Capítulo 31. Buenas noticias.

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Vanesa buscó el nombre del collar y los compradores del mismo. Cruzó los dedos porque esperaba que la pantalla le ofreciera la información que ella andaba buscando. Y en unos minutos que se le hicieron eternos a la inspectora ¡Bingo! Vaya si dio en el clavo. Le aparecieron cuatro nombres de personas que se habían hecho con ese collar en la ciudad en un periodo de tiempo de cuatro años entre la compra del primero y la compra que hizo el cuarto comprador. Cojonudo. Seguro que era una pista que sí le iba a dar frutos.

Apuntó en un papel los nombres de los cuatro compradores y se dispuso a buscarlos en la base de datos de la policía. Estuvo a punto de descartar a dos de los compradores por el mero hecho de ser mujeres, pero poco le costaba buscar sus nombres también. Estaba claro que el asesino era un varón pero aún así no podía descartar nada. Así que también los introdujo. Los resultados no se los esperó. Una de las compradoras, Rosario Puertas, sí estaba ya fichada por la policía, además por delitos menores. Pero los otros tres compradores, no. Vanesa se llevó las palmas de las manos a su rostro. Frotó sus mejillas y se las estiró. Necesitaba estar lúcida para lo que se le venía.

Eran las cuatro de la mañana pero a la inspectora le importó un comino la hora que era. De lo excitada que estaba se olvidó hasta del frío que estaba comenzando a sentir su cuerpo aún con el pijama de invierno que llevaba puesto. Necesitaba moverse para entrar en calor.

Cuando se dio cuenta que su cuerpo comenzó a sentir de nuevo el frío, se fijó en que ya se había tomado el chocolate. Igualmente estaba tan eufórica que iba de un lado a otro de la habitación, sin percatarse ni de lo que estaba haciendo ni de la hora que era. Por lo que decidió llamar a García. Estuvo a punto de colgar la llamada, cuando su compañero por fin le contestó con la voz completamente dormida.

-¿Sí?¿Vanesa? Joder, no me jodas...¿Qué hora es?-Dijo García levantándose de la cama y saliendo de la habitación para poder hablar con Vanesa tranquilamente y no despertar a Rosa. Sólo hacia una hora y media que el matrimonio se había ido a dormir.

-¿No tienes reloj de mesilla? Tendré que hablar con Rosa para que te compre uno.

-¿Me lo estás diciendo en serio?

-García, son las cuatro de la mañana, lo siento pero tengo algo importante que decirte. Hemos encontrado algo.

-¿Del caso? Perdona, es que estoy dormido.

-Sí, del caso, García. Tuve una corazonada.

-Tú y tus putas corazonadas en la madrugada, Vanesa. Vas a hacer que tenga insomnio.

-Te jodes. Bueno, voy al grano y así puedes volver a la cama con tu mujer. Cuando me estaba quedando dormida, de repente me vino a la cabeza que podía buscar el nombre de los posibles compradores del collar por internet.

Marco se quedó pensando en las palabras de su compañera. Estaba dormido y le costaba asimilar las palabras de su compañera.

-Y, ¿Has encontrado algo?

-Sí. Tenemos trabajo. No sé cómo no se me ocurrió antes. Encontré cuatro nombres. Dos de ellos mujeres. Aunque una de ellas está fichada por la policía, creo que podemos descartarlas. Si seguimos pensando que el asesino actuó solo, y como dijo Olivia, debe de vivir solo si tuvo el cuerpo de Pilar seis meses en un congelador. O eso, o estamos hablando de un matrimonio o unos hermanos que están los dos bien chalados.

-Ya, te entiendo. Yo también pienso que el asesino lo ha hecho todo solo. Y para poder hacer a sus anchas lo que ha hecho, tiene que vivir solo.

-En eso estamos, García.

-Entonces, los dos varones ¿No están fichados?-Preguntó García dudoso. Aún seguía sin retener las palabras de Vanesa.

-Eso es. No tenemos nada. Pero...Mañana vamos a comisaría y buscamos tranquilamente más datos de estos dos hombres.

-¿Mañana? Mañana es sábado...Mis hijos querían ir al zoo.

-Vamos, García. Entonces ya iré sola, tranquilo.

-No, supongo que la visita al zoo puede esperar. Encontrar al asesino, no. Bueno, ¿Te recojo por tu casa?

-Sí, García. Creo que por fin tenemos algo importante.

-Pienso igual que tú. Sino te juro que ahora iba a tu casa a patearte ese bonito culo que tienes. Lo bueno que tienes que cuando me llamas de madrugada es porque sí merece la pena para hacer esa llamada.

-García, sabes que no te despertaría por algo sin importancia.

-Por cierto...Vanesa, ¿Estás sola?

-¿Qué? ¿A qué viene esa pregunta?

-¿Está Marta en tu casa?

-No, ella está en su casa García. ¿Por qué lo preguntas?

-No, por nada, porque en el Dubliners se os veía muy bien juntas. Pensé que sí terminarías acostándote con ella.

Vanesa quería ser sincera con su compañero, así que le comentó por encima lo que había pasado con esa chica.

-Marco, que no esté durmiendo con ella ahora no quiere decir que no hayamos hecho nada.

-¿Te la has tirado entonces?

-Se podría decir que sí. La acompañé a casa y ella me quiso invitar a su casa a tomar algo. Pero vamos, que no llegamos a tomar nada.

-No esperaba menos de ti...Aunque si te soy sincero, esperaba que acabaras durmiendo con ella.

-Sé lo que esperas de mí, y la imagen que tienes. Pero...Creo que ya no quiero ir acostándome por acostarme con nadie.

-¿Perdona? ¿Hablas en serio? Eso es nuevo, Vanesa. ¿Por qué has cambiado tu forma de pensar y por qué quieres cambiar a estas alturas tu modus operandi?

Vanesa rió. Ahora resultaba que el acostarse con mujeres que apenas conocía y luego no repetir con ellas, era el modus operandi de la inspectora, según García.

-No lo sé. Estaré madurando, imagino, o cansándome de ese modus operandi del que tú hablas.

-No creo que sea ni lo uno ni lo otro. Yo creo que te estás enamorando, fíjate lo que te digo.

Vanesa no supo qué contestar. Su compañero podía estar en lo cierto. Ella sabía perfectamente que Olivia tenía mucho que ver en ese cambio de pensamiento tan brusco. Pero no quería abrirse a García, todavía no.

-No digas tonterías, García. Necesitas seguir durmiendo porque ya no sabes ni lo que dices.

-Sí, está bien, lo que tú digas. Por cierto, tienes plan esta noche, Vanesa?

-No, me quedaré en casa descansando. ¿Por?

-Estás invitada en la casa de los García, así que trae un postre. No se admite decir que no. Te jodes. Ya toca venir por casa. Además me has dicho que no tienes planes.

-Joder...No quiero aguantar a tus hijos.

-Lo harás, sino hubieras hecho otros planes, además, creo que no te vas a arrepentir. Bueno, ahora sí, mañana te recojo, o quedamos directamente en comisaría. Duerme algo, anda, mañana para la cena tienes que intentar venir sin ojeras, aunque eso va a ser imposible, lo sé.

-Lo que tú digas, García. Siempre ganas.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora