pogues [jj.m.]

By plotviewer

113K 6.3K 7.1K

Un grupo de adolescentes de Outer Banks (Carolina del Norte) descubre un secreto que desencadena una serie de... More

cast + playlist
preface
i. pogues' life
ii. agatha
iii. the grady white
iv. barrel party
v. the compass
vi. the rooster
vii. redfield's lighthouse
viii. bird
ix. the dronne
x. the royal merchant
xi. jj maybank
xii. midsummers
xiii. parcel nine
xiv. ¿friends?
xv. treasure hunt
xvi. open wounds
xvii. unsaid anne
xix. guilty
xx. be still
xxi. i understand
xxii. the phantom
xxiii. pogue style
xxiv. broken
epilogue
dear reader
¡Season 2 baby!

xviii. we all have problems

3.5K 177 265
By plotviewer


You're not a lost case either


Anne

Tras unos minutos que me parecieron una eternidad, fui consciente de lo que estaba ocurriendo en ese preciso instante. Estaba besando a JJ. Estaba besando a mi mejor amigo. Por ello, y aunque había fantaseando mucho con este momento, mis pensamientos comenzaron a ganar la batalla contra mis sentimientos y terminé por ser yo la primera en separarme de sus labios. Sin duda, la decisión más difícil que había tomado nunca, pero no podía permitirme perder aquello tan especial que teníamos por un estúpido impulso, sobre todo con la que se nos está viniendo encima. Así, dejé un poco de distancia entre ambos y abrí los ojos para encontrarme con que él estaba observándome del mismo modo: confundido y sorprendido, intentando descifrar qué acababa de pasar. Pero ninguno de los dos teníamos la respuesta.

— Anne —me llamó suavemente, provocando que mi piel se erizara por completo. Prácticamente nunca me llamaba por mi nombre completo, así que supuse que lo que iba a decir a continuación no me iba a gustar en absoluto— Yo... Eh... Esto... —comenzó a tartamudear, sin saber muy bien por donde empezar. Entré en pánico.

— Lo siento, yo... no debería haber hecho eso —le corté de inmediato, intentando que la situación dejara de ser tan jodidamente incómoda— No sé en qué estaba pensando —bajé la mirada avergonzada, comenzando a jugar con mis manos nerviosamente.

— No... no tienes por qué disculparte —dijo, provocando que levantara la vista para encontrarme al rubio dedicándome una leve sonrisa sin mostrar los dientes. Estaba intentando que no me sintiera como una estúpida.

¿En qué cojones estaba pensando? Como si no tuviera bastante con todo el problema del oro, el banco, el padre de JJ... y ahora esto. Sí, definitivamente el día no podía a peor. No sabía muy bien como salir de esta situación en la que me he metido yo solita, así que dije lo primero que se me ocurrió para salir de ahí a toda hostia. Total, si la cago un poco más tampoco es como si fuera a notarse.

— Creo que lo mejor será que te cure esas heridas cuanto antes —solté, tras unos cuantos minutos en los que nos sumimos en el silencio más absoluto— Están empezando a coger un color un poco feo.

— Pero... —antes de que pudiera decir algo más, me pasé rápidamente las manos por mis mejillas, en un intento de quitarme los restos de lágrimas, y me levanté del suelo, extendiendo una mano en su dirección.

— Venga, vamos —supongo que por la expresión de mi cara, JJ al fin se dio cuenta de que no quería hablar de lo que acababa de ocurrir. Al menos, de momento. Solo quería terminar con todo, dormir y hacer que el día de hoy se acabe por fin.

Él suspiró, dándose por vencido y cogiendo mi mano para comenzar a levantarse del frío suelo de mi baño. Conocía lo suficiente a JJ como para saber que no dejaría pasar lo que acababa de ocurrir y que teníamos una conversación pendiente, pero yo ahora no estaba preparada para lidiar con ello, y muchos menos si todo esto puede terminar conmigo perdiendo a mi mayor apoyo, mi mejor amigo. Sacudí la cabeza levemente, intentando no pensar demasiado en ello, y tiré con todas mi fuerzas de JJ para ayudarlo a reincorporarse. Cuando por fin estuvo de pie, pasé una de mis manos por su cintura y comenzamos a caminar de vuelta hacia mi cama, donde había dejado tirado el botiquín y la ropa limpia.

Entre leves quejidos, JJ consiguió sentarse en el borde de la cama mientras yo me situaba en el otro extremo, cogiendo la pomada y suficientes gasas para comenzar a limpiar todos los golpes, que no es que fueran precisamente pocos, sobre todo si añadimos la reciente herida de su mano, así que decidí que era el momento de ponerme manos a la obra. Mientras me dedicaba a mi labor de cuidados intensivos, un silencio incómodo comenzó a expandirse por toda la habitación y, aunque intentaba concentrarme en las heridas de JJ, comenzaba a ser verdaderamente insoportable. En cuanto terminé y comprobé que todos los vendajes estaban correctamente colocados, el siguiente paso fue ayudarlo a ponerse la ropa limpia, lo cual no nos llevó demasiado tiempo porque, si bien podría haberlo hecho perfectamente solo, no quería que se lastimara o algo por el estilo.

Finalmente, y sin mediar ninguna palabra entre nosotros más allá de las intercambiadas en el baño, ambos nos metimos en la cama y apagué las luces, con la intención de poder dormirme cuanto antes y hacer como si todo lo que acababa de pasar hubiera sido un sueño. Así, dándole la espalda a JJ para evitar cualquier contacto visual y así no morirme de la vergüenza, me acomodé y cerré los ojos.

— Annie —pero parecía que alguien no iba a dejar pasar las cosas tan fácilmente— ¿Sigues despierta?

— De momento no tengo el poder de dormirme instantáneamente —contesté, algo borde tengo que admitir, pero es que no quería enfrentarlo. Al no obtener más respuesta de su parte, suspiré, armándome de valor para girar sobre mí misma— Sí, ¿qué ocurre?

— Lo que acaba de pasar... —sabía que iba a volver a sacar el tema, por lo que no tuve más remedio que cortarlo rápidamente.

— ¿Podemos hablarlo en otro momento? Por favor —le pedí. Él se quedó unos minutos pensando hasta que, finalmente, asintió no muy convencido.

