Rhea, 16 años y un intercambio a Italia. Vida nueva, familia nueva, amigos nuevos. ¿Será capaz de sobrellevarlo o sus emociones y miedos podrán con ella?
Zion, 18 años y con una cría nueva en su casa. Dos opciones; pasar de ella o divertirse un ra...
Según entro a mi habitación lo que más me apetece hacer es dormir, pero sé que si dejo que lo que sea esto me consuma, va a ser peor, es mejor olvidar que ha pasado y no pensar en ello. Es por esto mismo que entro al baño y me preparo un baño de agua caliente. Con velas encendidas, música de fondo y con un café en la mano, no mentiría cuando digo que puedo haberme tirado una hora fácilmente. Necesito aclarar mi cabeza, desde hace días que me duele solamente por pensar y para relajarme esto es lo que necesito, estar yo sola, tranquila y sin nadie que me moleste.
-¿¡Rhea?! – me sobresalto cuando escucho mi nombre desde el otro lado – ¿Dónde estás? ¿Estás bien?
-Estoy dándome un baño, estoy bien. -le grito un poco desconcertada mientras salgo de la bañera – ¿Qué pasa pues?
-Han pasado dos horas desde que hemos llegado y no te has quejado, ni se ha oído música. Pensaba que te había vuelto a pasar algo.
-No sabía que había pasado tanto tiempo – digo a la vez que me envuelvo en una toalla y me dispongo a salir– Estoy bien, Zion, solo ha sido un desliz de la hora. De hecho, ¿Qué hora es? – Recuerdo que Luka y yo habíamos quedado para tomar un café y creo que me vendrá bien salir a despejarme, aunque hace nada estuviera ingresada en el hospital. Paso por delante de Zion y discretamente le invito a salir de mi habitación.
-Las 17:30. Por qué. ¿Tienes algo que hacer? – pregunta mientras intenta no tropezarse con todo lo que tengo tirado por el suelo al dirigirse a la puerta. – Había pensado que podíamos ir a dar una vuelta por la ciudad, ya sabes, si te encuentras mejor obviamente.
-Lo siento, pero ya había quedado con Luka para tomar un café. ¿Te apetece venir conmigo?
-No, gracias. Pasarlo bien entonces y si puedes, recuérdale que aún tenemos algunas cosas de que hablar. Hasta luego Rhea, me alegro de que te encuentres bien. -se despide rápidamente soltando esto último en un tono mucho más apagado.
Y así sin más sale por la puerta dejándome con un mal sabor de boca. No sé si tenía algo que decirme, luego hablaré con él. No me quedo mucho tiempo a pensarlo ya que, decidida, empiezo a prepararme mientras llamo a Luka para confirmarle que voy a poder ir. Después de estarle insistiendo durante un largo tiempo (quería que me quedara en casa descansando) que estaba perfectamente y me sentía bien para salir, 15 minutos más tarde el timbre sonaba avisando de su llegada.
Hemos ido en el coche de Luka hasta un centro comercial del centro de la ciudad, y tras dar un paseo por las tiendas y hablar de clase, de cómo me encontraba y mil temas más que podría quedarme hablándolos con él todo el día, nos encontramos tomando un café en una cafetería cerca de un parque dónde se ven a perritos correteando y jugando entre ellos.
-Deberíamos de haber traído a Fiocco con nosotros para que pudiera jugar con los demás perros. -comento mientras me vuelvo a girar para centrar mi vista en él. Se había preparado con una cazadora bomber; el otoño ya estaba dando de pleno y las temperaturas habían bajado bastante, junto a unos pantalones cargo marrones y unas deportivas básicas. Su pelo rizado ondeaba por el viento que hacía y se había vuelto a poner las gafas.
-Si venimos otro día no dudaré en traerlo.
Terminamos de tomar el café y he estado tan a gusta, que no me he dado cuenta de que fuese tan tarde. Al final no pudimos reservar nada para cenar, como teníamos pensado en un principio, pero esta tarde ha sido más que suficiente. Nos encontramos en el coche volviendo a casa y solo puedo pensar en lo bien que me lo paso estando con él.
-¿Seguro que te encuentras mejor? Te he visto bien durante la tarde, pero quiero confirmarlo antes de que me marche.
-Si, no te preocupes. Estoy del todo recuperada, ahora sí. –espero no sonar embobada como me siento. Tengo que llegar a casa. Este chico consigue sacar eso de mí. – Mejor marcho ya. Me lo he pasado muy bien, gracias, Luka.
-No tienes porqué dármelas. Gracias a ti. Nos vemos en clase, Rhea. Cualquier cosa no dudes en decírmelo. -se despide en tono amable.
Ya me encontraba en mi habitación, con la música no demasiado alta para que no moleste, preparándome para ir a dormir hasta que un mensaje suena en mi movil. Ay no. No me jodas. Me levanto de la cama más asustada de lo que me gustaría admitir esperando por encontrarme lo peor al mirar, pero cuando enciendo el móvil me doy cuenta que es un mensaje de Chesca. Me relajo al instante. Había estado hablando con ella antes en el hospital, ya sabía lo que me había pasado, pero nada más salir de ahí le dije que ya me encontraba mejor y todo eso.
Chesca:
Ciao, ¿Cómo les ha ido a mis enamorados de la vida?
Yo:
Que dramas eres. Bien, muy bien. En clase te contaré todo mejor explicado, pero me encanta cuando paso tiempo con él.
Chesca:
Ay, ay, ay. Que se me enamora la niña. Más vale que no te dejes ningún detalle o te mato.
Yo:
Guarda la pistola.
Eso sí, el lunes tengo que contarte una cosa.
Chesca:
¿Estás bien? ¿Te has vuelto a marear?
Yo:
No, no. Estoy bien, en clase te cuento que me estoy quedando sopa, nos vemos el lunes Chesca ;3
Chesca:
Sueña con Luka, amore ;3
Yo:
😑🙄
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Holaa, sé que ha pasado mucho tiempo y solo quiero daros las gracias por seguir aquí conmigo. Muchísimas gracias a tod@s, nos vemos enseguida. Por cierto, la foto de aquí abajo es cómo me imagino a Luka. ¿Os lo imaginabais así? ¿Qué opináis de él?
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Como siempre, no olvidéis votar y comentar la historia; nos vemos enseguida.
