Capítulo 68. En casa de Olivia.

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Vanesa se paró a coger un postre en la pastelería y luego se dirigió a casa de Olivia. De repente consiguió dejar a un lado la investigación y se centró en lo que le esperaba esa noche con Olivia. Esa mujer la tenía a sus pies. Le gustaba más de lo que ella esperaba que le gustara. Le daba miedo abrirse a la forense, pero por otro lado quería dejarse llevar con ella, porque creía en las palabras de García y sabía que Olivia era una mujer que sí le podía aportar muchas cosas. Para empezar le encantaba estar con ella, hablar de cualquier tema sin importancia, escuchar música clásica juntas, y además la atraía muchísimo. Nunca antes una mujer le había atraído tanto como lo hacía Olivia. Se moría de ganas por volver a hacerla suya, por juntar ambos cuerpos y amarse mutuamente. Eso era lo más parecido a tocar el cielo.

Eran las ocho y veinticinco cuando Vanesa tocó al timbre, y cuando la forense le abrió, Vanesa se quedó perpleja. Olivia estaba preciosa con una camisa de seda entallada que le marcaba su bonito busto, y una falda ajustada a sus perfectas y femeninas caderas. La mujer llevaba algo de tacón y Vanesa tuvo que hacer acopio de su autocontrol para no poseer ahí mismo a la forense. Por la tarde la había visto vestida con el uniforme de trabajo, pero verla en ese momento así, le hacía volar su imaginación más pasional.

-Hola Vanesa, ¡Qué puntual eres! Verás, acabo de llegar, no me ha dado tiempo ni de cambiarme. Me tomé la libertad de pedir comida china. ¿Te gusta?- Le dijo la forense a Vanesa, con una mirada de deseo bastante considerable. Ambas mujeres sentían lo mismo una por la otra. Para Olivia, Vanesa estaba irresistible con esa cazadora de cuero y esos vaqueros ajustados que le hacían unas piernas muy deseables para la forense.

Vanesa sonrió y le mostró una preciosa dentadura a la forense. Ahora sí pudo relajarse. Se encontraba segura con Olivia.

-¿Pasas, Vanesa?- le preguntó Olivia con una sonrisa pícara.

-Sí, paso. Y gracias por invitarme. Hoy no quiero estar sola en casa.

-Lo sé, Vanesa. Y yo estoy encantada de que hoy estés en mi casa, conmigo. Por cierto, ¿Has traído postre?-Le preguntó la pelirroja a Vanesa cuando vio una bolsa con el logo de la conocida pastelería.

-Sí, cuando cenamos en casa de García me di cuenta que la tarta de chocolate que llevé te gustó. Te comiste dos trozos. Así que esta noche vas a tener suerte, la tarta va a ser sólo para las dos -ambas mujeres rieron. Lo que Vanesa no sabía que Olivia no necesitaba comer chocolate para tener una noche perfecta, claro que ayudaba, pero teniendo a Vanesa sólo para ella, sabía que esa noche iba a ser una noche muy especial, con o sin chocolate.

-Gracias Vanesa por pensar en mí, veo que eres muy observadora - le contestó Olivia de forma coqueta. Esa noche pintaba muy bien para las dos mujeres.

Justo cuando la forense iba a cerrar la puerta, tocó al timbre el repartidor que traía la cena. Olivia recogió las bolsas, le pagó al joven dándole algo de propina y se despidió de él.

-Bueno, tuvimos suerte con la cena. Podemos cenar ya mismo tranquilamente. ¿Te parece? Yo me cambiaré después, es que me muero de hambre.

-Me parece estupendo. Yo también tengo apetito.

Las dos mujeres pusieron juntas la mesa. Y mientras comían, estuvieron hablando de ellas, y un poco de la investigación. Vanesa compartió con Olivia cómo le había ido la tarde en casa de la familia Fernández. Como también le hizo saber que estaba comenzando a desesperarse, por lo que Olivia la tranquilizó y la animó a que siguieran García y ella como hasta ahora. La forense confiaba ciegamente en Marco y en Vanesa. Sabía que hacían un buen equipo y que llegarían al meollo del asunto.

Cuando Olivia sacó el postre, Vanesa se inquietó. Ver a Olivia comer la tarta la iba a poner a mil por hora. Y no iba mal encaminada, cuando vio cómo se metía la cuchara con un trozo de tarta en la boca, y luego cómo relamía la cuchara con la lengua y la acariciaba con sus labios, Vanesa estaba completamente ensimismada con lo que sus ojos estaban viendo. Comenzó a excitarse sin poder controlarse. Esa mujer la excitaba muchísimo. Y para colmo sus ojos cristalinos la miraban titubeantes. Joder, debía controlarse si no quería abalanzarse sobre Olivia. Pero sabía que era cuestión de tiempo para que eso pasara. Olivia sabía muy bien lo que estaba haciendo con ella, sabía cómo coquetear y como ponerla cachonda perdida. Pero la forense sólo quería jugar un poco con Vanesa. Tenían toda la noche por delante y antes quería seguir hablando con la inspectora.

Así pues, cuando acabaron de cenar, recogieron la mesa y Olivia le ofreció a Vanesa sentarse en el sofá porque iban a estar más cómodas. A la inspectora le costó mucho esfuerzo relajarse y quitarse el calentón que llevaba encima. Y no ayudaba nada el hecho de estar sentada en un sofá al lado de la mujer que la llevaba completamente loca.

Vanesa, para dejar de pensar en Olivia cómo lo estaba haciendo, vio el momento de aclararle a la forense quién era Sara y el papel que jugaba en su vida. Olivia se merecía una explicación si finalmente avanzaban una con la otra. Y de momento iba todo muy bien entre ellas.

-Olivia, verás, creo que ha llegado el momento de hablarte de Sara. Si aún quieres saber de ella, claro está.

La forense miró muy sorprendida a Vanesa. No se esperaba que ella quisiera hablarle de Sara por cómo fue todo cuando le preguntó por ella.

-Vanesa, si estás preparada para hablarme de ella, perfecto. No quiero que te incomodes ni que te levantes del sofá y vuelvas a marcharte. Esta noche te quiero conmigo. Así que tú misma si estás dispuesta a sacar el tema de esa mujer.

-Sí quiero hacerlo. Mereces saber quién es ella - Vanesa se alegró cuando escuchó decir a Olivia que esa noche quería pasarla con ella, eso era muy buena señal, y la hizo sentirse muy feliz - ella es mi ex novia. Me dejó hace más o menos un año, y bueno, lo he pasado muy mal. Yo pensaba que estaba todo muy bien entre las dos. Yo la amaba, pero no me di cuenta que la tenía abandonada por mi trabajo y luego por salir a tomar algo con los compañeros después del trabajo. Por eso me dejó. Porque no pasábamos casi tiempo juntas. Ahora me doy cuenta de todo. En realidad yo pasaba de ella, y finalmente Sara se cansó de no ser lo más importante para mí. Siempre antepuse el trabajo a ella.

Olivia estaba muy atenta a lo que estaba contándole Vanesa. Entendía muy bien a la inspectora, porque ella misma hacía lo mismo. Se dedicaba en cuerpo y alma al trabajo y no tenía tiempo ni para su familia. Entonces solo podía escucharla, nada más. No era quién para decirle si había hecho bien o había hecho mal. Pero se estaba dando cuenta que de salir con ella, sí querría que Vanesa le dedicara tiempo, como ella misma también se lo dedicaría. Se había cansado de trabajar y trabajar y no hacer otra cosa más que trabajar.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora