Eres lo único que necesito

By ffaannyy_vargas

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Lana Prescott es una decoradora de interiores recién graduada. Ama el arte, es dulce y tierna aun cuando lo ú... More

prologo
Personajes
2. Visitas y verdades
3. cena y esperanza
4. confesiones y planes
5. Visitas al parque y nuevos vecinos
6. vacaciones, autocine y un picnic
7. Vecinos y cenas
8. Decoración y charlas
9.Fin de semana y maratones
10. día entre amigos y obras de arte
11. Acuario y bailes bajo las estrellas
12. Bosques y juegos bajo la lluvia
13. Tarde de pinturas y recuerdos
14. El tiempo corre y nuevos planes
15. campamentos y fogatas
16. noche de juegos y confesiones
17. día de diversion y aguas cristalinas
18. regreso a casa y asados
19. exnovia y recuerdos de la niñez
20. Cenas formales y corazones rotos
21. La traición y el enfado son amigos
22. Emociones y viajes
23. viajes de vuelta y bares con amigos
24. Un ángel y su ex
25. Resignarse y seguir adelante
26. Sentimientos y amigas
27. Fiesta y ultima noche
28.Primeras y últimas veces
29. Despedidas y charlas con sabios
30. Perdidas y corazones desechos
Epilogo
Agradecimientos
Extra
Nota

1.Oportunidades y decisiones

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By ffaannyy_vargas

-entonces que dice señorita Lana? - me pregunto el señor con tono impasivo del otro lado del teléfono.

-debo pensarlo-me aclaré la garganta y pude sentir como el señor al otro lado del teléfono suspiraba, estaba claro que le había irritado, me había insistido varias veces en la llamada y aunque estaba claro que era una oportunidad más que buena, seguía sintiendo un poco de temor.

-tiene 2 semanas señorita Prescott, es lo más que le puedo ofrecer- era poco tiempo, pero me aseguraría de aprovecharlas al máximo.

-bien, muchas gracias, le llamare en dos semanas-avise y este se despidió lo más amable que pudo.

Di un largo respiro, dos semanas eran más que un tiempo considerable para tomar una decisión, sobre todo cuando no tienes nada que te detenga, el problema es que, si lo hay, Scott.

No me queda nadie de mi familia, la había perdido en un accidente de tránsito cuando era pequeña, la única que me quedaba era mi abuela, a quien perdí por un infarto a mis 16 años, quedando sola. Y a pesar de que tantas perdidas a mi corta edad me dolieron y me siguen doliendo, siempre tuve alguien que estaba ahí para mí y hacia todo más llevadero, Scott, mi mejor amigo de la infancia, se podría decir que hemos creado una relacion de hermanos, pero estaba claro que ya yo no lo veía así, no cuando es el hombre que mejor me ha tratado en mi vida, era normal que desarrollara un sentimiento mas allá de amistad.

Ahora, con nadie más que el en mi vida, estaba claro que debía tomar una decisión, el o mi futuro. Y aunque estaba claro cuál era la decisión que debía tomar, yo no lo tenía claro. Amaba a Scott desde que tengo uso de razón, es lo único que tengo en el mundo y ahora me están pidiendo una decisión tan complicada como elegir entre la única persona que me queda y mi futuro.

Tenía un debate interno entre decirle a Scott o no, el debía saberlo, me podría ayudar a tomar la decisión. Tome la decisión de ir a verlo, así tal vez aclararía mis ideas.

Llegue hasta la empresa de Abby, ella había sido muy amable al confiar en mi para decorar su empresa aun siendo una recién graduada, ya había terminado mi trabajo en este empresa, por lo que debía conseguirme otro empleo, como el que me estaba ofreciendo. En Nueva York, en otro continente, lejos de Scott.

Justo cuando iba entrando me encontré con Scott, quien al parecer me estaba esperando.

-Hola-salude y este me dio un beso en la mejilla haciendo que se me acelerara el corazón y me temblara la mano un poco. Scott era muy guapo, pero no ese tipo de chicos que es casi perfecto, él era imperfectamente guapo, con su cabello medianamente largo y negro, sus tatuajes que lo hacían ver intimidante pero una sonrisa tierna que le quita cualquier posibilidad de parecer rudo. Tiene unos ojos color negro profundos, alto y de tez morena.

-Hola- su sonrisa siempre ha sido una de las cosas que más me gustan de él, tierna, coqueta y alegre, aunque hoy la notaba un poco apagada -Lana-menciono y vi la tristeza en sus ojos así que le di un abrazo, el me estrecho fuertemente lo que hizo que se acelerara el corazón.

-que pasa Scott? -aun entre sus brazos este me miro a los ojos, se veía triste pero no parecía querer llorar.

-Chicos- nos saludó Abby viniendo hasta nosotros, ambos sonreímos y nos separamos.

-Hola Abby-salude y ella me sonrió con ternura. Siempre he sentido que me ve como una niña pequeña y le resulto tierna. Lo cual me agrada.

-chicos han llegado unos amigos de California de visita y quieren conocerlos, así que hare una pequeña reunión en mi casa para que todos se conozcan y bueno, disfrutar un poco- se veía feliz, mucho. Supuse que quería mucho esos amigos que habían llegado recién.

-estaremos ahí, necesitas que llevemos algo? - pregunto Scott y paso un brazo por mi espalda lo que me hizo poner nerviosa y ocasionar que me transpiraran las manos.

-lo que quieran llevar, pero mi amiga se encargara de comprar todo lo necesario- ambos asentimos y le sonreímos.

-cuanta con nosotros Abby- dije con un tono que resultaba meloso, Abby era de esas personas que les querías agradar por su encanto, te hacia querer ser su amiga.

-bien, entonces los espero esta noche vale- nos sonrió y siguió su camino hasta dentro de la empresa, dejándonos solos y Scott aun tenía su brazo por sobre mis hombros.

-te paso a buscar esta noche sí? - era más una afirmación que una petición, igual asentí, no tenía sentido ir en autos separados si íbamos al mismo lugar.

-me parece bien-le sonreí y este dejo un beso sobre mi frente.

-debo ir a trabajar, que querías decirme? -lo había llamado antes de venir, por eso me esperaba fuera de la empresa. Le llame diciéndole que debía decirle algo, ahora no estaba muy segura de querer contarle.

-no es nada importante, nos vemos esta noche- sonreí y este asintió. Voltee para irme, pero este me sostuvo del brazo y me halo hasta dar de lleno con su pecho.

-me puedes contar lo que sea sí? - yo asentí y esta vez fui yo quien le dio un beso en la frente, haciéndolo sonreír -te quiero Lana-

-yo también te quiero Scott- lo tomamos como una despedida y cada uno tomo diferentes rumbos, yo hacia mi auto y el hacia la empresa nuevamente.

Tome rumbo hacia mi apartamento. Viví con mi abuela en su casa hasta que tenía 16 años, tuve que venderla luego para poder conseguir el dinero para estudiar, ahora, con el empleo que Abby me había ofrecido pude mudarme a un mejor departamento, antes vivía en un pequeño y económico departamento cerca de la universidad.

Llegué y subí en el elevador hasta mi apartamento. Era una torre alta y repleta de apartamentos, por fuera estaba llena de cristales polarizados, lo que lo hacía ver más costosos de lo que realmente era. El pasillo donde estaban los apartamentos era largo, estrecho y demasiado blanco para mi gusto, parecía el de un hospital. Las puertas eran todas iguales, color negra y con una pegatina pequeña que decía el número. 340, el mío, abrí la puerta y entre, era pequeño, pero era lo que necesitaba para una sola persona, la sala de estar estaba nada más entrar al departamento, con una vista a todo Hungría con la pared en cristales al final de esta. Había elegido todos los muebles negros para que sobresaltaran dentro de tanto blanco (no me gustaba, pero no podía pintarlo ya que es rentado) unas escaleras al lado izquierdo y detrás de ella una cocina y un pequeño comedor. Subí las escaleras pintadas de negras y llegué hasta la parte de arriba que había dos puertas, mi habitación y la lavandería.

Entre en mi habitación, una cama con sabanas color gris y cojines rosados y blancos, una mesa de noche pequeña y blanca y un pequeño escritorio en cristal y en la entrada del cuarto una alfombra color gris y peluda. Scott suele burlarse de mis gustos diciendo que son muy parecidos a los de una niña pequeña, pero no me molesta, en realidad nada de lo que diga Scott me molesta realmente.

Solté mi bolso en mi tocador color blanco, como todo el cuarto y me tiré de lleno en la cama. No odio el blanco, pero me doy cuenta de que hay demasiado en mi apartamento y creo que eso me hace que me agrade un poquito menos. Eso se arreglará cuando acepte ir a Nueva York. Me permití meditar un poco la opción de aceptar, de irme a Nueva York, lejos de Scott y su padre quienes eran lo único que me quedaba. También había cosas buenas en este plan, me mudaría de Hungría, de donde nunca he salido, iría a vivir a Nueva York a hacer lo que amo que es el diseño de interiores, podría comprar mi propio departamento y decorarlo a mi gusto, sin restricciones y con suerte, Scott y su padre me podrían ir a visitar en vacaciones o yo venir a verlos seguidos. Todo sonaba estupendo, pero tendría sus desventajas, aunque estaba demasiado feliz ahora mismo como para verlas.

