Capítulo 48. Más amor por la mañana.

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Cuando la inspectora colgó la llamada, se dio cuenta que Olivia no estaba con ella en la habitación. Supuso que le quiso dar intimidad para que hablara con García tranquilamente. Todavía no se creía que se hubiera acostado con la mujer que le gustaba, y para colmo que hubiera dormido con ella, pero de lo que Vanesa no era todavía consciente era de que esa mujer ya se había adueñado completamente de su corazón.

La inspectora no paraba de sonreír, a pesar de cómo estaba yendo el caso y lo agobiada que andaba con éste. Estaba feliz. Y todo gracias a Olivia. Hacía mucho tiempo que no vivía algo parecido, y menos que sintiera algo así. Su corazón se podía decir que andaba muy contento, y esa noche había tocado el cielo gracias a la forense.

Por fin Vanesa decidió ir a buscar a Olivia, y ésta se encontraba en la cocina preparando el desayuno. Cuando la vio de espaldas a ella, con su preciosa melena suelta, y sólo con una camiseta universitaria que le tapaba hasta la mitad de las bragas de encaje que llevaba, no pudo evitar morderse el labio del deseo que le despertó esa visión. Olivia la atraía muchísimo. La deseaba como pocas veces había deseado a alguien, es más, ella no recordaba ni haber deseado tanto a Sara.

Mientras la miraba en silencio, apoyada en el marco de la puerta, Olivia, sin llegar a girarse, le preguntó si quería desayunar con ella.

-Vanesa, oye...¿Por qué no desayunamos juntas algo rápido antes de que te vayas? Estoy preparando algo, en dos minutos termino -Olivia sabía que se iba a ir a trabajar, pero aún con ello le costaba dejarla marchar.

Vanesa creía estar soñando. Había hecho el amor con Olivia, había dormido con ella e iban a desayunar juntas. Esa mañana, si no fuera porque tenía que ir a trabajar, sería una mañana digna de enmarcar.

La inspectora se moría de ganas de abrazar a Olivia, pero de repente le dio miedo de estar yendo demasiado rápido con ella. Ni ella misma se veía yendo tan rápido con otra mujer que no fuera Sara. Pero a decir verdad, la forense reunía todas las cualidades que ella buscaba en una mujer. Finalmente y después de haberlo pensado, se sentó en un taburete que había.

-Está bien, Olivia. Me quedo a desayunar contigo. He quedado hace un rato con García en Comisaría. De ahí nos iremos al vecindario de Álvaro. Además...Huele espectacular. Gracias.

Olivia por fin se dio la vuelta y llevó a la mesa unos platos con huevos revueltos, fresas, bacon y pancakes. También había hecho café y había exprimido unas naranjas.

-Verás...Vanesa, yo tengo un hambre que me muero, así que he supuesto que tú, con el deporte que haces, y el cuerpazo que tienes, debes comer casi por dos. Espero que te guste.

Cuando la forense se quedó con las manos vacías, sin esperarlo Vanesa, en un movimiento rápido se sentó encima de ella. Y ésta se puso nerviosa al momento de tener de nuevo a Olivia encima de ella.

-Vanesa...Me gustas, me gustas mucho...-Le dijo Olivia mientras besaba su cuello cuidadosamente. Con ello consiguió que todo el cuerpo de la inspectora se estremeciera. Lo que Olivia le provocaba era algo único.

Vanesa se dejó hacer. Era incapaz de pararle los pies a Olivia. Ella deseaba exactamente lo mismo. Quería hacerla suya ahí mismo. Por lo que respondió a los besos de Olivia besándole en los labios con una pasión incontrolable.

La inspectora sabía que iba a llegar tarde a la cita con García, pero le dio exactamente igual que por primera vez en su vida, su compañero la tuviera que esperar. Total, seguro que la esperaba dentro de comisaría.

Vanesa llevó las palmas de sus manos a los gruesos muslos de Olivia, y ésta, cuando sintió las caricias de las manos de la inspectora sobre su propia piel, comenzó a jadear. Se excitó simplemente cuándo consiguió sentarse encima de la inspectora. Y ya cuando comenzó a moverse sobre la inspectora de forma erótica, sus bragas se humedecieron al instante.