Después de eso, decidió moverse para colocarse bocarriba en la cama, colocando uno de sus brazos como almohada. Yo no pude apartar la vista de él, observando cómo se encontraba sumido en sus propios pensamientos. Al cabo de un rato, decidí que era el momento de formular la pregunta que llevaba rondando en mi cabeza toda la noche.

— JJ —lo llamé, lo que hizo que girara su cabeza en mi dirección para prestarme atención— ¿me vas a contar qué ha pasado con Luke? —pregunté suavemente, intentando no asustarlo. Quería intentar entender qué había pasado para que el mal nacido de su padre dejara a su hijo en esas condiciones tan deplorables. JJ no contestó enseguida, si no que llevó su mirada al techo durante unos minutos, como debatiéndose sobre si decirme o no, hasta que decidió decir algo.

— Después de nuestra pelea en casa de Barry —comenzó a relatar— Lo único que pensaba era que, con ese dinero, podía pagar la indemnización y mi padre dejaría de estar molesto conmigo. Pero en cuanto vio toda esa cantidad de pasta... —dejó la frase en el aire y yo lo miré, preocupada— El muy desgraciado dijo que estaba orgulloso de mí, pero en cuanto le di el dinero lo primero en lo que pensó fue en comprarse una nueva moto acuática.

— Hijo de puta... —solté, notando como la ira comenzaba a recorrer cada milímetro de mi ser.

— Nos peleamos hasta que finalmente pude coger el dinero y largarme de allí —cerró los ojos en busca de algo de paz mientras yo dejaba leves caricias en su brazo, para que supiera que estaba aquí— Y después yo... yo solo podía pensar que eso era el futuro que me esperaba y necesitaba una vía de escape —continuó— Supongo que gastarlo todo en un jacuzzi último modelo no ha sido mi idea más inteligente —intentó darle algo de humor a la situación, pero falló en su intento.

— Lo que has hecho ha sido lo más humano del mundo, JJ —contesté, sincera. Después de que tu padre demuestre, una vez más, lo poco que significas para él, me parece totalmente normal actuar sin razonar las cosas y solo querer dejar de pensar en eso por unos instantes, ¿y qué mejor que muchos litros de champagne y una fiesta en el jacuzzi?

— Pero pensar que con ese dinero podía haber pagado la indemnización... —comenzó a decir.

— No te preocupes —lo interrumpí— Encontraremos una solución. Como si tengo que remover cielo, mar y tierra para ello, pero te prometo que no vas a terminar en ningún centro de menores, ¿queda claro? —mis palabras consiguieron sacarle una leve sonrisa.

— No sé que haría sin ti, Ann —dijo, sincero. Yo no pude evitar mirarlo enternecida, olvidándome, por unos instantes, de lo que había pasado antes.

— Ni yo sin ti, JJ.








****

Al día siguiente, nada más despertarnos y comprobar que nos habíamos quedado dormidos toda la mañana y que ya era muy tarde, corrimos a vestirnos para salir de mi casa e ir a la de John B, dado que habíamos dejado a Pope y Kie con todo el marrón de la noche anterior. Lo bueno de todo esto, es que no tuvimos que cruzarnos a tía Lydia, ya que siendo las horas que eran, seguramente ya estaría trabajando en el Bora, y era mejor así. No soportaba su mirada de decepción encima de mí constantemente, me iba a volver loca. Con suerte, hoy de noche me agradecerá todo el sacrificio de estas últimas semanas en cuanto vea los quilates de oro entrar por la puerta principal mientras que nuestros problemas con el banco se esfuman como si de una mala pesadilla se tratase.

— ¿Cómo lo ves? —oímos a Pope preguntarle a Kiara, que estaba subida en un barril sujeto por una cuerda y una polea a un árbol.

— ¡Bien! —respondió ella mientras tiraba levemente de la cuerda para comprobar su resistencia.

— Venga, te bajo —le informó Pope, acercándose al mecanismo que habían montando para ayudarla a descender sin que se matara en el intento.

— Menos mal que van a ser John B y JJ  los que tengan que bajar ahí abajo en esa cosa —comenté en tono burlón, llamando la atención de ambos que por fin se percataron de nuestra llegada.

— ¡Pero qué dices! Si nos ha quedado genial —se quejó Pope, dedicándome una mala mirada mientras se cruzaba de brazos. Definitivamente había herido un poquito su orgullo.

— Era broma Pope, no te enfades —pedí entre risas mientras me acercaba a él y le daba unas palmaditas en la espalda— Estoy segura de que funcionará.

— Por lo visto seré yo el que tenga que bajar en ese trasto —intervino JJ, quien se había acercado al jacuzzi y cogido una de las botellas de champagne de las muchas que había flotando en el agua. Tengo que admitir que se me partió un poco el alma verlo así, rememorándolo todo lo de aniche— John B parece que se ha quitado del medio —añadió, dejando la botella a un lado y metiendo los pies en el agua.

No sabía muy bien que hacer. En cualquier otro momento, sin duda me hubiera acercado a JJ para saber si estaba bien, pero ahora... simplemente parecía que me encontraba caminando alrededor de un campo de minas, sin saber muy bien qué hacer, qué decir o cómo comportarme frente a él. Y lo cierto es que me estaba exasperando tener que analizarlo todo para no vernos encerrados en otro momento incómodo. Besarlo, sin ni siquiera saber si el quería, fue una terrible idea. Finalmente, decidí que lo mejor para ambos era dejarlo solo. Estoy segura de que ahora mismo estaba lidiando con muchas cosas y que necesitaba tiempo a solas para procesarlo todo, así que lo más prudente era quedarme al margen, aunque eso me matara por dentro porque, sin duda, iba en contra de mi naturaleza ver a las personas que quiero pasarlo mal y no intentar solucionarlo.

— Eso, ¿dónde está? —la pregunta de Pope me sacó del remolino de pensamientos que comenzaban a levantarme verdadero dolor de cabeza—Tengo mi entrevista para la beca mañana por la mañana. Hay que hacerlo ya.

Como si las palabras de Pope fueran una especie de conjuro, John B apareció de repente en escena. Iba a saludarlo, pero mi sonrisa se esfumó al percatarme de que los músculos de su cara estaban contraídos, su cuerpo en tensión y, por su forma de caminar, parecía que algo malo había ocurrido. ¿Pero que podía ser? ¿Habría discutido con Sarah? Lo miré bastante confundida, intentando descifrar qué era lo que ahora estaba mal, pero lo cierto es que no estaba entendiendo absolutamente nada.

— Mira por donde, ¡hola! —soltó JJ con efusividad, pero no obtuvo ninguna respuesta— Ya he preparado el cabrestante para sacar todo el oro.

— De eso nada, lo he hecho yo —corrigió Pope.

— Hola John B —lo saludó Kiara, pero JB la ignoró, al igual que a los chicos, y entró hecho una furia al interior del Chateau. Todos nos miramos bastante extrañados ante el comportamiento que estaba teniendo nuestro amigo.

— Bueno, pues vale —JJ fue el primero en decir algo mientras salía del jacuzzi y se acercaba a donde nos encontrábamos los demás.

— ¿Pero qué le pasa? —me atreví a preguntar, mirándolos uno a uno en busca de una respuesta, pero parecía que ninguno sabía nada.

— Eso iba a preguntar yo —dijo Kiara.

Justo en ese momento, escuchamos un fuerte estruendo procedente del interior y, sin pensárnoslo dos veces, entramos corriendo para encontrarnos con un John B completamente fuera de sí, rebuscando por todos los cajones y armarios en busca de algo que, por cómo se estaba comportando, parecía ser de vida o muerte.

— ¡John B! —intenté llamar su atención entre todo el ruido que estaba montando— ¿Estás bien? ¿Qué pasa? —pero, al igual que había hecho anteriormente, me ignoró por completo. Estaba demasiado centrando en buscar quién sabe qué.

— ¿Qué estás buscando? —inquirió Pope, formulando la pregunta que todos llevábamos pensando un buen rato.

— ¿De qué va esto tío? —preguntó JJ, dando unos pasos hacia delante en dirección a su mejor amigo.

A pesar de todas nuestras preguntas y de la confusión que estaba generando todo esto, John B se mantuvo firme en su postura y siguió revolviéndolo todo como un desquiciado. Me atrevería a decir que estaba tan sumido en su tarea de búsqueda que ni siquiera ha escuchado ni una de las palabras que han salido de nuestras bocas, lo cual no hacía más que preocuparme todavía más. Nunca había visto a JB tan... fuera de control.

En cuanto terminó de revisar todos los estantes de la cocina y todos los cajones de los armarios, se dirigió rápidamente al sofá-cama donde se encontraban todas nuestras cosas esparcidas junto con un montón de mantas, de entre las cuales sacó algo que hizo que mis ojos casi se salieran de su sitio al ver de qué se trataba: la pistola de JJ, eso era lo que estaba buscando.

— ¡John B, venga! —gritó Kie en cuanto dejó de darnos la espalda y todos pudimos ver lo que tenía entre sus manos.

— ¿Para qué quieres la pistola, colega? —preguntó JJ, acercándose a él con la intención de quitársela de las manos, pero JB fue más rápido que él y acabó empujándolo fuertemente, provocando que cayera en el sofá algo adolorido por las heridas de anoche.

— ¿Se puede saber qué coño te pasa? —decidí intervenir yo esta vez— ¿Puedes parar por un segundo de comportante como un maníaco y decirnos qué ocurre? —añadí, poniendo ambas manos en su pecho con la intención de detenerlo y que me escuchara, pero se zafó de mi agarré y me apartó de su camino, desestabilizándome y casi haciendo que acabara en el suelo de no ser por JJ, que consiguió sujetarme antes de caer. Ambos nos miramos sin comprender qué puto problema tenía John B, aunque rápidamente acabé apartando la mirada, algo incómoda.

— ¿Pero qué haces? —le recriminó Kiara, que estaba igual de sorprendida que nosotros por cómo había reaccionado. John B pasó por su lado sin apenas dirigirle una mirada, a punto de salir por la puerta de casa, pero Pope se interpuso en su camino, cortándole el paso.

— ¿Ahora eres JJ? —soltó, pero sin conseguir ningún resultado distinto al mío o al de JJ, siendo que John B simplemente decidió apartarlo de un manotazo, provocando que Pope cayera encima de la mesa principal y consiguiendo, así, tener vía libre.

— ¿Estás bien? —me zafé suavemente del agarre de JJ y corrí para ayudar al pobre Pope, que soltaba leves quejidos mientras se manoseaba la espalda dolorida. Él me miró y asintió en respuesta.

Una vez comprobamos que todos estábamos bien, volvimos a salir corriendo detrás de John B. Cuando salimos de la casa, desde el porche, pudimos observar cómo John se acercaba a la moto de JJ y comenzaba a arrancarla. Antes de que acelerara y fuera imposible pararlo, bajamos corriendo los escalones principales para detenerlo y que no hiciera ninguna estupidez.

— ¡¿John B qué coño estás haciendo?! —grité enfadada con todas mis fuerzas. No sé qué era lo que estaba pasando por su cabeza en estos momentos, pero sin duda estaba actuando como un verdadero imbécil y me provocaba terror el pensar lo que podría hacer con una pistola en ese estado.

— ¡¿Qué coño haces?! —reiteró Kie a mi lado, con el mismo tono que yo. Todos estábamos demasiado cabreados con su actitud de mierda.

Nuestros gritos parecieron ser por fin lo suficientemente altos y claros para que John B despertara del trance en el que se encontraba. Sin apagar la moto, giró la cabeza en nuestra dirección y pudimos apreciar que sus ojos estaban rojos e hinchados, además de que aún quedaban restos de lágrimas esparcidas por sus mejillas.

— John B, ¿pero qué... —intenté decir algo, pero las palabras se quedaron atascadas en mi garganta en cuanto oí las palabras de JB.

— ¡Ward sabe lo de oro! —nos miró a todos, uno a uno, con rabia acumulada en sus ojos— ¡Mató a mi padre!

Me quedé de piedra, totalmente paralizada, e incluso podría llegar a decir que dejé de respirar durante unos instantes. Y creo que a Pope, JJ y Kiara les pasó lo mismo porque, sin duda, lo último que nos esperábamos era que John nos soltara esa tremenda bomba. Aprovechando nuestro estado de shock y de sorpresa, JB no se lo pensó dos veces y salió del Chateau a toda prisa. ¿Lo peor de todo? Es que llevaba la pistola encima.

No podía permitir que cometiera un grave error por dejarse llevar por sus emociones, así que, cuando me quise dar cuenta, comencé a correr detrás de la motocicleta con la intención de alcanzarlo y, con un poco de suerte, detenerlo. Entendía que estaba dolido, destrozado y con sed de venganza por el asesinato de su padre, pero somos un grupo de pobres adolescentes frente al hombre más rico y poderoso de Outer Banks. No iba a salir bien. Teníamos que pensar un plan y no actuar bajo el control de las emociones, porque, sin duda, podría resultar fatal. Pero como era evidente, John B acabó acelerando aún más y, finalmente, lo perdí de vista.

— ¡John B! —grité como último esfuerzo para que se detuviera, pero no hubo suerte.

Al verlo volverse un punto cada vez más y más pequeño, paré de correr y apoyé mis manos en las rodillas buscando recuperar el aire. A los pocos segundos, los demás llegaron a donde yo me encontraba, también algo cansados por la carrera que nos acabábamos de pegar.

— No he podido pararlo —les informé, mientras cogía una buena bocanada de aire.

— Mierda —soltó JJ, tirándose de los pelos hacia atrás en señal de nerviosismo.

— ¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Pope.

— No podemos dejarlo ir por ahí con una pistola —habló Kiara con cierto tono de preocupación en su voz.

— ¿Creéis que irá a por Ward? —preguntó Pope.

— Pues claro genio, ¿si no para qué iba a llevarse una pistola? —soltó JJ, obvio.

— Tenemos que detenerlo como sea —dije, comenzando a caminar de vuelta a la casa de John B. Los demás me seguían sin entender muy bien qué estaba planeando.

— ¿Y cómo piensas hacerlo? —inquirió Pope, adelantándose unos pasos para poder caminar a mi lado.

— Pues yendo en su búsqueda —contesté. En cuanto llegamos al Chateau, fui rápidamente a la zona trasera y, concretamente, en dirección al barco. Una vez dentro, me puse a los mandos del HMS Pogue y miré a mis amigos que aún se encontraban parados en la orilla— ¿A qué estáis esperando? ¡Subid vuestro culo ahora mismo! —grité, provocando que por fin reaccionaran y entraran al barco.

Una vez soltado amarras y elevado el ancla, puse a funcionar el barco a toda velocidad. Espero que, cuando llegáramos a Tanyhill, no fuera demasiado tarde. Aun así, a pesar de que íbamos a toda hostia navegando por los canales, cuando llegamos a nuestro destino, ya era completamente de noche. Por un lado, nos venía genial para atracar en el muelle de los Cameron sin ser vistos, pero por otro... Temía que no hubiéramos llegado a tiempo.

— ¿Y ahora qué? —nos preguntó JJ mientras Pope y yo amarrábamos el barco— ¿Llamamos a la puerta y decimos ''hola, habéis visto a John B''?

— Ahora está viviendo en Tanyhill, puede colar —corroboró la idea Kiara— Podemos hacernos los tontos.

— ¿Los tontos? —inquirió Pope— Demasiado tarde.

— Nunca había visto así a John B —intervine, captando la atención de todos— Creo que todo esto se sale de nuestro control y que deberíamos hablar con la policía.

— ¿A decirles qué, Anne? —inquirió JJ, intentando que entrara en razón— ¿Qué estamos preocupados porque nuestro amigo está furioso porque Ward mató a Big John? —dicho así, tenía razón. Mi idea era una gilipollez porque solo conseguiríamos añadir más problemas a la lista— Como que nos van a creer.

— Veo a Ward —soltó de repente Pope, que se encontraba observando la casa de los Cameron a través de unos prismáticos.

— Déjame —le pedí, cogiendo los prismáticos que me ofrecía y confirmando que, efectivamente, Ward estaba en Tanyhill y no había rastro de John B.

— Parece estar vivo —comentó Pope— Vámonos, venga.

— ¿Qué? —pregunté confundida mientras apartaba la mirada de Ward y los prismáticos para centrarla en Pope.

— Espera —añadió JJ, pero Pope siguió hablando.

— Es evidente que el señor Cameron está vivo y que John B ahora mismo no está, ¿vale? Y me espera el momento más importante de mi vida dentro de seis horas —me dijo Pope, sabiendo que lo entendería porque siempre lo hago, pero ahora mismo me encontraba un poco entre la espada y la pared. Entiendo que no puede, ni debe, renunciar a lo que más le apasiona, pero tampoco podemos dejar a ninguno de nuestros amigos atrás, es la esencia de los Pogues: siempre estamos los unos para los otros.

— Ya, pero nuestro amigo está en apuros —el tono con el que Kie soltó esas palabras solo podía significar una cosa: pelea.

— Y yo también —respondió Pope de vuelta— Llevo tres días sin pasar por casa, seguro que ya tengo mis cosas en la calle.

— ¿Y ya está? ¿Te vas en un momento así? ¿Te vas a quitar de en medio? —a cada pregunta que Kiara le hacía, iba elevando más y más el tono de voz.

— A ver, ¿podríamos dejar esto ahora? —intentó mediar JJ. Sí, JJ. Yo tampoco estaba dando crédito a lo que estaba ocurriendo, pero estaba tan sumida en la discusión de Kie y Pope que no dije nada, al igual que mis otros dos amigos.

— Oye —comenzó a decir Pope en un tono más suave— Mañana tengo la entrevista para la beca, no puedo...

— Sé que es algo súper importante para ti, Pope —intervine al ver que Kie se iba a lanzar a su yugular en cualquier momento— De verdad. Lo entiendo y todos los aquí presentes te apoyamos —añadí, mirando a JJ quien asintió con la cabeza, dándome la razón— Pero todos tenemos nuestros propios problemas y los estamos dejando de lado para ayudar a nuestro amigo. ¿Te crees que a mí no me gustaría estar ahora mismo con mi tía pensando una solución para que no nos embarguen el Bora? —solté, provocando que todos los allí presentes me miraran sorprendidos ante las nuevas noticias. Pero ahora no era el momento de dar explicaciones— Pero John B nos necesita.

— ¿Y por qué siempre tiene que girar todo en torno a él? —espetó Pope.

— No todo gira en torno a John B, ¡menuda tontería! —volvió a meterse Kie en la discusión— Haría lo mismo por cualquiera de vosotros en esta situación.

— Y una puta mierda —soltó Pope, dejándome totalmente sorprendida.

— ¡Pope! —grité, intentando que se calmara un poco.

— Es una cuestión de amistad —siguió Kiara defendiendo su postura.

— Bajad la voz —nos advirtió JJ desde la otra punta del barco.

— Se trata de ser Pogues de por vida —miré preocupada a mi amiga ya que, por su tono de voz, se notaba que la conversación comenzaba a afectarle.

— ¿Y qué hay de la patología forense?

— ¿La patología forense? —repitió Kie. Miré a JJ en busca de ayuda porque esto se estaba poniendo realmente feo, pero el se encogió de hombros, sin tener ni idea de qué hacer. Cuando Kie y Pope se pelean, es como vivir una Tercera Guerra Mundial en primera fila.

— ¡Sí! ¡Esa es mi vida! ¡Por lo que tanto me he esforzado! —Pope comenzó a gritar descontroladamente por el enfado.

— ¿Esa es tu prioridad? —inquirió Kie, cruzándose de brazos mientras lo juzgaba.

— Corta el rollo de la superioridad moral —espetó Pope.

— ¿Perdona? —sí, sin duda ella también se estaba comenzando a cabrear.

— Pope, ya vale —estiré mi mano con la intención de tocar su brazo e intentar que se tranquilizara un poco, pero al ver lo que pretendía, alejó el brazo de mi toque sin apartar su mirada furiosa de Kiara.

— ¡No! —me contestó— No es nadie para decirme nada —dio unos pasos al frente para situarse en frente de Kiara— ¿Dónde estabas cuando murió Big John? Ah, sí: no estabas —abrí mi boca de par en par, totalmente sorprendida con las palabras hirientes de Pope— No estabas ni para John B ni para nadie más. ¿Recuerdas tu año de Kook?

— Tío —se metió JJ, levantándose de su asiento para dar unos pasos en dirección a Pope, pero este parecía darle exactamente igual.

— Sí, te olvidaste de nosotros y ahora te culpas.

— ¡Pasa de mí! —estalló Kie entre lágrimas, comenzando a darle empujones y golpes a Pope en el pecho— ¿Es eso lo que quieres? ¿Qué pase de ti? ¡Olvídame! —gritaba sin dejar de propinarle puñetazos a Pope, quien intentaba defenderse empujándola también.

JJ y yo, con un asentimiento de cabeza, nos dispusimos a intervenir: JJ cogió a Pope y yo a Kiara para alejarlos el uno del otro y que dejaran de montar semejante escándalo, ya que por su culpa nos iban a descubrir.

— Alto, alto —repetía mientras cogía a Kie de la cintura y la alejaba unos metros— Tranquilos, ¿vale?

— Si yo tengo que hacer de mediador en esto, es que hemos tocado fondo —comentó JJ, quitando las manos del cuello de la camisa de Pope— A la proa, andando —le ordenó a nuestro amigo, el cual ni se inmutó— ¡Venga! —gritó, haciéndolo reaccionar al fin y consiguiendo que moviera el culo hasta el otro lado del barco.

Al comprobar que Kie había dejado de llorar y que se encontraba medianamente bien, dejé que un largo suspiro saliera de mis labios y me dispuse a ponerme a los mandos del barco. Encendí el motor y comencé a maniobrar para sacarnos de allí. Ya habíamos tenido suficiente por hoy.

— Pope, te dejaré en casa —le informé, y el simplemente asintió con la cabeza para volver sus vista hacia el mar.

El trayecto desde el embarcadero de los Cameron hasta la casa de los Heyward fue bastante incómodo, teniendo en cuenta la tensión que había en el ambiente: Kiara y Pope estaban cada uno sentado en el otro extremo del barco, mirando hacia cualquier lado que no implicara hacer contacto visual con alguno de los presentes, y pensando en sus cosas. Por otro lado, JJ estaba jugando con sus anillos en busca de algo de entretenimiento, porque sabía que si en ese momento abría la boca para decir alguna de sus tonterías, acabaríamos tirándolo al agua y dejándolo allí. Yo, por mi parte, me dedicaba simplemente a conducir el barco hasta nuestro destino, pasando mi vista de vez en cuando por casa uno de mis amigos para comprobar que estaban bien, aunque estaba intentando evitar mirar a JJ, porque si llego a cruzar una mirada con él... probablemente acabe estrellando el barco de la vergüenza.

Sí, a pesar de todo el tema de John B no puedo dejar de pensar en lo imbécil que he sido la noche anterior, y el solo pensar en que tengo una conversación pendiente con JJ me pone los pelos de punta. Puedo llegar a ser una persona muy lanzada y decidida para muchas cosas, pero definitivamente para hablar de mis sentimientos: no.

— Bueno, ya hemos llegado —dije, divisando el muelle de Heyward. En cuanto me acerqué lo suficiente, JJ ató el barco y echó el ancla, facilitando las cosas a Pope, quien simplemente se levantó y se dispuso a salir de allí sin decir ni una sola palabra. Pero yo no quería que la cosa se quedara así— Hey, Pope —lo llame, provocando que se volteara para poder prestarme atención— Mucha suerte para mañana. Los vas a dejar impresionados —le sonreí, mostrándole todo el apoyo que sabía que necesitaba. Él me sonrió de vuelta sin mostrar los dientes.

— Gracias Ann —y, tras eso, volvió a girarse para seguir caminando hacia su casa.

— ¡Mañana quiero todos los detalles! —grité, poniendo mis manos alrededor de mi boca como amplificador para que me escuchara bien. Y, aunque siguió como si nada, sabía que me había escuchado. Sonreí conforme y me dispuse a decirle a JJ que soltara amarras, pero la voz de Kiara me interrumpió.

— ¿A qué ha venido eso? —me preguntó. Me giré para observarla y pude comprobar que tenía el ceño ligeramente fruncido, lo que provocó que me confundiera aún más.

— ¿El qué?

— Pues eso: ''mucha suerte para mañana. Los vas a dejar impresionados'' —repitió mis palabras imitando lo que supongo que sería mi voz. Alcé una ceja.

— Primero, definitivamente yo no hablo así —comencé a decir, con cierto tono de molestia en mi voz. JJ nos observaba desde el otro lado del barco— Y segundo, ¿puedes dejar de comportarte como una niña mimada por un segundo? —solté, dejando a ambos sorprendidos porque, sin duda, yo no solía perder los nervios fácilmente.

— Creí que estabas de mi parte —se quejó, ignorando por completo lo que le estaba diciendo.

— Kie, aquí no hay partes. Por dios, ¡todos somos amigos! —levanté un poco el tono de voz— Y sí, ya sé que John B nos necesita —añadí, antes de que me volviera a interrumpir— Pero Pope también —sentencié— Al menos dejemos que uno de nosotros consiga salir de toda esta mierda. Él aún no es un caso perdido.

Mis palabras provocaron que Kiara se quedara sin palabras, algo insólito en la historia de los Pogues, pero sabía que tenía razón: aquí todos tenemos nuestras mierdas, pero no era justo arrastrar a Pope con nosotros sabiendo que tiene la oportunidad de escapar de todo esto en la palma de su mano. Simplemente no se lo merecía.

— Me voy a casa —dijo Kiara, tras un buen tiempo en silencio. La miré sin comprender nada, pensando que la acercaría a casa.

— ¿No quieres que te acerquemos? —me atreví a preguntar, aunque al ver que estaba recogiendo todas sus cosas ya me podía imagina la respuesta.

— No te preocupes, me vendrá bien caminar para... pensar —y sin decir mucho más, salió del barco y comenzó a caminar siguiendo el mismo recorrido que Pope minutos antes.

— Está bien —suspiré, sin ganas de discutir más— Pero recuerda: mañana nos vemos en casa de John B para ver si aparece.

— Eso está hecho —intentó sonreír pero más bien le salió una mueca. Se notaba que también estaba cansada.

— Cuídate —me despedí de ella y, cuando estuvo lo suficientemente alejada, me giré para volver a estar a los mandos y encender el motor.

— Tú tampoco eres un caso perdido —estaba a punto de poner en marcha el barco cuando las palabras de JJ provocaron que mi cuerpo se paralizara por completo. Levanté la vista y lo vi observándome, sentando justo en frente de mí— Lo sabes, ¿verdad?

— JJ... —no fui consciente de mis palabras hacia Kie hasta que las escuché venir de él. Estaba enfadada ya con tantas peleas y no pensé lo que dije. Joder, por supuesto que ninguno somos un caso perdido, simplemente... no hemos tenido la suerte de nacer con una vida solucionada debajo del brazo. Y encima haber dicho eso delante de JJ solo hacía que me sintiera aún más culpable de lo que había dicho.

— ¿Por qué no nos dijiste nada del Bora? —me interrumpió, levantándose de su lugar para acercarse hacia donde yo estaba— Sabes que podía haberte dado el dinero de Barr...

— No, ni se te ocurra decirlo —lo corté— Ese dinero lo necesitabas más que yo. Jamás te lo habría pedido.

— ¿Lo necesitaba? —preguntó, con un toque de diversión en su voz— ¿Para qué? ¿Para acabar gastándolo todo en un jacuzzi y en alcohol? —comenzó a moverse de un lado a otro, pasándose la mano por el pelo compulsivamente. Yo no pude evitar mirarlo con lástima— Solo sé cagarla una y otra vez —soltó, dejándose caer en uno de los asientos, al lado del borde del barco.

— Hey, eso no es verdad —dije, sentándome a su lado— Bueno, al menos no del todo —corregí, provocando que girara su cabeza para observarme y dedicarme una sonrisa sin mostrar los dientes, lo que hizo que yo le sonriera de vuelta— No seas tan duro contigo mismo — le di un leve empujón hombro con hombro— Es normal que, de una forma u otra, acabaras explotando. Guardarse demasiada mierda para uno mismo siempre acaba mal, JJ.

— Hablas desde la experiencia, ¿no? —preguntó con aire burlón, intentando restarle importancia a la conversación.

— ¿Perdona? —lo miré indignada, siguiéndole el rollo. Sabía que tenía razón y que, sin duda, era la reina de callarme los problemas hasta que me terminaban explotando en la cara. Pero no le iba a dar el gusto de admitirlo en voz alta— No sé de qué me hablas.

— ¿Ah, no? —inquirió— ¿Entonces quieres que hablemos del Bora? O no, mejor aún, ¿es que no piensas decir nada del beso de anoche?

Menos mal que estaba sentada porque si no me hubiera caído desmayada al suelo. El cabrón sabía que no tenía escapatoria y que tenía que darle alguna respuesta.

— JJ, no creo que sea el momento más oportuno para...

— ¿Ves? —me cortó— Siempre es lo mismo contigo.

— ¿Y qué coño quieres que te diga? —me levanté, necesitando moverme un poco o los nervios me iban a comer viva— Con todo lo que está pasando con el oro, Ward, John B...

— No me vengas con excusas de mierda, Anne —se levantó el también, plantándose en frente de mí— Ahora ni hay oro, ni Ward, ni John B. Solo estamos tú y yo, así que deja de evitar esta conversación —me estaba comenzando a enfadar que me estuviera presionando de esa manera— ¿Por qué me besaste?

— ¿Qué por qué te besé? —exploté— ¿Eso quieres saber? ¡Pues no tengo ni idea! ¿Vale? Estoy hecha un jodido lío y parece que todo se esté desmoronando poco a poco y no sé ni qué pensar, ni qué hacer y mucho menos qué decirte —lágrimas comenzaron a surcar mis mejillas debido a la impotencia que sentía. Había abierto las compuertas y ahora no había marcha atrás— No quería romper la regla Pogue, simplemente pasó, y siento que he sido una estúpida porque lo último que quiero es perderte.

Estuve a punto de soltarle que me gustaba, que aunque no fuera recíproco no podía evitar sentir cosas por él, mi mejor amigo, pero por suerte, conseguí detener mi diarrea verbal antes de cagarla aún más de lo que ya lo había hecho.