Suspiré audiblemente y cuando menos lo pensé, caí dormida. Me levante cuando escuche que tocaban la puerta del departamento lo que me hizo sobresaltarme, demonios, se había hecho de noche, tal vez sea Scott que paso a recogerme, mire mi celular y vi que había algunas llamadas perdidas de Scott y me sobresalte, demonios, era tarde. Intente pararme, pero la posición en la que me había dormida era tan incomoda que todo mi cuerpo dolía y se sentía entumecido. Baje las escaleras despacio por el temor a caerme y cuando llegue abajo di un largo respiro de alivio.

-hasta que te dignas a abrir-suspiro Scott y yo lo miraba con los ojos entrecerrados, la luz del pasillo molestaba mis ojos -porque tienes la cara marcada- me acaricio la mejilla y me sobresalte un poco, su tacto se sentía cálido en mi mejilla fría.

-lo siento me quede dormida cuando llegue, podrías esperarme mientras me doy una ducha y me cambio? - su rostro se suavizo y me dio un rápido beso en la cabeza que me hizo estremecer un poco.

-te esperare cuanto sea necesario- ese tono sugería otro significado, pero lo ignore, ya una vez vi las señales equivocadas y me dolió mucho cuando apareció con "la chica de sus sueños" en la puerta de la casa de mi abuela, fue la primera vez que mi corazón se rompió. Scott no había tenido muchas novias, unas dos o tres, las cuales me hacían doler el corazón un poco más, no eran malas personas lo que hacía más difícil odiarlas. Todas me veían como la amiga gordita y tierna de Scott, ninguna me veía como una amenaza, lo cual, es totalmente comprensible.

-ya vuelvo- me hice a un lado y este paso a mi departamento, en el cual ha estado poco dado que no llevo mucho aquí y ambos tenemos trabajos que nos ocupan la mayor parte del tiempo. Lo vi mejor cuando subí las escaleras y me pare en un pequeño balcón interno de donde podías ver toda la sala. Llevaba un jean color negro y tenía algunas aberturas en las rodillas, una camisa de manga larga color negra que se cenia a su cuerpo delgado y unos zapatos color crema. Se sentó en mi sala de estar y me di prisa para estar lista, me duche lo más rápido que pude y cuando salí me coloqué un vestido rosa con finas mangas y un cinturón en la cintura color marrón y unos tenis cerrados blancos, peine mi corto cabello y me maquille bastante natural. Baje las escaleras y Scott veía su celular sin prestar mucha atención a algo más.

-ya estoy lista-avise y este alzo la mirada, se veía un brillo en sus ojos y me pareció ver un poco de deseo en ellos, lo cual ignore, me veía como su hermana pequeña.

-debemos hacer una parada antes para comprar unas cosas para la fiesta, no me gusta llegar con las manos vacías- yo asentí y este me tomo la mano para salir, solía hacerlo, cuando le pregunte porque, dijo que era muy torpe y me podía caer -por cierto, luces estupenda- me sonroje y temía que las manos se me pusieran a transpirar así que solté mi mano de entre la suya, pero este no soltó la suya -porque me sueltas? te puedes caer- me riño y esta vez sentía que era mi padre quien me regañaba.

-Scott no soy una niña- este me miro y vi la ternura que le provocaba, como la que te provoca una niña pequeña o tu hermana.

-para mí lo eres -sostuvo mi mano y yo no tuve otro remedio que sostener la suya, por suerte la noche estaba fresca y la mano no me transpiraba.

Ambos subimos a su auto, un Vauxhall color gris. Ahí sentada me sentí cómoda, nos habíamos soltado las manos lo que me hizo sentir relajada, no porque no me gustara, disfrutaba el contacto, pero estaba tan nerviosa que temía hacer algo vergonzoso enfrente de él, sabía que nos conocíamos desde hace mucho y que no me veía como mujer, aun así, me avergonzaba mucho hacer algo mal. Algo que sin duda se me da muy fácil.

En todo el camino fuimos en un silencio cómodo hasta que él fue quien lo rompió.

-Papá está muy enfermo- soltó de repente lo que me hizo mirarlo preocupado.

-que? - dije y su cara estaba triste, el brillo que había visto antes desapareció del todo y dio paso a la tristeza y dejo sus ojos opacos.

