[Finalizado] A través del Tie...

By Rubetcas

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¿Qué es el tiempo? Si me lo pregunta, lo sé. Pero si tuviese que explicárselo a alguien no sabría como hacerl... More

Aclaraciones
[1] Realidad
[2] Encaje
[3] Visita de otro mundo
[4] Extrañas intenciones
[5] Eventos Ajenos
[6] Todos en el infierno
[7] Sensaciones
[8] Viaje sin Retorno
[9] Lo que dividen, más nos une
[10] Yo soy tú, y tú eres yo
[11] Levantamiento
[12] Gratas sorpresas
[13] Cada vez más cerca y lejos a la vez
[14] Donde todo muere y alguien renace
[15] Intenta vivir
[16] Sacrificio
[17] Un respiro
[18] Lo que bien inicia, mal acaba
[19] Misión
[20] Pequeño Universo
[21] Nuestros Miedos
[22] Vínculos
[23] El que emerge del sueño
[24] El dios y la humana
[25] El dios "bondadoso"
[26] La mentira destruye
[27] Solo dioses
[28] Entre vivir y morir
[29] Sueño y Muerte
[30] Un amargo encuentro
[31] Somos uno
[32] Corazón humano
[33] Lo que pudimos ser
[34] El último sello
[35] El Juicio
[36] El corazón del espectro
[37] Lazos del Destino
[39] Antihorario
[40] El alma vuelve al cuerpo
[41] La deidad insistente
[42] Desde la sombra
[43] Delación
[44] Como el día y la noche
[45] De tu lado
[46] Los dioses son humanos
[47] El último tesoro
[48] El Ultimatum
[49]El Hecatombe
[50.1] A través del Tiempo
[50.2] A través del Tiempo
Epílogo
ஜ۩۞۩ஜ Aviso ஜ۩۞۩ஜ

[38] Un dios contra un dios

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By Rubetcas


El cuerpo se deja atrás ya sea enterrado o incinerado, y la mente, que nunca muere, viaja para conectarse con un nuevo cuerpo y comenzar una nueva vida. Por tanto, la muerte no es un punto final sino más bien una puerta hacia otra vida, aunque lo que pasa de una vida a la siguiente no es una identidad personal inmutable o un alma, sino más bien la corriente mental impersonal en constante cambio que transporta las huellas o impresiones kármicas de todo lo que hemos hecho en la vida. Estas impresiones determinan las experiencias que tendremos en el futuro.

Un futuro que puede ser en poco tiempo, o a uno muy largo, lo que fuera, la reencarnación no se mide en el tiempo sino en el momento que crea adecuado, o al menos es lo que ella había pensado después de leer tantas cosas acerca de ese tema con el único fin de reunir la suficiente razón de confesar lo que estaba atormentándola, pero nunca imaginó que terminaría aturdida con tantas cosas. Tal vez el efecto de la sorpresa que se llevaron esos dos fue lo que ocasionó que no abriera los ojos durante dos días, más tuvo que ser fuerte y esperar que ellos dijeran algo después de lo que explicó con mucho temor y cuidado, a veces se preguntaba si Hades también había esperado que fuera lo valiente para decir tal cosa o que quizás terminó jodiendo por completo su existencia, aunque claro, sus manos yacían iguales y no tenía más ese malestar como si estuviera desfalleciendo así que relativamente podría decirse que estaba aún con vida.

—No sabía cómo explicárselos sin que creyeran que estuviera mintiendo—dijo por pura inquietud a causa del silencio que reinó en esa habitación. Seguía en cama, vestida en la bata blanca mientras Pandora yacía mirando por la ventana y Radamanthys muy cerca de la chimenea, como si esos dos estuvieran tratando de alejarse de esa confesión—. Es imposible que lo crean porque son muchos siglos, y están en su derecho de pensar que los estoy haciendo una broma cruel, pero...—retiró las sábanas para salir de cama, lentamente y bajo mirada de esos dos, llegó a su cómoda para abrir uno de sus cajones y sacar un pequeño papel doblado—. Por favor, mírenlo ustedes, no estoy mintiendo.

Desdobló la fotografía, el único recuerdo que atesoraba de su familia. Extendió la mano para que alguno de ellos dos pudiera reaccionar para comprobarlo, Pandora tan solo se sintió sumamente confundida y Radamanthys trató de acumular toda la cordura que tenía para acercarse a la chica y tomar el peculiar retrato de papel, y lo que vio fue la prueba de que ella no estaba mintiendo.

—Al principio no sabía que ustedes guardaban una relación con ellos, claramente no recordaba ni los rostros de mis padres, pero después de llegar de la Isla de los Curanderos y evocar al dios Hades lo recordé y pude ver sus rostros nuevamente—explicó tras sentarse al filo de la cama—. Saben que soy del siglo XXI, y sé que no pueden creer como ustedes pueden reencarnar a tantos siglos después, la verdad imagino que también ustedes lo hicieron tiempo a este y al siguiente hasta llegar a mi generación, pero Hades dijo que tenemos un lazo familiar porque no solo reencarnaron, sino que yo soy una descendiente de ustedes.

—El señor Hades siempre lo supo entonces, por eso te buscó—habló Radamanthys frotándose la frente sin dejar de mirar al hombre que yacía parado en la foto, era tan idéntico a él salvo por el color de cabello, pero la mujer que era madre de Alhena era igual a Pandora salvo por el cabello largo.

—No solo tomaría el cuerpo del alma humana más pura y bondadosa del mundo—intervino Pandora sin querer darles la cara, estaba tan devastada que sentía morir en cualquier momento—; existe también una condición poco usada, y es que ese cuerpo lleve la sangre de un dios, y Radamanthys es el único que probó de la sangre del señor Hades—estaba tan absorta que lo único que podía hacer es reírse sin evitar llorar—. Eres la persona que más desprecio he sentido y ahora me sales con que en el futuro del siglo XXI seré tu madre, ¿entiendes lo que has dicho?

—Sigo confundida con el tema de reencarnaciones y esas cosas, en mi época no es algo normal o más se toma como una burla de fanáticos religiosos, pero verlos a ambos..., es que no sé qué decirles...—la chica se llevó las manos hacia la cabeza conteniendo las ganas de lloriquear—. Yo no quiero que se separen, yo los veo como mis padres, y Hades dijo que, si ustedes mueren en estos momentos en que Kronos alteró el espacio y tiempo, entonces no van a reencarnar y yo no naceré.

—Pudiste habérmelo dicho desde un inicio y así evitarnos esta incómoda situación, Alhena—Radamanthys se acercó a ella, notablemente desorientado, pero a la vez un poco de alivio cayó en su corazón—. Esto significa la razón del porque no podía estar lejos de ti o dejar que alguno de los dioses gemelos intentase molestarte, imagino que esto explica la necesidad de saber si estas bien, si algo te molesta o aflige, no lo sé, hace unos días te veía como una humana desdichada, pero ahora..., la responsabilidad sobre ti...

—Parece que los sentimientos y comportamiento también se heredaran porque mi papá a pesar que era muy serio con esa cara de pocos amigos, siempre cuidaba de la familia. Amaba mucho a mi madre y a pesar de las circunstancias nos manteníamos unidos.

—¿Tus hermanos también tienen dones especiales? —indagó Pandora.

—Según Hades, solo nací yo con la habilidad así que mis hermanos menores son niños normales—se encogió de hombros al dejarse tocar por ese rubio serio—. Extraño mucho a mi familia, pero cuando los veo a ustedes es como volver en mis días de mi infancia donde mamá y papá discutían por cosas sin sentido, luego se olvidaban de ello y volvíamos a ser una familia—se llevó las manos hacia el rostro, el llanto le ganó la partida—. ¡Yo no quiero que se separen! ¡Cuando los veo, recuerdo mucho a mis padres y la falta que me hacen!

Pandora engulló la saliva al sentir el nudo que creció en la garganta, miró a la chica lloriquear como una niña a la que hubieran reprendido terriblemente, pero también sintió un desprecio hacia sí misma por las cosas que dijo e hizo contra esa chiquilla que prácticamente era como si hija. Y es que jamás pensó que iría a ver un futuro con un hombre, menos con Radamanthys, que tendría descendencia, que vería a sus hijos y nietos a lado del hombre que amaba, pero al ver a Alhena y saber toda esa verdad..., simplemente parecía un sueño que temía creer.

Ahora las cosas tenían un sentido muy opuesto a lo que imaginó.

Radamanthys tan solo estiró la mano y obligó a la chica a abrazarlo, y ella se dejó consolar como si se tratara de una niña. Ahora él podía comprender que ese sentimiento que lo agobiaba al verla era el efecto que guardaba en la relación que poseían, era su hija después de todo, de una generación del futuro, pero al final y al cabo era suya; por otra parte, Pandora se acercó a la chica y se postró para tomar ese rostro pálido entre sus manos.

—De cerca tienes esa mirada tan molesta cuando Radamanthys anda de pésimo humor—sonrío al tocar las mejillas de la chica—; con ese cabello negro y el carácter puedo decir que nos parecemos mucho—Alhena asintió sin titubear—. Perdóname por haberte tratado tan mal y actuar de una manera impropia, de haber sabido que eras mi descendiente..., yo...

—No te atormentes por eso, te entiendo, ese carácter de proteger al hombre que amas y los celos es algo hereditario. Mi mamá es igual de explosiva cuando se trataba de mi padre, y creo que hasta yo soy igual.

—Eso demuestra que las mujeres de nuestra familia cuidan de los suyos.

—Con semejante carácter pueden desterrar a los dioses gemelos—bromeó, por primera vez, Radamanthys causando que las dos mujeres rieran y eso lo sonrojó—. Bien, ahora que ya sabemos la verdad es muy importante que esto quede en secreto, hablaré con Minos luego.

—Pandora, quiero que entiendas que por eso te quité el puesto de representante de Hades, no quería que tuvieras roces con los dioses gemelos y sé que no has tenido buen trato con Thanatos—la mujer asintió un poco incómoda—. Y si te soy sincera creo que no iba a soportar que insinuara cosas estúpidas como esa vez en que fui a verlos a su pequeño jardín.

—Me dejó inquieta que actuaras a mi favor a pesar de cómo te traté.

—¿Qué es lo que te hizo Thanatos? —indagó Radamanthys un poco enojado.

—Nada de qué preocuparse, no soy tan tonta para dejar que el idiota ese quiera molestarla. Debo protegerlos porque si no yo no naceré—sonrió al dejarse acariciar por Pandora—. Ahora debemos de ponernos a trabajar, los dioses gemelos son muy persuasivos y me aterra la idea de que Thanatos se diera cuenta que no soy Hades.

—Realmente no ha dicho nada al respecto, ni siquiera lo he visto en estos días.

—Seguramente solo son sospechas, así que hay que tener cuidado, Alhena—Pandora se puso de pie—. Voy a pasar más tiempo contigo, y Radamanthys seguiría haciendo sus funciones como hasta ahora, si esos dos saben que no eres el señor Hades, pueden llevarte a la Prisión de los Sueños.

—Pandora y yo planificaremos como turnarnos para cuidarte, debes saber que tus condiciones como humana aquí es casi similar a lo que la doncella padece, así que es mejor hagas caso a lo que te digamos ¿entendido?

—Si "padre" —bromeó la chica causando que el rubio se pusiera colorado a lo que las dos féminas no evitaron reírse—. Ah, cierto, le pedí a Krista que durmiera aquí, es para su seguridad, Hypnos no me da tanta confianza.

—Lo sabemos, Aiacos y Violate están con ella y los dos bebés.

Alhena asintió y a la vez evocó un largo suspiro como si se hubiera quitado un grandísimo peso de encima, aunque era un problema que pudo mermar en su debido tiempo, pero era tan despistada, necia, que se cargó de tantos asuntos que se desvió de las cosas importantes. Empero, sabía que ahora su tarea debía tener mayor sentido y dedicación así que fue a su armario a buscar ropa limpia y sin importarle nada se vistió apresuradamente, no sabía la razón, pero estaba tan motivada que sería capaz de darle alguna paliza a Thanatos. Tal vez eso era lo que le hacía falta en esos momentos, un buen intercambio de puños con el dios que buscaba la manera de hacerla enojar.

Los tres salieron de la habitación una vez que Alhena terminara de vestirse, su único objetivo allí era ir a la biblioteca pues había recordado que los asuntos de Unity también equivalían a ser su responsabilidad, claro que ignoraba tantas cosas de Poseidón que si no estuviera Radamanthys a su lado quizás ni siquiera sabría qué decir; no pasó por desapercibido, también, que al caminar los tres en el salón principal del castillo, algunos espectros y monjas posaran sus ojos en ellos siendo que todo rumor esparcido en esos días se fueran al diablo, porque ver a Pandora a lado de Alhena y está a Radamanthys era una señal clara que las cosas solo fueron simple chismes mal intencionados, o que quizás Hades había decidido tomar sus propias medidas.

—Vaya, amanecimos todos muy felices ¿eh? —Aiacos les dio la bienvenida a la biblioteca, revestido de su sapuris—. Señor Hades, estamos listos para iniciar el entrenamiento, si es que usted puede ahora mismo.

—¿Por qué tan temprano están aquí? —indagó Pandora mirando también que Violate se había unido a ellos—. ¿Meldric?

—Chesire cuidará de él, parece que los dioses gemelos se van a tomar muy enserio esto de entrenarnos—explicó la joven espectro sosteniendo su casco—. No sé qué esté planeando el señor Thanatos, invitaron a Unity con ellos, Cetus lo escoltó.

—Valentine, Lune y Aiacos deben esperar órdenes de nuestro maestro—Kagaho habló apareciendo detrás de Alhena, la cual solo cerró los ojos liberando un suspiro, ya estaba causándole muchos dolores de cabeza que ese espectro apareciera como si fuera un fantasma—. ¿Qué planes tiene hoy?

—Darles el placer a esos gemelos en querer luchar, hace más de una semana que Thanatos quiere que peleemos así que habrá que darle un escarmiento, aunque hubiera preferido que Kerberos se lo comiera de una buena vez—respondió Alhena al mantener la calma, aunque la mirada seria de Radamanthys le dio a entender que se controlara—. ¿Y dónde está Minos?

—Supongo que sigue idolatrando a su hija, no deja a esa niña para nada—bromeó Aiacos—; es tan preciosa que será la prometida perfecta para mi hijo.

Todos se quedaron callados al ver que una pequeña estatura de mármol golpeó en la cabeza a Aiacos, Violate solo suspiró al ver gruñir a su pareja mientras que los demás no quisieron intervenir al ver a Minos con un notable enojo, irradiando ira y tal vez alguna que otra palabra disparatada que casi provoca que Alhena riera.

—Desde ya te lo aclaro, Aiacos, mi Agathe será una niña pura y que cualquier infeliz que venga a cortejarla merecerá la peor de las muertes, no me importa si es tu hijo.

—¡Con alguien va a tener que casarse esa niña! ¡Y es mejor que empieces aceptar que mi hijo es el indicado!

—Lo único que voy aceptar es que el maestro Hades se quedará sin un juez este día.

—¿Acaso me estas retando, Minos?

—Si es lo que quieres creer, entonces que así sea.

Los espectadores tan solo se miraron esperando entender lo que pasaba, desde luego Alhena meneó la cabeza mordiéndose el labio inferior a causa de la risa y es que esos dos eran tan buenos amigos que querían definir el futuro de dos bebés que ni siquiera se daban cuenta de sus propias existencias. No supo cómo sentirse, pero por primera vez pudo oír un bullicio en el castillo pues desde que llegó al Inframundo todo pasaba en el completo silencio, y al ver la disputa entre Aiacos y Minos fue lo que le causó una nostalgia tan amada que deseó nunca terminara, hasta por un momento pensó que eran una familia rara pero ocurrente como para no dejar de hacer escándalos en todo el pasillo.

Era feliz en pequeñas proporciones, y estaba aliviada de quitarse una gran carga que le había atormentado desde que apareció en ese lugar, aunque tampoco podía olvidar que el deseo de estar con ese hombre aún perduraba en su mente. Tan solo eso, verlo, tal vez no poseerlo, pero si decirle que estaba decidida hacerse fuerte y cumplir su misión en ese mundo así cada quien hacer su vida sin miedo a nada.

Sin una guerra que los amenaza si el día del mañana habría una esperanza de vivir.

[***]


No era la tensión que la dejó de esa manera, pero claramente estaba muy perturbada con todo lo que veía. Hasta se dio cuenta que actuaba como una estúpida por tan solo salir de la recámara ya que su mente le hacía ver escenarios tan nefastos que por unos momentos quiso llorar más al verse frente a ese sujeto supo que ya no había excusa para huirle.

Meció al bebé entre sus brazos siendo seguida por el ser que parecía tanto detestarla, pero a la vez interesado en preguntarse porque le habían dejado a cargo de escoltarla. Krista supo que nada de eso había sido orden de Alhena, en todo caso, le había avisado que enviarían por ella más ver a ese sujeto a muy temprana hora ante su puerta supo que eso era alguna clase de advertencia de ese dios. Temía que fuera a cumplir sus palabras y que su sueño era alguna clase de evidencia que Alhena estaría en peligro así que en silencio siguió caminando.

—Espero que esto quede en secreto, señorita—dijo el ser de aspecto femenino, pero ella sabía que era un varón adoptando esos rasgos—. No creo que sea prudente provocar la grata paciencia de mi señor.

—Si el señor Hades no me increpa por la ausencia, no sé qué responder.

—Usted es muy inteligente, seguro se le ocurrirá algo, no creo que mi señor Hypnos pierda el tiempo con humanos inferiores—bromeó el dios menor caminando al frente, la chica frunció ligeramente el ceño—. Debe de tener alguna habilidad tan interesante para que alguien como mi amo bajara la mirada hacia una humana.

—Créeme que también me estoy cuestionando de los gustos del señor Hypnos. ¿Acaso quiere alguna clase de aventura con un ser inferior como yo?

—Los dioses nos gusta jugar con las ilusiones humanas, no se ofenda, pero el señor Hypnos es un dios que tiene placer por explorar las habilidades de los seres como usted.

Krista tan solo mantuvo paciencia y calma, no quería crear problemas o tan siquiera darle más inquietudes a Alhena porque si había alguna manera de ayudarla entonces lo haría y averiguaría la razón del porque Hypnos estaba tan..., interesado en saber lo que hacía o tan siquiera que pasara las tardes tomando el té a su lado. ¿Qué es lo que tanto añoraba en ella? ¿Acaso confirmar que Alhena y Hades ya no estaban juntos? O es que... ¿sentía deseos humanos por la que se suponía era la ama y señora del Inframundo?, no podía flaquear en averiguarlo más era casi inútil las cosas que había intentado hacer, esas charlas en ese jardín era prácticamente una situación difícil de sobrellevar porque el ambiente se sentía ese poder cósmico tan pesado como para pensar correctamente y solo quedarse oyendo lo que Hypnos leía o tan siquiera le narraba.

A veces deseaba tener un poder como alguna amazona para tener el valor de aclarar lo que quería Hypnos con ella.

—El señor Hypnos está en el campo de entrenamiento, tengo entendido que el señor Hades aceptará el duelo contra el señor Thanatos—explicó Phantasos mirando disimuladamente a la chica que cargaba al bebé—; tiene mucha suerte de tener ese anillo. El cosmos del señor Hades recae allí y tal vez es la razón del porque esa criatura sigue viva.

—Es un bebé, su nombre es Gael, puedes llamarlo así.

—Oh no, no se confunda conmigo, mi desprecio por todo ser humano es abismal y no hay nada más repugnante que un experimento como aquel. Los titanes si son muy enfermos para realizar tales cosas.

La chica asintió, pero no quiso seguir con esa charla porque temía del carácter de los dioses menores del sueño e hijos de Hypnos, de modo que en silencio siguió a Phantasos hasta salir del templo de Neptuno donde el dio la tomó del brazo para transportase inmediatamente al campo donde los espectros lo usaban para realizar sus entrenamientos. A Krista le recordó tanto al Coliseo del Santuario, las veces que había visto desde las sombras como es que los aprendices y caballeros luchaban, no fue posible evitar recordar la última vez en que se quedó husmeando en tal lugar solo para ver a su primer amor entrenando o cuando casi fue víctima, accidentalmente, de un golpe de Leo pues era tan curiosa que no se limitaba en las consecuencias. Tal vez por ver entrenar a Aspros y Deuteros es que se llenó del gran deseo de convertirse en una guerrera y no el trabajo de ser vestal, pero por desdicha, sus condiciones de salud no le permitían esforzarse más que usar la boca para defenderse, después de aquel episodio oscuro de su pasado, cuando su último "amo" le dio la paliza más grande de su vida...

Era una pesadilla y aún le costaba mucho evadir esos eventos de su pasado. Era una situación tan desagradable que, el simple hecho de husmear, le dolía como si esos látigos le arrancaran la piel a pesar del tiempo.

—El señor Hypnos desea que se siente cerca de él—dijo Phantasos al ingresar al campo, mirando los palcos que yacían opuestos, una donde los dioses gemelos la ocupaban y otra donde Hades yacía escoltado por Pandora y Radamanthys—. Vaya, tal parece que nuestro dios ha correspondido al desafío del señor Thanatos.

Krista vio a Alhena y deseó mucho ir con ella, pero la mano del dios menor la puso un poco nerviosa y lo siguió en silencio hacia el tercer nivel de ese lugar. El rubio se percató de la presencia de la chica, seguía vestido en su túnica de sacerdote, mirando lo que parecía ser un tazón con hiervas exóticas, tal vez alguna clase de infusión que deseaba beber, y se puso de pie para invitarla a sentarse a su lado.

—Hypnos, deberías dejar de exponer a tus juguetes ¿no crees? —se burló Thanatos manteniendo los ojos sobre Alhena, a pesar de la distancia, la sentía tan cerca de él—. ¿Acaso quieres que el señor Hades se enoje que tomes a su doncella?

—A diferencia tuya, Thanatos, los humanos siempre atraen mi atención, son muy inteligentes—dijo el rubio extendiendo su mano—. Retírate Phantasos—el dios menor asintió e inmediatamente se marchó dejando a la chica sola ante esos dos—. Siéntate Krista, no voy hacerte nada de lo que no desees, ¿no te gustaría ver a mi dios en todo su esplendor?

La chica asintió y discretamente tomó asiento sin dejar al bebé, quien parecía darse cuenta que su cuidadora estaba tan asustada al ver a ese sujeto. Hypnos solo se sentó sin dejar de mirar al frente, sabía que los disparates de su hermano gemelo iban a ocasionarle problemas, pero mientras no se atreviera sacar de sus casillas a Hades entones estaba todo bien.

—Cuanta fascinación puede causar las acciones de los humanos—Hypnos sirvió el té para entregárselo a Krista—. Estoy seguro que ya habías visto a los dioses combatir ¿verdad?

—He oído historias, pero jamás los he presenciado—respondió la chica tratando de ganar la calma, podía sentir la mirada de Alhena sobre ella, tenía miedo y no sabía porque razón—. Sería un honor ver el poder los dioses gemelos.

—Eres una humana tan patética, pero sabes usar el lenguaje—se burló Thanatos mirándola de soslayo—, y ese engendro que cargas te hace daño, deberías deshacerte de él. ¿Acaso el señor Hades tienen un plan para la criatura que fue creada en reemplazo del cuerpo de un titan?

—Ustedes son sus concejeros ¿no?, yo solo soy una simple humana que no tiene derecho a opinar en las decisiones o acciones de un dios—ella solo se encogió de hombros, podía palpar tanta hostilidad que le estaba causando mareos—. Yo solo cumplo órdenes y estoy sujeta a las del señor Hades, después de todo, fue quien tuvo piedad de un ser como yo al traerme a su reino.

—¿Piedad dices? —Hypnos dejó la taza sobre la mesita—. ¿Te parece que el señor Hades demostró piedad contigo? —la chica podía oír sus propios latidos, estaba muy nerviosa—. Los humanos pueden emitir tantas emociones a la misma vez que, a veces me pregunto, cuanta fragilidad puede durar un alma ante sus propios deseos. Resultan poseer sentimientos que a veces terminan acabando con ellos mismos.

Krista se sintió tan minúscula que no supo qué responder, ellos estaban seguros que confesaría la verdad, que todas esas charlas de la tarde por parte de Hypnos era con el único fin de revelar que Alhena estaba tomando acciones sin el consentimiento o aprobación de Hades. Pero también le emergió la curiosidad de saber qué diablos harían con ella, o qué esperaban que hiciera con decir la verdad ¿hacerla ver como una humana tan débil? ¿acaso querían juzgarla ante todo ese público? O es que...

—Creo que deberíamos comenzar con este espectáculo—Thanatos se puso de pie al invocar su ropaje—, después de todo, me pregunto si el señor Hades ya pudo lograr que el cuerpo de esa mujer pueda adaptarse a su propia armadura divina.

El pelinegro despareció lo que llevó a Krista a ponerse de pie y mirar hacia el centro del campo. Estaba asustada y no precisamente por ella, sino porque lo que ellos estaban planeando era revelar la verdad ante todos los espectros, y según lo que pudo entender de Hypnos es que estaban en todo el derecho de asesinar el alma humana del cuerpo que su amo había escogido.

—Que acción más impresionante, me causa tanta belleza ver esas emociones reflejadas en ti—la chica intentó salir de allí, pero su cuerpo no le respondió—. Los humanos son seres tan ignorantes e insensatos, pero a la vez fascinantes.

—¿Y qué pasaría si el señor Hades termina enojándose por tentarlo de esta manera? Porque, lo que veo, es que ustedes no están conformes que una mujer sea el recipiente de un dios como Hades ¿verdad?

—Ya estamos hablando en el mismo sentido, querida Krista.

—Yo solo soy su doncella, pero como mujer puedo decirte que somos tan terribles si un hombre quiere poner a prueba nuestra paciencia.

—Si, las mujeres humanas poseen una cualidad hermosa, tal vez por eso es que el señor Hades te trajo aquí, pero no te voy a retener, si deseas puedes ir con él ya que te dio uno de sus anillos para que vivas y es necesario que siempre estés a su lado.

La chica no quiso desafiar a Hypnos, más la mirada calmada le causaba tanto miedo que por un momento creyó haber visto su propio pasado en esas cuencas doradas. La angustia afloró en su pecho y salió corriendo de allí bajo la mirada de Alhena, la cual no controló el nerviosismo de saber qué diablos estaba pasando allá y como es que Krista terminó a lado de ese gemelo.

Debía de guardar la calma, pero el nerviosismo no la dejaba en paz pues al ver la silueta de la chica huyendo de allí y a Hypnos enfocando la mirada sobre ella, fue lo que le dio la respuesta de que quizás algo muy malo le había hecho como para asustadora. Quería ir allá y exigir una respuesta a tal acción pues esos dos dioses no mostraban ninguna clase de respeto o deseo de obedecer, querían hacer lo que mejor les pareciera o, en todo caso, querían que Hades se les presentara de una buena vez.

—Cálmate, no evoques tu cosmos—musitó Radamanthys al ponerle la mano sobre el hombro—. Tan solo te están provocando, quieren saber lo que Krista significa para ti y tus motivos para haberla traído al Inframundo.

—Más bien quieren saber si esto es voluntad del señor Hades—agregó Pandora manteniendo el perfil serio.

—Podemos decirles la verdad y así me evito estos juegos.

—No quiero que te lleven a esa prisión ¿entendido? —el rubio se puso de pie y Alhena le imitó—; permite que Minos y Aiacos luchen primero, Thanatos es muy terrible, aunque no es tan inteligente como Hypnos.

—Cálmate, no me matarán—sonrió poniendo sus manos sobre las del ex juez—. Voy a intentar nuevamente utilizar la armadura divina de Hades, además, si algo me llegara a pasar..., bueno, esto es un simple entrenamiento.

—Minos, Aiacos, Kagaho y Violate tienen la orden de intervenir, Alhena, por favor, sé cautelosa—pidió Pandora manifestando una ligera sonrisa—. Quisiera darte mi bendición, pero todos harían preguntas, anda, demuéstrale a ese dios arrogante de lo que eres capaz.

La chica asintió, no quería preocuparlos aunque se sintió bien que ellos dos manifestaron esa emoción por su causa de modo que tomó la valentía y bajó del estrado hacia el campo de batalla, por lo menos agradecía que el cosmos de Hades fuera lo que la mantuviera viva porque desde esa altura hacia el vacío era obvio que se hubiese roto el cuello, bueno, hace un año de haberlo hecho seguro que estaría muerta pero en la actualidad, con esos dones, un simple salto de varios metros hacia abajo no le hacía ningún daño, casi era como caminar en lentitud.

Thanatos estaba de pie, muy sonriente y complacido al ver a la chica, tan calmada, tan firme, tan decidida a enfrentarlo, pero él no estaba seguro por el momento de cometer un traspié, no cuando sus dudas estaban a medias, más sabía que si hacía algo como lo que le explicó a Hypnos, sí, se quedaría sin sus dones divinos así que había tramado una mejor idea en esos momentos.

—Bien mi señor—dijo el pelinegro dando unos pasos atrás, Alhena llevó la mano a su cintura, aún podía sentir la daga de Radamanthys, era la confianza que en ello recaía para darle motivos de seguir—, antes de iniciar nuestro combate, creo que todos los espectros quisiéramos ver la mortalidad de la batalla entre dos dioses ¿no cree?

—Desde luego, es lo que tanto has querido—comentó Alhena movimiento las manos de manera tan insinuante, tal vez provocando a Thanatos—. ¿Acaso te has retractado?

—De ninguna manera, pero me pareció adecuado que hagamos un ligero cambio—la chica dejó de sonreír—; y a pedido del señor Unity, yo me haré a un lado y le permitiré mi turno de enfrentarse con usted.

Alhena frunció el ceño al ver al hombre albino caminando hacia ellos, cargando en la mano el tridente de Poseidón. ¿Por qué había llegado a esa idea? ¿Qué es lo que estaba planeado Thanatos? El campo quedó en silencio, aunque algunos murmullos no se hicieron esperar puesto que nadie se esperó que el designado a ser el gobernador de los mares quisiera lucha con Hades.

—Me ha causado interés en entrenar con usted, señor Hades—dijo el hombre inclinándose levemente—, a pesar de que me dio el tridente de mi señor, no me siento capaz de tomar el puesto de dios. Sin embargo, soy consciente que usted es lo primordial aquí así que deseo ser yo quien lo enfrente.

—Eres su marina, y a ti te corresponde por derecho tomar el tridente ¿qué clase de interés tienes en luchar conmigo, Unity?

—Usted mismo lo ha dicho, soy una marina, pero el hecho de que me ofreciera el poder, este no responde a mí. Quiero saber cuál fue el deseo del señor Poseidón.

—¿Acaso dudas de que se te haya entregado el título de dios?

—Lo que él cree—intervino Thanatos sin evitar sonreír con malicia—, es que el señor Poseidón no le entregó el tridente a usted sino a la humana Alhena.

—El tridente solo responde a la voluntad de mi amo—Unity convocó su scale bajo la mirada inquietante de la chica—. Así que le pido por favor acepte este desafío.

La chica pudo entenderlo, podía recordar, ese día en que Poseidón entregó el tridente, pero sin saber a quién en realidad se lo había encargado. Unity estaba seguro que no era a Hades sino a Alhena, y eso era lo que los dioses gemelos esperaban porque si el tridente reaccionaba al alma de ella, entonces era la prueba fehaciente de que Hades no estaba en ese cuerpo sino la misma chica que tomaba decisiones como si fuera un dios.

No pudo mermar su molestia, pero tampoco estaba en condiciones de rechazar el duelo al saberse expuesta ante todos los espectros como si fueran los testigos de saber esa verdad que los dioses gemelos habían planeado con cautela. Se maldijo por ser tan descuidada, debió haber prestado atención a la situación como para evadir revelarse más, por un momento se preguntó dónde diablos andaba Hades como para no aparecerse y sacarla de ese drama porque realmente ese pleito no le correspondía sino a los dioses.

—¡Señor Hades! —la voz de Krista llamó su atención, la chica miró hacia arriba, donde la muchacha yacía con Pandora y Radamanthys—¡No le haga daño a Unity!

—Esa doncella es muy impertinente—Thanatos estiró la mano para lanzar su cosmos hacia la chica, pero Alhena desenredó el látigo para detenerlo—. ¿Acaso está permitiendo que una humana intervenga en asuntos de dioses?

Alhena no se movió, sino que seguía con la mirada puesta sobre la jovencita. Radamanthys, en su labor de representante sujetó a la chica y descendió con ella pues parecía muy alterada para hablar con ella.

—Señor Unity, no es necesario que haga esto—dijo Krista bastante nerviosa—. Lo que le hayan hecho ver no tiene nada que ver con el señor Hades menos con Alhena ¿entiende? —la marina miró a un lado y otro. Thanatos maldijo.

—¿Qué está ocurriendo?

—Señor, lo que ellos quieren hacer es cumplirle el deseo del señor Unity—explicó Krista sabiendo que Hypnos sería capaz de matarla por haber revelado ese maquiavélico plan—. Él mantiene el odio a los dioses por tomar el cuerpo humano de una mujer. El dios Poseidón había usado no solo el cuerpo de su unigénito sino el de su hermana.

—Thanatos...—susurró la chica al ver a la marina derramar lágrimas de sangre—. Eres un maldito, aprovechaste su corazón humano para ofrecerle esta clase de espectáculo ¿no? —Alhena crispó los puños manifestando esa mirada de ira—. Usas sus recuerdos y emociones para ofrecerlo a una batalla, juegas con su fragilidad humana como si eso fuera divertido.

—Usted no suele rebajarse a sentir emociones humanas, mi señor.

Aquello la enojó, precisamente porque el muy desgraciado buscaba la manera de atacarla, aunque fuera de una batalla, lo que fuera, lo que quisiera y no le importaba que dañara a otros en sus acciones. Pero no podía culparlo cuando en un reino como ese, la maldad era lo que primaba, y el poder de Hades lo era todo para que ellos obedecieran, ¿qué hubiera hecho el dios ante esta trampa estúpida?, seguramente derrocarlo de sus dones, pero...ella era humana y no tenía ese poder ¿o sí?

Radamanthys se acercó a Unity para confirmar que estaba controlado por sus propios deseos y los recuerdos del pasado de modo que lo noqueó para llevárselo, Krista los siguió en silencio, aunque la inquietud de saber lo que pasaría con Thanatos la dejó preocupada, pero Alhena parecía no querer terminar con ese show así que desenredó nuevamente el látigo para sujetar el brazo al dios de la muerte.

—Vaya, significa que tendré que ser serio y enfrentarlo.

—Es lo que has decidido hace mucho, y al parecer deseas tanto que te encierre junto a su hermano ¿no?

—Entonces, venga señor, comprobemos qué tan bueno es usando ese cuerpo de mujer.

[***]


El silencio eterno de los espacios infinitos atemoriza a más de uno, pero para las criaturas pequeñas como los humanos la enormidad es soportable solamente a través de un poderoso cosmos que es capaz de soportarlo todo y aguantarlo todo. las galaxias era lo único que se podía visualizar en ese pequeño campo que parecía enjaulado en una caja tan iluminada que no sabían en qué momento iría anochecer.

Sin embargo, en un patio floreado y de decoraciones muy hermosas, un varón seguía sentado, mirando la fuente de agua y tratando de buscar alguna respuesta a sus dudas más hizo acopio de su fuerza una vez que la presencia se desvaneció y trató de relajarse. Su largo cabello azulado había tomado colores casi celestes por lo que supuso que al final había tomado su verdadero aspecto, más seguía inquieto porque su mente no se concentraba para dar alguna clase de respuesta ante la odisea que pasó.

—No sé qué te angustia más, si es tu cabello y la situación—le dijo una mujer de larga melena castaña, caminando lentamente a él—. Este es el mundo resulta ser inservible en nuestras condiciones.

—Parece que Kronos está pensando meticulosamente su movimiento, no ha dado señal de querer hacer algo con este mundo.

—Seguramente se ha dado cuenta que era importante poseer su lado amable—una tercera presencia apareció, parecía casi una sombra, una fémina tan temerosa vestida en ese vestido sugerente y su cabello recogido a medio lado en una trenza—; significa que Rhea no logró lo que tanto deseaba, ni Kairos en tomar lo que necesitaban.

—Hades ha sido muy escurridizo, me impresiona la verdad.

—¿Fue su deseo? —bromeó la de cabello castaño—. Yo creo que se dejó seducir por el alma humana que tomó, que dichoso debe sentirse.

—No me interesa mucho ese aspecto, lo único que quiero es tener contacto con el mundo de afuera—dijo el hombre mirando la fuente de agua—. Ella dijo que Kronos decidió dormir por un tiempo breve, tal vez está buscando en alguno de los tiempos que alteró, ahora que ha destruido todo, las dimensiones se transgredieron y con ello aceptar que ya no existe un futuro.

—¿Quiere recuperar las dos partes del arma?

—A estas alturas da la situación, me importa poco—aclaró el varón metiendo la mano en la fuente—. Si Kronos quiere destruirlo todo, adelante, prefiero pasar tiempo aquí con el placer que tanto he añorado.

—Bueno, si ese es tu deseo, hazlo, pero lo que a mí me respecta, no pretendo quedarme aquí y esconderme—la mujer dejó de sonreír para mirarlo con seriedad—; allá afuera hay alguien que sigue de pie, ¿y que vamos hacer? ¿darle la espalda?

—Cuando Kronos sepa que sus titanes se han visto afectados por estos cambios, se alzarán en armas—suspiró la pelinegra—; esta guerra nunca va a terminar hasta que él quiera quedarse solo. Somos también una presa para que se alimente de poder, él perderá la cordura y no va a diferenciar entre sus aliados y enemigos.

—Nosotros no podemos hacer nada más.

—Sí podemos hacer algo, pero ustedes se han dejado vencer por el miedo—dictaminó la mujer de cabello castaño mirando a los dos seres que la acompañaban—. Sus almas humanas son las que desean con fervor seguir luchando, no miden el peligro y añoran volver a su vida normal.

—Son solo vasijas, y así ha sido siempre, no iré en contra de un regalo de Kronos para volver a padecer su ira, prefiero quedarme aquí antes de ser su alimento.

—Como dije, eres más débil que tu propio hermano, lástima que no haya quedado a su lado.

—Si es lo que te importa, anda, sal de este reino y ve tú como contactarlo, a ver si Kronos le apetece devorarte.

La mujer meneó la cabeza y sutilmente se retiró de allí porque era obvio que volver a la misma discusión de quien tenía la razón iría a provocar ligeros problemas y, en su realidad, no era correcto romper más treguas. Estaba cansada, no podía negarse, ese mundo fantástico en que se hallaba era una simple ilusión o algún recuerdo del Olimpo, tal vez por eso nadie recordaba lo que había ocurrido, todos creían que siempre habían vivido allí en ese sueño tan bello, donde nada mal existía y la alegría de estar con los seres amados lo era todo. Claro, eso implicaba que debían permanecer dormidos o algo así, sin embargo, ella solo pudo darse cuenta que dos humanos de entre todos estaban reacios a dejarse vencer.

Precisamente las personas que no imaginó serían tan testarudas para seguir en pie.

Y allí estaban, sentados, mirando a la nada o tal vez recordándose a cada segundo quienes eran, de donde provenían, qué hacían o cual eran sus deberes. Aquellos humanos que luchaban con todo para recordar su fin en esa guerra, aunque uno de ellos parecía más enfocado en pensar en una sola persona, la que más deseaba tener entre sus brazos, no importaba si pasaban siglos, pero solo quería tener en su mente el recuerdo de que alguna vez fueron uno solo.

—Solo quedamos los tres—dijo la dama acercándose a los varones, uno tan solo estrechó su mano con la de ella y el otro solo mantenía sus ojos puestos en el templo—, no vamos a dejarnos llevar por los sueños fantásticos. Por las reales que puedan manifestarse.

—Tal vez es la razón del porque estas perdiendo tus condiciones divinas—el hombre de cabello castaño se inclinó ligeramente para serle de apoyo a la mujer—; vamos a salir de aquí, te lo he prometido.

—Tengo fe que así será, pero nuestros amigos...

Ella no podía siquiera terminar de decir las palabras porque se sentía mal consigo misma de interferir en sus deseos, sí, ellos a pesar de todo estaban manifestando alegría porque sus añorados sueños quizás estaban siendo cumplidos. En esa tierra que se les fue confinado seguramente para ser de platillos para el rey de los titanes, ella hubiera preferido dar todo lo que tenía antes de acabar como una avecilla dentro de una jaula; sin embargo, no pudo ocultar su preocupación por ese hombre que yacía sentado a unos metros de ella y la de su amado, sí, seguramente estaba luchando para seguir recordándola.

—Cuando sepa que estamos aquí..., nos ayudará—dijo ella con mucha calma, apegando su rostro contra el duro pecho de su pareja—. Esto es muy agotador.

—Esta prisión está consumiendo todo tu cosmos—el castaño la acarició con cuidado—. Trata de dormir, voy a cuidarte así que no te preocupes mucho.

—Hazle caso de una buena vez. Debes descansar—el hombre de mirada frívola tan solo musitó sin dejar de ver el templo—. Saldremos de este maldito lugar e iré por ella aun así tenga que enfrentarme a los titanes o hasta el mismo Kronos. De eso puede estar segura, diosa Athena.

Ella asintió, pero su espíritu sintió temor al ver que el cielo estrellado de color de un anochecer comenzó a emitir ese sonido tan apocalíptico y de entre las nubes solo vio un remolino para darles a entender que nuevamente volverían a repetir ese día como todas las veces que lo hacían desde que estuvieron encerrados en ese lugar.

—Ese es el vórtice—dijo el varón de cabello azulado crispando los puños—, ni siquiera podemos acercarnos sin tener la mirada de esos titanes sobre nosotros.

—En algún momento se aburrirán.

—Si es que no nos sirven de comida a Kronos—bromeó la diosa tratando de soportar el cansancio.

—Ella será capaz de hacerlo, ella siempre ha estado por encima de nosotros a pesar de todo.

[***]


Escupió la sangre que corría ligeramente de sus labios.

Claro, no había sido producto de algún golpe, sino que buscó la manera de que su cuerpo no cayera en el cansancio pues pudo darse cuenta que el ambiente estaba tan cargado de un ligero sueño como esperando que tropezara para caer en ello. ¿Acaso estaba jugando? Volvió a morderse el labio inferior, su mente estaba divagando esos sueños tan peculiares que había tenido en esas semanas sin poder confesar lo muy perdida que era. ¿Es que su corazón humano había deseado probar esas caricias?, no, ella solo se había enamorado fervientemente de un hombre y era con él que hizo tantas cosas que únicamente en sus sueños deseaba al menos tenerlo.

Esquivó el golpe, pero aún así no estaba segura para donde pisar. Thanatos parecía más divertirle en hacerla tropezar a que darle una paliza, y eso la hizo enojar porque era como recordar la primera vez que luchó contra Aspros.

—¿Está preocupado, mi señor? —indagó el dios rozando el dedo sobre el pecho de la chica, ella ni siquiera tuvo tiempo de moverse—. Apuesto que no eres capaz de romper un simple peón de ajedrez ¿verdad, humana?

Alhena se quedó asustada al sentir esa pieza tocando su cuerpo, una zona vulnerable. Pero no se vio derribada, sino que todo su ser volvió a sentir ese terrible dolor desde su cabeza hasta su estómago.

—No te preocupes, nadie aquí verá lo que tú y yo estamos haciendo, únicamente nos vemos como si estuviéramos platicando—Thanatos se quitó el casco y se inclinó lentamente hacia la chica que estaba tan perturbada—; eres tan débil, ¿creíste que no me daría cuenta que no eres Hades? Tu debilidad te ha traicionado, tu estúpida alma te ha delatado, y ya no puedes llamar a tu perro para que te proteja, nadie en su sano juicio aceptaría que el señor Hades se ha vuelto tan humano.

—Si ya sabes que tu amo no está conmigo ¿para qué me retaste?

—Para que todos te juzguen y así tener la razón de llevarnos tu alma y cuerpo a la prisión destinada para seres como tú.

—Hades me dejó a cargo, así que no eres nadie para decirme qué hacer—gruñó la chica desenredando nuevamente el látigo—; mientras él no venga aquí, yo tengo la libertad de hacer lo que quiera.

—Estúpida humana—estiró la mano para sujetarla del cuello, pero la mirada de enojo y desafío de esa chica le provocó un cierto dejavu—; ya había visto esos ojos, sí, me recuerdas al patético caballero de Cáncer y su osadía de querer luchar conmigo, pero al final terminó muriendo estúpidamente.

—¿Patético caballero? Su nombre es Manigoldo, idiota.

La chica le mordió la mano ocasionando que el dios frunciera el ceño. No iba a bajar la mirada únicamente porque estaba algo loco, o que su idea de despreciarla por ser humana fuera razón para someterse, ella estaba allí para aprender a valerse por sí misma y usar todo lo que tenía para hacerse fuerte de modo que cogió la daga y se lanzó contra Thanatos, quien solo la esquivó y no dudó el soltarle un simple golpe con la pieza de ajedrez.

—Lo supuse, tu fuerza es tan inferior a una simple pieza—sonrió y se agachó para tomarla del mentón—. Los humanos son tan insolentes que creen que nosotros los dioses somos alguna clase de broma—con su pulgar pasó sobre esos los labios rojizos—; quisiera que me divirtieras, pero no puedo darte una buena batalla sin saber porque rayos dejaste que el cuerpo del señor Hades fuera deshonrado de esa manera.

—¿Deshonrado? ¿Acaso me juzgas solo porque soy mujer?

—Humana estúpida, ¿no entiendes las reglas que un contenedor debe sujetarse? —la obligó a ponerse de pie, ella tan solo se sintió minúscula a esa mirada tan ruin y burlona—. Los dioses eligen y renacen en forma humana para pisar este mundo, cuando eres elegida debes proteger tu cuerpo y hacerlo único para el dios que te tomó.

—Yo jamás quise que Hades me eligiera, para empezar, eso debes discutirlo con él, y en segunda, nunca tuve idea que era una vasija.

—Eres necia y a veces necesitas que alguien te demuestre lo que es en realidad ser un dios y la brecha que hay entre nosotros y los patéticos humanos—la sujetó de la mano, ejerciendo mucha presión—; debería llevarte al camino de los dioses para acabar contigo, pero eres un contenedor y por tal mereces ser encerrada en la Prisión del Sueño así acabaremos con esto de una vez y la deshonra que crece en ti, de ese modo, el señor Hades no tendrá problemas para tomar tu cuerpo como es debido.

Alhena quiso gritar al sentir tanto miedo, pero nadie la oía, nadie la estaba viendo, todos creían en la ilusión que impuso Thanatos en ese campo de batalla así no lograban ver la realidad de la situación. Ese dios la tomó con fuerza y por unos segundos sintió que su alma se desprendía lentamente de su cuerpo.

—¿Cómo quieres morir? ¿Que mi Fobia del Infierno se trague tu alma? O ¿Te gustaría estar enjaulada por el resto de su miserable existencia?, desde luego, te daré el derecho de renacer si es que Kronos ya no ha destruido las dimensiones.

—Hades lo sabrá, tú no entiendes el lazo que me une a él.

—Al señor Hades solo le interesa él, tú solo eres simple basura ¿no entiendes porque razón él se marchó?

—Solo fue a buscar respuestas de esta situación.

—¿Aseguras que es así? —las manos de Thanatos sujetaron de la cintura a la chica para tenerla tan cerca y mirarle a los ojos—. ¿Acaso no te has percatado lo que pasa con tu cuerpo mortal? —ella solo mantenía los ojos algo llorosos—; es la primera vez que tengo a una humana en tus condiciones tan cerca a mí, deberías sentirte halagada.

—¿Qué quieres entonces? ¿Matarme? Si eso es lo que tanto anhelas, hazlo de una buena vez.

Thanatos sonrió y le soltó una fuerte bofetada a la chica provocando que esta cayera al suelo, se acercó para inclinarse y poner su mano sobre el estómago de la chica la cual tan solo lloraba de miedo.

—Voy quemar ese cosmos que hay en ti antes que tu estupidez de haber permitido que un hombre te tomara sea la burla de mi amo y señor Hades.

Alhena tan solo se quedó quieta sin poder evitar llorar. Su mirada y la del dios de la muerte se cruzaron en un ligero intercambio de lástima, pero él la liberó al sentir un cosmos tan pesado y perturbador que llegaba inmediatamente al campo de batalla así rompiendo la ilusión que había creado; todos allí pusieron atención a todo lo que aconteció, Radamanthys y Pandora quisieron intervenir al ver al dios de la muerte sobre la chica, pero..., ellos se dieron cuenta de esa sensación terrible que azotó a todos dejando hasta el mismo Hypnos en un estado de preocupación.

Thanatos se separó tan aprisa de la chica al ver el sello que se dibujaba bajo ella, y como es que el cuerpo humano comenzaba a emanar ese poder que era indudablemente del ser que menos esperó tener al frente. El cabello de Alhena se desató de la coleta a la vez que su traje se veía rasgado para dejar a la vista la simple túnica negra y su mirada de niña asustada se había desvanecido completamente.

Aquellos ojos negros y sin ninguna clase de emoción provocó a Thanatos a retroceder, pero..., no estaba tan seguro del porque justamente apareció en ese momento.

—Thanatos—hasta la voz era tan terrible que dejó inmóvil al dios—, ¿acaso pretendías destruir el cuerpo que tomé? Esta humana la elegí desde el día en que nació, y tú, cometes la estupidez de querer quitármela.

—Señor Hades, sabe que la lealtad de los dioses gemelos es con usted.

—Aún así, te molesta tanto que esté dentro de una mujer, así ha sido mi voluntad—alzó la mano y de un momento a otro una espada negra terminó siendo empuñada por el dios—. Y no dejaré que nadie cuestione lo que los dioses primarios hemos decidido, tú no eres más que un simple peón para mí y tal cual puedo quitarte el cargo.

Intentó abatir la espada hasta que a lo lejos oyó un estruendoso poder como si se tratara de un rayo. Todos los presentes también lo escucharon, más al ver el cielo oscuro envuelto de un color de un amanecer fue lo que preocupó a los jueces y los dioses gemelos.

El rey no terminó su lucha con Thanatos, sino que usó su propio cosmos para ir directamente hacia el lugar donde provenía el sonido, como si fueran rocas chocándose y cayendo con fuerza a su reino. Entonces se percató de una esencia divina descendiendo rápidamente hacia el monte Yomotsu, voló hasta allá con el temor de encontrarse con algún titan porque lo que había cometido entre el choque de cosmos de Thanatos y el suyo era equivalente al señuelo para atraer al ejecito de Kronos.

—¡Señor Hades! —vociferó Radamanthys vestido en su sapuris de Wyver.

Más el dios no le prestó atención tras cubrirse del polvo que había provocado la caída de ese ser. Alguien del mundo de arriba había interferido en sus dominios, los espectros rodearon al invasor listos para defender a su dios, los concejeros tan solo se mantuvieron un poco apartados y Hades solo yacía de pie mirando al ser que poco a poco se dejaba ver.

Eran unos chillidos de un animal, un pequeño ser cuadrúpedo que rugía y se quejaba del dolor. Hades comprobó que no se trataba de ningún titan sino de una criatura que había visto anteriormente.

—¿Qué es esa cosa? —indagó Minos al ver cómo es que el ser caía sobre sus patas, se retorcía de dolor sobre los escombros.

—No lo toques—advirtió el dios sintiendo un ligero mareo, se acercó al ser bajo la negativa de sus espectros—; así que eres el que estaba merodeando ambos mundos, pero terminaste en el mío, supongo que esto fue la última voluntad de Poseidón.

—¿Uste lo conoce, señor? —indagó Kagaho un poco inquieto por la serenidad del dios.

—Es un dios de la misma naturaleza que la mía—se inclinó al animal y estiró la mano para tocarlo, pero tan solo recibió una descarga eléctrica que lo llevó a retroceder—; es uno de los juegos de Rhea. Seguramente te maldijo al querer matar a la criatura que invocó con el Pitón de Tierra—apuntó con su espada hacia el cuello—. Debo destruir ese collar, pero lastimosamente la condición en que estoy no me permitirá así que...—suspiró al cerrar los ojos—. El contra hechizo depende del alma humana que tenga la suficiente bondad y piedad para arrancarle el collar.

Se puso de rodillas y permitió que Alhena volviera aparecer, la cual yacía totalmente desorientada puesto que no recordaba lo que había pasado después de sentir la amenaza de Thanatos, más oyó en su mente la voz de Hades ordenándole que rompiera ese collar. Ninguno allí, a excepción de los dioses gemelos, se percataron que el dios Hades había cambiado con la chica humana.

—No, no, no te asuste, no te haré daño—susurró la chica al ver al pequeño jaguar lloriqueando de dolor—, te voy ayudar ¿de acuerdo? Por favor, quédate tranquilo.

La criatura bajó la cabeza y ella sujetó el collar e intentó romperlo más este solo le quemó las manos de una manera que la obligó a soltarlo y quejarse del dolor.

—Señor Hades, va a lastimarse—Pandora se postró para tomar las manos de la chica, las quemaduras eran notables—, tal parece que es una maldición terrible. Si sigue intentándolo va a lastimar este cuerpo.

—¿Y qué haremos con esta bestia? ¿Sería oportuno llevarlo al mundo de los sueños si es un dios? —indagó Oneiros observando con cierta repugnancia al ser—. No sé qué hace esa criatura aquí.

Los murmuros fueron entendibles para el ser por lo que no evadió el miedo e intentó huir de ellos, estaba en un mundo que lo confundía aún más y ver a seres con forma humana le causaba ira y dolor porque no podía siquiera pararse en dos patas sin tropezar como un animal estúpido.

Empero, las criticas cesaron ante la amabilidad de una persona, de un ser humano que dejó quieto y cautivo al jaguar.

Alhena, los dioses, jueces y espectros miraron en silencio permitiendo la interrupción de la joven doncella que no había dejado de llorar al conmoverse por ese animal. Se puso de rodillas, estiró las manos hacia el collar y fácilmente éste cedió lo que llevó a destruirse en miles de pedazos.

El jaguar emitió un rugido tan profundo que casi dejó sordos a todos, evidentemente su cuerpo empezó a tomar una figura más ruda y menos animal. Era tan alto y de cuerpo ancho que parecía un gigante, notablemente sus poderes divinos comenzó aflorar en todo su ser y cubriéndolo con prendas divinas, tomando la apareciera menos diabólica.

—Estoy en deuda contigo, humana—la voz gutural asustó ligeramente a Krista, quien por prudencia se escondió detrás de Alhena—. ¿Quién es el dios de este reino?

—Aquí lo tienes frente a ti—contestó Thanatos señalando a la chica, la cual solo mantuvo su mirada un poco seria—. ¿Qué pendiente tienes con mi señor?

—Soy Hades, el rey del Inframundo, ¿qué es lo que trajo hasta este reino?

—Solo escapé del mundo de arriba, supongo que tu familia provocó un declive de cosmos que dañó no solo mi existencia sino mis dominios—el ser se acercó tanto a la chica que Radamanthys se paró a su lado—. El mundo es un caos, pero aún hay esperanza para volver todo a su orden, como dios también tengo esa posibilidad, pero los malditos titanes aprovecharon la desaparición de mi hermano.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo?

—Mi hermano se unió a la estúpida alianza que crearon los olímpicos, además, hueles a él, puede sentir el cosmos de Quetzalcóatl en pequeñas proporciones—la chica frunció el ceño—. Me llamo Tezcatlipoca y vengo advertirte que aquellos que perecieron en el mundo marino siguen vivos y están encerrados en alguna prisión del mundo de arriba. Yo he escapado de alguna de ellas.

—¿Vivos?

El jaguar asintió causando que el corazón de Alhena latiera aprisa, donde una pequeña luz de esperanza activara todos sus deseos de saber que sus amigos no habían muerto y en especial que Aspros estaba allá arriba, con vida. Seguramente esperándola. 

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El capítulo de la semana, espero les guste.

Cualquier queja, reclamo, duda, consulta no duden en escribirlo aquí o por mis redes sociales. Cuidense muchisimo y buenas vibras a todos.

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