Jaehaera III

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       Cuando ser Benjicot llevó a aquel muchacho a la Fortaleza Roja, todos lo observaron con caras conspicuas y rencorosas. Tendió al muchacho frente al trono de hierro, y el resultado de sus palabras estaba claro. O mentía, o decía la verdad. Matarys se aferró con tanta fuerza al trono que se cortó en la mano, pero ordenó a Lady Brienne y a dos capas blancas más que fuesen hasta la casa que el muchacho había señalado y volviese con el hombre que había en su interior y con cualquier persona que pudiese encontrarse dentro. La lady Comandante de la Guardia Real cumplió las órdenes de su rey con celo y eficacia, y volvió con dos hombres cargados de cadenas, y con la armadura teñida del rojo de un tercero que había sido lo bastante osado o estúpido para plantarle cara con la espada. Quién sabe, tal vez confiado por la edad de la anciana caballero. Pero Brienne de Tarth era más rápida, y Guardajuramentos aún más. Al chico lo encerraron en una habitación de la torre, mientras que los otros fueron llevados a las celdas, a aquellas más bajas, lóbregas y secretas en las que solo los peores enemigos del rey Maegor fueron encerrados, pero no para palidecer y marchitarse, sino para sufrir bajo una multitud de cadenas, gritos y la sal de sus lágrimas; un lugar de martirio, de castigo infernal que había visto la muerte de plebeyos, nobles e incluso príncipes de la propia sangre del dragón.

       Al bajar por las viejas escaleras de caracol, la oscuridad abrazaba a las personas como si fuese una capa, y un extraño olor rezumaba en el ambiente, como si la sangre y la esencia de la muerte se hubiesen quedado atrapados dentro de las piedras. El aire, siempre viciado, apenas llegaba los pulmones, y las antorchas apenas eran una luz en la oscuridad que hacían complicado incluso ver a menos de dos metros de distancia.

       Los gritos se escucharon incluso antes de doblar la esquina, y la reina hizo una mueca desaliñada en cuanto se percató. «No aguantará demasiado si sigue así —pensó mientras se apresuraba, con ser Podrick y ser Ulrich detrás —. Tiene que sacarles información, no despedazarlos. Eso solo puede hacerlo después, pero esa mujer... esa mujer no es como los demás».

       Cuando entró en la amplia sala, observó el cuerpo desnudo de uno de los dos hombres colgando del techo por cadenas que se aferraban a sus muñecas, enrojeciéndolas y tensando sus brazos con extremo dolor. Tenía la piel quemada por diferentes partes, pero sorprendentemente, estaba bastante intacto, y parecía que no había el dolor físico lo que había provocado su incesante ristra de gritos y chillidos. La sala estaba repleta de distintos materiales. En una mesa se extendía una amplia gama de cuchillos, punzones y otros elementos metálicos despiadadamente afilados. Un potro y una dama de hierro ocupaban el fondo de la sala, frente a una silla con bridas de cuero en los brazos, allende a un brasero al rojo vivo con un hierro dentro. Dos caballeros guardaban la puerta, mientras que un hombre, anciano y encorvado, sostenía un cuchillo con la mano.

       —La reina Jaehaera, de la casa Targaryen —anunció ser Tytos Colina, el Carcelero Jefe.

      Naelia se giró, sonriendo ladinamente. Era una mujer ligeramente más joven que la reina, con una figura esbelta y un rostro bello, redondo y ovalado, con enormes ojos violetas y un cabello plateado tan largo que casi parecía no tener fin, rebasando su amplia cintura envuelta en finas pieles. Habría pasado por una dama ejemplar de la corte, pero pocas eran las veces que salía de sus dominios subterráneos, algunos incluso dudaban de su propia existencia, pero ella siempre se encontraba allí, y se decía que por cada preso que dejaban en sus manos, ella sonreía con placer.

       —Lady Confesora.

      La mujer hizo una reverencia.

       —Hacemos progresos, mi reina. Ya tenemos su nombre, pronto empezará a cantar todas las canciones que queramos oír.

       —¿Cuándo es pronto?

       —Pronto es pronto, mi bella reina.

       Jaehaera apretó los labios y señaló con la cabeza.

La Corona de Daenon (Secuela de "Hijos de Valyria")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora