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Heeseung le dio otro sorbo a su taza de café después de haberlo soplado con anterioridad, agradeciendo internamente que la cafeína lograra mantener su mente lo suficientemente despejada como para no pensar en lo que le atormentaba. Jay, quien estaba a su lado, resopló, quitándole la taza de las manos para dejarla sobre su regazo mientras lo miraba con una ceja alzada exigiendo una explicación.

El mayor había venido sin previo aviso bajo el pretexto de querer comentarle algo importante, soltándole un: «necesito un consejo, Jay» muy claro. Pero desde que se sentaron en el sofá para más comodidad, no volvió a pronunciar una mísera sílaba.

Lo que le molestaba y preocupaba en partes iguales.

—¿Y bien? ¿En qué puedo ayudarte? —Inició la conversación. Juraría que se volvería loco si no acababa con aquél ambiente callado, no le gustaba en lo absoluto—. Normalmente eres muy hablador, ¿qué te ocurre hoy?

—¿La verdad? No lo sé —Fue sincero. El otro pelinegro le miró sin entender, frunciendo el entrecejo—. Me gustaría decir que estoy confundido y que no hay razón para sentirme así, pero estaría mintiéndome a mi mismo. Tampoco puedo culparlo, debí negarme en un principio y no lo hice. Tal vez...

Park colocó una mano en su hombro, interrumpiendo su eterna habladuría.

—¿Podrías dejar de divagar y contarme de una vez lo que te pasa?

Heeseung asintió, aplanando los labios.

—¿Qué harías si crees que tus acciones lastiman a alguien importante para ti? Es insólito, pero no puedo evitar pensar en ello. Es esa sensación de querer retroceder y hacer las cosas bien, por más que no puedas hacerlo.

El menor no dijo nada, analizando el trasfondo de sus palabras. Cuando lo descifró, sonrió discretamente mientras dejaba la ya fría taza en la mesita central.

—¿Te arrepientes de haber besado a Jake, entonces? —Indagó perspicaz. Observando como Lee abría los ojos desmesuradamente, haciéndole una pregunta silenciosa—. Estuve ahí, ¿recuerdas? Además... No eres muy discreto que digamos, tú mirada te delata —Se cruzó de brazos—. ¿Responderás, o no?

Jake, que en ese entonces bajaba las escaleras, casi llegando al pasillo, se detuvo al escuchar su nombre. Con la curiosidad a flor de piel, pegó su espalda a la pared dispuesto a oír el resto. Su corazón martilleaba fuertemente dentro de su pecho, no sabía porque lo nombraban pero si podía averiguarlo lo haría. Incluso si lo atrapaban husmeando en el proceso.

—No, lo volvería a hacer si pudiera. Significó más que un reto para mí —Su labio inferior tembló. ¿Esa era la voz de su hyung? Por supuesto, acababa de confirmarlo. Pero no comprendía, ¿con que finalidad decía aquello? —De lo único que me arrepentimiento es de haber pretendido que no pasó nada luego de eso. Yo... No supe como reaccionar, lo reconozco. Pero tengo miedo, lo he estado evitando durante todo el día. Sé lo que quiero, y definitivamente no quiero perderlo. Me niego.

Sintió sus ojos picar, ya no quería seguir oyendo. No lograba pensar con claridad, eran demasiadas emociones juntas para un solo día. En serio quería irse de allí y fingir demencia pero sus piernas no le respondían, en un descuido, giró su cabeza a un lado, dejando ver ciertos mechones rubios de su desordenado cabello.

Jay reconoció de inmediato aquél cabello ondulado, cuestionándose un tanto ansioso sobre cuanto tiempo llevaba el menor escondido y cuanto había escuchado. Por suerte, Heeseung ignoraba esto ya que el sofá le daba la espalda al pasillo. Sin embargo, tenía que ser muy sutil si iba a ayudarlos a dar ese paso que no se atrevían a avanzar.

—Lamentarse no sirve de nada, Hee. Lo hecho, hecho está. El que admitas tú error ya es un avance, pero aún te queda disculparte y tratar de arreglar la situación —Aconsejó, intentando sonar compresivo—. ¿Qué dirías si Jake pudiera escucharte justo ahora? Puedes iniciar por ahí.

Shameless ✦ HeejakeWhere stories live. Discover now