Olivia le quitó directamente la camiseta a Vanesa. Y ésta no quiso quedarse atrás. Pero primero llevó sus experimentados dedos directamente a los pechos de la forense. Jugó con ellos y a los pocos segundos consiguió poner tiesos sus pezones. Vanesa estaba encantada cuando las areolas de Olivia reaccionaban así a su tacto.

-Vanesa...Joder...-La forense se quitó ella misma la camiseta. En ese momento necesitaba que ambas pieles se hicieran una sola. Olivia acababa de descubrir que le maravillaba más que su piel hiciera contacto con la de Vanesa, que abrir cadáveres y estudiarlos. Estaba completamente perdida y aturdida.

Mientras no dejaban de besarse ni un segundo, las lenguas de ambas jugaban una con la otra. Olivia no paró de moverse, haciendo fricción su sexo con el de Vanesa. Pero ésta quería ir más allá, por lo que decidió correrle a un lado las ya empapadas bragas, y llevó dos dedos al clítoris de Olivia. Lo acarició y masajeó mientras Olivia comenzó a gemir descontroladamente. Y cuando por fin decidió penetrarla con dos dedos, todo el cuerpo de Olivia sufrió unas pequeñas convulsiones producto del orgasmo tan placentero e increíble que acababa de vivir gracias a los dedos de Vanesa. Pero la inspectora no se quedó atrás. El hecho de penetrar a Olivia, de besarla con frenesí, y que el sexo de Olivia se rozara con el suyo mismo a un ritmo vertiginoso, finamente también consiguió tener un maravilloso orgasmo.

Las dos mujeres necesitaron por lo menos un minuto para recuperarse. Y cuando ambas lo hicieron, Olivia no pudo evitar abrazar a Vanesa. Ésta definitivamente aún se debía de encontrar en un sueño matutino. Seguía sin creerse todo lo que le estaba ocurriendo con la forense.

-Vanesa...Perdona que me deje llevar por mis deseos más carnales, pero si te soy sincera es la primera vez que me ocurre ésto. Nunca antes me había atraído una mujer tanto como me atraes tú. Y es que me cuesta controlarme. Si fuera por mí estaría todo el día en la cama contigo. No sabes lo que disfruto provocarte y que me hagas el amor.

Vanesa se quedó de piedra. Aún tenía a Olivia encima de ella. Ella creía sentir exactamente lo mismo que Olivia, pero ella a diferencia de la forense, no estaba preparada para abrirse en canal con ella. Todavía no. Por lo que se dispuso a abrazarla con algo más de fuerza. Olivia no supo cómo interpretar el silencio de Vanesa. Llegó a pensar que la había asustado con su declaración de intenciones, así que enseguida se arrepintió por no haber podido controlarse.

La forense se levantó y se separó de Vanesa.

-¿Desayunamos?

-Claro, Olivia.

Vanesa se levantó y se dirigió al fregadero para lavarse las manos. Olivia hizo lo mismo.

Estuvieron desayunando mientras hablaban de unas cosas y de otras. Vanesa sabía perfectamente que había metido la pata con la forense. Pero en ese momento no supo cómo arreglarlo. Y todo empeoró cuando volvió a hablar Olivia.

-Vanesa, por cierto...¿Quién es Sara?-Preguntó la pelirroja de repente a la inspectora, porque quería saber qué papel había jugado o jugaba esa supuesta mujer en la vida de Vanesa. Pero lo que no se esperó fue la reacción de ésta.

Vanesa miró incrédula a los ojos a Olivia. Ésta sintió frío y cierto desdén en la mirada de Vanesa.

-Eso es algo que a ti no te importa. Lo siento. Y gracias por el desayuno - Vanesa se levantó y se dirigió a la habitación de Olivia para recoger su ropa, vestirse rápidamente y marcharse.

Olivia no sabía si ir detrás de Vanesa o no moverse de la cocina. No entendía por qué había reaccionado de esa manera por el mero hecho de nombrar a esa mujer. Pero eso sólo podía significar una cosa, que esa tal Sara era muy importante en la vida de la inspectora. Por lo que, muy a su pesar, decidió dejarla marchar.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora