Presos Deseos ✗ kookmin

By melovestaehyung

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Donde Jungkook entra a prisión y Jimin es su compañero de celda. ➻ jk top ♡ jm bottom ➻ angst, smut, drama ➻... More

BookTrailer.
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By melovestaehyung

Pasó un mes.

Un jodido mes después de eso.

Jungkook no había vuelto a ver a Jimin por más que intentó pedir permiso en la dirección de la cárcel, siempre se la negaban porque Jimin se encargó de quitarlo de la lista de visitantes y no podía hacer nada al respecto.

Había perdido cualquier tipo de contacto con él.

Tenía la opción de visitar a cualquiera de los otros miembros pero no pudo hacerlo porque justamente después de visitar a Jimin por última vez, tanto le afectó que decidieron internarlo en un centro de rehabilitación. Permaneció allí durante todo ese mes, independientemente de si hubiese terminado con Jimin o no, era lo mejor para su salud mental después de haber estado en un lugar como la cárcel. Entendía perfectamente que le tacharan de loco, porque lo estaba y en el fondo sentía que ya no había vuelta atrás. Sin embargo, la rehabilitación le ayudaba a adaptarse nuevamente a la vida real, específicamente para volver a trabajar y continuar con su vida.

Aún después de ser diagnosticado con ansiedad, problemas de ira, depresión e inclusive un poco de paranoia, ahora tenía como responsabilidad una compañía y debía acoplarse lo más rápido posible. Así que se vió obligado a salir y tratarse constantemente con medicamentos para no perder la cordura.

Pero en el fondo, Jungkook quería mandar todo a la mierda y lanzarse de un quinto piso.

No le veía sentido. No le veía sentido a absolutamente nada si ya no tenía a Jimin a su lado. Y era tan jodidamente perturbador porque lo estaba volviendo a tener todo, dinero, trabajo, su vida llena de lujos... Pero nada de eso le hacía sentir bien como antes, ya no era lo mismo, ni siquiera le importaba en lo más mínimo. No quería continuar sin Jimin, a pesar de que este lo quisiera. Ni siquiera podía olvidarlo, pensaba en él todos los jodidos días a toda hora y era tan frustrante porque no sabía si estaba bien o mal.

Sin embargo, a pesar de que Jimin se hayase rendido con ellos, Jungkook no lo había hecho. En más, nunca lo hizo.

Aunque técnicamente ya no estaban juntos, Jungkook sabía que todo fue por las circunstancias del momento y no porque Jimin había dejado de amarlo. Eso era algo que entre los dos estaba seguro, que nunca iban a dudar del amor que se tenían y eso incitaba a Jungkook a esforzarse más en reunir el dinero para pagar la fianza de Jimin (la cual antes no era tan alta pero por sus delitos más recientes la subieron a un monto casi imposible).

Y quizás le tomaría años, con suerte meses pero lo intentará. Sólo esperaba no fallar, pero era tan difícil no ceder a la desesperación, porque Jungkook necesitaba a Jimin ahora, no dentro de varios años o meses, lo quería a su lado en esos momentos, no en una cárcel. Pero aún no tenía el dinero ni poder suficiente para sacarlo de allí aunque sea con chantaje, como hizo su padre con él.

La compañía donde trabajaba, era la misma de antes sólo que ahora en otro puesto y otra oficina más grande. Se la pasaba ocupado todo el tiempo, aún no lograba adaptarse completamente al ambiente de trabajo después de tres años de inactividad por lo en su tiempo libre, se quedaba dormido en el sillón de su oficina o hasta en el escritorio.

Como en esos momentos.

El señor Jeon, entraba en silencio a su antiguo despacho y no pudo evitar voltear sus ojos al ver a su hijo dormido sobre el escritorio. Así que decidió despertarlo, Jungkook abrió de golpe sus ojos cuando sintió alguien llamarle y rápidamente se enderezó.

—Oh, eres tú —murmuró aliviado al percatarse que era su padre— Mierda, me he quedado dormido...

—No es muy responsable de tu parte hacer eso —le regaña.

—Lo sé... —bostezó— Lo siento.

El mayor asintió con la cabeza y en ese momento Jungkook se levanta para dirigirse a un mueble y comenzar a servirse un vaso de agua para tomarlo junto con unas pastillas.

—¿Y qué haces aquí? —pregunta finalmente, sin mirarle— ¿Viniste sólo a regañarme?

—No, quería hablar de algo contigo...

—Vale —asiente, volviendo a su escritorio y comenzando a sacar unos folders de un cajón— Habla mientras reviso estos informes... —dice poniéndose unos lentes y colocando su atención en las páginas.

Suspirando, el señor Jeon se acerca al escritorio metiéndose las manos en los bolsillos y observando atentamente a su hijo.

—Bueno... como ya sabes, iré a quedarme en una residencia la próxima semana para tratar mi enfermedad. Así que mi mano derecha es quien seguirá preparándote y podrás preguntarle cualquier cosa respecto al trabajo.

—Okay, gracias —responde de forma cortante sin apartar la mirada de los informes— Si eso es todo, puedes retirarte.

—No es todo.

Jungkook alza la mirada, bajando un poco sus lentes para observar a su padre con cierta confusión.

—¿Pasó algo malo? Nunca me dices más de dos cosas a la vez.

—No creo que sea algo malo, sólo que últimamente he estado reflexionando un poco sobre mis actos en el pasado y antes de morir, quería pedirte disculpas por no ser el padre que siempre quisiste o debiste tener.

—Y yo lamento ser el hijo que nunca quisiste tener —sonríe de forma sarcástica.

—No me jodas, Jungkook.

—Está bien, lo entiendo —se apresura a decir— No importa, eso lo superé hace años pero si quieres mi perdón, ya lo tienes. Perdonado, listo.

Dicho esto, siguió con su lectura mientras que su padre resoplaba e intentaba tenerle paciencia.

—¿Siempre seguirás molesto conmigo?

—Adivinaste.

—Hijo, lo que te dijo tu madre aquel día es verdad, yo siempre te he querido... pero nunca nos hemos llevado lo suficientemente bien y no quiero morir sabiendo que mi hijo me odia.

Jungkook apartó la mirada, suspirando con pesadez y algo de incomodidad.

—No te odio, sólo que durante toda mi vida fuiste un maldito conmigo y siempre me utilizaste para tu beneficio. Inclusive ahora, me sacaste de la cárcel sólo para ocupar tu puesto de mierda. Ni siquiera sabes nada sobre mi vida. ¿Alguna vez te importó mi felicidad o salud? No, nunca. Así que hazme un favor y sal ahora mismo de mi oficina, estoy ocupado —finalizó, sacando una pluma y comenzando a escribir rápidamente algo sobre los informes.

En ese momento, y sin ninguna expresión en su rostro, el señor Jeon saca un paquete dentro de su saco y lo tira sobre el escritorio. Jungkook inmediatamente alza la mirada, observando el paquete y después frunciendo el ceño.

—¿Qué es eso? —pregunta, viéndole confundido.

—Es la cantidad de dinero exacta para sacar a Park Jimin, junto con los permisos judiciales y demás.

Al instante Jungkook le mira atónito, quitándose los lentes y sin poder creer lo que acababa de decir.

—¿Qué?

—¿Acaso olvidaste que tenía a alguien que me contaba todo lo que hacías en la cárcel? —levanta una ceja— Sé absolutamente todo sobre ese chico, así que, supuse que de alguna u otra forma estabas buscando la manera de sacarlo pero no tenías la misma influencia que yo, y bueno... pensé que eso era lo que querías, tómalo como muestra de que realmente me importas.

El pelinegro estaba boquiabierto, no sabía que decir ni tampoco como reaccionar.

—Y-Yo... —comenzó, negando con la cabeza— No puedo-

—Sólo toma el dinero y saca a ese chico de ahí, joder.

Finalmente Jungkook le mira incrédulo con lágrimas en sus ojos y no lo piensa dos veces antes de levantarse e ir a abrazar a su padre con fuerza.

—Gracias... —solloza sobre su hombro.

Sonriendo y conmovido, el mayor le devuelve el abrazo.

—De nada, hijo.


——— [ 🖤 ] ———


Jimin se encontraba en el patio junto con demás reclusos en su hora libre, ya no estaba en la categoría de peligrosos por lo que ahora "convivía" con los demás y usaba el mismo uniforme. Y es "convivía", entre comillas, porque nunca lo hacía, especialmente desde que Jungkook se fue. Jimin prácticamente había vuelto a ser la misma persona que era hace tres años, inclusive peor. No hablaba con nadie, tampoco mostraba ninguna expresión y evitaba discutir con los demás. Ahora era más reservado, sin embargo, no perdía ese encanto que tanto le caracterizaba.

Estaba sentado sin compañía en las gradas mientras los demás hablaban o jugaban entre sí, con su vista hacia otro lado, chupando tranquilamente una paleta y hundiéndose en sus pensamientos.

—¡Hey, rosita! ¿Quieres jugar? —le pregunta alguien quien inmediatamente le lanza un balón de basket con intenciones de golpearle pero Jimin lo agarra a tiempo y lo devuelve, golpeando al tipo en la cara.

—¡Ahg! —se queja el recluso y al instante sangre comienza a bajar por su nariz— ¡Hijo de perra! —grita haciendo ademán de acercarse pero en ese caso Taehyung se interpone en su camino.

—¿Hay algún problema? —pregunta el azabache, alzando el mentón y cruzándose de brazos.

—¡Sí, tú amigo acaba de romperme la nariz!

—Entonces deberías de ir a arreglarla, ¿no? —responde, alzando una ceja.

—No antes de darle su merecido.

—Vete de aquí, sabes que no te conviene... Acércate a Jimin y la nariz no será lo único que tendrás roto.

El recluso le mira sorprendido para después cambiar su semblante a uno molesto y gruñir.

—¡Me las pagarás, rosita! —advierte.

Pero Jimin sólo le saca el dedo del centro, sin mirarle.

Finalmente el tipo se va echando humos, dejándolo en paz. Aunque no tardó mucho tiempo en que Taehyung se sentara a su lado y le mirase unos segundos en silencio.

—¿Estás bien?

Jimin asiente con la cabeza, observando el atardecer y sin quitarse el dulce de la boca. Taehyung suspira, ahora viéndole con tristeza.

—¿Aún le extrañas?

Recibe otro asentamiento de cabeza y entonces se frustra.

—¿Podrías hablarme al menos?

—¿Qué quieres que te diga? —responde al instante, girando su rostro para verle con una expresión neutra y a la defensiva.

—Pues no lo sé, cualquier cosa pero algo. Ya ni siquiera me hablas.

—Es porque no quiero hablar —explica sin paciencia— ¿Tan difícil es entenderlo? Quiero estar solo.

Taehyung voltea los ojos, suspirando y entonces observa que un funcionario se acerca hacia ellos.

—Vale, creo que estás en problemas...

—¿Y ahora qué? —se queja, mirando de mala gana al sujeto.

Un funcionario de aspecto mayor pero con un semblante robusto, finalmente llega hasta donde ellos y su mirada aterriza en Jimin.

—Ven conmigo, Park —ordena.

—En mi defensa, él tiró la pelota primero —se apresura a decir el pelirosa— Sólo me defendí.

—No es respecto a eso —aclara— Es algo privado, andando.

—Puedes decírmelo aquí —sonríe con tranquilidad— No hay nada de mí que Taehyung no conozca o moleste...

Kim asiente con la cabeza también sonriendo y entonces el funcionario suspira con pesadez.

—Vale, como quiera entonces —acepta— Por increíble que parezca, han pagado su fianza y es probable que le den libertad condicional.

El rostro del pelirosa no mostró ninguna emoción, sólo se dedicó a mirar al hombre fijamente y después comenzar a reír.

—Sí, claro, como digas... —murmuró volviendo a chupar su paleta y apartando la mirada.

—Dehecho tiene media hora para recoger sus cosas, alistarse e irse —agregó el funcionario de forma calmada, pues era bastante común que los reclusos reaccionaran así y que no creyeran nada.

—¿Por qué mejor no vas a joder a alguien más? —espeta Park, viéndole con molestia— No estoy de humor para esto, así que lárgate.

Pero el hombre persistió.

—Park Jimin, han pagado su fianza. ¿Qué parte no ha entendido? Tiene que venir conmigo ahora —ordena.

—Vete a la mierda.

Jimin aparta la mirada de forma tosca. Mientras que por otro lado Taehyung no había quitado la expresión incrédula de su rostro.

—Jimin... —comienza con cautela, tocándole el hombro— Creo que está diciendo la verdad...

Entonces el pelirosa voltea su rostro, viendo al hombre ligeramente sorprendido y sintiendo su corazón comenzar a latir de forma ansiosa.

—¿Qué? ¿Es en serio?

—Que sí, joder. Acéptelo de una buena vez, no tengo todo el día.

—P-Pero... —Jimin finalmente había captado y su rostro palideció, sin poder creerlo. Entonces miró a Taehyung quien estaba igual o incluso peor que él, pero al final le dedicó una gran sonrisa antes de decir:

Eres libre, Jimin.

——— [ 🖤 ] ———


Hay momentos en la vida que simplemente se sienten completamente irreales, tan irreales que hasta llegas a cuestionarte si es un sueño o una fantasía de tu mente, si tantas cosas buenas podían juntarse en un sólo momento para ser real. Las emociones enloquecían, los sentimientos estallaban y los pensamientos desaparecían.

Jimin había estado seis años en la cárcel, para algunos no era mucho, para otros era demasiado, pero nadie podía negar que aquello había cambiado su vida completo. De niños nos dicen que la prisión es un lugar donde vamos cuando nos portamos muy mal, donde nos enseñan una lección para no volver a hacer cosas malas y ser mejores personas. Sin embargo, Jimin aprendió y vivió más cosas estando adentro que afuera, en su mayoría cosas sumamente indebidas y horribles. Probablemente había terminado con severos traumas psicólogos, pero él no los sentía pues se había acostumbrado mucho a ese lugar, tanto que hasta tenía más miedo de salir que de estar ahí.

Por increíble que parezca, una parte de él tenía miedo de lo que estuviera afuera, del mundo real, de no poder acostumbrarse a él o de inclusive nunca poder hacerlo y seguir viviendo como si estuviera en una cárcel.

Nunca se había mentalizado que iba a salir en algún momento, nunca pensó que saldría, por eso se adaptó tanto al lugar y dejó que se adueñara de él y lo corrompiera como quería.

Al recoger sus cosas, sus ojos se movían de un lado a otro observando todos los objetos que tenía hace años en un bolso y que no había vuelto a ver. La mayoría no recordaba que los tenía, inclusive se había olvidado de que tenía un celular y hasta ropa propia de vestir. Joder, antes era la persona más tierna del mundo y su ropa hablaba por si sola: unos pantalones negros ajustados y un enorme hoodie color durazno que le llegaba a las rodillas, haciéndole lucir totalmente adorable e inofensivo.

Vaya mierda. Lo detestaba. Y mucho. Se sentía extraño e irreconocible. Aunque no iba a negar que en el fondo le gustaba y le traía muchísima nostalgia, además combinaba con su cabello.

De todas formas, nunca pensó que llegaría a sentir tanto miedo y nervios cuando le indicaron la puerta donde debía salir. Mierda, cualquiera la abriría de una patada y saldría corriendo pero Jimin tenía miedo de llevarse alguna decepción o simplemente no encontrarse a nadie del otro lado. Pues solía pasar.

Finalmente se armó de valor y sosteniendo con fuerza el bolso que llevaba, abrió la puerta.

Y literalmente ahogó un sollozo en el momento en que vió el rostro de Jungkook con una sonrisa y un ramo de rosas en su mano.

Lo sabía, en el fondo sabía que él iba a estar ahí. Pero no quería ilusionarse, así que no pudo evitar la impresión en su rostro al soltar un pequeño jadeo y dejar caer el bolso. Llevándose ambas manos a la boca. Mierda no podía moverse, pero se obligó así mismo a hacerlo.

Así que Jimin no lo pensó donde veces y corrió hacia Jungkook para lanzarse a sus brazos, rodeando con sus piernas su cintura y comenzando a sollozar con fuerza sobre su cuello.

Jeon también comenzó a llorar, abrazándolo con fuerza y sin poder creerse que nuevamente lo tenía entre sus brazos. Poco a poco, los pies de Park volvieron a tocar el suelo pero aún así no dejaron de abrazarse y llorar como magdalenas durante minutos sin decirse nada hasta ese momento.

—Gracias... —solloza Jimin sobre la ropa del contrario.

—Te dije que te sacaría —susurra Jungkook en su oído, dándole un beso en la mejilla.

—Lo siento tanto...

—Shh... —le calla de inmediato, acariciando su espalda— Ya pasó, cualquiera cosa que haya sucedido en ese lugar ya pasó y se quedó ahí.

Finalmente se separan un poco, Jungkook toma el rostro de Jimin entre sus manos y ambos se contemplan entre lágrimas con ilusión, asombro y cariño.

—¿Cómo mierda lo hiciste? —cuestiona el pelirosa, incrédulo— ¿Qué clase de pacto satánico hiciste?

Jeon sonríe.

—Bueno, quizás le vendí mi alma al diablo...

Park comienza a reír, negando con la cabeza y sin poder caer en cuenta que tenía a Jeon justo al frente, de nuevo, que estaban nuevamente juntos. Era increíble.

—En realidad mi padre me ayudó —confiesa el pelinegro para después encogerse de hombros— Fue completamente inesperado pero le estaré agradecido por el resto de mi vida... Vaya, jamás pensé que diría eso.

—Es una locura... Mierda... —murmura con voz rota antes de volver a abrazarlo con fuerza— Te extrañé tanto... cada maldito segundo sin ti fue una tortura, fue demasiado... no podía, simplemente no podía.

—Ahora entiendes lo que me hiciste pasar cuando estuviste hospitalizado...

—Idiota —solloza.

—Es broma —asegura, sus ojos volviéndose a llenarse de lágrimas— Yo también te extrañé, no sabes lo mucho que sufrí al pensar que no volvería a tenerte pero finalmente estás aquí... —suspira para alejarlo y verle de pies a cabeza— Y luces precioso, maldita sea. ¿Siempre vestías así de lindo?

—Cierra la boca —ordena haciendo inconscientemente un mohín que para Jungkook fue la cosa más adorable del mundo. Entonces le extiende el ramo de rosas que tenía desde hace rato en la mano, Jimin le mira conmovido, aceptándolas para verlas con fascinación y después olerlas.

—Joder... —comienza con voz ahogada— Te amo tanto.

Dicho esto, le abraza del cuello para unir sus labios con anhelo. Quizás ese era uno de los besos más significativos que se habían dado. Es fascinante como una simple acción podría trasmitir tanto, sus labios se movieron con ese deseo intenso que tanto les caracterizaba, con una sed pasional que gritaba lo mucho que se habían extrañado y ansiado.

—Yo también te amo... —susurra Jungkook sobre los labios de Jimin, y entonces sonríe— Tengo otra sorpresa para ti.

Justo en ese momento, entra por otra puerta Park Chaeyoung, la hermana de Jimin. El pelirosa se aleja completamente de Jungkook, con la mirada sorprendida y llena de lágrimas. Y sin decir nada, ambos hermanos se acercaron y fundieron en un fuerte abrazo, comenzando a sollozar.

—Oh, hermanito... —murmura Chaeyoung, tomando el rostro de Jimin entre sus manos— Te extrañé tanto... Nunca vuelvas a meterte en problemas de nuevo, ¿okay?

Jimin asiente varias veces con la cabeza entre lágrimas antes de lanzarse nuevamente a sus brazos.

—También te he extrañado mucho, gracias por no haberme dado la espalda cuando todo el mundo lo hizo.

Seguidamente, les indicaron a las tres personas que estaban en la sala de espera que debían de retirarse a la salida.

A lo que Jungkook se acercó a Jimin para juntar sus frentes y entrelazar sus manos, para finalmente susurrarle:

Comencemos de nuevo juntos.

AAAA es oficial, sólo queda el final. Tenía ganas de extender más esta historia pero al final no lo hice porque tanto Jimin como Jungkook habían tenido suficiente drama y dolor en sus vidas, merecían un final feliz juntos. El padre de Jungkook recapacitó sobre sus acciones y decidió hacer una buena acción por su hijo. La vida continúa, los que quedaron en la cárcel seguirán allí hasta que salgan o puedan pagar su fianza, no todos tienen la misma suerte que otros y deben seguir. Intentaré darles un lindo y satisfactorio final a esta historia porque creo que se lo merece. Y desde ya les agradezco por todo el apoyo.

Nos vemos, chau <3

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