Caminé sin un rumbo en específico, intentando calmarme. No quería llorar, pero sentía una presión por todo, solo quería relajarme un momento. Los pensamientos invadían mi mente, intentaba buscar soluciones.
Estaba bajo la torre de astronomía, era de los pocos lugares con silencio absoluto la mayoría del tiempo. Caminé unos segundos calmándome, pero me detuve al escuchar pasos. Los pasos aumentaron hasta que sentí cómo frenaron, la curiosidad me ganó y salí de allí para subir.
Al llegar a la torre, Draco Malfoy estaba sentado en el borde, mirando el atardecer apoyado en la barandilla, con una cajita de jugo, mientras la nieve caía, se veía tranquilo, pacífico, apreté mis labios en una leve sonrisa ante la imagen, sin pensarlo estaba caminando hacia él, en silencio me senté a su lado. La nieve caía levemente, mientras el sol se ocultaba, dejando hermosos colores en el cielo.
-¿Qué haces, Potter? -dijo Draco luego de unos segundos, no dirigió su mirada hacia mí.
-Solo... Te acompaño - Dude, realmente no sabía lo que hacía con esa actitud, miré el cielo que se tornaba rosado y morado.
- ¿Por qué? - preguntó Draco.
- Solo lo hago.
- Está bien - Se encogió de hombros sin despegar su vista del cielo.
-¿Y... A qué vienes aquí? - pregunté mientras el sol se escondía.
- Vengo a estar solo.
- Si es así, perdón por interrumpir, te-te dejo - dije, sintiéndome apenada por invadir su privacidad.
- No, Potter, quédate, estemos solos juntos - su tono no cambiaba, era neutro.
- Si es que eso es posible, acepto - dije tímidamente, lo sentía más raro y frío de lo habitual y procedí a sentarme a su lado. Él seguía sin verme, me quedé allí sentada, poniendo mis brazos sobre la barandilla. Mientras veía los copos de nieve caer, me sentía rara; un silencio nos acompañaba.
- Es hermoso, ¿verdad? - dije contemplando las estrellas. Me gustaba verlas desde que era niña, a veces con Nimphadora salíamos a verlas.
- Lo es... - Dijo Draco viéndome.
- Están en el cielo, Malfoy - dije riendo para ocultar mis mejillas rosadas. Draco tenía ese efecto constante en mí. Y eso me gustaba.
- Ah... Sí - Dijo nervioso. -De hecho, mi madre me puso Draco por la constelación del Dragón.
- Se supone que también hay una constelación de un fénix - suspiré - Dumbledore me hablaba de ella cuando era pequeña.
- A mi futuro hijo también lo llamaré por una constelación, para continuar con la tradición. - Pude ver un brillo en los ojos de Draco creado por la luz de la luna, se veía muy lindo, además de la oscuridad y tranquilidad de la torre, era perfecto.
- Allá se ve la de escorpio —dije señalando el cielo - ¿Pero quién tendría hijos contigo, Malfoy? - bromeé.
- Quizás te sorprenda, Potter - se encogió de hombros y yo reí levemente, aún me sentía triste.
Me puse a jugar con mis manos, pensando en lo de hace unos momentos - A ti te sucede algo - dijo Draco.
- Veo que a alguien le va bien en adivinación - dije intentando desviar el tema.
- No quieras evitar lo que dije. ¿Está todo bien?
- Lo está - lo vi - lo está ahora.
- ¿Por qué lo intentas? - preguntó Draco de la nada.
- ¿Intentar qué? - Dije confundida.
- Llevarte bien conmigo.
- Hay cosas que no tienen explicación, Malfoy - Dije sonriendo levemente.
- Es que no dudo que te habrán hablado mal de mí, y que tu hermano no quiera que te me acerques - dijo - y cuando nos conocimos... No fui la mejor persona.
- Si te hace sentir mejor, casi te acecinó.
- ¿Eso debería hacerme sentir mejor?
- Draco, creo que ninguno da buena impresión, y supongo que está bien, no somos tan diferentes como crees - dije viéndolo.
- Te vas a decepcionar de mi Potter y no estoy preparado para eso
- ¿Qué tal si tú te decepcionas de mí, Malfoy? - Le sonreí con tristeza - yo también cometo errores.
- Es diferente.
- Quizás no tanto - puse mi mano sobre la suya.
- Theo y Zabini me dijeron que pasaste un mal momento. ¿Quieres contarme?
- Debí suponer que no era casualidad encontrarte.
- Lamento romper tu ilusión - se rio con tristeza— - te busqué por todo el castillo, eres difícil de encontrar, bichito.
- A ti también te sucede algo - tomé su cara para que me vieran, sonreí cuando creí que sus ojos habían tenido un pequeño brillo.
- No es cierto.
- Te propongo que ninguno lo diga - lo miré, y mis ojos se cristalizaron.
- Creo que está bien - un par de lágrimas cayeron de mis ojos.
- ¿Por qué quisiste ser mi amiga Phoenix? No tiene sentido, yo... Soy yo.
Era él.
Quizás ese era el punto todo este tiempo en el que había ignorado su pasado, a sus padres, a mis amigos que me pedían que me aleje, quizás nunca llegaría a entender por qué daba tanto por ese vínculo que se veía imposible de sostener, me lo había preguntado muchas veces, sin llegar a una conclusión, solo no quería alejarme de ese chico rubio y arrogante, o quizás solo era el hecho de que cada vez que me sentía morir, él estaba ahí
- ¿Desde cuándo hago cosas con sentido, Malfoy? - rodó sus ojos - Creo que... Noté lo solo que estabas y me identifiqué - Me encogí de hombros intentando restarle importancia a mis anteriores palabras.
- ¿De qué hablas? - preguntó.
- Crecí mi vida sola. Snape no es de dar cariño, sonreía muy poco, y muchas veces era falso. Viví intrigada de no saber ni mi apellido. Y ahora presionada por ser de Slytherin, con miedo a decepcionar a los demás -¿Por qué le estaba contando esto? Solo con un "siento que somos iguales" bastaba, pero las palabras salieron de mi boca como si no importara, porque realmente no importaba.
-¿Fue tan duro? Cuestionó viéndome.
- Todas las noches, desde que Dumbledore me mandó con los Tonks, esperaba que mi carta llegara, hasta que dejo de doler y de interesarme.
-Lo lamento -Dijo Draco viéndome a los ojos.
- Creo que nuestra historia no es tan diferente. Creciste solo, sin tantos amigos, con poco cariño, destinado a ser como los demás querían.
- Tal vez realmente no somos tan diferentes - Sonrió de labios apretados.
- Ambos no tuvimos opción jamás, los demás siempre decidieron por nosotros, y algo me dice que eso seguirá así. - Dije.
Estuvimos mirando el cielo un rato más hasta que se hizo tarde. La tranquilidad y el silencio no lo cambiarían por nada. Amé ese momento, ese lugar me transmitía toda la paz que jamás sentí, y la compañía de Draco llenaba el pequeño vacío.
Volví a ver Draco estaba relajado, sonreí y luego mordí mi labio inferior, algo que hacía cuando los nervios me invadían, o cuando estaba pensando, cuando quería evitar reír, o solo porque sí, era innegable que el chico me gustaba. Sonreí internamente ante mi pensamiento.
Pero ¿a quién no? Digo si es Draco Malfoy, le gusta a medio Hogwarts, podría ser un idiota, pero era guapo, pero no solo eso me gustaba de él, tenía una actitud diferente hacia mi persona, y eso me resultaba tierno.
Pero solo era un gusto. ¿Verdad? No duraría mucho o eso esperaba, ya que no creo que pueda surgir algo más, ya que era difícil imaginar al chico enamorado, y mucho menos de mí.
Era un gusto con algo de cariño, quizás sería pasajero, quizás no, pero disfrutaba esta sensación.
Y sin darte cuenta vas cayendo y cuando lo notas ya es tarde para volver.
Pero realmente no quieres volver, y ese era el punto.
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