Capítulo 26. Con ganas...¿De algo?

800 105 85
                                    

Estuvo todo el grupo hablando de forma animada, unos con otros. Marta les pareció a todos una chica agradable, además de ser bastante llamativa, sobre todo para el gusto de Olivia. Entendía perfectamente que fuera la pareja de Vanesa. Y eso la desanimó bastante. Ella albergaba quizás alguna esperanza con Vanesa, pero después de conocer a Marta, esas esperanzas se esfumaron rápidamente.

Como Marta estaba hablando con Rosa, Vanesa le preguntó al grupo si querían beber algo más, Marco sí pidió una cerveza, y Olivia necesitaba más alcohol en su cuerpo para digerir lo que estaba pasando allí, así que le dijo a Vanesa que también quería algo, pero le comentó que iba a ir con ella a la barra a pedir. Cuando Olivia le dijo que iba a ir con ella, la inspectora se estremeció.


Ya en la barra, estaban las dos mujeres muy cerca una de la otra, hasta el punto de sentirse las respiraciones mutuamente, cuando un hombre que iba borracho acabó empujando a Olivia, y para que ésta no cayera, Vanesa estuvo rápida y la cogió de la cintura. Todo sucedió muy rápido pero a Olivia le dio tiempo a sentir cierto cosquilleo en todo su cuerpo cuando sintió las suaves manos de la inspectora posarse sobre ella. La forense estaba encantada de haber sido empujada por ese hombre, porque sabía perfectamente que no tendría la oportunidad de tener ningún contacto físico con Vanesa, y ella era lo que más deseaba en ese instante. Pero aún con ello, se dirigió al borracho a pedirle explicaciones, cuando éste la cogió del brazo y comenzó a zarandearla, por lo que Vanesa tuvo que intervenir.

-Eh, caballero, suéltala ahora mismo.

-¿Y si no lo hago?¿Qué va a pasar? ¿Me vas a pegar?-Refunfuñó el hombre sin tenerse casi en pie.

-No, no te voy a pegar pero te voy a detener. Así que suéltala pero ya. Y deja a los clientes tranquilos, por favor.

A Vanesa no le gustó nada cómo ese hombre cogió a Olivia del brazo. Estuvo a punto de darle un guantazo cuando por fin él decidió soltarla y darse la vuelta. Vanesa no quería montar ahí un espectáculo ni ser violenta con ese señor, pero algo en ella se despertó cuando vio a Olivia en esa situación.

-¿Estás bien, Olivia?¿Te hizo daño? - Vanesa puso suavemente sus dedos en el antebrazo de Olivia, y las dos mujeres se miraron a los ojos sin poder pestañear. Ese simple contacto les había gustado demasiado a ambas mujeres, de hecho Olivia se alteró inconscientemente. No quería que la inspectora retirara los dedos de ahí, se sentían tan bien, que no le hubiera importado que Vanesa no hubiera retirado la mano en un buen periodo de tiempo. Pero de repente las dos mujeres se avergonzaron de la situación y Vanesa, muy a su pesar, retiró los dedos del antebrazo de la forense. Las miradas de ambas también terminaron por perderse en la nada.

-¿Qué vas a tomar, Olivia?-consiguió preguntarle la inspectora, eso sí, sin ni siquiera mirarla a la cara. Sabía que si la miraba, y los increíbles ojos de la forense se clavaban en sus propios ojos deseosos y esperanzados, estaba más que perdida. Esa mirada tan azul la intimidaba como pocas miradas lo habían hecho en sus treinta años de vida. No quería ni podía pensar en cómo serían esos increíbles ojos con las pupilas dilatadas por un deseo completamente incontenible. Y también se le dio por pensar que quién tendría la suerte de vivir ese momento. Vanesa estaba empezando a sentir algo por Olivia en un tiempo récord. Ni con Sara le pasó eso. Sara le gustó mucho cuando la conoció, pero con Olivia era distinto. Con Sara sí se atrevió a pedirle salir y con la forense no podía ni pensar en pedirle una simple cita por miedo a que la rechazara. En seguida se sintió una completa mierda y le echó la culpa al abandono de Sara. En ese momento era incapaz de asumir su propia culpa. Estaba aterrada pensando en lo que le gustaba la mujer que tenía al lado suyo y era completamente incapaz de decirle de quedar a tomar un café. No se podía ni reconocer así misma, y eso iba a terminar por pasarle factura. Así pues, Vanesa se desmoralizó pero aún con ello intentó poner buena cara delante de Olivia.

-Tomaré un whisky. Hoy creo que necesito algo fuerte. ¿Y tú? Te invito.

-Vaya, ¿Un whisky sólo? Pensaba que yo era la única que necesitaba una buena bebida bien cargada de alcohol. Y por cierto, invito yo, por favor.

-Bueno, a la próxima entonces te invito yo.

Vanesa abrió los ojos como platos. Le sorprendió mucho la contestación de Olivia, por lo que no pudo evitar preguntarle si iba a haber una segunda vez. Olivia la miró ésta vez de forma pícara y coqueta y acabó por contestar a la inspectora.

-Dependerá de ti, Vanesa. Pero...Esta noche estás ocupada - esas palabras sonaron como un reproche para Vanesa, pero ésta no supo cómo interpretarlas. Además, Olivia seguía pensando que no quería ser un trofeo más para la inspectora, pero cada vez le apetecía más besarla y probar sus cálidos y voluminosos labios, y se ponía enferma de pensar que la tal Marta era la elegida esa noche para probarlos de mil maneras diferentes.

Sin ellas darse cuenta, apareció Marta y se puso al lado de Vanesa. A la joven le pareció que ésta estaba tardando mucho y decidió ir a ayudarla con las bebidas.

Vanesa se maldijo por la repentina aparición de Marta, pues estaba animada a preguntarle a la forense a qué se había referido cuando había dicho que esa noche estaba ocupada. ¿Acaso la hubiera invitado a otra ronda de haber estado sola? Lo dudaba mucho, pero a decir verdad creía que Olivia sí había querido decir eso. Además, estaba dispuesta a decirle que Marta sólo era una amiga. Quería dejarle claras las cosas a la forense.

Cuando Olivia vio aparecer a Marta, sintió al instante que sobraba allí. Por lo que cogió su bebida de la barra, algo taciturna y contrariada, y decidió irse con los demás.

Que la forense se marchara de esa manera, le hizo más daño a Vanesa del que ella pensaba que le pudiera hacer. En su opinión, la que sobraba era Marta, no Olivia.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora