Si el deseo es la primera causa del dolor de nuestra existencia, ¿perseguir el sentido en un mundo repleto de sin sentidos es la segunda causa? No lo sé. Lo que si sé es que durante años he visto situaciones tan carentes de sentido que aún se los sigo buscando sin necesariamente sufrir por ello. Las he organizado en historias y quizá alguno de mis lectores pueda desentrañar el misterio que yo no he sabido abordar en cada uno de los relatos de risa, terror, sarcasmo o ironía, que aquí he querido coleccionar.
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