El Rostro de una Mentira

By darlis_steff

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En un país multicultural cómo Australia, en un día puedes toparte con más de mil rostros y diversas personali... More

El Rostro de una Mentira
El día que nací
Prefaccio
Capítulo Uno: Hola, Leonid
Expediente abierto
Capítulo Dos: Gracias por tu compra
El Caso de Carolie Cox
Capítulo Tres: Espíritu, tumor o locura
Mensajes enviados entre Shaina y Azhar
Capítulo Cuatro: Cocodrilo
El caso de Lane Cove
Capítulo Cinco: ¿Quién es Rebecca?
Capítulo Seis: Crocodrile Woman
Capítulo Siete: Dos opciones
Capítulo Ocho: Hola, Traviesa
Capítulo Nueve: Primer paso
Capítulo Diez: Tres no son multitud (+)
Capítulo Once: Tentar
Encontrado cuerpo a las afueras de Ryde
Capítulo Doce: Ser mala
Capítulo Trece: Rara Vs. Normal
Capítulo Quince: La niña
Capítulo Dieciséis: ¡Bienvenida al mundo de los raros!
Capítulo Diecisiete: Las voces
Capítulo dieciocho: Dependencia
Capítulo Diecinueve: El loco mundo de Azhar
Capítulo Veinte: ¿Demasiado?
Capítulo Veintiuno: alucinación vs realidad
Capítulo Veintidós: El despertar de Shaina
Sydney amanece con hallazgos escalofriantes
Capítulo Veintitrés: El beso de la muerte
Capítulo veinticuatro: el eslabón débil
La niña que ya no quiso creer en la ciencia (+)
Capítulo Veinticinco: Libre albedrío (+)
Capítulo Veintiséis: ¿Me crees? (+)
Capítulo veintisiete: La liberación de Shaina (Parte I)
Capítulo Veintisiete: La liberación de Shaina (+) (Parte II)
Capítulo veintiocho: Víctima
Capítulo veintinueve: No una víctima
Capítulo Treinta: Los cocodrilos tienen hambre
Annie ya no será la chica mala.
Capítulo Treinta y Uno: Soy Azhar Beckett
Capítulo treinta y Dos: Ya no hay grietas, está roto (+)
Capítulo Treinta y Tres: Hola ¿...?
Capítulo Treinta y Cuatro: Odette(+)
Capítulo treinta y cinco: De cuando Odette le sonrío a André
Capítulo Treinta y Seis: La fiesta del pecado
Capítulo Treinta y Siete: La fiesta del orgullo
Capítulo treinta y ocho: la fiesta de la revelación
Capítulo treinta y nueve: Ser superior
Capítulo Cuarenta: ¿Familia?
Capítulo Cuarenta y uno: Reuniones
Capítulo Cuarenta y Dos: Los amantes trágicos

Capítulo Catorce: Miedo

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By darlis_steff


Capítulo Catorce: Miedo

Azhar.


No he leído ninguno de los libros que compré.

Ayer llegué de la librería y tras enviarle los enlaces a Amelie de mis libros, me sentí inspirada para escribir. Opte por comer y poco después decidí ver alguna serie en Netflix intentando sentir algo de normalidad, a ello le siguió una llamada larga con Albert, quien con detalles me habló sobre una ex conquista invitándolo a un crucero. Discutimos los pros y contras de que fuese con su ex, al final, decidimos que no valía la pena. Luego hablamos de Leonid, no había mucho que decir, solo que me quedé con un flechazo y atracción que no había experimentado antes.

Pese a que suelo ir a más a fiestas con Rebecca y "tener" sexo con África cuando me presto para su fetiche, me siento más cercana a Albert y no es por haberlo conocido primero, es solo que podemos hablar de todo y nunca nos juzgamos, siento que tenemos alguna especie de conexión especial que me hace rogar en mi interior que me quiera tanto cómo lo quiero.

Hablamos durante un par de horas en el que me ruega lo dejara venir a ver películas conmigo, pero debí negarme porque pese a no seguir normas, cuando se trata de la señora Hawk y el apartamento, cumplo. Después de ello cené y tuve que lidiar con la música de Priscila, quien se la pasó todo el día encerrada. Me quedé dormida muy temprano y pese al suceso loco de la librería – que deliberadamente esquivé pensar – no hubo pesadillas.

Hoy es diferente, me siento con mucha energía, atrás queda toda esa desgana y vacío que experimenté. Vuelvo a sentirme cómo yo, así que cuando Rebecca nos escribe para ir a una fiesta que Albert cataloga "de pobres salvajes" no dudo en apuntarme esperando que los libros que compré no acumulen polvo y leerlos más adelante, pero por ahora me concentro y pienso en la fiesta lo que es algo menos perturbador en lo que pensar.

En algún momento una súbita idea viene a mí; creo que Shaina está en el apartamento y sé que Priscila salió está mañana mientras dormía porque la escuché decir un "hola, Shaina" y no ha vuelto, así que decido que mi idea repentina no es mala cuando salgo de mi habitación y camino directo a la de Shaina a final del pasillo.

—Toc toc —canturreo tocando contra la puerta de madera—. ¿Shaina?

No responde, pero sé que está ahí, no ha salido en todo el día. Toco una vez más.

— ¿Estás bien? —Sin respuesta—. Oye, dime algo o llamaré a tu mamá para que verifique si algo está mal.

Tal vez soy un poco cruel al asumir que su mamá es una amenaza convincente, pero resulta que sí funciona porque escucho pasos, pero la puerta no se abre.

—Estoy bien —Su voz suena rara—. Solo...Quiero descansar.

Hay unos sorbidos y me pregunto si está llorando. Llevo la mano al pomo de la puerta, pero por supuesto que tiene seguro ¿Debería de verdad llamar a su mamá?

— ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte, Shaina?

—No, no, estoy bien. Solo dormiré.

Su voz suena insegura y temblorosa. Presiono mi mano de la madera cómo si pudiese darle consuelo. No entiendo de dónde viene esta empatía, pero me hace sentir extraña escucharla así ¿Qué está mal con ella? ¿Qué le pasa?

—A veces el aire se siente denso y hace pensar que cada respiro corta tus pulmones, pero en algún punto aire fresco entra y te sientes mejor —digo con torpeza—. Si te sientes triste, piensa en cosas positivas.

»También alguien muy inteligente me dijo que cuando quiera callar mi mente, puedo leer. ¿Qué tal si lees un libro? Podrías leer uno de mis libros, ya sabes, los que escribo.

Casi me siento mal por hacer publicidad sin planearlo. Shaina no me responde, hay demasiado silencio en respuesta. Me pongo nerviosa y la incomodidad en mí aumenta.

—Leeré —dice finalmente de una manera tan débil que no sé cómo logro escucharla.

— ¿Uno de mis libros?

—Tal vez.

—Bien, eso seguro te sube el ánimo —sonrío—. Si necesitas algo, solo dime.

—Estoy bien, Azhar, gracias —Hace una pausa—. ¿Tocabas la puerta por algo en particular?

Pienso en su voz afligida, en que parece que está llorando y la manera en la que no quiere que la vea débil. Una fiesta es lo último que ella desearía.

—Nada, solo quería pasar a decir hola. Así que: hola, Shaina.

Me toma por sorpresa una leve risa de su parte antes de decirme: hola, Azhar. Pregunto una vez más si se encuentra bien y aunque no creo mucho la respuesta, vuelvo a mi habitación comenzando a revisar entre la ropa qué podría usar para la fiesta.

***

Ciudad Liverpool. Esta tiene que ser la tercera vez o algo así que vengo a una fiesta de esta área, nunca son fiestas memorables, pero tampoco resultan aburridas.

La música retumba y el lugar se encuentra tan lleno que el calor y vapor son imposibles de ignorar en consecuencia el sudor brilla en mi piel. Alzando los brazos por encima de la cabeza y moviendo las caderas al ritmo de la canción, sonrío hacia África que se encuentra bailando frente a mí y cómo si lo planeáramos, con una risita, nos acercamos, rozándonos en un baile lascivo que seguramente llama la atención.

Las fiestas de "pobres salvajes" cómo las llama Albert son más nuestro ambiente. A mis amigos adinerados les gusta moverse en toda esta faena, siempre saben cómo llegar a alguna, parece que tienen un imán para la diversión, me pregunto ¿Qué pensarían sus padres si los encontraran en todas las situaciones en las que siempre están envueltos?

África se acerca y lleva su boca a mi oreja para que la escuche por sobre la música:

—Juguemos con los tontos de la izquierda. Camisa negra y azul, parece que miran porno.

Con disimulo busco a los dos hombres y no tardo en localizarlos, no están nada mal, pero no nos interesan. Entrando en el juego deslizo las manos por la espalda desnuda de mi amiga hasta acabar en su culo y movernos a ambas al ritmo de la canción. Los tipos murmuran entre ellos. Ella y yo nos movemos de una manera tentadora, una contra la otra y cuando gira presiona su espalda de mi frente. Deslizo una mano con lentitud por su abdomen hasta llegar a su vientre sobre la falda y África estira uno de sus brazos por encima de su cabeza hasta la mía y sus dedos van a mi boca, entendiendo el juego me encuentro lamiendo su dedo y creo que ríe contra ellos.

No es la primera vez que nos burlamos de un par de tontos mirones, nos gusta jugar con sus emociones calientes.

Soy solo unos pocos centímetros más alta que ella, así que bajo mi rostro y planto un par de besos en su cuello, luego alzo la vista hacia los tipos que parecen anonadados. Estoy conteniendo las ganas de reír y estamos dispuestas a exagerarlo todavía más, pero alguien me abraza desde atrás tirando de mi cuerpo y alejándome de mi amiga.

Al bajar la vista me encuentro con un par de manos en mi estómago y reconozco el ridículo tatuaje de serpiente. Me es inevitable no rodar los ojos e intento retirar las manos de Caleb, el folla algo al que debo decirle "se acabó".

Caleb aleja una de sus manos, pero deja la otra mientras se restriega contra mí en un baile un poco raro y demasiado insinuante. África frunce el ceño y tira de mi mano sacándome del agarre de Caleb, cuando giro para verlo, él me sonríe. De acuerdo, toda esa imagen de rebelde es lo que me atrajo en un primer momento: tatuajes en sus brazos, cuello e incluso una cruz pequeña en la esquina de uno de sus ojos, además, la argolla en el medio de su labio inferior así como la barra en su lengua, hicieron un buen trato por mí. Pero él está actuando tan molesto, cómo un bastardo posesivo tóxico. No lo necesito en mi vida

— ¡Vamos! Sabes que te diviertes conmigo —grita por sobre la música.

—Ve a divertirte —Le grito de vuelta.

—Ven, vamos afuera a fumar un cigarrillo —Me susurra África en el oído tomando mi mano.

Caleb me abraza una vez más cuando intento alejarme, deslizando su nariz por mi cuello y luego siento su lengua. Mi amiga me mira impaciente y le hago una seña de que se adelante, ella duda por unos segundos, pero luego se encoge de hombros y se aleja.

Saliendo del abrazo de Caleb tomo su mano llevándolo hacia los pasillos que dan hacia los baños, hay personas, pero no tantas cómo en la pista de baile o la barra. Al verlo tiene la sonrisita pícara cómo si se saliera con la suya ¡Mierda, es sexy! Y era un polvo increíble, pero ¡Hola! Se ha vuelto raro.

—Bórrate esa sonrisa ¿Qué pasa con eso de llegar y agarrarme de esa manera? No somos novios para estar con esos saluditos públicos cómo si hubiésemos planeado vernos.

—No somos novios porque tú no quieres. Bien sabes que eres mi Diosa, bombón.

— ¿Vas colocado?

Su respuesta es reírse y darme una mirada lasciva. Sí, definitivamente Caleb esta noche está en modo imbécil.

— ¿Qué pasa contigo, Diosa? Parece que hoy eres aburrida —Se acerca y sus dedos toman un mechón de mi cabello—. ¿Por qué no respondes mis mensajes y llamadas?

— ¿Por qué no quiero hablar contigo?

Hace una mueca y tira del mechón que tiene en su mano, duele y en venganza clavo mis uñas en su brazo a tal punto en el que sé que le arde.

—No vuelvas nunca a hacer algo cómo eso—digo en voz plana liberando mi cabello.

—Pero no te molesta cuando tiro de el y te follo de perrito ¿Eh?

Suspiro, no tendrá sentido hablar con él, no en ese estado. Es bueno en la cama, pero pésimo fuera de ella.

—Caleb, fue divertido, pero ya no funciona. La pasamos bien, pero ya no pasará más.

Se ríe y saca una pequeña bolsa de plástico de su bolsillo, saca una pastilla y la pone en la punta de su lengua y antes de darme cuenta, me empuja hacia la pared y su boca está sobre la mía. Siento la pastilla en mi propia lengua y lo empujo.

Escupo la píldora y lo miro furiosa ¿Qué mierda le pasa? Siento un calor dentro de mí como si fuese una olla de presión a instantes de explotar, la molestia se encuentra en plena ebullición. Cuando vuelve a reír, pese a saber que está drogado y normalmente no es éste imbécil, siento ganas de golpearlo.

—No vuelvas a acercarte a mí, Caleb o lo lamentarás—Mi voz suena fría.

Me giro y me alejo a paso apresurado saliendo al área de fumadores y tomando profundas respiraciones. Me doy cuenta de que me tiemblan las manos y de verdad siento una molestia abrumadora, siento que quiero volver y golpearlo, hacerlo aprender a respetar.

— ¿Por qué siento tanta rabia? —susurro a la nada.

Mi furia es latente, cómo si pudiese saborearla o quizá es el sabor de la puta pastilla que empujó con su lengua a mi boca.

«Serás mala cuando mamá lo diga ¿De acuerdo?»

Dejo de respirar abruptamente recogiendo esa voz en mi cabeza. Lo único que estaría faltando en mi vida es que de verdad me esté volviendo loca.

— ¿Y bien?

Alzo la vista encontrándome con África frente a mí fumándose un cigarrillo. Sé que se refiere a Caleb, lo desestimo con mi mano y digo un "polvo del pasado" antes de arrebatarle el cigarrillo para darle una profunda calada en un desesperado intento de calmar la ira aun latiente en mí ¿Qué me pasa? ¿Por qué estoy tan molesta?

—Es cierto que los chicos rebeldes atraen para un buen revolcón, pero también es cierto que jugaste demasiado con Caleb. Él tiene escrito inestable en toda su cara —Me quita el cigarrillo de nuevo—. No seas Rebecca.

—Era bueno —Me encojo de hombros— y tampoco fue tanto tiempo, pero en fin, es el pasado.

»Hablando de Rebecca ¿En dónde está? Tengo un rato sin verla.

—Haciendo sus dos cosas favoritas —Me sonríe—: metiéndose porquería por la nariz y follando con un tipo arrastrado —Termina el cigarrillo— y antes de que lo preguntes, Albert está en un rincón hablando con un tipo, sabemos que eso terminará en algún toque sexual si le gusta lo suficiente.

—Así que somos tú y yo —digo pellizcando su cadera.

—Planeo irme en unos veinte minutos. Me encontraré con Acker, vendrá por mí.

Ve alrededor para fingir que no dice la gran cosa, pero de verdad el pelirrojo sueco está haciendo estragos en mi amiga rompecorazones ¿Hasta dónde lo dejará llegar África?

Wow —exhala—. Qué hombre tan despampanante.

Sigo su mirada y secundo lo que dice. Con la espalda recargada a una pared y conversando con un chico y una chica – cuya postura de coqueteo es obvia – se encuentra un tipo que parece irreal. Su piel pálida resalta al igual que su impresionante perfil. Le da una calada al cigarrillo entre sus dedos y alza la cabeza al cielo liberando el humo, su cuello se ve tentador. Sonríe a lo que sea que le digan y su rostro se hace todavía más impresionante.

Su perfil me luce familiar y solo me toma unos segundos recordarlo: el tipo impresionante de la librería que parece un personaje de libro de fantasía. ¿Cuál era su nombre? ¿Andrew? ¿Alec?

—Anders —digo.

— ¿Lo conoces? —Me pregunta de inmediato África.

—No exactamente —respondo.

— ¿Qué significa eso?

—Lo vi en una librería y le dije que parecía salido de mis libros, se rió, me ignoró y se fue.

Sus acompañantes se adelantan y pasan por nuestro lado volviendo adentro. Él se toma unos segundos para terminar su cigarrillo y ver al cielo oscuro pareciendo pensativo. Revisa algo en su teléfono y se propone volver adentro, espero hasta que está lo suficientemente cerca para decir su nombre y se detiene, poco después se encuentra girando y viéndome, enarca una ceja hacia mí en una pregunta silenciosa de "¿Te conozco?". A mi lado África parece estar conteniendo la risa, le parece graciosísimo ver a un hombre pasar de mí.

—Librería, tu siendo mi personaje...Olor a marihuana.

No estoy muy orgullosa de recurrir a lo último para ser recordada, pero es lo que toca. Él ladea un poco su cabeza y entrecierra sus ojos, luego una leve sonrisa aparece mientras me mira con curiosidad.

—Hoy no hueles a marihuana ni te ves...

— ¿Cómo una vagabunda? Sí, ese look hoy no me tocaba usarlo —bromeo.

—Puedo verlo... ¿Asia?

—Azhar —Lo corrige mi amiga— y yo soy África.

—Bonito nombre.

—Lo sé, va conmigo —responde ella encogiéndose de hombros.

Él ríe de su declaración y vuelve su atención a mí. Jean roto ajustado, botas de combate, camisa verde cuello V y chaqueta gruesa marrón. Es bastante alto, complexión de atleta y con ese rostro impresionante. Apuesto a que hoy muchas mujeres se han vueltos locas en este club de mala reputación por él.

El teléfono de África suena y se aleja en busca de algo de privacidad, dejándome a solas con el señor personaje de libro de fantasía ¡Ufs! Apodo largo.

—Parece que me reconociste bastante rápido.

—Hombres cómo tú no se olvidan —respondo—. Espero la próxima vez no vivir el momento incómodo donde no me recuerdas.

— ¿Habrá una próxima vez? —pregunta con burla.

—Las casualidades existen —respondo.

—Siendo así, hasta la próxima casualidad —Sonríe girándose y comenzando a alejarse.

Veo su espalda, su culo y esa aura de seguridad con la que camina. Es tan tentador, cómo algo que sabes que te intoxicará si lo comes, pero aun así no puedes evitar caer. Me gustaría ser la mujer que hoy se enfermará por de él, sin embargo, parece demasiado esfuerzo y hoy me siento floja.

Al menos mi ataque de rabia ha disminuido. Gracias por eso, Anders.

Mi teléfono vibra en el bolsillo del jean, es algo bueno que no lo he perdido cómo otras veces; al sacarlo confirmo que se trata de una llamada, pero estoy muy sorprendida por el nombre que leo.

Verifico que es la una de la madrugada y no puedo evitar preguntarme ¿Por qué me llamaría? Y una pregunta mejor: ¿Por qué me llamaría a esta hora?

Sea cuál sea el caso, contesto.

—Hola, buenas noches ¿Con quién deseas hablar? —pregunto fingiendo formalidad y hay unos segundo de silencio.

—Con la vagabunda que ayudé en Mosman.

— ¡Oye! Podrías haber dicho algo mejor cómo: la diosa de la fiesta de la otra noche —Ríe—. O la mujer que te compró un delicioso postre luego de una cena obscenamente cara.

Ahora su risa es ronca y profunda, sería imposible no sonreír y me odio un poco porque reconozco que esta llamada enciende una emoción en mí, pero decido ignorar tal emoción mientras camino hasta la pared y recargo mi espalda de ella.

— ¿A qué debo el honor de esta llamada tan tarde?

Para este punto me había resignado a dejar su vida en paz y dejarlo cómo: el hombre que me gustó, pero para su buena suerte, huyó de mí.

— ¿Llamo en un mal momento?

—No. Estoy en una fiesta, pero no es tan bueno. Dos de mis amigos deben de estarse divirtiendo y la otra parece ocupada —Miro hacia donde África que parece estar enfocada escribiendo en su teléfono—. ¿Tú qué haces?

—Surf.

— ¿A esta hora? Morirás con tu culo congelado o ¿Y si un tiburón emerge? He visto un montón de películas con esos escenarios.

—No moriré —Se ríe—, pero gracias por tu preocupación.

»Terminé de leer tu libro —Hace una leve pausa—. Escribes unas cosas bastantes...

— ¿Candentes? ¿Divertidas? ¿Sexys? —ofrezco.

—Interesantes —termina y esta vez soy quien ríe—. Hiciste un gran trabajo ahí, tal vez lea otro.

— ¿Así que me llamas a esta hora para decirme que haces surf y terminaste de leer mi libro?

— ¿Eso sería extraño? —pregunta y niego—. ¿Recuerdas cuando dije que era un hombre bueno?

—Sí y te dije que todos tenemos un grado de corrupción.

—No lo creía. Siempre he sido bueno. Buen hijo, buen hermano, buen estudiante, buen de deportista, buen novio...

—Y buen prometido —agrego—. ¡Vaya, Leonid! Parece que eres un sueño hecho realidad ¡Felicidades!

Todos tienen grietas —su tono de voz se vuelve más bajo—. También tenías razón en eso, pero trabajaré en arreglar las mías.

Oh, pobre Leonid, parece que se encuentra en una situación difícil, pero cómo siempre soy un poco idiota al no saber qué decir, así que hago silencio esperando a que continúe, pero eventualmente encuentro algo de luz y decido lanzarle una soga inservible de ayuda, una que se tensará y terminará por romperse, pero si lo hace sentir mejor...

—Seamos amigos —digo divertida y me llega un "¿Ah?" sorprendido de su parte—. Sí, parece que te pones algo sensible y hablador conmigo, puedo ser tu amiga.

»No te acuestas con tus amigas ¿Verdad? —niega—. Tampoco las besas ¿Cierto? —niega—. Bueno, parece una solución agradable para esta situación.

—No le hago eso a mis amigas porque mis amigas no me gustan.

Leonid, amigo, trato de ayudarte.

— ¿Qué quieres de mí, Leonid? —termino por preguntar y su respuesta inmediata es suspirar.

—No quiero querer nada de ti.

—Bueno, parece que las olas madrugadoras te ponen melancólico —Me rio—. ¿No quieres ni siquiera mi amistad?

—Eres peligrosa...

Un escalofrío me recorre. Sus palabras no tuvieron esa intención, pero tienen algún impacto significativo. Lo he escuchado antes, no sé dónde, pero lo he hecho. En gritos, susurros, burlas, llantos, lamentos...

— ¿Azhar? Disculpa, no lo dije...

—No pasa nada, solo pensé en algo —Sacudo mi cabeza—. Leonid, bien, no quieres nada de mí porque soy peligrosa ¿Entonces?

— ¡Mierda! Debo colgar. Esto queda pendiente.

¿Esto qué? La llamada finaliza dejándome con una infinidad de inquietudes y dudas que no tendrán una respuesta pronto. Guardándome el teléfono veo hacia la entrada justo a tiempo para ver a Albert venir bailando, sus labios de por si rojizos lucen más sonrojados y están hinchados cuando llega hasta mí y me abraza.

—Me mordieron la lengua —comenta—. Casi caigo en un mal rollo, hoy no follo ni me follan. Ven y baila conmigo.

—Bailaré contigo. Hoy tampoco follo ni me follan. Necesito una copa para brindar por eso.

Tomándome el rostro en sus manos me estampa un beso en la boca y luego pellizca mis mejillas. África se acerca a nosotros y dice que su pelirrojo sueco ya se encuentra afuera esperándola, ella sí follará esta noche, así que se despide con besos arrojados mientras se larga a masticar un poco más el corazón del sobrino del Cónsul.

—Tú y yo volvamos a esa fiesta —dice Albert.

Y lo hacemos. Adentro bebemos copas, bailamos y cantamos. En algún momento Rebecca aparece con algún tipo volando alto y hace el tonto con nosotros. La paso bien con mis dos amigos y el drogado desconocido. Me rio un montón, ignoro a los chicos y olvido la llamada de Leonid alias señor no quiero nada de ti. Me divierto, gozo y disfruto.

Lo mejor de todo: no olvido.

Así que cuando a las cinco de la mañana un uber me deja frente al edificio y me tambaleo cantando alguna canción, no estoy mortalmente ebria, pero me siento bastante alegre. Subo al ascensor y me cuesta un poco presionar mi piso, pero ¡Oye! Lo logro. Salgo en mi piso y rio dando una vuelta.

Me siento feliz.

Al llegar hasta la puerta del apartamento busco en mi diminuto bolso colgando tipo mensajero las llaves, doy con ellas y me cuesta insertarla para abrir.

—Puerta, no te muevas —regaño.

¡Ash! Se sigue moviendo. Presiono mi frente de la superficie pensando si tal vez deba quedarme aquí afuera a dormir, el piso no puede ser tan malo ¿Verdad?

Sunny, es hora de la medicina —dice una voz escalofriante detrás de mí.

Me giro con tal rapidez pese a mi borrachera, que caigo de culo en el suelo y encuentro que frente a mí está la mujer de la librería. No está tan cerca y no veo su rostro, pero hay una sonrisa cruel en su rostro.

Sunny, se una buena niña.

Comienza a arrastrar los pies para venir hacia mí, mi cuerpo tiembla. Horrorizada veo su piel volverse purpura con rapidez, estira una mano hacia mí queriendo alcanzarme.

¿Sunny? Ya estoy aquí.

Grito. Grito con fuerza y me llevo las manos a la cabeza sintiéndola martillar. Cierro los ojos no queriendo ver a esta mujer desconocida venir por mí. Siento que me toca, siento que me sacude, siento que quiere llevarme.

«No seas mala» dice en mi cabeza una y otra vez.

Grito sintiendo las consecuencias en mis cuerdas vocales mientras presiono las manos en mis orejas. No vuelvo a abrir los ojos, no quiero verla.

Me sacuden una y otra vez, luego siento ardor en mi mejilla cuando se gira hacia el lado derecho. Abriendo los ojos encuentro a Priscila agachada frente a mí, ella me mira desconcertada y con la mano alzada ¿Me abofeteó? ¿Y pensaba hacerlo de nuevo?

Veo alrededor en busca de la mujer que me acechaba, pero ya no está. Se ha ido, justo cómo en la librería, pero ella estaba ahí, estuvo ahí.

— ¿Qué carajos, Azhar? —exige saber Priscila.

Gateo lejos de ella antes de inclinarme en pleno pasillo y comenzar a vomitar. Ahí, sobre manos y rodillas, expulso todo de mi estómago mientras mi cuerpo se estremece. Lo vomito todo y cuando termino, conmigo se queda una sensación de debilidad y cansancio.

Gateando hasta la pared me dejo caer de culo y me paso una mano temblorosa por el cabello.

—Ella...Estaba ahí...Dijo...Mi cabeza...Ella —balbuceo.

—Vamos, Azhar. Es hora de ir a la cama —dice Priscila con molestia.

Me ayuda a ponerme de pie y sostiene la mayoría de mi peso mientras me guía hacia la habitación. ¿Por qué me siento tan débil? Me deja sobre la cama y escucho una voz más suave, pero mantengo los ojos cerrados porque no quiero abrirlos y ver a esa mujer de antes, es aterradora y por alguna razón quiere algo de mí o me quiere a mí.

— ¿Qué le sucede? —pregunta la voz suave.

—Que está borracha y gritó tanto que no sé cómo no nos envían a la policía —responde Priscila—. Iré al pasillo, dejó un desastre —hace una pausa—. Ve a descansar, Shaina.

Me abrazo el estómago y siento mis dientes castañear. Esa mujer estaba ahí, venía por mí.

¿Quién es Sunny?

¿Cómo sabe que soy mala?

— ¿Azhar? —La voz suave de Shaina suena cerca.

Me cubre con la sabana, sale de la habitación, vuelve con agua y creo que se sienta en la cama. Una mano cálida sostiene la mía.

— ¿Por qué te haces esto? —susurra—. ¿Qué está mal?

—Una mujer...Venía...Por mí —respondo haciéndome un ovillo.

Siento mis rostro humedecerse, mantengo los ojos cerrados con tanta fuerzas cómo puedo y aprieto fuerte la mano de Shaina en la mía.

—No...Me dejes sola.

—Está bien, tranquila, Azhar.

Abro uno de mis ojos viendo al frente y creo ver una sombra, los cierro de nuevo y un sonido extraño de lamento viene de mí. No volveré a abrir los ojos, no hoy. Me aferro a la mano de Shaina.

«Ven aquí, no seas mala»

No sé cuánto tiempo pasa, pero comienzo a sentirme tan cansada que no me quedan dudas de que me estoy durmiendo. Creo que Priscila vuelve y le dice a Shaina que me deje dormir, pero ella no libera mi mano, me quedo dormida sosteniéndola fuerte porque por primera vez en años: siento miedo.




Holisss, paso rapidito a dejarle este capítulo. No se desesperen, vienen cosas más intensas y raras, así que...Paciencia :p

Posdata: perdónnnnn si la mujer les está dando miedo (a mí igual me asusta un poquito escribir de ella jajajaaj).

Para más noticias de la historia:

Instagram: DarlisStefany

Twitter: Darlis_Steff

Espero les guste.

Un beso.


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