre.

—Tal y como esperaba, sí, todas aprobadas ¿vosotros?

Se emocionan porque han aprobado todas, aunque sea con la nota mínima, y es algo que no pasa desde el instituto, dicen.

Pasamos las últimas horas juntos, aprovechando que nadie ha suspendido nada —raramente— y cuando llega el atardecer nos vamos a un punto específico del campus donde Tania vio una vez a una pareja que se quedaba a ver el atardecer, como despedida vamos allí y vemos nuestro último atardecer juntos antes de navidad, antes de separarnos.

Cuando se hace totalmente de noche, cada uno se va para su habitación. Cuando entro en mi cuarto está todo desordenado, y recojo absolutamente todo, ya que cuando vuelva de México me iré a una habitación compartida con Michelle.

Cuando acabo me paso por Librairie des Lois, la librería donde trabajo, para avisarle al dueño de que estaré ausente unos días, se lo comenté hace tiempo pero quería asegurarme que lo dejaba claro.

A las once de la noche nos reunimos todos en el aeropuerto de Blagnac, y hacemos juntos todo el recorrido hasta llegar al embarque, donde finalmente nos despedimos. Realmente estos meses me han ayudado mucho mentalmente, y me doy cuenta durante los primeros minutos del viaje, ya que después se me hace eterno y me quedo dormida hasta que llegamos.

Estoy sola, vuelvo a estarlo, así que tengo que enfrentarme de nuevo a la soledad y a saber convivir con ello, pero ya más feliz.

Mis padres me esperan en la cola donde se recoge a la gente, el aeropuerto está lleno de estudiantes llorando por reencontrarse con sus padres, y yo soy una de ese montón. Yo no soy una menos, y cuando llego a la altura de mis padres, pasando la cinta de seguridad —la cual veía de lejos a mi madre intentando saltársela— y los abrazo. Los he echado tanto de menos... No es la primera vez que aclaro que son lo más importante para mí y los tres soltamos alguna que otra lágrima. En el camino a casa, en el coche de mis padres, hablamos sobre lo que han pasado estos cuatro meses.

—¿Entonces conociste a un chico el primer día de clase?— pregunta mi padre. Él y yo siempre hemos tenido una buena relación, por lo que no me ha dado nunca vergüenza hablar con él sobre chicos.

Inefable (YA EN FÍSICO)Where stories live. Discover now