Según Kai, Uruha y Aoi poseían un extraño fetichismo masoquista con molestarse uno al otro, no les quedaba de otra cuando el resto de los miembros ya les habían dado su lección. Pero esto va más allá de las ganas de Aoi de darle al más alto con la guitarra en la cabeza, porque Ruki no es tonto y está seguro de que algo pasó en esa noche de año nuevo.