Harry Potter y El Misterio De...

By Crankthz

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El libro 6 de Harry Potter, a partir del capítulo 5, en el que abarcará toda la historia del libro, pero con... More

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By Crankthz

Al día siguiente, Harry le confió a Ron y Hermione la tarea que Dumbledore le había encomendado, aunque por separado, ya que Hermione aún se negaba a permanecer en la presencia de Ron más tiempo del necesario para darle una mirada despectiva.

Ron pensó que era poco probable que Harry tuviera problemas con Slughorn - Él te adora - dijo durante el desayuno, agitando un aireado bocado de huevo frito - No te rechazara nada, ¿verdad? ¡Eres su pequeño Príncipe de Pociones! Solo espera esta tarde después de clase y pregúntale.

Hermione, sin embargo, tuvo una visión más sombría.

-Debe estar decidido a ocultar lo que realmente sucedió si Dumbledore no podía sacarlo de él - dijo en voz baja, mientras se acurrucaban juntos en el patio desierto y nevado - Horrocruxes... Horrocruxes... Nunca he oído hablar de ellos ...

-¿No lo has hecho? - Harry estaba decepcionado; esperaba que Hermione pudiera haberle dado una pista de lo que eran los Horrocruxes.

-Deben ser magia oscura realmente avanzada, ¿o por qué Voldemort habría querido saber sobre ellos? Creo que será difícil obtener la información, Harry, tendrás que tener mucho cuidado con cómo te acercas a Slughorn. Tendremos que pensar una estrategia...

-Ron cree que debería quedarme atrás después de Pociones esta tarde ... - al ver la expresión en el rostro de Hermione, Harry lamentó su comentario de inmediato.

-Oh, bueno, si Won-Won piensa eso, será mejor que lo hagas - dijo ella, quemándose de inmediato - Después de todo, ¿cuándo ha sido defectuoso el juicio de Won-Won?

Y con eso, ella se alejó, dejando a Harry solo y hasta los tobillos en la nieve.

Las lecciones de pociones eran bastante incómodas en estos días, ya que Harry, Ron y Hermione tenían que compartir un escritorio.

Hoy, Hermione movió su caldero alrededor de la mesa para estar cerca de Ernie, e ignoró a Harry y Ron por completo.

Harry se había golpeado toda la tarde al respecto. Lo último que quería era que Hermione también se enojara con él.

-¿Qué has hecho? - Ron murmuró a Harry, mirando el perfil altivo de Hermione.

Pero antes de que Harry pudiera responder, Slughorn estaba pidiendo silencio desde el frente de la habitación.

-¡Cálmense, cálmense, por favor! ¡Rápido, ahora, mucho trabajo para superar esta tarde! La Tercera Ley de Golpalott ... ¿quién puede decirme? ¡Pero la señorita Granger puede, por supuesto!

Hermione recitó a toda velocidad: - La tercera ley de Golpalott afirma que el antídoto para un veneno será igual a más que la suma de los antídotos para cada uno de los componentes separados.

Casi involuntariamente, Harry sonrió ante la respuesta rápida de Hermione, pero ella no lo reconoció.

-¡Precisamente! - sonrió Slughorn - ¡Diez puntos para Gryffindor! Ahora, si aceptamos la Tercera Ley de Golpalott como verdadera ...

Harry iba a tener que aceptar la palabra de Slughorn de que la Tercera Ley de Golpalott era cierta, porque no había entendido nada de eso.

Nadie aparte de Hermione parecía seguir lo que dijo Slughorn a continuación, tampoco. -... lo que significa, por supuesto, que suponiendo que hayamos logrado la identificación correcta de los ingredientes de la poción mediante el revelahechizos de Scarpin, nuestro objetivo principal no es el relativamente simple de seleccionar antídotos para esos ingredientes en sí mismos, sino encontrar ese componente agregado que, por un proceso casi alquímico, transformará estos elementos dispares ...

Ron estaba sentado junto a Harry con la boca entreabierta, garabateando distraídamente su nueva copia de Elaboración de Pociones Avanzadas.

Seguía olvidando que ya no podía confiar en Hermione para que lo ayudara a salir de problemas cuando fallaba en comprender lo que estaba sucediendo.

-... Y así - terminó Slughorn - Quiero que cada uno de ustedes venga y tome uno de estos frascos de mi escritorio. Deben crear un antídoto para el veneno que contienen antes del final de la lección. ¡Buena suerte y no olviden ponerse sus guantes protectores!

Hermione había dejado su taburete y estaba a medio camino hacia el escritorio de Siughorn antes de que el resto de la clase se diera cuenta de que era hora de moverse, y para cuando Harry, Ron y Ernie regresaron a la mesa, ya había volcado el contenido de su botella en el caldero y estaba encendiendo un fuego debajo de él.

-Es una pena que el Príncipe no pueda ayudarte mucho con esto, Harry - dijo alegremente mientras se enderezaba - Tienes que entender los principios involucrados esta vez. ¡Sin atajos ni trampas!

Molesto, Harry descorchó el veneno que había tomado del escritorio de Slughorn, que era de un rosado llamativo, lo metió en su caldero y encendió un fuego debajo de él.

No tenía la menor idea de lo que se suponía que debía hacer a continuación.

Echó un vistazo a Ron, que ahora estaba allí de pie, con aspecto bastante desarreglado, después de haber copiado todo lo que Harry había hecho.

-¿Estás seguro de que el Príncipe no tiene ningún consejo? - Ron le murmuró a Harry.

Harry sacó su fiel copia de Elaboración de Pociones Avanzadas y se dirigió al capítulo sobre Antídotos.

