Capítulo 27. ¿Bailamos?

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Marta y Vanesa no tardaron en unirse a los demás. Cuando lo hicieron, Fabiana y Olivia ya se habían ido a la pista a bailar un poco. A Olivia ya le estaba haciendo el efecto esperado el alcohol que había estado ingiriendo. Necesitaba soltarse la melena con su amiga. Si esa noche no iba a terminar entre los brazos de la inspectora, por lo menos tenía que disfrutar de esa salida nocturna, porque aunque se lo estaba pasando muy bien, no sabía cuándo volvería a salir por ahí. Lo normal era que Fabiana pasara todo el fin de semana con su marido y Marco hiciera lo mismo con Rosa y sus tres hijos.

Mientras Vanesa hablaba con Marta, Rosa y García; sin poder evitarlo su mirada se quedó fija en la forense. Le gustaba mucho cómo ésta bailaba, y le sorprendió que lo hiciera tan bien cuando García le dijo de ella que sólo se dedicaba a trabajar, y apenas salía por ahí. Estaba claro que García quizás no la conocía tan bien como parecía. 

A Marta también le apetecía salir a bailar, y quería hacerlo con Vanesa, por lo que se animó cogiendo de la mano a la inspectora y llevándola a regañadientes a la pista. Le costó convencerla pero finalmente lo consiguió.

A Olivia le molestó mucho ver cómo Marta tenía tanta proximidad con Vanesa, y se moría de ganas por preguntarle a García si sabía si la inspectora tenía algo con esa mujer, porque como aún no había visto que se hubieran dado ni un beso, cabía la posibilidad que fueran simplemente amigas. No veía el momento de quedarse a solas con Marco y preguntarle tranquilamente.

Marta y Vanesa se pusieron a bailar muy pegadas una de la otra, y mientras la inspectora se sentía muy cohibida y nerviosa, Marta estaba disfrutando del baile y de la proximidad que estaba teniendo con Vanesa. Había sido muy buena idea sacarla a bailar. 

Fabiana no tardó en darse cuenta que a su amiga le podía gustar Vanesa, porque ahora que tenía a Marta y a la inspectora tan cerca de ellas, Olivia no dejaba de mirar a Vanesa. Así que se le ocurrió, por el bien de su amiga, hacer un cambio de parejas, y le pidió bailar a Marta. Marta accedió sin problema, ya tendría tiempo después de seguir pegada a Vanesa, la noche podía ser muy larga junto a la policía, además de divertida y especial, por qué no. 

Olivia y Vanesa no se esperaron ese movimiento de Fabiana, por lo que ambas la maldijeron por lo bajo. Las dos mujeres estaban de los nervios por estar tan sumamente cerca una de la otra. Ninguna de las dos se había imaginado estar en ese escenario, y como les pilló de sorpresa, ninguna de las dos sabía qué hacer. Hasta que Olivia dio el primer paso. 

-Vanesa, ¿Bailas conmigo? No nos queda otra, o eso o irnos con el matrimonio feliz.-Le dijo Olivia a Vanesa, con una bonita sonrisa refiriéndose a sus amigos. Y para Vanesa, que la forense le sonriera de esa manera, la trastocó todavía más. Pero tuvo que dejar los nervios a un lado para estar a la altura de las circunstancias. Se armó de valor y ahora fue ella la que posó suavemente sus brazos alrededor de la cintura de Olivia, mientras ésta intentó no pensar en que era Vanesa la que la estaba tocando. 

Marco, a lo lejos, no paraba de reírse. Vaya encerrona les había hecho Fabiana a sus dos amigas. Rosa no pudo evitar preguntarle a su marido de que se estaba riendo. 

-¿Se puede saber de qué te ríes, Marco?

-Rosa, cariño, ¿Tú no has notado nada raro entre Olivia y Vanesa?

-¿En serio?¿Tú también te has dado cuenta, Marco?

-Vamos, se nota a distancia que esas dos mujeres se gustan. Y mucho. La noche que se conocieron cuando se encontró el cuerpo de la chica en el bosque, ya vi cierta atracción entre ellas. Y cada vez que se ven, esa atracción creo que está creciendo. Si ésto sigue así, creo que vamos a tener otra pareja pronto entre nosotros. 

-Vaya, Marco, entonces, ¿A qué esperan a salir juntas? Porque, ¿Y Marta?¿Está saliendo con Vanesa?

-No, no están saliendo. Debe ser un rollo más. Ya sabes lo que Vanesa hace desde que la dejó Sara. 

-Sí, no ha levantado cabeza. Parece que le cuesta recuperarse de la ruptura. 

-Sabes, Rosa, creo que Olivia es la candidata perfecta para hacer a Vanesa sentar la cabeza y superar esa maldita ruptura.

-Ojalá así sea. Vanesa es una chica que vale mucho. No se merece pasarlo como lo ha pasado. Tiene que pasar página. 

-Eso es. Y yo haré todo lo que esté en mis manos para que las dos abran los ojos y vean lo que sienten una por la otra. 

-Cuenta conmigo si es necesario, Marco, pienso lo mismo que tú. Es más, podríamos hacer una cena en casa e invitarlas a las dos.

-Joder, de Cupido creo que nadie te quitaría el trabajo. Has tenido una idea muy buena. Buscaremos una noche que puedan las dos. Espero que ninguna se eche para atrás. 

El matrimonio sonrió mientras también decidieron dirigirse a la pista a bailar con sus amigas. La noche parecía que estaba yendo muy bien para todos. 

Mientras los cuerpos de Vanesa y de Olivia se juntaban más, la forense notó nerviosa a Vanesa, además de darse cuenta que a la inspectora le costaba tocarla, por lo que se acercó a su oído para decirle algo.

-Vanesa, relájate, lo estás haciendo muy bien. Y tranquila, mientras bailamos sí puedes tocar sin problema.

Vanesa se rió, pero fue incapaz de mirar a la forense a los ojos, porque éstos provocaban que su corazón fuera más rápido de lo normal y necesitaba controlarse así misma. Los ojos de la forense podían volver loca a Vanesa, y como ella era muy consciente de ello, intentó retirar su mirada. Olivia se dio cuenta que la inspectora no quería mirarla a la cara, pero no entendía por qué. Alguna vez ya le habían dicho que su mirada era muy imponente y a pesar de tener un color muy claro de iris, muchos evitaban que la forense los mirara fijamente porque era capaz de poner nervioso a cualquiera. Así pues, Vanesa no iba a ser diferente ante esa mirada tan única y penetrante. 

Mientras seguían pegadas una a la otra danzando por la pista, Olivia sintió la necesidad de acercar su rostro al cuello de la inspectora, quería y necesitaba olerla, y cuando lo hizo, Vanesa enmudeció. Lo que le estaba provocando esa mujer con un simple roce de su nariz en su cuello, no le pareció normal. A Olivia le embriagó el maravilloso olor que desprendía la piel de la inspectora. Su imaginación comenzó a volar sutilmente y ya se estaba imaginando en su habitación, con Vanesa, y totalmente desnudas las dos. ¿Cómo sería estar abrazada con esa mujer sin ropa de por medio? Y si ya el hecho de oler simplemente su cuello, la hacía perderse en el mismísimo paraíso, ¿Cómo sería oler todo su cuerpo cálido y desnudo? Además la forense decidió posar sus brazos alrededor del cuello de Vanesa, y ésta terminó por descontrolarse. 

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora