Ladrón de Michis

By DiHeart

18K 4.8K 1.7K

Rodrigo estaba pasando por la peor mala racha de su vida. Endeudado y sin empleo, no encontró otra forma para... More

Sinopsis
Capítulo 1.- Un mal día
Capítulo 2.- Mándame un mensaje
Capítulo 3.- Inquilino en casa
Capítulo 4.- Leyéndote
Capítulo 5.- Visitas de familia
Capítulo 6.- Una cita muy ciega
Capítulo 7.- Eres un Cactus
Capítulo 8.- Esperando poder leerte
Capítulo 9.- También quería leerte
Capítulo 10.- Hasta mañana...
Capítulo 11.- Casualidades de la vida
Capítulo 12.- Una cita
Capítulo 13.- Quiero conocerte
Capítulo 14.- Adiós a tus mensajes
Capítulo 15.- Esperando tu llegada
Capítulo 16.- Nonno
Capítulo 17.- Desbloqueado
Capítulo 19.- Il mio destino
Capítulo 20.- Sonrisa que ilumina
Capítulo 21.- Estar contigo
Capítulo 22.- Minino perdido
Capítulo 23.- Tú, mi motivo
Capítulo 24.- Ho bisogno di te
Capítulo 25.- Quiero estar contigo
Capítulo 26.- No quiero perderte
Capítulo 27.- Vuelve conmigo
Capítulo 28.- Tú, mi corazón
Capítulo 29.- Eres todo lo que necesito
Capítulo 30.- Amigos de nuevo
Capítulo 31.- Leerte de nuevo
Capítulo 32.- Finale
¿Quieres un extra?

Capítulo 18.- Cosas del destino

478 149 17
By DiHeart

(UNA HORA Y MEDIA ANTES)

06:00 pm

Rodrigo estaba muy cansado, esa mañana la pasó entre entrevistas de trabajo y para su mala suerte, ya eran las 6 de la tarde y no fue aceptado en ninguno.

Sin ganas de nada llegó a su casa a descansar antes de ir a visitar la última cafetería que vio en el periódico, requerían personal que tuviera disponibilidad de horario, al parecer era de esos lugares que atienden las 24 horas.

—Rodri, ¿por qué tardaste tanto en llegar? —Preguntó Nora quien estaba en la sala de estar viendo la televisión cuando el joven llegó a su casa—. Tiene una hora que te dije que vendría a verte.

—Lo siento —se disculpó dejándose caer en el sillón, quedando así, sentado a un lado de su prima— caminé para regresar a casa.

—¿Y por qué no tomaste un taxi?

—Porque no quiero gastarme el dinero que me queda, acuérdate que me falta mucho para poder pagarle a nuestro tío.

—Ese tipo me revuelve las tripas —la chica hizo una mueca de asco y abrazó su estómago—. Yo digo que entremos a su casa y robemos los papeles que firmó tu mamá para que no pueda seguir molestándote.

—No haré eso, Nora.

Rodrigo cerró los ojos un momento y recostó su cabeza en el sillón.

—Yo te ayudaría en ello, solo falta que te decidas.

Y así sin más, de un pequeño brinco, Nora se puso de pie y caminó hasta encontrar su bolso de mano.

—¿Ya te vas? ¿No se supone que estabas esperándome desde hace una hora? —Se quejó.

—La verdad, solo quería saber si vendrías con Eloy —la chica le guiñó un ojo y se encogió de hombros.

—Eres bien chismosa, te voy a poner una restricción para mi vida privada.

—Primix, deja de ser tan gruñón. Te van a salir arrugas y así no vas a conseguir novio.

—¡Nunca dije que quería tener novio!

Con una risita traviesa, Nora se retiró del lugar.

Por su parte, Rodrigo negó con la cabeza y se puso de pie. Decidió tomar una ducha para lucir presentable para su última actividad del día. Se propuso mentalmente que conseguiría ese trabajo y trataría de llegar con la mejor actitud posible.

Una hora después, ya estaba en dicha cafetería. El lugar lucía agradable, el olor a café le agradaba y le daba cierto sentimiento de paz. El café era la bebida favorita de su madre, así que le gustaba estar en un lugar que tuviera dicho aroma.

Desafortunadamente las cosas no salieron a su favor, al llegar lo atendieron con mucha amabilidad y cortesía, sin embargo le fue informado que el puesto recién había sido ocupado y el personal ahora ya estaba completo.

Algo desanimado caminó sin rumbo por la calle, le dolían los pies y estaba cansado. En eso, pasó junto a un hombre con un carrito de comida ambulante, el olor a comida hizo gruñir su estómago.

Palpó sus bolsillos y observó que tenía el suficiente efectivo como para comprarse algo, así que se detuvo y ordenó un par de hot-dogs.

El primero lo devoró en menos de un minuto, y estaba a mitad del segundo cuando alguien lo interrumpió.

—¿Rodrigo? ¿Eres tú?

El chico estaba por dar una mordida más a su comida, sin embargo el sonido de aquella voz lo hizo alzar la mirada hacia un lado. Dejó la comida por un momento y saludó.

—¡Héctor! —Balbuceó Rodrigo al mismo tiempo que limpiaba su boca con una servilleta.

—¡Tanto tiempo sin verte! —Héctor lo saludó con mucho entusiasmo— ¿Qué te habías hecho?

—Ha pasado algo de tiempo, es una sorpresa encontrarte. Pensé que te habías ido del país.

—Lo hice, pero volví hace un año. Te busqué en tu consultorio para proponerte que trabajáramos juntos con los pacientes, pero lo encontré cerrado y ya no supe cómo contactarte, todavía me tienes bloqueado de tus redes sociales.

Rodrigo bajó la cabeza un poco avergonzado.

—Lo siento mucho, Héctor. No lo tomes personal, lo que pasa es que he tenido muchos problemas y olvidé desbloquearte.

—Oye, no pasa nada —Héctor movió su mano derecha y con un leve y suave toque, alzó el rostro de Rodrigo para mirarlo a los ojos—. No tienes que sentirte culpable.

—No te merecías que yo me borrara de tu vida, lo pensé muchas veces y me sentí culpable.

—Rodrigo... —Héctor acarició por un minúsculo segundo la mandíbula del otro, muy cerca de su boca— Estoy muy consciente de que en nuestra relación no hice las cosas bien y tenías todo el derecho de dejarme. Jamás te he culpado de nada.

—Me alivia mucho escucharte decir eso —el pelinegro sonrió con tristeza.

—¡Ven aqui! —Héctor se acercó y abrazó al otro con todas sus fuerzas— Todo fue culpa mía, fue hasta que te fuiste que me di cuenta de todos mis errores. Perdóname.

—No tengo nada que perdonarte, Héctor —Rodrigo le devolvió el abrazo con la misma intensidad con la que el otro lo hacía.

En ese momento el celular de Rodrigo se escuchó sonar con mensajes. Se soltó del abrazo pensando que era alguna respuesta de todas las entrevistas de trabajo que tuvo ese día.

Su rostro triste cambió a uno con confusión al darse cuenta de que Eloy no solo había desbloqueado su número para escribirle, sino que lo estaba observando desde algún lugar y él no se había dado cuenta.

Rodrigo movió su cabeza y con la mirada recorrió los alrededores, buscando a Eloy.

No lo encontró en la calle, pero al voltear a ver un restaurante fino que estaba cruzando la calle, allí lo encontró. Eloy estaba en una de las mesas de dicho lugar en compañía de otro chico que desde donde estaba podía notar que era atractivo. Sin entender el porqué, aquello lo hizo enojar y su gesto molesto se notaba.

Con el coraje que empezaba a nacer en sus entrañas, respondió a Eloy y pronto su concentración estuvo en el teléfono y no en su ex-novio que seguía al lado de él.

—¿Qué pasa, Rodrigo? —Preguntó Héctor sin entender bien las acciones del pelinegro.

—Nada. Solo un pendiente que tengo con una persona muy irritante.

Rodrigo respondió a Héctor, sin embargo, al mismo tiempo de que hablaba con su ex-novio, también escribió otro mensaje y mantuvo un duelo de miradas con Eloy.

—¿Puedo ayudarte en algo? —Héctor procuró llamar la atención del pelinegro sin tener mucho éxito— Quisiera verte, pasar tiempo contigo. Me gustaría mucho que pudiéramos platicar un rato.

—Claro que sí. No te preocupes.

—¿Puedo invitarte un café? Recuerdo que te gustan mucho.

—Me encantaría, Héctor. Pero justo ahora tengo que hacer algo importante. Tengo que irme.

—¿Puedes darme tu número de teléfono?

—Tengo algo de prisa —Rodrigo se inclinó hacia el frente y le dio un beso de despedida en la mejilla— te prometo desbloquearte de mis redes sociales para que nos pongamos de acuerdo. Te buscaré más tarde ¡Lo siento, debo irme!

Héctor ya no tuvo tiempo de decir más, pues el pelinegro ya había comenzado a caminar, al parecer iba hacia el restaurante que estaba cruzando la calle.

En dos minutos, Rodrigo ya estaba dentro del fino restaurante. Ignoró al hostess de la entrada que le preguntó si tenía alguna reservación y caminó sin permiso hasta llegar a la mesa donde se encontraba Eloy.

—Aquí estoy, Cactus espinoso —dijo Rodrigo con voz molesta, observando de Eloy a su acompañante— repíteme a la cara lo que me dijiste en tus mensajes.

—No me digas que estás ciego y no pudiste leer bien lo que te escribí.

—Lo leí, pero quiero que me lo repitas.

El pelinegro estaba furioso, las personas de las otras mesas comenzaban a mirarlos. Más no le importó y siguió firme, esperando la respuesta de Eloy, quien se puso de pie, con ese gesto prepotente que tanto le retorcía las tripas.

—¿Y a ti quién te dijo que me importa lo que quieras?

—¡Buona notte! —Saludó el chico que acompañaba a Eloy, al parecer no estaba enterado de su pequeña disputa y tenía un acento extranjero— ¿son amigos?

—¡Nunca! —Respondieron al unísono.

¡Holis!

¿Les está gustando la historia? 💖

Con este capítulo considero que entramos en la recta final.

Gracias por estar aquí, por cada visita, por cada voto y sobre todo por sus comentarios que saben que son mi parte favorita. Me encanta leer lo que piensan o lo que les hace sentir lo que leen 😍🙈

Espero que todos estén muy bien.

Besos y abrazos: Di

Continue Reading

You'll Also Like

331K 20.7K 35
Una ciudad sin nombre, extensa, superpoblada y llena de contrastes, que es mucho más de lo que aparenta y que se esconde en sí misma: este es el pers...
14K 562 25
Una historia de amor gay dolorosa y cuestionable, cada ser humano tiene su historia y un porqué se comporta de esa manera, aquí no hay dudas, no hay...
Andy By RavenYoru

Non-Fiction

645K 74.2K 20
Eric García es un chico de quince años que es acosado por Martín Sostoa, un bravucón de su clase que hace de su vida un infierno. Eric deberá superar...
108K 9.6K 69
Júlia Fort García es la hermana mayor del joven lateral del Fc Barcelona Héctor Fort,el club invita al equipo a un partido de la sección femenina,est...