— Anne —me llamó JJ. Lo miré e intenté retener el sollozo que se estaba formando en mi garganta, pero era inevitable: estaba saliendo todo y no podía pararlo— Hey, tranquila —dijo, acercándose a mí para fundirnos en un abrazo de los que tanto me hacían falta. Yo solo pude esconder mi cabeza en su pecho mientras él dejaba leves caricias en mi pelo— A estas alturas deberías de saber que te va a costar algo más de esfuerzo sacarme de tu vida.

— Tienes razón, eres peor que un grano en el culo, JJ Maybank —dije, intentando quitarle algo de dramatismo a la situación. No me gustaba llorar delante de nadie y parecía que en las últimas veinticuatro horas me había aficionado demasiado a ello.

— Y tú eres una besadora increíble, Annie Sink —me sonrojé como nunca y lo único que se me ocurrió hacer fue separarme un poco de él para darle un manotazo en el pecho— ¡Ouch! Vale, lo pillo, demasiado pronto. Dejamos el tema —sonreí victoriosa— Al menos, por el momento —añadió, agachando un poco su cabeza para poder mirarme mejor— Cuando dejes de estar echar un lío, espero que me lo hagas saber.

— Lo tendré en cuenta —¿se me estaba insinuando o me estaba volviendo loca? Sea como fuera, lo que tenía claro es que el tema JJ tenía que esperar. Lo primero de todo era comprobar que John B estaba bien.

Así que, aunque no me apeteciera lo más mínimo, me separé de JJ, dedicándole una sonrisa en señal de que ya me encontraba mucho mejor, y me volví a colocar delante del puesto de mando, dispuesta a llevarnos hacia la casa de JB para ver si se había dejado caer por fin por allí. Además, lo cierto es que no estaba con ánimos de volver a casa y tener que enfrentarme a la realidad. Mi realidad.

En cuanto dejamos el barco en uno de los salientes cercanos al Chateau, pude divisar unas pequeñas llamas flotando en el mar y, a lo lejos, sentado en el embarcadero, una figura que supuse que sería John B. Sin pensármelo dos veces, comencé a caminar a un ritmo acelerado hasta llegar a situarme detrás de mi amigo. Me dejé caer y pasé mis brazos por su cuello, dándole un fuerte abrazo por la espalda. Al principio se sorprendió, pero al girar levemente su cabeza y comprobar que era yo, simplemente aceptó el apoyo que estaba intentando trasmitirle.

— Me alegro de que estés de una pieza, colega —dijo JJ, acercándose hacia nosotros pero manteniéndose de pie.

— ¿Dónde te habías metido? Estábamos preocupados —pregunté, sin abandonar mi posición.

— Fui a casa de los Cameron —comenzó a explicarnos— Necesitaba hablar con Sarah. Pensé que ella había hablado con su padre, pero estaba equivocado —por su tono de voz, se notaba que toda esta situación le estaba afectando— No sé cómo cojones Ward se enteró de lo del oro.

— Igual tiene cámaras y micros instalados por toda la mansión —sugirió JJ.

— O puede que sea algo más sencillo, como que igual os escuchó a Sarah y a ti comentarlo en algún momento —intervine.

— Eso sin duda tiene mucho más sentido —corroboró JJ.

— Además, Ward sabe que sabemos sobre el oro, pero no dónde está.

— Es cierto —dijo John B, algo más animado.

— ¿Y a qué estamos esperando? —se metió JJ.

— ¿Qué? —pregunté, observando las miradas cómplices que se estaban intercambiando entre ellos— ¿Vamos a ir a por el oro? ¿Ya de ya? —no estaba dando crédito, ¡es noche cerrada! Una necesita descansar.

— No tenemos nada que perder, ¿no? —respondió John B, ensanchando su sonrisa, y esas palabras fueron más que suficientes para convencerme. Además, no sé qué harían estos dos sin mi ayuda.

El trayecto hasta la casa de la señora Craine se hizo bastante corto, no sé si porque era de noche y no había mucho tráfico o porque JB le metió caña al acelerador, pero cuando me quise dar cuenta, ya estábamos en frente del muro de piedra. Lo que no nos esperábamos era encontrarnos al otro lado un cartel de "Se vende" clavado en la hierba del jardín.

Nos miramos, sin saber muy bien qué cojones estaba pasando, hasta que comprobé que John tenía la vista clavada en una de las máquinas, donde se podía ver la firma de los Cameron en su superficie.

Mierda, mierda, y más mierda.

En cuanto me di cuenta de lo que eso significaba, me giré para intentar evitar que John B hiciera alguna tontería pero, como si me hubiera leído el pensamiento, antes de que pudiera decir algo, ya había echado a correr hacia donde se encontraba el pozo. Miré a JJ con preocupación, sabiendo que cómo Ward estuviera ahí abajo no iba a ser un encuentro agradable.

— ¡John B, no! ¡Espera! —grité, pero de nada sirvió, así que ambos echamos a correr detrás de él hacia el interior del sótano.

El sótano estaba muy cambiado desde la última vez que estuvimos ahí: varios de los trastos y muebles que tenía la señora Craine ahí almacenados habían desaparecido. Seguramente por el tema de la mudanza y de vender la casa. Pero eso no era lo más sorprendente, si no el hecho de ver todo el lugar repleto de maquinaria de alto nivel con el nombre ''Cameron'' por todas partes.

— Parece que el hijo de puta se nos ha adelantado —soltó JJ, pasando su mano por encima de una de las máquinas.

— ¿Pero cómo lo ha descubierto? —pregunté, sin entender cómo ha conseguido dar con el lugar. JJ iba a responderme, pero los gritos de JB provenientes del fondo del pozo hicieron saltar todas mis alertas— Mierda, ¡John B! —grité, tirándome al lado del agujero e intentando ver algo.

— ¿Estás bien colega? —le preguntó JJ, acercándose a donde yo me encontraba.

— ¡Se lo ha llevado! —comenzó a decir entre gritos de furia y desesperación— ¡Se lo ha llevado todo! ¡No hay oro! ¡No, no, no!

Y sin oro, todo se iba a la mierda.








****

— ¿Se lo ha llevado todo? —preguntó Kiara, incrédula de todo lo que había pasado desde que nos despedimos de ella la noche anterior.

Ayer, tras conseguir sacar a JB del pozo y que este se tranquilizara un poco, nos dimos cuenta que lo mejor que podíamos hacer en esos momentos era regresar al Chateau para poder descansar un poco, ya que cuando salimos del sótano de la señora Craine, comenzaban a vislumbrarse los primeros rayos de sol. Aunque tampoco es que consiguiéramos dormir mucho. Digamos que los tres teníamos demasiadas cosas en las que pensar, por lo que cuando Kie se presentó en casa de John B apenas unas horas más tarde, nos encontró a todos despiertos y a mí con unas ojeras del quince.

— Tooooodo el oro —recalcó John B, que se encontraba tirado en medio del embarcadero. Sí, decidimos que sería buena idea hablar al aire libre, al menos, para despejarnos un poco.

— No ha dejado nada —continuó JJ para después darle una buena calada a su cigarro.

— Nada de nada —añadí con tristeza mientras dejaba que mis pies tocaran suavemente el agua fresca. No me podía creer que estuviéramos tan cerca de conseguirlo para ahora... volver a estar como al principio. Incluso más jodidos me atrevería a añadir.

— La verdad es que yo tampoco esperaba un final feliz —dijo JB, a lo que yo le miré. Sabía que aquí todos estábamos desilusionados con lo que había pasado, pero sin duda, el más hecho polvo aquí era él.

— John B —comenzó a regañarle Kiara en cuanto vio que se estaba quitando la escayola del brazo antes de tiempo.

— ¿Qué Kie? Es una fractura capilar, da igual —le restó importancia. JJ y yo lo miramos con algo de preocupación.

— No da igual —insistió nuestra amiga.

— Kie tiene razón JB —la apoyé— Te joderás el brazo de por vida.

— Está bien, ¿veis? —hizo una demostración moviendo los dedos de su manos y su brazo de arriba a bajo para que pudiéramos comprobar que todo estaba en orden. No me acababa de convencer del todo, pero decidí dejar el tema. Lo último que quería ahora era generar otra discusión más.

— ¡Tíos! —de repente, oímos unos gritos a lo lejos y todos nos giramos para encontrarnos a un Pope completamente sudoroso y sin aire en los pulmones venir hacia nosotros a toda hostia— He venido corriendo —informó, intentando recuperar el aire entre palabra y palabra.

— Ya lo vemos —dijo JB, obvio.

— Y olemos —solté, abanicándome la nariz para que no me llegara el olor a sudor proveniente de los sobacos de Pope.

— ¿Estás bien? —preguntó Kiara, lo que me sorprendió bastante, teniendo en cuenta lo enfadada que estaba la noche anterior.

— ¿Qué tal la entrevista? —intervino JJ, apagando lo que le quedaba de cigarrillo y tirando la colilla al suelo.

— ¡Cuéntanoslo todo! —exclamé. Al menos necesitaba una buena noticia para poder sobrellevar el día de mierda que llevamos.

— No preguntéis —contestó sin más. Lo miré, bastante confundida y sin entender nada. ¿Qué había pasado?— John B, oye —llamó la atención de nuestro amigo, que le miró esperando a que siguiera— Lo siento. Por todo.

— Tranquilo.

— Pero no tengo mucho tiempo y tengo información relevante desde el punto de vista técnico —continuó hablando, casi sin dejar a JB hablar. Sus palabras sin duda despertaron la curiosidad de todos los aquí presentes— Oíd, mi padre me ha dicho que iba al aeropuerto privado a cortar unas palmeras para el súper avión de Cameron. Pesa mucho y necesita una pista más larga para despegar —abrí los ojos sorprendida al entender qué significaba eso— Así que, ahí estaba yo en la entrevista, pensando: Mmm, ¿por qué necesitará una pista más larga para el avión? ¿Qué puede llevar para que pese tanto?

— Oro —susurró JJ, pero lo suficientemente fuerte para que los demás pudiéramos escucharlo.

— ¡Eso es! —corroboró Kie.

— ¡Exacto! Chicos, es nuestra oportunidad. Pero sale hoy y tenemos que ir.

— Sí, pero no podemos rendirnos —se metió JB en la conversación.

— ¿Y cuál es el plan, jefe? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta de antemano.

— "Robar lo que nos han robado" —contestó, repitiendo las palabras de JJ, y yo solo pude sonreír de oreja a oreja mirándolos a todos, que estaban igual que yo.

— ¿Volvemos a la carrera por el oro? —más que una pregunta, era una afirmación.

— ¡Vamos! —nos animó Kie, cogiéndome del brazo para echar a correr en dirección a la furgoneta de John B, seguidas muy de cerca por los chicos.

— ¡Vamos chicos, en marcha! —alentó JB.

No nos íbamos a dar por vencidos tan rápido.












______

¡Hola a todos!

Siento muchísimo haber desaparecido durante tanto tiempo, pero he estado de mudanza, he empezado un nuevo curso en la Universidad y ha sido todo un caos entre los mil deberes y la adaptación y todo. Así que siento mucho si tardo más de lo normal en subir capítulo pero claro, no tengo el mismo tiempo que del que disponía durante el verano.

¡Pero bueno, lo importante es que el vuelto! ¿Qué os ha parecido el capítulo? Espero que os haya gustado porque a partir de aquí va a ser todo drama, dolor y sufrimiento, así que ir preparando los pañuelos y los psicólogos, porque he vuelto con fuerza.

Como ya sabéis, me encanta leer vuestros comentarios e impresiones sobre el capítulo así que no os cortéis, y si ya queréis dejar algún que otro voto, sería increíble.

Muchos abrazos cibernéticos,
A.

Continue Reading

You'll Also Like

507K 81.2K 34
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
4K 298 5
ENCHANTED || En donde 𝗝𝗨𝗡𝗜𝗣𝗘𝗥 decide al fin juntarse con los amigos de su mejor amiga, y debe afrentar las consecuencias de ello. En donde 𝗝...
135K 8K 15
El maldito NTR pocas veces hace justifica por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suc...
31.3K 2K 55
en donde jeon jungkok es el mafioso más reconocido y temido de todo el mundo mas por su actitud de piedra quien pensaria que se enamoraria de Park ji...