Obituario

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Conocimos a Paty una mañana de enero y desde el primer momento nos sorprendió: era una pollita que nació con tres alas. Muchas dudas surgieron en torno a su futuro: ¿desarrollaría baja autoestima cuando fuera consciente que tenía tres alas? ¿Conseguiría amiguitas para chismosear mientras compartían un jugoso gusano o se la pasaría sola, raspando el suelo árido de sus desprecios para encontrar ocasionales granitos de alegría? 

Al pasar de los meses todas esas inquietudes eran cosa del pasado; Paty era una polla fuerte, feliz, dicharachera, y sus amigas vivían deleitadas con sus sueños de grandeza. Decía a todo el que la quisiera escuchar que era cosa de Dios el que tuviera tres alas : estaba decidida a volar más que ninguna otra gallina conocida y conocer el mundo era su destino manifiesto. Conocería los corrales más exóticos, probaría los más suculentos escarabajos, iría a peleas de gallos, conocería a sus primas las gallinetas (tan unidas como clan y asimismo, tan carismáticas), vería huevos más allá de los simples triple A.

.. Así se lo dijo al granjero que un día la alzó, y cruzándole el brazo por encima le dijo: sé que tendrás un destino delicioso.

Hoy, reunidos en torno a la bandeja del almuerzo que tiene a Paty como figura central, honrados por recibir su vitalidad, su energía, y permitiéndonos saborear su último momento, no nos resta más que decirle: gracias! Si como dice Forrest Gump, la vida es una caja de bombones, que tu caja de pollo broaster tenga tres alas solo es otra forma de mantener viva nuestra esperanza de un mundo generoso.

Dale señor el descanso eterno...

Cuentos agrios de un dulce GallinoWhere stories live. Discover now