-sabía que estaba enfermo, pero el medico nos ha dijo que es mucho peor, el cáncer se ha regado por todo su cuerpo Lana- esta vez fui yo quien tomo su mano y la apreté.

No sabía que decir, un "todo estará bien" no bastaba y sería una mentira gigante, porque yo hace unas pocas horas estaba pensando abandonarlo.

- cuando lo han sabido? -fue lo único que salió de mis labios y este estaciono frente a un pequeño supermercado y se giró hacia mí, ahora lo podía ver de frente y me hizo doler el corazón, el dolor era mucho peor que cuando me presentaba sus novias.

-esta mañana, lo único que deseaba era que estuvieras tu allí para darme apoyo- con esas palabras solo hizo que empeorar mi cerebro embotado que no sabía que decir.

-lo iré a ver esta semana- este asintió y supe que estaba esperando algo más -solo debemos tener fe y, sobre todo, apoyar a tu padre, es el quien nos necesita ahora, sé que es difícil, pero lo superaremos, todos juntos, como ustedes me ayudaron a superar la perdida de mi familia, ahora me toca a mí ser su apoyo- este asintió con una sonrisa en su rostro, lucia satisfecho.

-tu siempre eres mi ancla a tierra- dijo y yo lo miré confundida -me hacía falta escucharte, no importa que hubieras dicho, con solo escucharte me tranquilizas- yo sonreí y este acaricio mi mejilla de nuevo.

El bajo del auto y fue a comprar las cosas para las fiestas y yo solté algunas lágrimas que no podía frente a él. Su padre era el hombre más cariñoso y amable que conocía, él había sido el padre de ambos cuando mi familia y la madre de Scott fallecieron, ella por cáncer en los pulmones, la mía me fue arrebatada en un accidente. Suspire e intente ser fuerte para que Scott no me encontrara con los ojos rojos e hinchados. Ya tendría tiempo de llorarlo en mi departamento. Sola.

Scott tardo unos 20 minutos en regresar y cuando lo hizo tenía las manos llenas de cosas para la fiesta. Lo ayude a subir todo al auto y partimos hacia la casa de Abby. Estaciono enfrente de la casa, una hermosa casa de dos niveles color crema y con un estilo muy moderno. Entramos por la puerta principal sin siquiera tocar y en lugar de encontrar una gran fiesta solo encontramos silencio y oscuridad, Scott tomo mi mano por la oscuridad y me guio hasta unas puertas corredizas que daban al patio trasero y donde si se podía ver que había personas, hablando, comiendo e incluso pude ver como una cantaba bajito. Una chica llamada Lucy se presentó y tomo las cosas, nos invitó a pasar y entramos y así lo hicimos. Lucy era una chica rubia, bastante delgada y era tan agradable como se veía, con sus ojos claros te hacía que te sintieras en confianza tan pronto como la veías y además era tan pequeña que resultaba tierna.

-chicos él es mi esposo Stephan- nos presentó a su esposo el cual era un chico gordito y rubio, tenía ojos claros como ella, pero ahí terminaban las similitudes, era mucho más alto que ella y se veía muy simpático.

-es un placer chicos- nos tendió la mano y me di cuenta de que su tono de voz era tan bajo que resultaba dulce y tierno. Ambos le saludamos y tomamos asientos junto a ellos.

-el placer es nuestro, soy Scott, el secretario de Abby y ella Lana, mi mejor amiga- yo les sonreí, pero ambos me miraron de manera extraña lo que me hizo sentir un poco incomoda.

-mejor amiga? creí haber escuchado decir a Abby que era tu nov.- Stephan no pudo terminar la oración porque Lucy le dio un codazo tan fuerte que le quito el aire. Estoy segura de que eso no era lo que ella pretendía.

-estas bien? -pegunto Lucy preocupada y el subió la cabeza y estaba tan rojo como un tomate, asintió y junto a Lucy se fueron a otra parte.

-espero que recupere el aliento-murmure y Scott rio haciéndome que me contagiase -no te rías, no es gracioso tonto- murmure avergonzada por su indiscreción.

-es que es tan pequeña como tú y tienen la misma fuerza - rio aún más fuerte y yo junto a él. Las personas nos miraron un poco raro, pero no nos prestaban mucha atención, lo cual me aliviaba.

La noche transcurrió tranquila, aunque pude sentir las miradas de Abby en algún momento de la noche mientras hablaba con Scott. Aun así, la noche transcurrió genial y amena.

Ahora, sola en mi departamento me permití soltar un par de lágrimas por el padre de Scott.

¿Cómo se supone que le dire sobre Nueva York?

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