pogues [jj.m.]

xvi. open wounds

Hey, Maybank: everything will be fine

JJ

El maldito sonido del despertador se hizo presente, inundando toda la habitación con su terrible estruendo. Por ello, antes de ni siquiera abrir los ojos, alcé mi brazo y comencé a dar manotazos al aire hasta que, finalmente, conseguí apagarlo para volver a sumirme en la tranquilidad del silencio. La noche anterior, en medio de la celebración por nuestra futura entrada en los Kooks, quedamos en que, a la mañana siguiente, nos reuniríamos todos en casa de John B para trazar tanto el plan de extracción del resto del oro como el plan para vender el que teníamos y así pagar mi indemnización. Yo no quería que hicieran ese esfuerzo por mí, pero todos insistieron, en especial Anne. Siempre está con esa idea de que ''merezco mucho más'' metida en su cabeza.

Pero yo no lo creo.

A pesar de ello, me convencieron para aceptar. Bueno, más bien diría que Anne es muy cabezona cuando se lo propone, y ya ni hablemos cuando Pope se pone de su parte. Son tan pesados que tuve que ceder para que dejaran de insistir. Además, en el fondo, sabía que debía de pagar lo que debía cuanto antes, así mi padre no tendrá otro motivo más para odiarme y desquitarse conmigo siempre que se le presente la oportunidad.

Bufé y restregué mis manos por los ojos, no tanto para despertarme, si no más bien en un intento por alejarlo de mi mente. Ese hijo de puta no lo merecía, al menos no como la persona que tenía lado.

Giré la cabeza hacia la izquierda para encontrarme con Anne plácidamente dormida. Sonreí al verla: tenía todos los pelos enmarañados, la boca abierta de par en par y saliva manchando toda su cara, pero a pesar de las pintas se veía adorable. Se nota que hacía mucho tiempo que no dormía como es debido, algo normal si eres Anne Sink y vives más preocupada de la gente de tu alrededor que de ti misma.

— ¿Tengo monos en la cara? —dijo de repente sin ni siquiera abrir los ojos, lo cual hizo que me sobresaltara. Mierda, me había pillado mirándola como un auténtico acosador.

Anne

— ¿Tengo monos en la cara? —le pregunté a JJ aún con los ojos cerrados, ya que todavía estaba algo adormecida, pero pude notar cómo se había sobresaltado al pillarlo mirándome.

— No, pero sí baba por toda la cara —se burló. Yo le gruñí en respuesta mientras me pasaba una mano por toda la cara para quitarme los restos de saliva y JJ se dedicaba a reírse de mí.

Ayer, tras idear nuestra misión doble de la mañana siguiente, todos decidieron que era hora de ir a casa y descansar, pero en cuanto JJ dijo que se pasaría la noche en el Château, solo, supe que no iba a permitir eso bajo ninguna circunstancia. Sabía que no quería ir a su casa para evitar a su padre a toda costa, y yo no iba a ser la persona que lo obligara a ir allí, pero tampoco podía quedarse a dormir en un sitio que, por el momento, estaba totalmente desierto, ya que ahora John B es el nuevo inquilino de Tanyhill. Por ello, no lo tuve que pensar mucho cuando le propuse quedarse a dormir en mi casa y, aunque en un primer momento se negó diciendo que no quería molestar, puedo llegar a ser muy testaruda cuando me lo propongo, por lo que no me llevó demasiado tiempo convencerlo. JJ nunca es una molestia para mí, y menos para tía Lydia, ya que sorprendentemente, el rubio y ella se llevaban genial. Nadie sabe muy bien por qué. Mi teoría es que ambos se divierten mucho burlándose de mí o que JJ, siempre que puede, ayuda a tía Lydia en la cocina. Y no hay nada que mi tía adore más que un hombre que sepa hornear unas buenas galletas de chocolate.