Perversa Oscuridad: Reina

由 Vidavirix

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Secuestrada, obligada a estar en la prostitución, pero Keyla no solo buscará sobrevivir en ese calvario, tamb... 更多

Presentación
1: Vinicio Vanadis
2: Tyner Verol
3: Plan de venganza
4: Atracción prohibida
5: Cuenta pendiente
6: Amistad en riesgo
7: Sentimientos admitidos
8: Necesidad peligrosa
9: Concédeme este deseo
10: Capricho del corazón
11: Deshacerme de ti
12: Culpa y orgullo
13: Infierno en el paraíso
14: Todo es oscuro
15: Sin remordimientos
16: Deuda de sangre
17: Mi marioneta
18: Más que perfecto
19: Entre la espada y la pared
20: Encuentra la oportunidad
21: Cuartada inteligente
23: Obsoleto
24: Modificar el contrato
25: Desaparecido
26: Sortija
27: Sabroso reencuentro
28: Mercancía
29: Desbordarse
30: Inminente
31: Perversos
32: Voz seductora
33: Perder el control
34: Escarlata
35: Reinas
36: Milagros
37: Tensión sexual
38: Carnada
39: Tal para cual
40: Reina para siempre
Epílogo
Nota de autora
Relatos en la Oscuridad

22: Su reina

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由 Vidavirix

Keyla

Hermosa noche, Tyner y yo a solas, yendo a buscar la mejor pista que he obtenido de mi enterrador. Fue un golpe de suerte descubrir que ese bar era de Nolan, pero desde que soy socia de Vinicio, me llueve información, aunque no pueda asociarme con nadie por el maldito contrato. Ya veré como lo soluciono después, ahora a disfrutar de mi atractivo acompañante y la gran ayuda que me proporcionó.

En muchos sentidos.

Me quito el casco y bajo de su motocicleta, observo el bar Luxo en frente de nosotros. Las luces están apagadas y hay puro silencio en este barrio de mala muerte, pero es probable que haya acción dentro.

Una vez que estamos en la edificación mis sospechas son ciertas, el lugar está lleno de clientes consumiendo drogas y prostitutas bailando en los caños, destaco una en particular.

Trix.

Hoy está vestida diferente y no me refiero a su poca ropa, sino que ya no se parece a Susan, su peinado y estilo es distinto, solo es alguien más entre toda esta multitud. Lo que agradezco, ya que no quiero preocuparme por mi conciencia. Además demuestra que mi enterrador no sabe que estamos aquí.

―¿Qué es lo que quieres hacer? ―pregunta Tyner.

―Esa chica conoce a mi enterrador. ―La señalo con la vista―. Pero no creo que nos diga dónde se encuentra, además si nos acercamos seremos demasiado evidentes y él se me escapará de nuevo. ―Analizo todo.

―¿Y qué sugieres?

―Esperar. ―Camino hasta la barra y me sigue.

Permanecemos en el lugar hasta que llega el momento oportuno. La paciencia es un don y tengo que aprovecharlo. Visualizo esa cabeza pelada inconfundible, entonces sonrío con satisfacción.

Al fin te tengo.

Le indico a mi acompañante quien es el hombre, para luego seguir al culpable de mi completo odio. Voy con cautela entre la multitud para alcanzarlo y Tyner va por el otro camino para no perderlo de vista. Esta vez no hay forma de que escape.

Mierda, me equivoqué.

Otra vez usó la misma táctica, perderse entre una fila de habitaciones. Pensé que no se había dado cuenta que estábamos aquí, pero debo admitirlo, es más inteligente de lo que creí. Sin embargo esta vez no voy a permitir que se burle de mí, ya que no hay distracción como en la mansión donde hubo esa reunión del alto mando, no tengo a Drew para que me detenga. No le creo ni mierda que estaba justo de casualidad en el cuarto en donde pudo haberse metido mi enterrador en esa ocasión. No me rendiré hasta encontrarlo.

Como esa otra vez, reviso cada puerta sin importarme lo que pueda encontrar, ya que son asquerosidades que suceden en todos los cuartos. Aunque no es de mi incumbencia, lo hago con satisfacción, ya que interrumpo actos depravados contra mujeres. No soy una justiciera, solo quiero asesinar al hombre que torturó a mi amiga hasta matarla, pero estos instantes de arruinarles la fiesta no me molestan, lo único que me frustra es no encontrarlo.

―¡¡Maldita sea!! ―Golpeo la pared con furia luego de revisar la última puerta.

Se me escapó de nuevo.

―Keyla, lo lamento. ―Se me acerca Tyner y luego agrega―: La chica se fue.

Podría haber servido, la hubiera torturado hasta que me diga dónde encontrarlo, pero ya no importa, tengo tanta impotencia por haberlo perdido otra vez, que ella es irrelevante en este momento.

―¡Basta! ―Tyner me detiene de golpear la pared, tomándome de ambas muñecas―. Mírate, te estás lastimando.

Siento las lágrimas recorrer mi rostro, de nuevo no me di cuenta que me encontraba llorando. Estoy perdiendo toda mi estabilidad mental. No puedo permitirlo, tengo que atraparlo.

Miro mis dedos que están con sangre por golpear la pared.

―Mi paciencia no sirvió de nada ―digo con mis labios temblando.

―Tranquila. ―Me abraza―. Ya lo encontrarás.

Mis manos se aferran a su espalda, clavándole las uñas, correspondiéndole a su abrazo de una manera feroz.

Me encuentro muy intensa.

―Tyner, te amo, ámame.

―Keyla...

Dejo de apoyar mi cabeza en su cuello y alzo la vista a mirarlo fijamente.

―Ámame ―insisto.

―Te amo ―declara.

De un momento a otro terminamos besándonos de manera ferviente en dirección a una de esas habitaciones, las cuales vacié con satisfacciones de clientes aberrantes que lastimaban a chicas, pero ahora no importa, ahora decido utilizar uno de esos cuartos para mi intensa pasión.

Nuestras bocas se separan para respirar y aprovecha para hablar.

―¿Sabes? ―expresa Tyner cuando estamos sobre la cama y él encima de mí. Desabotona la blusa que me puse antes de salir de la casa, se deleita mirando la lencería que le mostré en fotos, que ahora puede ver en vivo y en directo. Toma mi rostro entre sus manos―. Quiero hacerte sentir en el paraíso, mereces ser tratada como una reina y yo te maltraté la última vez que estuvimos juntos, sé que dijiste que te gusto salvaje, pero presiento que esto te gustará más. ―Me besa y sus dedos pasan por debajo de mi pantalón de jean.

―Tyner... ―Sonrío―. Tú me gustas de cualquier forma. ―Siento sus dedos deslizarse por mis bragas y llegar hasta mi zona más sensible―. ¡Uf! ―hago un gimoteo.

Siento su suave tacto en mi vulva y se toma el tiempo de masajear cada centímetro de esta, empezando adentrarse en cada capa hasta llegar hasta dentro y toquetear con lentitud mis paredes. Nunca había sentido esta clase de atención, notar cada parte de mi intimidad tensarse por ser tratada despacio y dulce, con una paciencia descomunal. Las fibras bombean, se contraen y gimo moviendo mis caderas, notando la yema de sus dedos alcanzar a mi clítoris. Lo encontró y estoy en el punto máximo de mi clímax, muy húmeda.

Dijo que me quería hacer sentir en el paraíso y lo consiguió.

―Oh, Tyner. ―Mis manos se agarran fuerte de las sabanas mientras el sigue masajeando mi zona más íntima.

He empapado mis bragas junto con mi pantalón, el calor que me genera es descomunal, tanto que mi transpiración emana más y más. Mi cuerpo se mueve al compás del movimiento de su mano y me dejo llevar por la sensación, el buen servicio que le proporciona a mi cavidad.

Por el calor Tyner se quita su chaqueta, yo veo su bulto en su pantalón al él estar arrodillado, así que decido inclinarme mientras se empieza a desabrochar la camisa, entonces aprovecho para ayudarlo con su cinturón. Bajo su bóxer y me relamo los labios al ver su pene hinchado, decido que ya que lo tengo en frente de mí, atenderlo con mi fabulosa boca. Lo agarro desprevenido cuando lo tomo y lo chupo, el hombre de mis deseos se muerde el labio inferior en aprobación. Intenta mantenerse quieto mientras lo degusto, pero no aguanta más y se cae sobre mí. Me arrastro un poco para estar de nuevo frente a su rostro, entonces le sonrío.

―No traje preservativo ―confiesa algo avergonzado por olvidarse y un poco por sentirse excitado, ya que se le nota que quiere seguir atendiéndome, antes de pasar al coito, como dijo quiere hacerme sentir en el paraíso. Es tan tierno. A pesar de que ya lo consiguió, ya que para mí ya me consintió lo suficiente.

Continúo con mi sonrisa.

―Yo sí. ―Deslizo mis dedos hasta el bolsillo de mi jean y se lo muestro―. Soy una reina, ¿lo olvidas?

―Cierto. ―Se ríe―. Tenías todo planeado desde el principio. ―Se refiere a las cuartadas.

―Bien, hazme sentir en las estrellas. ―Revoloteo las pestañas―. Podemos consentirnos uniendo nuestros cuerpos.

―Parece pura pasión. ―Me besa de forma ferviente.

Siento sus húmedos labios tocar los míos.

―Lo es. ―Respiro agitada.

Hace calor, necesito quitarme lo que me falta.

Una por una, las ropas que nos quedan las tiramos fuera de la cama, nos reímos como adolescentes, jugando en lugares prohibidos y el éxtasis comienza a crecer. Nuestros cuerpos se rozan, se acarician, rodeo mis piernas alrededor del físico desnudo de Tyner, cuando él se pone el condón, entonces siento su intenso pene en mí. La adrenalina sube de manera descomunal, el movimiento se agiliza, las embestidas surgen y hasta la cama se agita.

Un vaivén suave y lento, dentro de mí hay mucha humedad, una pegajosidad caliente se acumula allí, lo que me hace sentir viva, tanto que creo que exploto. Esta cálida unión de nuestros cuerpos me vuelve loca, lo necesito, lo necesito a él y solo a él. Cualquier cosa por la que pudiera sentirme frustrada la olvido, solo hay el sentimientos que queda demostrado entre nuestras pieles rozándose.

―Oh, Tyner.

―Keyla...

Lo amo tanto, lo deseo tanto, estoy obsesionada con este hombre, él me hace sentir en las nubes y no quiero soltarlas nunca.

Cambiamos de posición al yo girarme y montarme sobre Tyner, muevo mis caderas sobre él, aunque no dura mucho porque rápido vuelve a estar encima de mí, quiere darme mucha atención y yo lo dejo hacerlo.

Soy una reina, soy su reina.

~~~

Una vez terminamos, nos vestimos y regresamos a la casa. Para sorpresa nuestra Vinicio está despierto, sentado en el sillón esperándonos. Parece bastante serio.

¿Sospechará algo?

Sonríe y se levanta de su asiento, acercándose hasta nosotros. Lo miro extrañada observando que tiene una sortija entre sus dedos, entonces declara.

―Te tengo un regalo.

Enarco una ceja.

―Creí que te gustaba que seamos socios ―acoto en desacuerdo―. Pensé que eras más inteligente.

―Si lo aceptas te diré tu regalo de bodas.

―Yo debería irme ―ofrece Tyner―. Ustedes tienen que arreglar esto solos.

―No, quédate ―dice su amigo―. Esto les gustará a ambos, encontré a su enterrador.

Mis ojos se abren en grande.

―¿Cómo? ―expreso sorprendida.

―¿Quieres tu regalo de bodas? ―insiste.

―No entiendo cómo esto tiene que ver conmigo. ―Desconfía Tyner.

Ignoro su acotación y mantengo mi vista en Vinicio.

―Mientes ―digo atónita.

―Tu paciencia rindió sus frutos, Keyla ―expresa mi comprador mientras mi amante sospecha más y más.

―¿Su paciencia? ―Tyner presta atención a sus palabras, creo que es algo de lo que hablamos en Luxo, pero yo estoy más concentrada en saber sobre mi enterrador.

―¿Aceptas? ―El castaño me agarra fuerte de la cintura y me acerca hasta su cuerpo―. ¿Quieres o no? Reina. ―Juega con las palabras por alguna razón.

Humedezco mis labios antes de contestar.

―Yo... ―Hago una pausa―. Sí, me casaré contigo, dime dónde está mi enterrador, necesito hacerlo pagar. 

___

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