pogues [jj.m.]

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Un grupo de adolescentes de Outer Banks (Carolina del Norte) descubre un secreto que desencadena una serie de... More

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preface
i. pogues' life
ii. agatha
iii. the grady white
iv. barrel party
v. the compass
vi. the rooster
vii. redfield's lighthouse
viii. bird
ix. the dronne
x. the royal merchant
xi. jj maybank
xii. midsummers
xiii. parcel nine
xiv. ¿friends?
xv. treasure hunt
xvi. open wounds
xvii. unsaid anne
xviii. we all have problems
xix. guilty
xxi. i understand
xxii. the phantom
xxiii. pogue style
xxiv. broken
epilogue
dear reader
¡Season 2 baby!

xx. be still

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Screw the Pogues' rule


Anne

''Buenas noticias para los residentes de los Outer Banks: Dominion Power afirma que su línea de transmisión subacuática debería de estar funcionando en un plazo de veinticuatro horas..."

Las voces procedentes de la radio del coche provocaron que me despertara y abriera mis ojos, soltando un gran bostezo. Definitivamente, dormir en un coche no era lo más cómodo del mundo, y mucho menos cuando tienes los pies de JJ encima y la mano de John B en toda la cara. En cuanto me di cuenta, los aparté de encima mío con un poco de brusquedad, consiguiendo que ambos se despertaran. A lo lejos, podían escucharse varios coches de policía acercándose hacia donde nos encontrábamos, así que rápidamente echamos los asientos para atrás y nos ocultamos. Una vez que pasaron de largo, y continuábamos sin ser descubiertos, volvimos a dejar los asientos como estaban y respiramos aliviados.

''... No hay detenidos por el asesinato de la sheriff Susan Peterkin. La policía ha emitido un comunicado en referencia a un sospechoso...''

— Kiara, por dios, apaga eso —supliqué, no queriendo escuchar tanta mierda de buena mañana. Ella me obedeció sin poner ninguna objeción. Supongo que, en el fondo, ninguno estaba dispuesto a seguir escuchando más y más mentiras. Todo por culpa del bastardo de Ward Cameron.

— A ver, pensemos —la voz de JJ rompió el silencio sepulcral que se había instalado en el coche— Igual a los listos se os ocurre algo —dijo, mirándonos a Pope y a mí— Pero... ¿a quién va a creer la poli? ¿A Ward Cameron o a nosotros? La acusación es un pez gordo de la construcción, casi el rey de la isla, con línea directa con el gobernador; y el acusado es John B, que es básicamente un chaval de dieciséis años del Arrabal.

— Gracias —respondió JB irónicamente.

— Mierda —soltó Pope.

— Igual yo puedo ayudar —todos me miraron, sin comprender— Quiero decir, yo estaba allí con JB, mi testimonio tendrá algún valor, ¿no?

— Eres otra adolescente de dieciséis años, del Arrabal y amiga íntima del principal acusado —señaló Pope— Da gracias que Ward no haga que te arresten.

— Es muy peligroso Ann —corroboró JJ— Podrían acabar acusándote a ti también — bufé exasperada al quedarme sin más ideas— Pero a ver tíos, tengo una solución: Yucatán, ¿vale? —y ahí íbamos de nuevo— Te digo que es la única opción, ¿qué otra opción te queda? —dijo esto último dirigiendo la mirada hacia John B.

— Para ya con México, ¿vale? —le cortó John B— Sarah me echará un clave.

— Ella estaba de testigo —defendió Kie la idea del pecoso. Pope, JJ y yo nos miramos, no muy convencidos de su brillante plan.

— ¿Y se va a chivar de su hermano? —inquirió Pope, y tenía razón. Por mucho que Sarah nos hubiera ayudado con todo el tema del oro y que tuviera sentimientos por el pecoso, ¿estaría dispuesta a entregar a su familia a las autoridades? Lo dudaba mucho.

— Ni de coña colega —contestó JJ por él— Hay que sacarte de la isla.

— El ferri —indiqué, metiéndome en la conversación— Es la única salida.

— Eso, desaparece aún que estás a tiempo, antes de que cierren la isla del todo —intervino Pope, reclinándose ligeramente en su asiento para mirar a John B con preocupación.

— ¡Chicos, agachaos! —exclamó Kie, volviendo a escucharse el ruido de los coches de policía muy cerca de nosotros. Como si de un acto reflejo se tratase, todos nos escondimos, inclinándonos hacia el suelo del vehículo. Pasaron unos minutos y, cuando ya creímos que estaban lo suficientemente lejos, volvimos a nuestras posiciones iniciales.

— Sarah no es una Pogue, John B —JJ fue el primero en hablar, intentando no sonar demasiado directo, pero es que era la verdad, y tenía que entender que esto iba más allá de ellos o de nosotros: una mala jugada, y podría terminar en la cárcel.

— Definitivamente no puedes quedarte aquí —susurré, pero JB no contestó. Acaricié levemente su brazo, con una mueca de lástima plasmada en mi rostro, haciéndole saber que siempre podría contar con todos nosotros.

Ninguno queríamos perderlo, pero parecía la única opción de no verlo entre rejas.








****

— Bueno, vale —comenzó a exclamar Pope mientras se acercaba de nuevo al coche. Dado que la opción del ferri era la única idea viable que se nos había ocurrido, decidimos ponerla en marcha. Una vez allí, Pope fue el elegido para acercarse al tablón de anuncios y revisar los horarios de salida del ferri pero, por su tono de voz, la cosa pintaba mal— En fin, todo fenomenal.

— Pope, actúa normal —pidió Kiara.

John B y yo nos miramos sin entender a qué venía el extraño comportamiento de Pope. Normalmente es el más racional e inteligente de nosotros, pero ha estado haciendo cosas muy raras en las últimas horas. No raras en plan Pope, si no raras de que algo no estaba bien con él. Bueno, tampoco era nadie para juzgarlo, ¿no?

— Pues vale, a ver, malas noticias —comenzó a decir, volviendo a entrar en el coche, en el asiento del conductor— El ferri está cortado y, para colmo, hay esto por todas partes —le extendió un trozo de papel a Kiara y ella, al leer lo que ponía, abrió los ojos como platos.

— ¿Qué? ¿Qué es? —preguntó John B. Kie nos miró a JJ y a mí, pasándome el papel en cuestión. Se podía ver una foto de nuestro amigo con la frase ''Se busca'' debajo, acompañada de una buena suma de dinero. Estábamos bien jodidos— ¿Qué es eso? —volvió a insistir.

— Eeeeh, oye John B —lo llamó JJ, pasándole su cartel de ''Se busca''— Sales súper favorecido, la verdad.

— Genial, ahora tenemos a toda la isla buscando a JB —exclamé sarcásticamente. Lo siento, es imposible no ponerme sarcástica cuando estoy nerviosa.

— Eso es un pastizal —se asombró Kie, echándole un rápido vistazo al pecoso, que seguía sin apartar la mirada del cartel.

— Enhorabuena John B, eres famoso —le metí un codazo a JJ en las costillas para que cerrara la boca. No era momento para bromas.

— Deberíamos ir a nuestro barco —sugirió Kie— Es pequeño, sin luces de fondeo...

— Está en el Chateau —la cortó John.

— Y me pregunto si la policía lo estará vigilando. Voy a pensar —JJ se llevó la mano a la barbilla mientras pensaba en sabe dios qué— ¡Oh sí! Seguro que ya lo han acordonado.

— Vale, lo pillo —dijo Kiara, dedicándole una mala mirada al rubio.

— A ver, dejadme pensar un segundo —pedí, pero Pope se me adelantó.

— JJ —llamó.

— Qué.

— ¿Tu padre aún tiene ese barco? —preguntó y, aunque él parecía no estar enterándose de lo que estaba hablando Pope, yo comprendí rápidamente a qué se estaba refiriendo: la Phantom— La lancha, la que usabas para echar carreras —explicó.

— Con ella llegarías hasta la costa sin problema —informé a John B. Todavía había posibilidades de sacarlo de allí.

— Vale a ver, entonces... —comenzó a decir Kiara.

— No será fácil Pope —advirtió JJ. Lo miré y, por su expresión, me di cuenta de algo que no habíamos tenido en cuenta, como es el hecho de que habría que pasar por encima del padre de JJ para hacernos con la lancha.

— ... de tres a cuatro es cuando hay más olas —continuó diciendo Kie.

— No sé donde están las llaves, ¿me oyes? —JJ siguió insistiéndole a Pope, haciendo que nuestro amigo comenzara a ponerse nervioso.

— Eh, algo pensaremos —le dije al rubio, dedicándole una sonrisa tranquilizadora.

— ¡Ya las encontraremos! —exclamó Pope, desesperándose. JJ y yo nos miramos, sabiendo que esto no iba a acabar para nada bien— ¿Por qué aquí no se mueve nadie? ¿Qué está pasando? —comenzó a ponerse realmente histérico.

— Pope, ¿quieres tranquilizarte? —inquirí, asomándose entre el hueco de los asientos.

— JJ, ¿cuánta hierba le has dado? —preguntó Kie, a lo que yo me giré para observarlo.

— ¿Le has dado hierba a Pope? ¿Pero a ti qué coño te pasa? —si Pope ya se ponía muy nervioso de por sí, como para encima darle un porro, ¡y encima en la situación en la que estamos!— Voy a matarte —lo fulminé con la mirada. Antes de que pudiera contestar, John B decidió meterse en la conversación

— Hey chicos, no es por meter prisa, pero deberíamos irnos. Ya —dijo. Miré por la ventana del coche y la zona se iba llenando, cada vez más y más, de gente. Alguien podía reconocernos, así que teníamos que salir de allí cuanto antes.

— Enseguida —aseguró Pope para, al segundo, ponerse a apretar la bocina del coche sin parar, asustándonos a todos—  ¡¿Os movéis, por favor?! —gritó.

— Pope, ¿qué coño haces? —dije, al ver que no paraba de gritar y de apretar el cláxon.

— ¡Para! —exclamó Kie a su lado, intentando que apartara las manos del volante— ¡Eso no ayuda!

— Estás llamando la atención —informó JJ.

Giré mi vista hacia una de las ventanas para observar hacia el exterior y, efectivamente, como había dicho JJ, la gente nos estaba observando, incluso me fijé en que un niño estaba hablando con su madre mientras apuntaba con su dedo hacia nuestra dirección. Esto pintaba muy mal. Sin apartar la vista, le di unos golpecitos a JJ en el brazo y le señalé al niño en cuestión, indicándole que teníamos problemas.

— Un chivato —informó JJ, haciendo que todos nos pusiéramos en alerta— Pope, arranca el coche —ordenó, pero mientras Pope intentaba que el motor encendiera, un hombre comenzó a dar golpes en la ventana, sobresaltándonos a todos.

— ¡Eh! ¡Está aquí! —exclamaba, llamando la atención de todos a nuestro alrededor. Intentando que más gente no identificara a JB, me lancé encima de él, cubriéndolo con mi sudadera, aunque fuera totalmente en vano.

— ¡Arranca el puto coche! —le grité a Pope, bastante nerviosa al ver cómo se estaba acercando una de las agentes que había por la zona.

Debido a la presión (y seguramente al nerviosismo tan característico de él) Pope no era capaz de encender el motor, introduciendo una otra vez la llave en la zona de contacto, pero sin éxito alguno. No fue hasta después de unos minutos, donde ya nos veíamos todos entre rejas, cuando por fin consiguió que el vehículo arrancara, dándole al coche que teníamos aparcado en frente y provocando una fuerte sacudida que hizo que todos comenzáramos a soltar maldiciones por doquier.

— Jo-der —soltó JJ, agarrándose bien al asiento para no salir volando ante la conducción tan ''temeraria'' de Pope. Esto pasa por darle maría.

En lugar de maniobrar y esquivar el coche que teníamos delante, Pope volvió a embestir contra él, moviéndolo lo suficiente como para conseguir salir del estacionamiento y pisar el acelerador para sacarnos de allí cuanto antes. Miré a John B y, por su expresión, podría jurar que estaba tan sorprendido como yo por el comportamiento de nuestro amigo. Nunca, ni en un millón de años, nos hubiéramos imaginado a Pope así.

— ¡Adiós! —exclamó JJ, sacando medio cuerpo fuera del coche mientras se despedía de la policía y la gente que observaba la escena. Lo miré, sin dar crédito a lo idiota que podía llegar a ser: si antes tenían podían tener alguna duda de si la persona dentro del coche era o no era JB, ahora estaba más que claro al ver que uno de sus amigos estaba en el coche.

Agarré a JJ de la camiseta y tiré de él para volver a meterlo dentro del coche, sin mucha suavidad que digamos, lo que provocó que me mirara con clara molestia en su rostro, pero antes de que pudiera decir cualquier cosa, le señalé amenazadoramente con el dedo.

— Oh no, ni se te ocurra decir ni una palabra —hablé— ¿En qué estabas pensando? ¡Ahora saben al 100% que JB está en el coche! —le di un manotazo en el brazo, cabreada.

— ¡Auch! —se quejó, mirándome con mala cara— Pero si la policía no es tonta, ¡claro que ya saben qué John B viene con nosotros! —se defendió JJ— Después del espectáculo de Pope, dudo que les quedara alguna sospecha —mierda, en eso tenía razón. Al ver que no le replicaba, comenzó a sonreír triunfante, por lo que le di otro golpe— ¡Oye! ¿Y eso por qué? —inquirió.

— Eso por sacarme de quicio —respondí, dedicándole una sonrisa falsa que él imitó a modo de burla.

— ¡¿Pero qué haces?! —gritó Kie, llamando nuestra atención justo en el momento en el que Pope dio un volantazo que casi provoca que salgamos volando por la ventanilla.

— ¡Pope! —exclamó John B, inclinándose levemente entre los dos asientos para poder mirarlo. Sin pensarlo dos veces, le agarré del cuello de la camisa y tiré de él para que volviera a su posición inicial.

— ¡Agáchate! No pueden verte o estás muerto —le advertí. Aún seguía aferrándome a la ligera posibilidad de que la policía no estuviera del todo segura sobre el paradero de JB.

— ¡Cuidado, Pope! —advirtió JJ, que ocupó el puesto que John B había dejado libre entre los dos asientos. Me hice un hueco a su lado y pude observar que Pope iba directo a estamparse contra una señal de tráfico.

— ¡Frena, frena, frena! —comencé a decir, pero no hizo caso a nuestras advertencias y acabó llevándose el poste por delante.

— ¡Qué pasada! —soltó nuestro amigo eufóricamente, a lo que todos nos miramos preocupados. Este, definitivamente, no era Pope.

— ¡Pope! ¿Pero qué haces? —habló John B, comenzando a molestarse la actitud que estaba teniendo, al igual que a mi. Nos estaba persiguiendo la policía para llevarse a nuestro amigo, me parece que no es momento para hacer el imbécil.

— Nunca me había sentido tan vivo —contestó, con una sonrisa de oreja a oreja, intercalando su mirada entre nosotros y la carretera. Dios mío, estaba colocadísimo.

— ¿Se puede saber cuanta mierda le has dado? —pregunté molesta, mirando directamente a JJ— Sabes que no fuma, no está acostumbrado.

— Mi padre me va a matar —susurró Kie, restregándose las manos por la cara en señal de desesperación.

— Relájate —me respondió JJ— Era algo que necesitaba.

— Estoy segura que matarnos en un accidente de coche era lo que necesitaba, sí —ironicé.

— Bueno en eso tienes razón —concordó— Yo no tendría que decirlo, pero no deberías conducir en tu estado —añadió, esta vez, colocando una mano sobre el hombro de Pope para llamar su atención, pero él siguió, haciendo oídos sordos.

— Pope —lo llamé, consiguiendo el mismo resultado que JJ— ¡Pope! —grité cerca de su oído, provocando que diera un leve volantazo— Dios, para el coche antes de que terminemos todos muertos.

Esta vez, Pope decidió hacerme caso y, en cuanto tuvo la oportunidad, paró el coche en mitad de la carretera, cerca de la cuneta. La policía no debía de estar muy lejos de nuestra posición, así que, sin pensármelo mucho más, me acerqué a John B y abrí su puerta, provocando que este me mirara con un claro signo de interrogación marcado en su rostro.

— John B, bájate —le pedí— Es mejor que salgas por patas antes de que nos alcancen. Nosotros te cubrimos —expliqué. Al entender que mi idea era lo mejor que teníamos en aquel preciso instante, asintió con la cabeza y se bajó del vehículo.

— Eso, nosotros somos el cebo y tu huyes, ¿vale? —dijo JJ, apoyándose levemente en mí para tener un mayor contacto visual con John B, pero el simple tanto de su mano en mi hombro, y el hecho de tenerlo tan cerca, provocó que se me erizara la piel por un momento— Cojo la lancha de mi padre y quedamos mañana en el vertedero, a las tres —informó. Sacudí levemente mi cabeza para sacar esos pensamientos de mi mente. Definitivamente había otras cosas más importantes— ¡Mañana a las tres! —repitió JJ.

— ¡Y por favor, intenta que no te maten! —grité mientras observábamos cómo JB salía corriendo hasta adentrarse en el bosque.

Nos quedamos observando el lugar por el que se había ido hasta que le perdimos el rastro, siendo nuestra señal de salir de allí. Por ello, cerré rápidamente la puerta del coche y Pope —quien parecía un "poco" más sereno— arrancó el coche justo cuando se comenzaron a escuchar las sirenas de las patrullas en nuestras espaldas. Como si estuviéramos totalmente sincronizados, JJ y yo miramos por la ventanilla trasera para comprobar que, efectivamente, la poli nos estaba pisando los talones.

— Pope, no es por meterte prisa...

— ...pero nos van a pillar como no le metas caña, tío —completó JJ.

— Esperad, tengo una idea para despistarlos —intervino Kie— En la siguiente bifurcación, gira a la izquierda —le indicó a Pope.

Y nuestro amigo, sin rechistar, siguió las instrucciones de Kiara, dándole un poco más de velocidad al coche para conseguir unos cuantos metros más de ventaja frente a los coches patrulla. Finalmente, tras un largo rato yendo de un lado a otro y metiéndonos por lugares de Outer Banks que incluso desconocía, por fin me di cuenta de un hecho importante.

— Hey, chicos —los llamé, provocando que todos me miraran con una mezcla de expectación y preocupación— Escuchad.

— ¿Que escuchemos el qué exactamente? —preguntó Kie, confundida.

— No se oye nada —apuntó JJ.

— Exacto —sonreí, satisfecha con la respuesta. Ahí fue cuando todos parecieron darse cuenta de lo que eso significaba: ya no había policía acechando. Habíamos conseguido despistarlos.

En cuanto Pope fue consciente de la situación y de que nos encontrábamos fuera de peligro, comenzó a reducir la velocidad para ir a un ritmo más normal y no como si estuviéramos en medio de una persecución policial.

Ya me entendéis.

Por su parte, JJ comenzó a hurgar en su mochila en busca de algo. Y cuando descubrí lo que era, estuve a puntito de ahorcarlo con mis propias manos. Aunque él no pareció percatarse de mi mirada asesina, ya que si pensárselo ni un segundo más, cogió el porro entre sus manos, se lo acercó a la boca y lo encendió, dándole una larga calada mientras Pope se dedicaba a encender la radio y poner algo de música. ¿Se piensan que estamos de puta juerga o qué cojones? Pero antes de que pudiera reprocharles nada, JJ comenzó a reírse de la nada.

— Joder colega, le has metido una buena hostia a ese coche —dijo entre risas— ¡Qué mal! —y volvió a darle otra calada al porro para, a continuación, ofrecérselo a Pope, quien lo acepta sin ningún tipo de reparo. Mi cara debía de ser un cuadro en esos instantes.

— Menos mal que no es el mío —contestó, soltando una gran carcajada mientras se llevaba la maría a los labios.

Kie se giró sobre su asiento para clavar la mirada en mí al igual que yo lo estaba haciendo en ella. Estábamos preocupadas y había que hacer algo. Ya.

— Ya valió de tanta gilipollez —hablé, incorporándome levemente para quitarle el porro a Pope y tirarlo por la ventana.

— ¡Oye! —se quejó.

— ¡Por la ventana no, mujer! —me recriminó JJ. Le miré, frunciendo el ceño y a punto de soltare unos cuantos insultos cuando, al parecer, decidió rectificar— Digo, eso es contaminación —apreté mi puño, a punto de darle un golpe— Vale, recibido. Me callo la boca.

— Gracias, veo que te ha costado pillarlo —solté sarcásticamente.

— Para a un lado —pidió Kie, con una seriedad que creo que no había visto en ella en mi vida. Y al parecer los chicos tampoco, ya que Pope le hizo caso y, en cuanto tuvo oportunidad, aparcó cerca de la cuneta mientras él y JJ se partían el culo de... de nada en particular, de hecho. Y me estaban sacando de quicio.

— JJ, no tiene ni puta gracia —solté, cabreada con que se estuviera tomando la situación con tanta diversión.

— No debería conducir —señaló Kiara, desabrochándose el cinturón y saliendo del coche para dirigirse al asiento del conductor.

— Sí, mamás —lo miré, negando con la cabeza. Iba a acabar matándolo, de verdad. Así que decidí que la mejor decisión en esos instantes era ignorarlo.

— ¿A dónde vamos? —le pregunté a Kie una vez Pope se había movido y la había dejado al volante.

— Al último sitio en el que mirarán —contestó mientras arrancaba el coche. Yo alcé una ceja en señal de no entender ni una palabra, ¿a dónde cojones nos iba a llevar? No es como si pudiéramos pasearnos por la isla tan a la ligera.










****

Vale, definitivamente, de todos los lugares en los que había pensando, ni se me había pasado por la cabeza que el espléndido plan de Kiara contaba con una vista a la casa de los Cameron, por lo que en cuanto aparcó el coche frente a uno de los muros que daban al jardín interior y todos nos bajamos, me quedé un rato apreciando la enorme mansión que se erguía ante nosotros, repasando en mi mente si esto era una buena idea o, por el contrario, un plan suicida.

— Vale, estoy súper centrado —nos informó Pope, por lo que dejé de observar el lugar para centrar la vista en mi amigo. Bufé exasperada al darme cuenta de no se le había bajado el colocón ni un poquito.

— ¿Seguro que es buena idea? —pregunté, acercándome a Kie antes de que se dispusiera a saltar el muro.

— Solo ella puede demostrar su inocencia —dijo, haciendo referencia a Sarah, y era cierto: sin duda, la única que podía sacar a JB de todo esto era ella, porque por mucho que yo estuviera allí, el testimonio de una Pogue, amiga íntima del acusado, no iba a servir más que para empeorar las cosas.

— Aquí no vendrán a mirar porque no viene a cuento —intentó tranquilizarme JJ. Los miré a ambos y suspiré, dándome por vencida.

Peores cosas habíamos hechos durante estos últimos días como para empezar a preocuparme ahora por las consecuencias de nuestros actos. Ya estábamos con la mierda hasta el cuello así que, como le gusta decir a JJ, definitivamente no teníamos nada que perder. Pero sí mucho que ganar. Por lo tanto, nos dispusimos a saltar el muro que nos separaba de la propiedad de los Cameron. Una vez que me encontraba esperando al otro lado, Kiara y JJ estaban ayudando al colocado de Pope a saltar mientras que yo intentaba que no cayera de cabeza al suelo y se matara. Cuando por fin conseguimos estar todos dentro, Kie llamó nuestra atención.

— Escuchad, tengo un plan —comenzó a decir, pero antes de que pudiera continuar, Pope decidió interrumpirla.

— Sí, yo también. Tracemos un plan. Vamos a planear. Al lío. —soltó unas cuantas frases sin mucho sentido. Kie, JJ y yo nos echamos una mirada rápida: no podrían hacer nada con Pope en ese estado.

— ¿Tienes la cabeza para planes? —se atrevió a preguntar JJ, aunque ya sabíamos la respuesta.

— Pues claro que la tengo para planes —alcé una ceja al escuchar la primera frase con sentido que dice desde hace ya un buen rato— Yo soy muy de hacer planes. Soy una máquina de hacer planes, ¿sabes? —mierda, he hablado demasiado pronto— ¡Siempre estoy pensando en un plan maestro! ¡Porque no hay nada como... —todos nos sobresaltamos cuando Pope comenzó a elevar el tono de voz más de la cuenta, por lo que Kie le tapó la boca con la mano para que se callara.

— Sssssh —me puse un dedo sobre mis labios en señal de que cerrara la boca— Es un plan silencioso, ¿vale? —Pope asintió con la cabeza, ya que no podía hablar.

— ¿Puedo quitar la mano? —le preguntó Kie, a lo que él volvió a asentir. Lo que no nos esperábamos ninguno de los allí presentes fueron las palabras que Pope decidió soltar, como si de una bomba se tratara.

— Te quiero, Kie.

— ¿Qué? —exclamó la morena, muy sorprendida.

Vi cómo JJ estaba a punto de decir algo, así que rápidamente puse una mano sobre sus labios para que cerrara la boca y tiré un poco de él, dándoles a Kiara y Pope algo de espacio. Esto era algo entre ellos donde ninguno de nosotros deberíamos meternos, y muchos menos JJ y sus típicos comentarios.

— Que te quiero —volvió a repetir Pope— Estoy enamorado de ti —juro que se me estrujó un poco el corazoncito al oírlo decir eso.

— Vas ciego —comentó Kie, intentando quitarle importancia al asunto.

— Sí, ya sé que voy ciego y que por eso te lo estoy diciendo, pero va en serio: te quiero, y he intentado decírtelo, pero...

— Dios, ¿vamos a hablar de esto ahora? —espetó, molesta, mientras inclinaba levemente la cabeza hacia donde nos encontrábamos JJ y yo, como señal de que no estaban solos. Nosotros, al percatarnos de eso, comenzamos a mirar hacia otro lado como si no nos estuviéramos enterando de nada.

— ¡Estoy intentando decirte lo que siento por ti! —alzó Pope la voz.

— ¡Pope, pope! Sssssh —Kie comenzó a hacer movimientos con sus manos, de arriba hacia abajo, en un intento de que bajara el volumen— Primero, necesito que te calles.

— Sí, claro. Por supuesto.

— Deja de hablar —le cortó inmediatamente— Ya, cállate ya —en cuanto vio que Pope no mostraba ninguna señal de querer seguir hablando, Kiara prosiguió— Segundo, gracias por decírmelo. Es muy bonito por tu parte, pero no va a pasar nada —sentenció, y desde mi posición, pude ver como el semblante de Pope cambiaba a uno más triste.

— Pero, ¿por qué no? ¿Es...

— Porque los Pogues no pueden liarse entre sí —finalizó Kie por él.

— Eso no tiene ni pies ni cabeza —señaló Pope, comenzando a notarse la molestia en su tono de voz— ¡Además, nadie lo cumple!

En cuanto Pope comenzó nuevamente a elevar la voz, supe que era el momento de darles a aquellos dos privacidad de verdad. No me parecía correcto que JJ y yo estuviéramos escuchando una conversación tan privada como esa, y menos cuando lo que podía haber sido una bonita declaración por parte de Pope, se estaba convirtiendo en toda una auténtica pelea entre él y Kiara. Así que, decidiendo que lo mejor era que ambos solucionasen sus problemas con cierta intimidad, cogí del brazo a JJ y lo arrastré lejos de allí.

— ¡Hey! ¿Qué haces? —preguntó el rubio, aunque sin oponer resistencia— Pensé que íbamos a hablar con Sarah. Y que yo recuerde, su casa está por allí —añadió, señalando la casa que se encontraba a nuestras espaldas.

— Creo que Kiara y Pope podrán encargarse ellos solos de la misión —contesté, parándome en frente del muro y girándome para poder observarlo— Además, creo que necesitan algo de espacio para arreglar su pequeño problema —JJ asintió, dándome la razón— Mientras, nosotros podemos encargarnos de vigilar y que no nos roben el coche. Es lo último que necesita el padre de Kie para que le de un infarto.

JJ soltó una carcajada ante eso último y, sin perder mucho más tiempo, escalamos la pared para volver al coche de Kie, apoyarnos en el capó y esperar a que consiguieran hablar con Sarah sin matarse en el intento. Porque lo cierto es que a ambos se les veía demasiado tensos, y no era para menos. La conversación que estaban teniendo me había dejado bastante pensativa, ya que me parecía un tema bastante delicado: por un lado entendía a Pope, quiero decir, expresarle tus sentimientos a la persona que te gusta y que esta te rechace solo por una estúpida regla tiene que ser doloroso, pero por otro lado sabía que la decisión que había tomado Kie no era nada sencilla, y que si lo había hecho, era porque, por encima de todo, estábamos los Pogues. ¿Qué pasaría si Pope y Kie comenzaran a salir y terminaran mal? El grupo quedaría totalmente dividido y sería todo muy incómodo. Nada volvería a ser como antes, cuando no había sentimientos de por medio. Pero si se quieren, ¿qué van a hacer? ¿Ignorarlo?

Sin duda, es un tema demasiado complicado, supongo que como todo lo que implica sentimientos entre amigos. Giré mi cabeza levemente para observar a JJ, quien se había encendido otro de sus porros y le estaba dando una calada, absorto en su propio mundo. No pude evitar pensar en el hecho de que, si saliéramos y las cosas terminaban mal, estaría poniendo en juego una amistad que llevamos construyendo desde tercer curso, y por cosas como esas, podía llegar a entender mínimamente el por qué todos pensamos en su momento que era una buena idea crear una regla como esa.

— ¿Crees que conseguirán convencer a Sarah para que nos ayude? —preguntó JJ de repente, rompiendo el silencio que se había instalado  desde hacía ya unos minutos. Yo simplemente asentí con la cabeza, si dejar de darle vueltas a todo el asunto de Pope y Kie— Te estoy escuchando pensar desde aquí —su comentario consiguió llamar mi atención, provocando que saliera del trance en el que me encontrara y girara mi cabeza para poder mirarlo, con clara confusión en mi rostro— ¿En qué piensas? —añadió.

— Oh no, en nada en especial —mentí vagamente.

— Ann...

— ¿Qué? —pregunté, algo molesta por su insistencia.

— Buen intento, pero sabes que no puedes colármela —mierda— Venga, dispara —me animó, dándome un ligero empujón hombro con hombro. Suspiré, rendida.

— Simplemente no puedo sacarme de la cabeza lo que ha dicho Pope —solté.

— ¿Cuál de todas las estupideces en concreto? Porque hay que decir que el tío se ha lucido hoy como nunca —intentó quitarle un poco de peso a la situación, lo cual funcionó, haciéndome sonreír levemente al pensar en que Pope colocado era tremendamente insoportable. Más que JJ, John B, Kiara y yo juntos, y ya es decir.

— Hace un rato, cuando le empezó a decir todas esas cosas a Kie... —comencé a decir, haciendo una leve pausa para posar la mirada en mis manos— ...dijo que la regla Pogue no tenía ni pies ni cabeza.

— ¿Y tú no lo ves así? —se atrevió a preguntar JJ.

— No sé qué pensar —me sinceré. Y, en ese momento, me di cuenta de algo— Espera, ¿tú también opinas lo mismo que Pope? ¿Qué es una estupidez?

— Que le den a la regla Pogue —sentenció, sin más. Dejé de observar mis manos por un momento para clavar mi mirada en él.

— ¿Y eso qué significa? —fruncí mis cejas. Su respuesta me había dejado más confundida de lo que ya estaba.

— Pues que esa regla estaba bien cuando teníamos diez años, pero las cosas cambian, al igual que nosotros —explicó, apagando lo que restaba de porro y lanzándolo por ahí para centrar su mirada en mis pupilas.

Tragué saliva. ¿Nosotros? ¿Se estaba refiriendo al grupo entero o solamente a nosotros? Sin duda su respuesta me había dejado completamente sin palabras, e intenté decir algo, pero ningún sonido parecía salir de mi boca, como si de repente hubiera enmudecido por completo. ¿Y si tenía razón? ¿Y si lo mejor era mandar la estúpida regla Pogue a la mierda? Como hizo Pope. Igual el punto es pensar que las cosas pueden salir bien, que no todo tiene que terminar con un final terriblemente trágico. Que las cosas pueden funcionar.

— ¿A qué te refieres con... —no pude terminar mi pregunta porque, de repente, un gran estruendo llamó nuestra atención. Al girarnos hacia la dirección de donde procedía aquel sonido, pudimos ver a Pope en el suelo mientras Kie, subida aún en lo alto del muro, negaba desesperada con la cabeza.

— Se nos comienzan a acumular las conversaciones pendientes —me susurró JJ antes de adelantarse e ir a ayudar a nuestro amigo a levantarse.

Me quedé observándolos desde mi posición, sin mover un músculo. No me sienta preparada para tener esa conversación con JJ, pero sabía que, tarde o temprano, cuando menos me lo esperara, iba a acabar ocurriendo. Y lo mejor era que me fuera mentalizando ante la idea de expresar mis sentimientos a mi mejor amigo y prepararme para las consecuencias que eso podía llegar a tener en nuestra amistad. ¿Pero cuándo tendría la oportunidad de decírselo? Porque últimamente, con tanto drama a nuestro alrededor, ningún momento parecía el correcto.

— Wow colega, a eso lo llamo yo una entrada por todo lo alto —comentó JJ a Pope mientras lo levantaba del suelo y le daba unas palmaditas en el pecho.

— ¿Por qué os largasteis? —me preguntó Kie, acercándose hacia donde me encontraba.

— Alguien tenía que vigilar este trasto —dije, dándole unos leves toques al capó del coche— No queremos que el señor Carrera termine por matar a su única hija.

— Gracias —sonrió levemente, a lo que yo se la devolví— ¿Pero seguro que fue solo por eso? Se te ve algo... —dejó la frase en el aire por unos instantes para dirigir su mirada hacia donde se encontraban JJ y Pope— ...ausente —concluyó, volviendo a centrar su atención en mí.

— Estoy bien —respondí sin más, abriendo mis brazos para estrecharla en un fuerte abrazo— ¿Vosotros habéis hablado con Sarah? —ella asintió con la cabeza, alejándose un poco de mi agarre.

— Pero Ward la tiene encerrada en su habitación —añadió. Me estremecí ante la simple mención de ese hijo de puta.

— Pues menuda mierda —comentó JJ, acercándose a nosotras.

— ¿A caso todo no es una gran mierda? —inquirió de repente Pope, dejándonos a todos bastante sorprendidos por su tono de voz. Antes de que alguno pudiera decirle algo, él rápidamente se sentó en el asiento del copiloto, esperando por los demás. Miré a Kie en busca de alguna explicación a su comportamiento tan... tan poco Pope.

— No preguntes —sentenció, dándome a entender que no habían conseguido arreglar nada.

— Dejemos los dramas para luego —intervino JJ— ¿Ahora qué hacemos?

— Lo mejor será salir de aquí y escondernos en algún lado hasta mañana —propuse, dado que era de noche y nos estaban buscando, lo mejor era encontrar un lugar seguro hasta que volviera a salir el sol.

— Si, ¿pero dónde? —cuestionó JJ.

The Wreck —habló Kie, sacándose las llaves del coche del bolsillo de su pantalón y lanzándomelas— Te toca conducir.

— ¡Eh! ¿Y cuándo me toca a mí? —se quejó JJ mientras que Kiara abría una de las puertas traseras del coche para poder sentarse.

— Nunca —contestó.

JJ me miró, pero simplemente me encogí de hombros, haciéndole saber que yo no podía hacer nada, y me dispuse a sentarme al volante para llevarnos hasta el restaurante de los padres de Kiara.

El camino hacia The Wreck fue bastante incómodo: la tensión que se había instalado en el interior del vehículo por culpa de la discusión de Pope y Kiara provocaba que el aire se volviera realmente pesado ahí dentro. Pero, por si fuera poco, el hecho de cruzar accidentalmente miradas con JJ de vez en cuando por el retrovisor no ayudaba nada a la situación, y mucho menos cuando mi cabeza seguía estancada en esa extraña conversación que estábamos teniendo hace apenas unos instantes. Todo esto, unido a todo el tema del oro, Ward y John B que venimos arrastrando desde hace ya tiempo, iba a acabar provocando que mi cerebro se acabara de fundir por completo, es más, dudaba mucho que pudiera dormir algo esa noche, y mucho menos sabiendo que JB estaba en algún lugar de Outer Banks, solo y huyendo de la policía.

Solo de pensarlo se me ponían los pelos de punta y se me helaba el cuerpo por completo.

En cuanto llegamos, aparqué y todos salimos del coche. Mientras los demás entraban dentro del local y se disponían a prepararlo todo para pasar la noche, yo me quedé unos segundos en frente de las escaleras principales, observando el gran cartel que colgaba de la puerta y donde se podía leer el nombre del restaurante. Y suspiré.

Sin duda, iba a ser una noche demasiado larga.










______

¡Hola a todos!
Por fin la Universidad me ha dado un poco de margen y he podido escribir un nuevo capítulo entre trabajos y exámenes. Siento un montón la espera pero, por suerte, las navidades están a la vuelta de la esquina y eso significa... ¡más tiempo para escribir!

Bueno, la historia poco a poco está llegando a su fin y me parece que no os agradezco lo suficiente el cariño y apoyo que le estáis dando, lo cual me parece increíble dada mi nula experiencia escribiendo y que es mi primera historia, así que muchísimas gracias por todo.

¿Qué os ha parecido este capítulo? No os olvidéis de comentar y dejar vuestro votito que, de verdad, no sois conscientes del chute de autoestima que eso da 🥰

Por último, recordaros que: 1) Hay una playlist creada para el personaje de Anne y toda su historia (podréis encontrar el link por mi tablón) y 2) Que estoy publicando una historia junto con buckyobrien y flickerofhxran que es increíble así que os invito a pasaros por ella. Además itsqueennb a empezado un fic de TOPPER que tiene buenísima pinta, ¡animaos!

Muchos abrazos cibernéticos,
A.

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