27.Compasión por el diablo

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T_T Siento muchíimo el haber estado desaparecida tanto tiempo. Entre las fiestas y mi ordenador roto y un montón de líos y dudas personales no he podido ocuparme de nada de internet pero no quiero aburriros con mi palabrarería y lloriqueos así que vuelvo a la carga con más capítulos y lo siwnto de todo corazón, sé que algunas de vosotras me dais todo el apoyo y me tenéis una paciencia increíble :33. Para compensar subiré éste, un capi completamente nuevo que no estaba ya en internet y un relato cortito que escribí hace unas navidades sobre Amara y Caín.

Felices fiestas, ojalá este año esté lleno de divagues, intnsidad, sexy-sensualidad y que sea mejor que el anterior.

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Compasión por el Diablo

Lágrimas invisibles se arremolinaban en torno a los lacrimales de Amarael. Las sentía rodando por sus mejillas, quemándola y dejando un rastro de escozor más abrasivo que las llamas del Infierno. En realidad su rostro estaba seco como lo estaba en esos momentos su corazón e impasible como una gárgola. Sospechaba que su madre se encontraba prisionera en Infernalia, su padre andaba desaparecido, Nathan había muerto y ella…camino a entregarle su virginidad, su alma y quien sabe qué más al rey de los demonios. Alzó la mirada al cielo que aquella noche lucía un traje morado muy oscuro y añil. Apenas había estrellas, salvo unos puntos blancos esparcidos por casualidad por el firmamento. Incluso el Cielo estaba vacío.

—Así no avanzamos nada, Amara —le regañó Caín—. Además, das miedo. Cuando seas diosa podrías promocionar el bronceado, te forrarías si logras que se ponga de moda.

El viento removió la melena rubia de la joven, pero ella no se inmutó ni se preocupó en arreglarlo.

—No me vas a contar lo que te pasa, ¿verdad? —insistió el diablo.

¿Lo que le pasaba? Él ya lo sabía de sobra, le había sentido leyéndole la mente. Se había ido. Para siempre. Nathan siempre le había dado mucha importancia al Entrenamiento y se lo tomaba muy en serio. La Inquisición les había contado que encontraron su cuerpo mutilado cerca de un asentamiento de Cazadores, una zona prohibida para los aprendices. Su odio ciego por los demonios se había vuelto contra él. Al principio no le pudieron reconocer, pero consultaron los archivos y… ¡Y lo último que ella le había dicho fue que no quería volver a verle!

—¡Oh, Caín! Soy tan despreciable… —sollozó mientras se dejaba caer sobre el regazo de Caín, deshaciéndose—. Le llamé traidor y le taché de mentiroso. —Caín le pasó su ala por encima mientras escuchaba en silencio sus lamentaciones—. Nunca podré darle las gracias por todo lo que hizo por mí. Toda la culpa es mía.

—Escucha, Amara —trató de consolarla mientras elevaba el mentón de ella, obligando a sus ojos a chocarse—. Tú no tienes la culpa de nada. Él se lo buscó por estar donde no debía.

—Ahora estoy sola, eres lo único me queda. Tú nunca me mentirías, ¿verdad?

—No estás sola, recuerda las palabras del fénix. Tienes todo un mundo que gobernar y hay gente que se preocupa por ti de verdad. Nathan te quería, por eso te mintió, al igual que Raphael. Ambos intentaban protegerte a su manera. Yo también te mentiré si lo creo necesario. En la vida hay que tomar duras decisiones, Amara.

—Eso no quita que yo sea despreciable. Él quería protegerme de ti y aquí estoy ahora, en tus brazos.

—Tu vida es tuya y de nadie más. Él no tenía ningún derecho a decirte con quién podías estar y con quién no. Ya has derramado lágrimas por él y siempre le tendrás en un huequecito de tu corazón. Con eso es suficiente. La vida sigue adelante y te quedan muchas cosas por vivir. Lo que seguro que él no querría es verte así de deprimida por lo que ¡venga! Apenas nos queda tiempo para el Examen y para sorprender al Mundo.

Dolce InfernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora