Ratita, un simpático pikachu...

By Edu-pikachu

1.2K 81 11

Fernando descubre que morirá antes de cumplir la mayoría de edad si no mata a Ratita, un pikachu adoptado por... More

1.Una mala manera de comenzar los días
2. El juego de la estrella sangrienta
3.El comienzo
4.El techo
Hola lectores
5.Enfadarse por tonterías
6. Control mental
8. El cuchillo carnicero
PARTE II: 1.Eevee y Trabish
PARTE II: 2. Perder la cabeza
PARTE II: 3. Trabajo sucio

7. La primera trampa

76 5 0
By Edu-pikachu

Horas antes de que Fernando llegara a la escuela junto a Shane y Yuan, algo sucedió con los profesores, la directora, las señoras de la limpieza y el conserje. Parecia que se habian vuelto locos, no eran capaces de razonar, ni de hablar, ni siquiera de sentir emociones básicas. Todos se habían convertido en un espantoso cuerpo vacío de vida, ya solo obedecían a la misma voz, todos eran capaces de escucharla en su cabeza. Cuando llegaron los alumnos, a estos les sucedió igual, todos se acumularon en el gimnasio, el único sitio donde cabían, y esperaron a que aquel chico llegara. Todos sabían su imagen, la tenían grabada en la memoria, incluso los que no lo conocían.

***

-Esta es la escuela, ya hemos llegado. -dijo Fernando señalando el edificio.

-Así que esta es... -dijo Shane con admiración. Él, al igual que Yuan, no había podido estudiar en una escuela normal, así que le dieron envidia los estudiantes de aquel lugar.

Fernando miró el campo de fútbol, y no estaba ocupado por niños calentando o corriendo el perímetro, era muy extraño, porque los de quinto tenían educación física a primera hora los lunes. No hizo caso y guió a sus nuevos amigos al interior. Que no era muy sorprendente, pero tenía cierto encanto para ser una escuela. Tablones con carteles sobre las actividades extraescolares que se realizaban en el centro, recomendaciones de libros, murales...etc.

-Ya sé que no es para tanto, pero... -dijo Fernando.

-No, es fantástico... -dijo Shane con una sonrisa de alegría por estar por primera vez en una escuela de verdad.

-¿Y donde está la gente? -pregunto Yuan.

-Eso mismo me pregunto yo, es muy raro, nunca lo he visto tan vacío. ¿No será un día festivo sin yo darme cuenta? -dijo Fernando.

-A saber... -dijo Shane.

Abrieron unas cuantas clases y en ninguna de ellas encontraron alumnos ni profesores. Fue entonces cuando decidieron salir, y cuando se dieron cuenta de que las puertas de la salida estaban cerradas a cal y canto.

-Que raro, ahora están cerradas. -dijo Fernando con preocupación.

-Probemos con alguna salida de emergencia, aunque hay que reconocer que es muy, pero que muy raro que la puerta esté cerrada. Si no hay nadie eso es... -decía Shane.

-¡Venid! -dijo Fernando guiándoles hasta la salida de emergencia. La puerta era de esas con una barra que había que empujar, pero estaba atascada.

-Parece que nos hemos quedado atrapados en este sitio. Oye, ¿no hay alguna ventana por la que salir? -preguntó Yuan.

-No, todas tienen rejas. -respondió Fernando- Pero si vamos al gimnasio tenemos una segunda salida de emergencia, creo que es nuestra única oportunidad de salir, creo.

-Pues vale, vamos allí. -dijo Yuan.

Los tres jóvenes se apresuraron para llegar cuanto antes al gimnasio. No estaba muy lejos, pero los tres amigos notaron cierta intranquilidad, de algún modo presentían que algo malo iba a suceder, lo confirmó un mensaje escrito en pintura roja en la puerta. Fernando pensó que era sangre, pero pensó que no era posible. El mensaje escrito sobre la puerta que daba paso al gimnasio decía: "sabes que tienes que hacer si sobrevives. Firmado: estrella sangrienta". Cuando lo leyó, Fernando retrocedió tres pasos alejándose de las puerta. No podía creerlo, ¿Quién habría escrito eso? Quiso salir corriendo de sobre sus pasos, pero supo que no servía de nada, no había salida en ninguna otra parte.

-¡Qué joder!...

-Así que sabes algo de esa cosa...-dijo Shane al fin. Nunca jamás se había dado un caso así, en el que la estrella sangrienta dejaba mensajes a la gente. Por un lado era terrorífico, por otro emocionante, como la bajada por la cuesta en aquel verano.

-No sé que coño hace eso ahí...s...solo era una pesadilla...solo eso. -dijo Fernando

-Bien, Fernando. Ha llegado la hora de que te seamos sinceros. No somos de este pueblo ni tengo intención de matricularme aquí. En realidad hemos venido a buscar indicios y evidencias de ese ser... -dijo Shane.

-Lo único que queremos es evitar más asesinatos en el futuro. -dijo Yuan.

Shane asintió con orgullo y sacó un papel doblado del macuto colgado de una de las empuñaduras de la silla. Era un informe sobre muertes a manos de la estrella esa

-Aquí tenemos datos objetivos de los últimos asesinatos que cometió; cada vez las muertes son más brutales, y lo que más nos preocupa es que ha comenzado a quitar más vidas para llevarse una sola. -dijo Shane, enseñando el informe

-¿Qué quieres decir? -preguntó Fernando.

-Al principio, cuando tan solo dábamos nuestros primeros pasos en esta investigación solo mataba a una persona de vez en cuando, pero...cuanto más avanzabamos más gente mataba, más interactuaba con la víctima y muertes más brutales producía. -explicó Shane.

-¡Joder! ¿Me va a matar?-dijo Fernando.

-No si podemos evitarlo, pero explicanos como fue cuando se te presentó. -dijo Yuan.

Fernando intentó recordarlo, había pasado tres días atrás, le dijo que tenía que matar a Ratita o...

-Muy bien, lo contaré todo en cuanto salgamos de aquí ¿Os importa? -dijo Fernando.

-No, claro que no. -dijo Yuan- Tienes razón.

Fernando y Yuan, empujando la silla de Shane, atravesaron la puerta del gimnasio y no vieron nada, porque la luz estaba apagada. Shane imaginó como sería, le gustaba pensar en un gimnasio que fuera distinto al lugar donde se curaba las piernas cada día en el centro. Lo odiaba, pero era muy importante asistir para su rehabilitación y nunca se atrevió a dejar de ir. Ahora lo haría, porque se había atrevido a dejar atrás aquel horrible lugar de científicos y máquinas, y era lo mejor que le había pasado en mcho tiempo. Lo mejor.

-¿No hay algún interruptor para encender las luces? -preguntó Yuan.

-Sí, claro -dijo Fernando. Lo accionó y la luz se encendió.

Vieron que todo estaba repleto de personas tiradas en el suelo, como si estuvieran muertas, pero no estaban muertas; no, no lo estaban...

-Joder, ahora esto. Ha matado a todas estas personas.

-Sí, eso parece. -dijo Shane con mala cara, si no estuviera tan asustado, les habría dicho que les tomaran el pulso antes de suponer que estaban muertos- Agredecería que se dieran más prisa.

Yuan comenzó a empujar la silla con más rapidez y se dirigieron a la salida de emergencia señalada por un cartel verde. Fernando se quedó mirando a algunos de sus compañeros de clase, entre ellos estaba manuel, e indicó a los otros que se fueran, que él les seguiría en un minuto, y ellos asintieron y se fueron. Rebuscó entre los cuerpos amontonados y no encontró a algunos de los estudiantes y profesores. Todos aquellos cuerpos amontonados parecían inertes, pero algo en ellos daba la impresión de que en cualquier momento se moverían, y eso era verdad. Él no lo supo hasta que algo sujetó su pierna, la mano de uno de los muertos perfectamente vivos le mantenía agarrado. Fernando gritó y se lo quitó de encima con una patada, luego intentó huir de allí; pero al darse la vuelta hacia la señal de la salida de emergencia, vio a decenas de personas protegiendo la puerta de salida.

Fernando gritó otra vez y alguien se le tiró encima. Golpeó dolorosamente con la nuca en el suelo y empujó con todas sus fuerzas el rostro del zombie que tenía sobre él, quería morderle. Recibió un fuerte mordisco en la pierna de otro muerto y chilló con dolor y miedo.

-¡¡Socorro!! -dijo

Nadie acudía a ayudarle y entendió que si no hacía nada, moriría allí mismo. Otro mordisco en la pierna le hizo reaccionar, no podía dejar de empujar aquel rostro tan cerca del suyo, pero no necesitaba hacerlo para mirar el techo. Pensó y nada...seguía sin hacer nada por salvar su insignificante vida. Le vino a la cabeza la nota de sus padres cuando fueron a buscar al pikachu, estaba puesto en la nevera con un imán. ¿Que tenía que ver? Pues nada. Si estuviera Ratita, sería más fácil. Le ayudaría a salir de ese atolladero y luego se dejaría asesinar pacíficamente. Era así, eso pensaba él...se dejaría hacer cualquier cosa, esa rata era lo más tonto en el mundo de los roedores eléctricos. Se le cansaban los brazos, y dejó acercarse un poco más aquel rostro, ahora estaba cubierto por esos, debía de estar quedándose sin carne. Pero daba igual, que disfrutaran, él deseaba estar muerto, no tenía derecho a tocar un pelo a esa rata. No, no lo tenía.

-¡¡Oh Dios!! -dijo Yuan, debió haber vuelto al ver que Fernando no salía.

-¡Yuan, salgamos de aquí cuanto antes! -gritó Shane- Oh, por Dios. ¿Ese montón de gente que están sobre Fernando? ¡¡Mierda, Yuan!!...¿Eso es sangre?

Fernando no podía ver nada, estaba casi sepultado en zombies, o lo que fueran. Y sí, se sentía como una montaña con miles de riachuelos de sangre. No hablaba, eso era demasiado. Lo mejor era que no iba a matar a Ratita nunca, aunque si no recordaba mal las palabras de la estrella, moriría de todas formas. ¡Claro! No era lo mismo. Es mucho mejor no tener que hacerlo uno mismo, sería demasiado duro. Y el adorable Pikachu se entregaría para morir si hiciera falta, así como lo hacía Fernando con los zombies, si es eso lo que eran. Entonces se parecían, los dueños acababan pareciéndose a sus pokemon, siempre. Pero al revés no, sería tristisimo que se corrumpieran como los humanos. ¿No? Pero...¿En realidad es así en todos los casos? No siempre...

-¡Adelante Machoke! -gritó Shane lanzando la pokebola-¡Corre, salva a ese niño!

-Machchoc choc. -dijo el pokemon.

Estoy salvado, pensó Fernando. El peso de los cuerpos que le oprimían contra el suelo se volvía más ligero. El sonido de los golpes de Machoke le reconfortaba, y pronto se liberó y pudo ponerse en pie. Su pierna ahora era como un palillo mordisqueado después de una comida, se le veía el hueso y notaba la gelatina dentro de él salir. Su cuello también estaba herido y ensangrentado, pero a pesar de todo, pudo ser peor. El machoke solo había acabado con unos cuantos de los muertos, el resto aún seguían "dormidos", sin atacar; pero todos supieron que no tardarían mucho en levantarse e ir a por ellos. Sin decir nada, se fueron, Shane apremiando a Yuan para que acelerara; Fernando cojeando, se quedó unos metros por detras; y Machoke se quedó en el gimnasio para retrasarlos si comenzaban a moverse esos cuerpos vacíos. Shane no se acordó de Machoke por el miedo que pasaba, pero él no le habría permitido quedarse solo allí ni en un millón de años. Los tres jovenes por fín encontraron salida al exterior por aquel pasillo donde les había llevado la puerta con aquella señal de salida de emergencia. Sin embargo, no les permitió salir del recinto escolar. La verja que limitaba el patio rodeaba todo el colegio, y la hallaron la puerta metálica cerrada. En lo más alto de la cerca, había una decoración acabada en punta hacia arriba.

-Habrá que escalar -dijo Fernando.

-¿Puedes?, estás muy mal -dijo Yuan.

Shane los miró a los dos como si estuvieran hablando cosas sin sentido. ¿Para qué molestarse a trepar si Machoke podía hacerla añicos si quería? Se acordó de Machoke, él no estaba con ellos. No...se había quedado allí, lo supo porque no estaba por ninguna parte. Miro a su alrededor y no quedaba otra, estaba en aquel enorme y terrorífico gimnasio. Tenía que volver. Con la fuerza de sus brazos, asió de las ruedas y se desplazó un par de metros hacia atrás. Hasta que Yuan le detuvo.

-¿Dónde vas? -preguntó Yuan.

-Machoke no está, tenemos que rescatarlo cuanto antes. -respondió Shane.

-No. Tú no sabes el peligro que corremos allí, Machoke estará bien, él es fuerte, mucho más que las personas. -dijo Yuan.

-Tiene razón, Shane. No tienes de que preocuparte -dijo Fernando.

-Pero sin él no podré pasar al otro lado de la verja, no podré...-alegó Shane llorando.

-Tú te agarrarás a mi cuello y te llevaré en mi espalda mientras trepo. -dijo Yuan- ¿Seguro que puedes trepar, Fernando?

-Sí, creo que sí.

-Pues, vamos a darnos prisa. -dijo Yuan.

Shane se negó. No quería dejar a Machoke solo en ese gimnasio, en cualquier momento podrían despertar esas personas y hacerle daño. Se secó las lágrimas y le salieron otras nuevas.

-Yo no iré con vosotros, me da igual lo que me digais. Iré a salvar a machoke. -dijo.

Más muertos aparecieron por la derecha y la izquierda de la verja. Estaban rodeados, y tendrían que darse prisa en salir, toda la que pudieran.

-No quiero desanimaros, pero vienen a por nosotros. ¡Shane, haz lo que te dice Yuan, joder! -dijo Fernando- ¡Ya vienen!

-Fernando ves trepando tú. -dijo Yuan.

-Eh...sí, claro. Lo iba a hacer de todas formas. -dijo Fernando

Después de asentir comenzó a escalar la verja metálica lentamente y con un dolor horrible. Por un momento pensó que no sería capaz, que la pierna herida se le partiría y caería de espaldas al suelo, pero no.

-¡Ya estoy! ¡Corred, no queda tiempo! -exclamó Fernando con más tranquilidad estando allá fuera.

Ellos dos, los que Fernando todavía pensaba que eran hermanos, hablaban en voz baja y al final parecía que Shane aceptó ir a las espaldas de Yuan. Con suavidad, Yuan lo sacó de la silla de ruedas; Shane rodeó su cuello con sus brazos y se deslizó hasta situarse detrás, en su espalda, como el caparazón de una tortuga. Yuan comenzó a escalar la verja, y el esfuerzo debía ser sobrehumano.

-Lo estás haciendo bien -dijo Yuan a Shane, no pudo retener la saliva que cayó cuando dijo aquello. Apretaba los dientes con fuerza.

Fernando se tapaba la boca abierta con las manos, aquellos muertos vivientes estaban ya cerca. Yuan alcanzó ya la mitad de la verja, pero reconoció que aún quedaba mucho. Algo tiró de Shane y este cayó hacia el montón de humanos que se había formado debajo de ellos. Fernando gritó, pero agradeció no estar allí. La sangre de Shane salpicó las piernas y las deportivas blancas de Yuan, no lo podía creer. No dejó de escalar, y con lágrimas pasó al otro lado. Los alaridos de Shane invadían el silenció de todo aquel sitio, Yuan veía aquel lamentable espectáculo y quiso morir. Fernando seguía con las manos tapando su boca abierta, no asimilaba todo aquello que estaba pasando. Aquel niño de 12 años había sido el único amigo de Yuan, y eran como hermanos, solo que en el frío calculador de aquel centro no se notaba; aquel dolor era inefable.

-¡¡Parad ya, Hijos de puta!! -gritó Yuan en un gemido roto y furibundo. Un hilo de moco caía de su nariz y le bajaba por sus labios- ¡¡Os mataré, juro que os mataré cabrones!!

Yuan se arrodilló en aquel sitio, frente a la verja, y estalló en lágrimas. Fernando seguía en el mismo estado, no se había movido ni un milímetro.

Los alaridos de Shane ya no se escuchaban, afortunadamente ya había muerto, por fin...

Continue Reading

You'll Also Like

87.8K 7.7K 41
Alexia es una chica con miedo al amor y con muchas inseguridades con su cuerpo. Conocerá a pedri gracias a su nuevo trabajo, atracción, risas, buenos...
258K 20.8K 48
Historias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc.
87.3K 5.1K 27
Chiara, una farmacéutica profesional y dispuesta a la que el mundo se le pone patas arriba por una pelirroja sin receta. ⚠️ +18 (incluye contenido ex...
259K 25.5K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...