El capitán de Marcaderiva

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       Fue su primera travesía en solitario, también la primera donde todos esperaban que él diese las órdenes para comandar las naves rumbo al sur. Cuando abandonó Marcaderiva con veinte dromones de guerra para socorrer a su hermano, no se había esperado que la mar fuese tan intempestiva. Las olas azotaban la cubierta y la quilla de los barcos, balanceándolos de lado a lado. No era una tormenta, pero durante todo el trayecto, la mar parecía inquieta, lo cual todos asumían que no era más que un preludio de lo que encontrarían en los Peldaños de Piedra. Para suerte de Lucerys, los hombres de la casa Velaryon tenían tanta sal en las venas como los propios Señores de las Mareas, pues eran hombres fuertes y curtidos en el mar, todos con cicatrices de faena y la piel oscurecida y quemada por las incontables horas al sol. Sabían luchar, pues muchos provenían de vidas mercenarias o habían acompañado a su hermano en muchas aventuras. No le tenían miedo a la sangre, ni mucho menos a los abordajes. No temían el mar, aunque lo respetaban. Con tres mil de esos hombres partió Lucerys, todos más expertos que él, pero aun así acudiendo a su persona para que diese las órdenes. Recordaba las conversaciones con Aethan, las incontables horas en las que de niño se escabullía por los embarcaderos de Villaespecia para escuchar a los marineros. Eso, junto a las lecciones de su madre y su institutriz, sumaban todo el bagaje náutico que poseía.

       Llegaron al archipiélago cerca de la costa ponientí, avistando Roca del Enano a los trece días de partida. Cuando llegaron, no había rastro de naves de la Triarquía. La pequeña isla se alzaba, baja y ondulada, entre la marea. Era una rocosa orografía, toda de piedra gris y oscura, y húmeda como el tacto de las rocas de sal, repleta de musgos y líquenes. Alrededor de la costa se alzaban incontables arrecifes que sobresalían de las mareas, por lo que Lucerys dio por hecho que si veía muchos aún debía haber más que se le ocultaban. A medida que las rocas se alejaban de la costa de la isla crecían en tamaño, pero menguaban en número, hasta convertirse en islotes y luego en islas. Incontables plataformas de tierra que unían dos continentes que milenios atrás habían sido uno solo. Aquello era cuanto quedaba.

       —¿Qué hay que hacer? —Preguntó a ser Eddard Mares, el capitán del Hijo de Marcaderiva, y uno de los hombres más leales a su padre. Había estado a su lado los últimos días, aconsejándole y guiándolo con recato.

       —Deberíais ordenar patrullar la isla para verificar que podemos embarcar, y enviar un barco a la Costa Amarilla cuanto antes para avisar a lord Aethan. Somos muchos, y solo será cuestión de tiempo que la Tres Putas nos huelan y quieran meternos las espadas por el culo.

       —D-de acuerdo ­—asintió, adoptando una pose más seria —. Envía al capitán Eran con el Princesa Rhaenys. Que partan de inmediato y cambien las velas. Que oculten los colores y los hipocampos. Así, desde lejos al menos, parecerá un barco que intenta urdir el bloqueo.

      Eddard parecía de acuerdo. El Princesa Rhaenys era el dromón más rápido de la flota, y el capitán Eran tenía reputación de ser un marinero veloz que había bebido de los vientos y los entendía mejor que nadie. Así que mientras la flota rodeaba Roca del Enano buscando un puerto profundo donde atracar, Eran y sus valientes hombres de Marcaderiva, partieron al sur.

       No levantaron tiendas, sino que se quedaron a dormir en los barcos. Enviaban hombres de cuando en cuando para buscar víveres y patrullar la isla. De noche y de día siempre había hombres en todas las playas, para asegurarse de que ningún barco de la Triarquía los pillase desprevenidos.

       Lucerys sabía que no podrían estar ocultos siempre, y que Eran tardaría al menos unas tres semanas en volver, eso si encontraba rápido a Aethan. En la seguridad y confort de su camarote a bordo del Orgullo de Marea Alta, Lucerys sabía que la Triarquía los encontraría antes a ellos. Y así fue.

La Corona de Daenon (Secuela de "Hijos de Valyria")Where stories live. Discover now