POV: Lucía
-Es difícil, muy difícil.-admite y Dani lo mira con algo de tristeza, me siento mal por el tono de voz que usa, me incomoda.
-¿Como fue la cita de hoy?.-pregunta y se endereza mejor en el sofá, Rivera toma un respiro antes de empezar a contar todo lo qué pasó en la consulta de esta mañana. Me siento quebrar cada vez que abre la boca, no veo su rostro, pero la expresión de Daniel cuando Alex habla me da la certeza de que está a punto de llorar. No quiero ser la causa de su dolor, no lo quiero ser. -Oh, hermano.-dice y tira de él hacia sus brazos, solo entonces se escucha el primer sollozo, seguido de otros más. Alex se derrumba en los brazos de su hermano de otra madre como suelen llamarse mutuamente. Daniel acariciandole el pelo y susurrándole. -Deja salir todo.
Siento que quiero correr, entrar a la habitación y no salir hasta que haya dejado de llorar, Alex se ve tan frágil llorando porque el exuda confianza, todo mundo piensa que es inquebrantable. Pero la realidad es que Alex puede ser incluso más frágil que yo, él solo usa algún tipo de armadura.
Nunca me ha gustado ver llorar a la gente, a pesar de que realmente no me llevo bien con Rivera, me duele verlo así. Su sufrimiento me deprime, verlo triste me desgarra.
-Ju...juro que lo intento ¿sabes?.-se aleja un poco de Daniel, está jadeando y sollozando todavía. Dani pasa sus manos por su rostro para secar sus lagrimas, todavía sosteniéndolo en sus brazos. -Pero es tan difícil, más que difícil, e...ella a veces me mira de aquella forma que me miraba antiguamente. Con desprecio, con odio, yo...-toma una respiración profunda. -Es horrible ver que me mira como si fuera un desconocido cuando estaba tan acostumbrado a verla mirándome con amor, incluso con todo lo que estábamos pasando.
¿Todo lo que estábamos pasando? Entonces es cierto, algo iba mal entre nosotros. Y por lo que dijo el Dr. Patricio, mi pérdida de memoria fue causada por el estrés. ¿Será que estábamos peleando con frecuencia?
-Me imagino que es una mierda.
-Una mierda, demasiado.-él vuelve a sentarse y se frota las manos en su cara, pasa sus manos por su cabello y baja la cabeza. Daniel desordena su pelo, desarreglándolo un poco, se sienta de la misma manera que Alex y se quedan en silencio un tiempo.
-¿Han hablado?
-Todavía no.-Alex ahora está más tranquilo, pero su voz siendo triste y cabizbaja.
-Tienen que hacerlo, lo sabes.
-Lo sé.-suspira con pesar.
-¿Qué pretendes hacer?.-Rivera mira al techo, parece estar pensando en que decir.
-A pesar de todo estaré a su lado, incluso si al final de la noche me siento como una mierda por no tener siquiera una sonrisa de la mujer que amo con mi vida.-¡Mierda! Eso duele. -La apoyare y tendré paciencia, si ella me lo permite la acompañaré en todas sus sesiones de terapia. Haré todo lo que esté en mis manos para ayudarla a recuperar la memoria.
-Bueno, ya sabes qué hay una gran posibilidad de que no recuerde nada, ¿verdad?.-Alex asiente y vuelve a bajar la cabeza. Puto Daniel, no era necesario recordarle eso ahora.
-Lo sé y tengo miedo.
-¿Qué no te recuerde?
-Qué no recuerde que un día me ha amado.-Rivera es directo y su frase me golpea, haciendo que mi cuerpo tiemble. Siento su dolor por la posibilidad de que no recuerde.
-Pero si eso sucede, sabes que puedes tratar de recuperarla.-Dani dice de repente y Alex lo mira. -Brother, lo has hecho antes, puedes intentarlo de nuevo.
-No es tan fácil como parece.
-Lo sé, pero...-no sabe qué decir, se pone las manos en la cara y deja escapar un largo suspiro pesado.
-Hoy cuando regresábamos del hospital estaba pensando en ello, ¿sabes? Las posibilidades de recordar y no hacerlo.-hace una pausa y respira. -Yo salí a pasear alrededor, recordando las cosas de nuestro tiempo juntos, nuestro matrimonio, el nacimiento de nuestros pequeños. De como éramos felices. Entonces...también pensé en nuestra realidad, ella ni siquiera recuerda a nuestros hijos.-su voz es temblorosa, se que está apunto de llorar de nuevo. -Y ella los ama tanto, ¿sabes? Mi mayor preocupación era que los rechazara, pero no lo hizo, estoy feliz por eso. Pero yo ya no veo a mi Lu, a mi porrista. No la reconozco más. Lucía perdió todo el brillo que me fascinaba. Ella no se ve feliz, no conmigo.
-Conozco ese tono.-Daniel parece serio ahora. -¿Vas a dejar que se vaya si esa es su decisión?.-pregunta en el mismo tono que antes.
Parece que todo desaparece a nuestro alrededor, simplemente puedo verlo solo a él, esperando su respuesta. Alex mira hacia arriba, antes de responder respira profundamente.
-Si, eso es lo mejor. La dejare ir.-incluso desde la distancia veo sus labios temblando, se limpia el rabillo del ojo. -Desde que estamos juntos, he estado dando todo de mí para que siempre esté feliz y esto por desgracia no está funcionando ya. Así que si tengo que renunciar a mi felicidad por ella, entonces lo haré.-veo la luz de la habitación reflejada en su cara que está bañada en lágrimas. -Mi prioridad es ella, que sea feliz, que siempre sea así...aunque no lo sea conmigo, no importa nada de mi, no más.
Daniel lo abraza de nuevo y Alex vuelve a llorar aún más fuerte que antes. Tengo los ojos vidriosos, llora con tanta violencia que su cuerpo tiembla como si estuviera teniendo una convulsión.
¿Como alguien puede dar todo de sí mismo para la felicidad de alguien más? Él me ama tanto hasta el punto de quizás pasar el resto de su vida infeliz con tal de que yo sea feliz, soy su prioridad, Alex siempre me pone en primer lugar.
Veo a Daniel tratando de calmarlo, solo entonces me doy cuenta de que él también está llorando. Alex siempre ha sido como su otro hermano pequeño, Dani siempre lo protegía de todo aún cuando Alex no lo necesitara. Al verlo así debe estar acabando con él, porque no puede hacer nada para evitarlo.
Entonces me doy cuenta de algo que me sorprende, mis mejillas están húmedas, mis ojos están ardiendo. También estoy llorando por Rivera, debido a su...
Llorando por su sufrimiento.
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-Ah...-dejó escapar un gemido de dolor al intentar abrir mis ojos, mi cabeza está golpeando, mis ojos aún queman y siento la nariz tapada. Ayer después de regresar a la habitación, sin dejar de llorar, me quede con los gemelos y me abracé a ellos hasta dormirme.
Mi cabeza no solo parece que va a explotar también es un gran lío, no puedo encontrar una solución para todo esto. No tengo ni idea de que hacer, en qué dirección ir. Ni como seguir.
Toda esta situación es horrible, si tan solo pudiera despertar y recordar todo. Sería menos agotador y doloroso.
Incluso con los ojos todavía cerrados, pasó la mano junto a mi cama, siento a Chris y Christo a mi lado. Poco a poco abro mis ojos, giró la cabeza. Mis pequeños están ahí, todos extendidos en la cama. Sonrió ampliamente con esa imagen, es la mejor vista que puedo tener en la mañana. Me recargo en mis codos y trueno mi cuello dos veces, bostezando me siento en la cama, pero me doy la vuelta para besar a mis hijos.
Mis hijos. Eso suena tan bien, incluso solo en mi cabeza. Me enorgullece saber que ellos son mis hijos, Chris y Christo son unos grandes chicos, súper inteligentes, obedientes y cariñosos. Los hijos que siempre quise, incluso durante la adolescencia.
Voy al baño a lavarme la cara, el cuello, me mojo la nuca y suspiro. No sé qué hora es pero debe ser temprano, esta demasiado tranquilo.
-Uh...-apenas salí de la habitación me golpeó la cabeza con alguien, me tambaleo un poco hacia atrás y miró para ver quien me atropelló. Daniel. Su cara arrugada deja en claro que se acaba de despertar, no tenía idea de que había dormido aquí.
-Perdona, no te vi.-se disculpa con torpeza y arregla su cabello despeinado. Sonrió para tranquilizarlo y suspira. Dani me mira, se que quiere decir algo, solo espero que no me de un sermón.
-Buen día.-le digo.
-Buen día.-él desvía la mirada y continuamos en silencio, esto ya me está incomodando.
-Es...-me aclaró la garganta, me mira con curiosidad. -Entonces...¿Quieres decirme algo? Estoy empezando a tener vergüenza de tanto que me miras.-confieso y torpemente baja la cabeza, me controlo para no reírme.
-Lo siento.-dice tímidamente. -Me voy ahora eh...avísale a Alex cuando se despierte.-pide.
-Está bien.
-Adiós, Lucía.-se despide, cuando está apunto de descender por las escaleras se dice algo así mismo y gruñe. -¡Maldición!
-¿Está algo mal?.-pregunto.
-¡No, no!.-toma una respiración profunda y se desordena el pelo, creo que es un tic. -Quiero decir, si...-se vuelve a acercar a mi y mira la puerta del cuarto de los gemelos, Alex debe estar ahí. -Prometí que no iba a involucrarme, pero no tienes idea de lo mucho que me duele ver a mi hermano de la forma en la que lo vi ayer durante toda la noche.-le escuchó decir y ahora me siento peor. Sabia que estaba siendo difícil para él pero no tanto. -Se que todo es confuso para ti, sé que no te agrada.-suspira y mira al suelo avergonzado. -Pero Lucía, no es una petición de él, es mía, por lo menos trata de conocerlo. No tienes idea de lo maravilloso que es mi brother, no te estoy dando una orden, al contrario, al menos dale una oportunidad de conocerlo de la manera correcta.
-Dani, yo...
-No hay necesidad de decir nada, solo piensa en ello, ¿de acuerdo?.-encojo los hombros y afirmó con la cabeza, el viene hacia mí y me besa en la frente. -Alex es una de las mejores personas que conozco, permítete verlo.-y después de decir eso, se da la vuelta y sonríe antes de girar y bajar por las escaleras, me apoyo en la puerta y cierro los ojos.
Permitirme conocer a Alex implica dejarlo entrar otra vez en mi vida, pero para eso necesito saber como era nuestra relación antes. Como nos involucramos y más, como fue que lo dejé entrar a mi vida la primera vez.
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Estoy terminando de preparar el desayuno cuando escucho pasos arriba, escuchó la voz de Alex y luego pasos que se acercan. Sirvo los panqueques de plátano, la salsa de chocolate que por suerte estaba en el refrigerador.
-Buenos días, mami.-Chris viene hacia mi, me abraza las piernas, le sonrió y me agacho para cargarlo. Besa mi cara y lleno su cara de besos, haciéndolo reír.
-Buenos días, mi Chris.
-Tuyo y de papá.-grita y levanta sus bracitos, terminó riendo de su expresión y ánimo. A diferencia de mi, Alex y los gemelos son gente mañanera. Hoy por un milagro divino no desperté de mal humor.
-Si, mío y de tu padre. ¿Donde está tu hermano?.-pregunto ya que la mayoría del tiempo están juntos.
-Se quedó en el baño.-lo colocó en el suelo y le doy un beso en la frente, me levantó y casi tengo un ataque al corazón cuando me encuentro a un Alex y Christo soñolientos de pie en la cocina, observándonos a mi y a Chris.
-Buenos días, mom.-saluda.
-Buenos días, pequeño.-le sonrió y me devuelve el gesto, se acerca a su hermano y parece que hablan de algo.
-Buen día.-dice en tono bajo Alex, su voz suena rara y las ojeras están de vuelta en su cara.
-Bueno día.-le sonrió y él la devuelve, pero su sonrisa no hace que sus ojos brillen. -Hice el desayuno, espero haberlo hecho bien...
-Panque...-su voz falla en medio de la palabra. Se aclara la garganta y levanta la mano diciendo que espere. Ayer por la noche fue muy duro, él sigue sufriendo. -¿Panqueques de banana?.-su voz es alta ahora, no puedo evitar una expresión incómoda. Uf, confieso que me incomoda verlo así.
-Si.-por primera vez en la mañana sus ojos se iluminan, se dirige a la mesa, sonrió internamente. Punto para mi. -¿Quieres jarabe de chocolate o fresa?.-pregunto.
-¡Chocolate!.-gritan los gemelos con la boca llena, Alex y yo los miramos al mismo tiempo, regañándolos. Los pequeños se encogen de hombros, se limpian la boca con el dorso de la mano.
-Lo siento, papás.-se disculpa Christo.
-No volverá a pasar.-agrega Chris, siento que se me derrite el corazón cuando hacen un puchero. Tan parecidos a mi.
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El desayuno fue tranquilo, hablamos todo el tiempo, es decir, Chris y Christo hablaron sin cesar y Alex y yo solo escuchábamos. Me sentía tan bien, Rivera también porque incluso su rostro parecía más ligero, menos cansado y triste.
Cuando Alex me dijo que llevaría a los pequeños al kindergarten, decidí acompañarlo y le pedí que me llevara al centro cultural. Él pareció sorprendido, yo diría que hasta se animo con mi petición y estaba feliz. Me sentía muy bien haciéndolo sonreír, después de ayer solo podía pensar en formas y más formas de complacerlo de alguna manera. Y funcionó durante todo el día.
Paso todo el día conmigo en el centro cultural, bailo con los niños y luego Alex me llevo a conocer el segundo piso, donde dijo que doy mis clases de baile. Es bastante amplio, dividido en dos partes. La otra parte Rivera dijo que me la mostraría cuando estuviera lista, no cuestione y mucho menos insistí.
Resumido este miércoles fue sin duda el mejor día de la semana a partir del día en el que me desperté sin memoria.
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En los días que siguieron, Alex me llevo todos los días al centro cultural, fue divertido pasar el día allí, confieso que su compañía ayudaba. Alex con los niños es una cosa preciosa de ver, a él realmente le gustan los niños, por eso los gemelos y él se llevan tan bien.