PRÓLOGO

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Para muchas personas la presentación era el mejor momento de sus vidas, con tan solo diez años los niños sabrían cómo deberían vivir por el resto de sus vidas. Aun así, unos años antes de presentarse había muchas señales que determinaban la posible clase de una persona.
Tōru recordaba desde pequeño a sus compañeros de primaria, con solo echarles una mirada se podía saber quién sería qué, por ejemplo, su fiel compañero Sugawara, quien mostraba los delicados rasgos de un omega desde que se habían conocido en primer año y que para sorpresa de nadie su presentación terminó de confirmar su naturaleza.

Sin embargo, Tōru había vivido constantemente engañado por los estereotipos de la sociedad y cuando llegó el día de su presentación no solo fue una decepción para él, sino para todo su círculo social cercano.

"Felicidades, Oikawa. Eres un omega".

¿Felicidades? ¿En dónde estaba la felicidad de ser un omega? ¿Qué había pasado con todas aquellas personas que se encontraban cien por ciento seguras de que cuando Tōru cumpliera sus diez años sería un fuerte y admirable alfa?
Su infantil reacción fue de encerrarse en su habitación por toda una semana, aceptando salir solamente para comer, bañarse y hacer sus necesidades. A quienes llamó amigos poco a poco comenzaron a desaparecer y cuando Tōru decidió que era momento de salir de su escondite a enfrentar la realidad ya era demasiado tarde.

Se había quedado solo.

Al inicio fue un golpe duro al corazón, pero conforme los meses y años fueron pasando Oikawa aprendió a superar aquello que en su momento hirió tanto a su orgullo y empezó a verle el lado bueno a toda aquella situación.
Su cuerpo se había estirado, era tan alto como un alfa, pero aun así no perdió los delicados rasgos de su rostro. Ser un omega no le privó de cuidarse y aunque su naturaleza le dificultaba poder tener un fornido cuerpo como el de aquellos alfas de su ciudad, no se permitió tener un cuerpo delgado y descuidado.

Oikawa se convirtió en un codiciado omega, no solo por los de clase social más alta, sino también por aquellos llamados betas y uno que otro omega al cual no le importaba ignorar las críticas de la sociedad.
No obstante, ser alguien deseado por muchos no podía llenar el vacío que dentro de sí mismo existía. A ojos de Oikawa la vida había sido realmente injusta y cada noche se preguntaba por qué no se le había permitido ser un exitoso alfa.

Él había nacido para ser un alfa.

O quizá no. Quizá todo era culpa de las palabras que la sociedad había implantado dentro de su cabeza durante toda su infancia, quizá se había obsesionado con el pensamiento de llegar a ser un alfa, de convertirse en aquello que incluso su propia familia había asegurado que sería de mayor.

Estaba condenado, lo sabía, pero había algo de lo que Tōru no estaba consciente, de alguien que día a día lo observaba con el único objetivo de capturarlo entre sus brazos y recordarle que, aunque deseara con todas sus fuerzas ser un alfa, no lo sería nunca. Una persona que obligaría a Oikawa a aceptar su naturaleza, ya fuese por las buenas o por las malas.

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🧸 Un voto y un comentario se agradecen.

Como podrán ver, el libro de OS que publiqué primero era tan solo un proyecto extra en el cual no estoy del todo centrada. Desde hace un tiempo tenía ganas de escribir un nuevo libro de algún ship de Haikyuu y aquí está. Intentaré hacerlo lo mejor posible.

Espero que el prólogo les haya gustado.

Es probable que no tenga un horario de publicación muy ordenado, pues mi tiempo ahora está más reducido, pero intentaré publicar lo que ya tengo escrito y después mantenerme pendiente del libro.

¡Nos vemos!

𝑰'𝒎 𝑶𝑴𝑬𝑮𝑨 - 𝑰𝒘𝒂𝒐𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora