HENNA©

By Sarah_Mey

981K 98.7K 14.9K

COMPLETA #1 en ciencia ficción #1 en alfa #1 en young #1 en acción #1 en licantropos #1 en peligro #3 en... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14.1
Capítulo 14.2
Capítulo 15
Capítulo 16 / NARRA K
Capítulo 17.1
Capítulo 17.2
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20.1
Capítulo 20.2
Capítulo 20.3
Capítulo 21.1
Capítulo 21.2
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27.1
Capítulo 27.2
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33.1
Capítulo 33.2
Capítulo 34.1
Capítulo 34.2
Capítulo 35/Narra K
Capítulo 36.1
Capítulo 36.2
Capítulo 37.1
Capítulo 37.2
Capítulo 38/NARRA K <3
Capítulo 39.1
Capítulo 39.2
Capítulo 40.1
Capítulo 40.2
Capítulo 41.1
Capítulo 42.1
Capítulo 42.2
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo Final
NOTA DE AUTORA
Nota de autora 2

Capítulo 41.2

11.6K 1.2K 207
By Sarah_Mey

Y debería de estar aquí, lo escucho pensar. Me enternece que me hable de Bianca. Y también me apena porque es injusto que una mujer así esté en ese lugar. Es injusto que todas las mujeres de allí lo estén. El reino de Haakon era el más antiguo de todos cuando Callum Darkstone, mi antepasado, tomó el trono. Y precisamente por eso sus culturas prevalecen, porque el acuerdo de obediencia consistía en respetar su cultura. Kievan y yo, nos quedamos en silencio durante lo que parece demasiado tiempo. No soy capaz de hablar después de que me haya contado ese suceso tan horrible. Tres meses en un lugar como Haakon. Tres meses siendo prisionera de Harald.

—Me habría encantado verte pegándole —comenta llevándose mi mano a la boca, y depositando un ligero beso en mis nudillos.

Si miro la situación desde fuera, a nosotros dos aquí, sentados en una cama y dados de la mano, me resultaría mucho más extraño de lo natural que me parece ahora mismo. Es como si nuestras manos encajasen. Como si sus dedos fuesen lo único que necesitan los míos.

—Si hubiera sabido esto le habría pegado una patada en otro lugar más doloroso.

Su sonrisa es la de alguien triste. No quiere hablar de este tema y lo sé. Lo veo en su forma de comportarse, aunque también soy consciente de que me está dando largas. No me ha respondido.

—¿Yo tengo algo que ver con la salvación de Bianca verdad? Aunque no quieras intercambiarme, es algo que tiene que ver conmigo. Por eso me retienes aquí.

Separa su mano de la mía. Noto que se pone tenso y lo escucho toser aclarándose la garganta. Me he dado cuenta de que hace ese gesto cuando se pone algo nervioso.

—Sólo me retienes aquí porque soy útil para ti —acabo de llegar a esa conclusión.

Lo escucho chasquear los labios.

—No exactamente.

—¿No exactamente? ¿Me estás diciendo que me retienes aquí porque sí?

Porque soy suya, pero no soy su compañera. Fenomenal. Lo escucho respirar profundamente mientras se mira los pies. Que no se atreva a mirarme y que haya perdido algo de su seguridad me hacen quedarme muy quieta y atenta.

—No voy a entregarte a él, pero sí que tienes algo que ver con la salvación de mi hermana. De hecho, después de verte en la plaza y saber que no podía dejar que te matasen, me llevé todo el día pensando si debía de intercambiarte con Harald. Yo no sabía de tu existencia. No hasta que te vi en el pueblo. La ley de que los lobos no deben de tratar con humanos y saber lo mínimo de ellos, jugó en mi contra. Cuando te encerré en este lugar aún estaba dudando sobre intercambiarte. Quería hacerlo. Créeme que quería. Eso era lo correcto. Lo sencillo. Cambiar algo que Harald quiere por mi querida hermana —me dirige una mirada de soslayo—. Es mi hermana pequeña ¿sabes? Y no he podido defenderla ni hacer nada por ella por culpa de mi estatus. Si fuese cualquier otro lobo no habría tenido al consejo a mis espaldas tratando de que no exterminase a la casa Haakon. Habría sido algo más fácil. De hecho, es la opción más fácil. Exterminarlos a todos y recuperarla, pero el consejo no quiere otra guerra, y la raza humana no nos ha hecho nada desde hace años. Así que, por decisión de los sabios si recuperaba a mi hermana tenía que ser de forma civilizada, y nadie puede ir en contra del consejo sin morir o ser brutalmente castigado.

Su voz parece incluso más dolida al decir esa frase. La forma en la que une sus dos manos me hace ver que hay algo que le duele en el alma relacionado con eso último. Cuando supe que se trataba de su hermana fui capaz de entender esa crueldad en su rostro cuando me miraba las primeras horas, y esos cambios de humor. Me estaba anteponiendo a Bianca y probablemente se odiase por ello, pero, aún no entiendo el porqué. ¿Por qué anteponer a una extraña a alguien a quien quieres? Voy a preguntar cuando él vuelve a hablar, leyendo mi mente.

—No soy ningún monstruo, Henna. Valoro la vida de todas las personas por igual, aunque a veces actúe como si no lo hiciese.

—Dijiste que ibas a por mi padre cuando entraste en mi castillo.

Kievan asiente con la cabeza y yo noto un pellizco en el pecho al pensar en mi padre.

—Iba a ir a por él, es cierto, haría cualquier cosa por mi hermana, o eso creía. Recapacité cuando te vi ese día en la plaza —y el resto de la conversación, lo dice en mi mente, mirándome directamente a través de sus pestañas y haciendo que el dolor en mi pecho desaparezca un poco—. Hay algo que deberías de saber de tu padre. Algo que no le he contado a absolutamente nadie.

Me tenso nada más oírlo y me levanto llevándome una mano al pecho.

—¿Qué es?

Kievan se toma un momento y se acerca a la pared, comprobando que ese extraño cristal en color verde que él mismo quitó hace unas semanas está de nuevo en su sitio. Su tardanza me enerva.

—¿Está...

Kievan me corta y me pide que hable en mi mente. No entiendo tanto secretismo, pero accedo, asustada.

—¿Ha aparecido muerto?

Incluso en mi mente me tiemblan las palabras.

—No sé exactamente donde está tu padre, ni mis hombres tampoco, pero creo que con mucha probabilidad huyó del castillo.

Mi corazón se salta un latido.

—¿A qué te refieres?

Kievan se moja los labios y mi corazón se acelera.

—Tienes que prometerme que vas a escucharme hasta el final.

—Habla —ordeno, levantándome y apretando los puños, muy nerviosa.

El rey lobo respira hondo, como si estuviese a punto de decir algo que sabe que no va a gustarme y como si por primera vez le importase mi reacción.

—Hice un pacto con él cuando Hanger nos llevó al castillo.

La información me deja sin habla. Y dicho eso, me enseña la imagen de él y los demás delante de mi padre, en el mismo instante en el que yo salí esa mañana de mis aposentos tras verlos en mi castillo. El corazón me da un vuelco al volver a ver la cara de mi progenitor. Fue cuando los habían detenido y estaban siendo juzgados delante del coronel Hanger y el rey supremo por querer atacar mi hogar. El momento exacto en el que mi padre estaba sumamente blanco y le sudaban las manos. La primera vez que él y Kievan se vieron.

—¿Pactaste con él en ese momento?

Kievan asiente, y señala su mente. Pactó con él en su cabeza, ajeno a todo el mundo, haciendo la conversación privada.

—¿Qué pacto?

Siento náuseas.

—Mi ayuda a cambio de algo que pudiese beneficiarnos a ambos.

—¿A qué te refieres con tu ayuda?

Seguimos hablando en mi mente y por un instante noto como la suya acaricia suavemente la mía y doy un respingo. Es una sensación tan extraña que me llevo una mano al pecho. Y me enfada, porque esto no es momento de nada más salvo de contarme qué diablos sabe de mi padre. ¿QUÉ DEMONIOS ME HA ESTADO OCULTANDO TODO ESTE MALDITO TIEMPO?

—Le dije todo lo que había averiguado del futuro ataque a su reino.

El corazón se me llena de esperanza.

—¿Insinúas entonces que mi padre está bien? ¿Qué le dio tiempo... a huir? —mi voz se rompe en la última pregunta de pura emoción y miedo. No estoy muy segura de querer saber la respuesta si es negativa.

Kievan asiente en un gesto sencillo pero poderoso.

—Probablemente lo esté.

No puedo reaccionar. Tan solo soy capaz de repetir sus palabras. He entrado en trance.

—¿Me estás diciendo que mi padre está bien? —repito la información como una tonta.

El tiempo parece acelerarse.

—No sé si está bien, pero sí sé que pudo escapar.

Una risa nerviosa sale de mis labios mientras me paso las dos manos por la cara y comienzo a llorar de alivio.

—¿Por qué no me dijiste algo así?

—Porque no sabía si podía confiar en ti, y porque los pactos suelen tener una segunda parte.

Me seco las lágrimas y lo observo.

—¿Pactaste con mi padre, sabías que pudo huir, y me mentiste de esa manera tan cruel?

No me salen las palabras de lo traicionada que me siento. Espera, ¿cómo es posible que pueda sentir eso de él? Se supone que te sientes traicionada si confías en alguien y te falla, ¿de verdad he llegado a confiar tanto en él para sentirme así? Sí, no sé ni cómo ha pasado, pero sí que me siento así. Kievan se moja los labios.

—Me esperaba una reacción así.

Maldito sea.

—¡¿Qué otra reacción podías esperar?! ¡¡¡Tú me viste llorar por él!!! ¡¡¡ME VISTE HECHA UNA MISERIA POR ÉL!!! ¡¿CÓMO PUDISTE HACERME ALGO ASÍ?!

Llega un momento en el que estoy llorando tanto que dudo que haya entendido lo que le he dicho. Él mantiene la calma, como si esto no fuese su culpa. Como si hubiese hecho bien en callarse. Lo odio. Nunca antes lo he odiado tanto. Me he llevado semanas y semanas llorando por mi padre.

—Te dije que era posible que estuviese muerto, y que mis hombres no lo habían encontrado. No te mentí en ningún momento.

Un calambre me recorre el vientre de puro nervio.

—Omitiste información.

—Eso no es mentirte.

Sollozo de pura rabia y le lanzo un zapato que él esquiva con rapidez.

—Te pregunté por él incluso cuando me llevaste a mi castillo a que viese con mis propios ojos como la casa Northem y Haakon lo habían tomado, y tú... tú...

Él está serio y solemne, casi soberbio.

—Te dije que aún no sabíamos nada de él. Tampoco te mentí.

—¡Eres un monstruo! ¡Me viste así de mal y no me dijiste nada! ¡Podrías haberme dicho algo ahí!

—Oh, justo cuando viste que lo que te contaba era cierto, ¿de verdad querías que te lo dijese entonces? ¿Cuándo estabas pensando en lo desgraciada que eras y que lo habías perdido todo? ¿Cómo habrías reaccionado estando tan mal si te lo hubiese contado entonces?

—¡Tenía el derecho a saberlo!

—Y ahora lo sabes —sentencia él con un rugido saliéndole de la garganta.

—Todo este tiempo... me has estado mintiendo en la cara.

—No, todo este tiempo, he estado buscando motivos para hacerte confiar en mí, y hasta hace muy poco no lo he logrado.

—¡Eres lo peor!

He entrado en un bucle. Las lágrimas se deslizan por mis mejillas y las siento saladas en mi boca.

—No podía hacerlo, Henna. No podía contarte nada de esto. De verdad que no.

Siento que el mundo me asfixia.

—¡¡¡¿No podías decirme que creías que mi padre estaba vivo?!!!

Él se lleva una mano a la cara, empezando a perder la paciencia.

—No lo sé al cien por cien, y tampoco te lo estoy asegurando. Quizá no lo esté.

Siento como si me atravesasen con una daga.

—¡¡¡ACLÁRATE DE UNA MALDITA VEZ!!! —me acerco a él y lo empujo.

—Henna... —advierte sin ni tan siquiera moverse.

—No, Henna, no. ¡¡¡Tú!!!

Detiene mis manos cuando estoy a punto de empujarlo de nuevo.

—Vas a hacerte daño —me dice cuando trato de darle otro golpe en su duro pecho.

¿Sabéis esa frase capaz de enfadar aún más a una mujer ya enfadada? En esta ocasión, es esa.

—¡¡¡¿QUE VOY A HACERME DAÑO?!!! ¡¡¡ÉL ÚNICO QUE HACE DAÑO AQUÍ ERES TÚ!!! ¡¡¡ME VISTE LLORAR POR ÉL!!!

Me quito el otro zapato y se lo lanzo, al tiempo que maldigo porque esta habitación no tenga apenas cosas para tirárselas. Abro el armario ante su atónita mirada y comienzo a lanzarle todos los zapatos que están en el interior. Todos los que él, con su fortuna, me ha comprado.

—¡No podía decírtelo! ¡¿Te imaginas qué habría pasado si te lo hubiese dicho y tú hubieses escapado y se lo hubieses contado a alguien?! ¡Ibas derecha a buscar al coronel Hanger!

—¡¡¡Dime en qué mundo puedo escapar de una manada de hombres Lobo, Kievan!!! ¡¡¡Dímelo!!!

—No se te ocurra tirarme eso —me señala dándose cuenta de que he cogido un zapato con un tacón enorme.

Basta que me lo diga para que se lo tire.

—¡Dímelo! —repito.

—¡Maldición! —profiere improperios mientras esquiva el zapato—. En uno donde un maldito humano es capaz de pactar con los Eredeths y de liberar él solo a un hechicero de un piso en la prisión del que nadie sabía de su existencia.

Me detengo con otro zapato en la mano y trato de no sollozar. Ahí tiene razón. Si por algún casual hubiese logrado escapar y hubiese sabido que mi padre estaba vivo, habría mandado a que lo buscasen, y entonces Harald se habría enterado de que el rey estaba vivo y probablemente lo habría encontrado antes que yo y lo habría asesinado. Dioses, ¿está realmente mi padre vivo? Kievan sigue el sendero de mis pensamientos y la forma en la que me anticipo a lo que habría pasado. Me falta el aire cuando sus manos me envuelven en un abrazo, y yo estoy demasiado perdida como para hacer más que tres inútiles intentos por detenerlo. Si lo que me dice es mentira, si mi padre no escapó de ese lugar, voy a romperme para siempre.

—Tienes que creerme. Si tu padre ha tenido la oportunidad de escapar, lo ha hecho. No sabemos si está bien o no, y mis hombres no saben nada de él, no lo han encontrado, pero al contarle todo lo que pasaba, tu padre tuvo una oportunidad de escapar.

Lloro durante no sé cuánto tiempo en su pecho. No sé cómo me siento. He llorado por mi padre como si estuviese muerto, y aún así, mantenía la esperanza. Y ahora, Kievan me ha dado esa esperanza, y no he sabido que hacer con ella. Mi padre puede estar bien. Puede que haya podido huir. ¿Qué fue lo que dijo Kievan? ¿Algo sobre una parte de un pacto? Siento como si tuviese la cabeza dentro de una pecera y todo lo escuchase y pensase con lentitud.

—¿Cuál es la segunda parte de ese pacto?

Me separo y me limpio las lágrimas, tratando de ser resolutiva y entendiendo que por muy perdida que esté voy a encontrar una solución. Las palabras del rey lobo se me clavan en algún lugar de la mente. Una oportunidad. Mi padre tuvo una oportunidad de huir. Puede que esté bien. La rabia que siento hacia Kievan ahora mismo por no decirme lo que sabía no va a servirme de nada. El rey lobo aprieta los labios. Los aullidos se escuchan con más fuerza de fondo.

—¿No te preguntas por qué el rey humano no hizo todo lo posible para ponerte a salvo cuando se enteró del ataque?

Ahora que lo menciona, sí, claro que sí. Mi padre me adora y soy todo para él. Me lo dice miles de veces, ¿cómo pudo abandonarme? El rostro de Kievan se oscurece al escuchar mis pensamientos, pero sé que hay algo que le pone nervioso. ¿Cómo puedo saber cómo se siente si ni tan siquiera soy su compañera? La forma en la que se tensa me hace ver que me ha escuchado.

—¿Por qué? —materializo las palabras, y él parece saber que voy a enfadarme aún más.

No habla.

—Te he hecho una pregunta. Respóndela —insisto.

Kievan se me queda mirando, analizándome para luego mirar a través de la ventana que da al bosque. Contengo el aliento y luego agarro su barbilla, obligándolo a mirarme.

—Respóndeme.

—Vas a odiarme.

Bufo.

—¿Qué puede ser peor que verme llorando por mi padre y no contarme que hay posibilidades de que esté vivo?

Lo veo carraspear y enarco una ceja. Parece decidido y severo, pero me doy cuenta de que está preocupado. Incluso soy capaz de ver como duda. Luego me mira como si no tuviese otro remedio que decirme cual es la otra parte del pacto.

—Voy a hacer algo mucho peor.

—¿Peor?

—Sí. Algo mucho peor. Algo que hasta hace unos días seguía dudando, pero ahora sé que es lo correcto.

—¿Qué vas a hacer?

Hola chicas!!! Os sigo subiendo el maratón final. ¿Qué creéis que va a decirle? <3 Un abrazo enooooorme. Sois maravillosas!!!! ¿Esperábais lo que ha pasado en este capítulo? Gracias por leerme!

Ig: sarahmeywriter

Fb: sarah mey libros

Continue Reading

You'll Also Like

311K 13.5K 50
- ¡Skyler! - escuché el llamado de mi padre, el pánico me llegó. - me tengo que ir, adiós - dije rápido. - espera, no.. - y ahí quedó no lo dejé term...
128K 17.2K 64
Sinopsis Tras encender el gas para perecer junto a quienes codiciaban la fortuna de su familia, Lin Yi transmigró a otro mundo, ¡y estaba a punto de...
11.3K 348 11
¿Por qué los humanos son así con nosotros?... -Lucifer. Frases, Dialogos, Historias y Fragmentos creados por sus respectivos Autores y por mí. ∆ No e...
376K 24.6K 40
Sinopsis. Kate Manson, una agente de protección y recuperación de 21 años se ve envuelta en un caso bastante particular, donde un chico que se enlist...