El lado rosa de la vida

By Natamarsol

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Constantine Clermont está decidido a enderezar la vida de su hermano menor, aunque eso implique encargarse... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
capítulo 7
Capítulo 8 (minicapítulo)
Capítulo 9
Capítulo 10 ( minicapítulo)
Capítulo 11

Capítulo 12-Final

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By Natamarsol

Madeleine y Constantine habían hecho tiempo para asistir a la exposición de cuadros de Elliot, habían estado muy ocupados durante el último mes, pero estaban acomodándose, a sus trabajos y a su vida juntos.

Había mucha gente y y Elliot parecía estar muy solicitado, además de tener éxito.

-¿Ayudaste en esto?- preguntó Maddy mientras tomaba una copa de champagne. Constantine no pudo evitar pensar en lo bonita que se veía, llevaba un vestido gris plata y había adornado su cabello rosa con un broche de strass, parecía una fantasía. Tardó en responderle.

-¿Ves a aquel hombre? Es el marchante y curador más famoso, está a cargo de esta exposición, soy cliente suyo, el mes pasado le envíe un mensaje hablándole sobre Elliot.

-¿Entonces organizó esto?

-No, me envío un mensaje insultándome. Creo que fue algo como que yo no sabía de arte, que era un mercenario del dinero, que él no trataba con artistas acomodados, que el dinero de los Clermont no podía comprar el talento , que si mi hermano estaba aburrido le hiciera yo una exposición y cosas semejantes. Y juró que no me volvería a vender ningún cuadro.

-¡Vaya! Parece que tu encanto no funcionó con él o mejor dicho es otro de los que te hubiera dado con un bate por tu falta de tacto. ¿Entonces?

-Al responderle adjunté unas fotos de las obras de Elliot y parece ser que eso causó algún efecto. No me respondió, pero aquí estamos, de lo que deduzco que mi hermano tiene el talento suficiente como para hacerlo bien sin mí.

- Me alegra escuchar eso, pero también me alegra que quisieras ayudarlo con lo que es importante para él, has recorrido un largo camino Constantine, lo estás haciendo muy bien.

-Gracias- le respondió sonriendo y en ese momento se acercaron a ofrecerles unas copas de champagne. Maddy tomó una y le sonrió divertida.

-Esto es casi decadente, una exposición de arte donde está lo más selecto de la sociedad, una copa de champagne y la compañía de un CEO sexy , casi parece escena de novela – le dijo elevando la copa a modo de saludo y luego dando un trago. Constantine la tomó por la cintura y la acercó a él.

- Ese horrendo marchante y tú son los únicos que se animan a burlarse de mí en esta ciudad, pero como me llamaste sexy, lo dejaré pasar. Qué te parece si vamos a saludar a mi hermanito.

-¿Ya le compraste algún cuadro?

-De hecho sí, y ni siquiera sé por qué está en la exposición porque es mío – protestó y justo llegaron hasta Elliot que terminaba de quedar libre de sus recientes admiradores. Maddy lo abrazó y Constantine le dio una palmadita en la espalda. Se le notaba el orgullo.

-¿Estás feliz? – preguntó Madeleine aunque la respuesta era obvia.

-Sí, parece un sueño. Y hasta puedo ganar dinero con esto, Constantine.

-Lo sé, hasta yo compré tus cuadros.

-¿Quieres ver cuál compró, Madeleine? – preguntó y la tomó de la mano para llevarla antes que su hermano mayor reaccionara.

-Mi cuadro – dijo ella cuando estuvo frente a la obra, en efecto era el primer cuadro que Elliot había pintado de ella, por el que se habían conocido.

-Es mío en realidad—comentó Constantine abrazándola desde atrás.

-Y también le puso el título, lo dejé hacerlo para convencerlo de que me dejara exhibirlo- explicó y señaló la información que había junto al cuadro.

-"El lado rosa de la vida" – leyó Madeleine emocionada.

-Eso eres tú – susurró Constantine y ella se giró para besarlo.

-No hagan eso en la exposición de otra persona, vayan a su casa, cielos – se quejó en broma Elliot.

-Eso haremos – respondió ella tomando la mano del Clermont mayor- Elliot , te quiero, estoy orgullosa de ti y te deseo todo el éxito que mereces, pero me voy y me llevo a tu hermano. Y cuida nuestro cuadro- finalizó guiñándole un ojo.

Constantine se dejó arrastrar.

-¿Tu casa o la mía? – preguntó Maddy risueña.

-La mía está más cerca, pero en algún momento deberemos hablar sobre esa pregunta – le respondió pero ella no alcanzó a captar el sentido que Constantine le estaba dando.

-Agradezco no haber bebido el champagne, nunca conduje tan rápido a casa – bromeó él cuando llegaron.

Maddy lo tomó de la corbata y lo acercó a sí para besarlo con intensidad.

-Creo que a mí me sentó bien el champagne, porque me siento totalmente borracha, aunque creo que se debe a ti, me di cuenta que de verdad me vuelves loca Constantine Clermont.

-Voy a tener que comprar cuadros más seguidos- le dijo divertido.

- Gracias por ese título.

-Gracias a ti por mejorar mi vida Madeleine de cabello rosa, Madeleine valiente y luchadora, Madeleine dulce y atrevida.

-Palabras, palabras, Constantine, ¿no vas a demostrarlo? – lo provocó, pero amaba que él pudiera expresar así lo que sentía por ella.

-Voy a demostrarlo muy concienzudamente – le respondió y la levantó mientras ella enroscaba las piernas en su cintura, entonces la llevó al dormitorio y cumplió con su palabra.

Maddy seguía remoloneando en la cama y Constantine le llevó el desayuno.

-Vamos, tienes que levantarte para ir a trabajar, ¿recuerdas?

-No quiero, sigo agotada, no me dejaste dormir– le dijo.

-No debiste provocarme- respondió divertido- vamos, bebe el café. Con gusto te retendría, pero ...

-Tengo que ir a trabajar, amo mi trabajo – dijo ella desperezándose.

-Exacto.

-Aunque te amo más a ti.

-Eso es porque aún estás dormida- acotó pasándole el café.

-Te amo, Constantine, y empiezo a sospechar que no voy a curarme de ello, sino que va a empeorar. Que voy a seguir amándote mientras cambias, mientras te superas a ti mismo- le dijo mirándolo con una intensidad nueva, estaba completamente despierta ya y completamente enamorada.

-¿Mientras me hago viejo y pierdo mis encantos?

- Creo que podré descubrir encantos nuevos si te sigo viendo – respondió acariciándole el cabello que tenía húmedo.

-Entonces sigue viéndome Madeleine, si me sigues viendo no voy a perder el camino, creo que puedo ser una versión mucho mejor de mí mismo si tú me miras.

-Trato – dijo ella y le dio un beso rápido- Y vete de aquí ahora, soy una chica responsable con su trabajo.

-Lo sé. Te amo por eso, también. Y te queda media hora para no llegar tarde.

-¡Rayos , Constantine! No pienso volver a beber Champagne– protestó y lo escuchó reír mientras se marchaba de la habitación.

Dos semanas después volvía a llevarla a la cama en brazos, pero porque se había quedado dormida mientras hablaban, había estado trabajando en un caso casi sin dormir durante una semana, y cuando por fin lo había resuelto, quedó exhausta. La había obligado a comer algo ,y luego la había visto entrecerrar los ojos mientras conversaban hasta que se había quedado dormida. Lo había inundado una ola de ternura, aquella mujer había sido como una puerta a sus sentimientos, lo hacía sentir una gama infinita de emociones que nunca había experimentado antes. La cargó con cuidado, la acostó y la arropó. Madeleine era absolutamente independiente, pero él quería estar para ella, porque sabía mejor que nadie que quienes eran más independientes también necesitaban que hubiera una persona en el mundo que los apoyara, que los sostuviera y les diera balance , quería ser esa persona para ella, del mismo modo que Maddy lo era para él. Con ella había bajado todas sus defensas, y le gustaba. La sensación de confiar en alguien, confiar incluso para dejar su vida en las manos de ella, lo hacía sentir más fuerte. Era extraño, había creído que eso lo haría vulnerable, pero había pasado lo contrario.

Le dio un beso en la frente deseando que tuviera sueños agradables.

Cuando Madeleine apareció en su oficina a llevarle comida ya nadie se extrañó de verla allí. La primera vez que aquella mujer de cabello rosa , falda corta y camiseta ajustada había dicho que iba a ver a Constantine Clermont, los empleados la habían mirado incrédulos. De hecho habían puesto varias excusas para detenerla, hasta que el mismísimo CEO había salido a buscarla, y la había abrazado y besado, dejando en claro qué lugar ocupaba en su vida. Ahora tenía pase libre.

-¿Qué es? – preguntó él señalando el paquete que llevaba.

-Comida, dijiste que tendrías que trabajar hasta la madrugada por culpa de la diferencia horaria con esos extranjeros con los que estás tratando, así que imaginé que necesitarías comer y que si no me ocupaba, no lo harías.

-Gracias ¿Saliste antes del trabajo?-preguntó mientras ella le acercaba la comida.

-Constantine, salí del trabajo en el mismo horario ¿Es que no miras la hora?- preguntó y entonces él se fijó en el reloj y se sorprendió.

-Es tarde.

-Mucho, y tú ni lo notas si estás enfrascado en el trabajo.Y tus empleados parece que tampoco, aún hay bastante gente.

- Gracias por la comida, aún me queda trabajo hasta la reunión. Me temo que es algo importante así que varios están sacrificando su descanso, pero juro que pago horas extras antes que pienses que soy un explotador – comentó mientras empezaba a comer.

-Lo sé, pero después de esto deberías ir con más calma y el fin de semana eres absolutamente mío.

-De acuerdo. Ve a descansar, Madeleine. Mi chófer te llevará a casa, es muy tarde.

- Sí, también necesito dormir. Quien sea el idiota que compró la propiedad junto a mi casa se ha tomado la reconstrucción en serio, apenas si detienen el ruido en los horarios prohibidos, pero el resto del tiempo es infernal.

-¿Vas a demandarlo?

-No, parecen tener todo muy bien calculado. No puedo demandar por ruidos molestos porque respetan los horarios establecidos por la ley, no por los seres humanos, pero empiezo a odiarlos.

-Gracias por la comida, ve a descansar , prometo que el fin de semana seré un novio tan encantador que te haré olvidar de los idiotas.

-Cuento con ello – le dijo, lo besó y se marchó.

El fin de semana Constantine pasó a buscarla temprano.

-¿Dónde vamos?

-Es una sorpresa – le dijo y un rato después cuando caminaron hasta mitad de cuadra y se detuvieron frente a la casa que estaban refaccionando, ella lo miró confundida.

-¿Qué hacemos aquí?

- No me golpees, entremos primero y te lo explico luego.

-¿Constantine?-preguntó pero él la tomó de la mano y tras abrir la puerta la guió al interior. La casa era enorme, y los trabajos de remodelación parecían haber acabado. Iba a preguntarle si había negociado con el dueño para que dejara de molestarla con los ruidos hasta que miró la pared de lo que parecía ser el salón principal. El cuadro que había pintado Elliot estaba allí.

-¿Qué es esto?

-Pensé en muchas maneras, pero en algunos aspectos sigo siendo un diamante en bruto, así que solo encontré esta forma. Esta es mi casa, junto a la tuya, o mejor dicho quiero que esta sea nuestra casa ,pero que no tengas que renunciar a tu casa con Jon ni al bar. Lo que estoy tratando de decir tan torpemente es que me gustaría que aceptaras casarte conmigo, nunca antes lo pensé o creí que fuera a casarme, pero sé que te quiero conmigo para siempre. Y que cuando estás a mi lado pienso que lo de tener una familia propia contigo suena como una gran idea. Quizás debí hablarlo antes o podemos empezar por convivir, pero de verdad quisiera que fueras mi esposa porque te amo.

-Sí –dijo ella y él la miró sorprendido.

-Tenía un discurso mucho más extenso para convencerte.

-No necesitas convencerme, Constantine. O mejor dicho, ya lo hiciste todo este tiempo. Que pensaras esta loca idea de construir una casa aquí para que yo no tuviera que dejar el único hogar que tuve, el que pensarás en mí, sin hacerme elegir, incluso sacrificando tus intereses, es más convincente que todo lo demás. Porque me has estado cuidando todo este tiempo, y quizás no lo sepas, pero me ayudaste a sanar. También yo siento que quiero una familia contigo, que quiero arriesgarme, que quiero aferrarme al lado rosa de la vida porque el amor lo vale- respondió y su voz se había vuelto inestable por la emoción.

- Tengo un anillo también- dijo él torpemente sacando la caja de su bolsillo y ella sonrió, luego extendió la mano –Queda perfecto.

-¿Tomaste la medida mientras dormía o algo así?

-Algo así, es la primera vez que pido casamiento a alguien– le respondió y la abrazó. Madeleine se estiró para besarlo.

-Otra de tus primeras veces Clermont, pero esta vez también es la primera vez que alguien me pide casamiento y la primera vez que acepto.

-Estás haciendo un buen negocio, y créeme, sé de eso – bromeó él.

-Diría que es una inversión, la más acertada de toda mi vida.

-Ven, ven a mirar nuestra casa – le dijo él tomándola de la mano y aunque el lugar estaba completamente vacío a excepción del cuadro, Madeleine casi pudo visualizar cómo sería ese lugar en poco tiempo.

Iba a ser un hogar precioso, un lugar feliz para los dos y para los hijos que tendrían algún día..

Sonrió.

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He llegado al final de esta historia, UFFF!! Vaya que costó, desde el inicio la pensé como una historia corta, pero luego  vino la crisis con la escritura y este año en que justamente ha sido muy difícil ver el lado rosa de la vida o ver  el mundo con el optimismo de Madeleine.

Fue también una historia rara, pues cuando la inicié, pensaba que Constantine sería uno de esos típicos CEOs  autoritario, algo tóxico y sexy, mientras Maddy sería la chica dura y rebelde que le pondría freno. Peroooooo ellos tenían sus propias historias, distintas a lo que yo había planeado. Ellos eligieron mostrarse sus heridas e irse sanando.

Y espero que  todos encuentren esa posibilidad este año, y también que puedan resistir y seguir viendo el lado rosa de la vida.

Gracias a GabysBD que ha ido acompañando a este par y a mí, y a  Jeilcy que siempre está ahí para alentarme. Gracias a ambas por apoyarme

Y sis  Jeilcy puedes tachar esta de la lista  "del legado".Una menos!

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