Estaba la Tercera Ley de Golpalott, expresada palabra por palabra como Hermione la había recitado, pero ni una sola nota iluminadora en la mano del Príncipe para explicar lo que significaba.

Al parecer, el Príncipe, como Hermione, no había tenido dificultad para entenderlo.

-Nada -dijo Harry sombríamente. Hermione ahora agitaba su varita con entusiasmo sobre su caldero.

Desafortunadamente, no pudieron copiar el hechizo que estaba haciendo porque ahora era tan buena en los encantamientos no verbales que no necesitaba decir las palabras en voz alta.

Ernie Macmillan, sin embargo, murmuraba: - ¡Specialis revelio! - sobre su caldero, que sonaba impresionante, así que Harry y Ron se apresuraron a imitarlo.

Harry tardó solo cinco minutos en darse cuenta de que su reputación como el mejor fabricante de pociones de la clase se le estaba cayendo de las orejas.

Slughorn había mirado esperanzado en su caldero en su primer circuito de la mazmorra, preparándose para exclamar de alegría como solía hacerlo, y en cambio había retirado la cabeza apresuradamente, tosiendo, mientras el olor a huevos malos lo abrumaba.

Mientras tanto, Hermione estaba decantando los ingredientes misteriosamente separados de su veneno en diez botellas de cristal diferentes.

Más para evitar ver esta vista irritante que cualquier otra cosa, Harry se inclinó sobre el libro del Príncipe Mestizo y pasó algunas páginas con fuerza innecesaria. Y allí estaba, garabateado en una larga lista de antídotos.

Solo empuja un bezoar por sus gargantas.

Harry miró estas palabras por un momento. ¿No había oído hablar de bezoars hace mucho tiempo? ¿No los había mencionado Snape en su primera lección de Pociones? "Una piedra tomada del estómago de una cabra, te protegerá de la mayoría de los venenos".

No era una respuesta al problema de Golpalott, y si Snape hubiera sido su maestro, Harry no se habría atrevido a hacerlo, pero este era un momento para tomar medidas desesperadas.

Se apresuró hacia el armario y rebuscó en él, empujando a un lado los cuernos de unicornio y las marañas de hierbas secas hasta que encontró, en el fondo, una pequeña caja de tarjetas en la que había garabateado la palabra "Bezoars".

Abrió la caja justo cuando Slughorn gritó: -¡Queda un minuto, todos! - Dentro había media docena de objetos marrones arrugados, que parecían más riñones secos que piedras reales. Harry agarró uno, volvió a colocar la caja en el armario y se apresuró a su caldero.

-¡Se acabó el tiempo! - Slughorn llamó cordialmente - Bueno, ¡veamos cómo te ha ido! Blaise ... ¿qué tienes para mí?

Lentamente, Slughorn se movió por la habitación, examinando los diversos antídotos. Nadie había terminado la tarea, aunque Hermione estaba tratando de meter algunos ingredientes más en su caldero antes de que Slughorn la alcanzara.

Ron se había rendido por completo, y simplemente estaba tratando de evitar respirar los humos pútridos que salían de su caldero. Harry estaba allí esperando, el bezoar agarrado con una mano ligeramente sudorosa.

Slughorn llegó a su mesa al final. Olfateó la poción de Ernie y pasó a Ron con una mueca. No se demoró sobre el caldero de Ron, sino que retrocedió rápidamente, eructándo ligeramente.

-Y tú, Harry – dijo - ¿Qué tienes que mostrarme?

Harry extendió su mano, el bezoar sentado en su palma. Slughorn lo miró durante diez segundos completos. Harry se preguntó, por un momento, si iba a gritarle.

Luego echó la cabeza hacia atrás y rio a carcajadas - ¡Tienes nervios, muchacho! - retumbó, tomando el bezoar y sosteniéndolo para que la clase pudiera verlo - Oh, eres como tu madre ... bueno, no puedo culparte ... ¡Un bezoar ciertamente actuaría como un antídoto para todas estas pociones!

Hermione, que tenía el rostro sudoroso y tenía hollín en la nariz, parecía lívida.

Su antídoto a medio terminar, compuesto por cincuenta y dos ingredientes, incluido un mechón de su propio cabello, burbujeó lentamente detrás de Slughorn, que tenía ojos para nadie más que para Harry.

-Y pensaste en un bezoar solo, ¿verdad, Harry? - Preguntó con los dientes apretados.

-¡Ese es el espíritu individual que un verdadero fabricante de pociones necesita! - dijo Slughorn felizmente, antes de que Harry pudiera responder - Al igual que su madre, ella tenía la misma comprensión intuitiva de la preparación de pociones, sin duda es de Lily por quien él lo entiende ... sí, Harry, sí, si tienes un bezoar a mano, por supuesto que sería el truco ... aunque como no funcionan en todo y son bastante raros, vale la pena saber cómo mezclar antídotos ...

-Pero señor, creo que debería echar un vistazo a Hermione también - Harry intentó.

-Ah, sí - Slughorn se volvió hacia Hermione, que estaba mirando a Harry como si estuviera a punto de gritarle.

-!Muy bien, señorita Granger! - Dijo Slughorn, casi automáticamente - No del todo, pero definitivamente en la línea correcta.

Harry le ofreció a Hermione una media sonrisa, pero ella no la devolvió.

De hecho, la única persona en la habitación que parecía más enojada que Hermione era Malfoy, a quien, Harry estaba contento de ver, había derramado algo que parecía un gato enfermo sobre sí mismo.

Sin embargo, antes de que cualquiera de ellos pudiera expresar su furia porque Harry había llegado a la cima de la clase al no hacer ningún trabajo, sonó el timbre.

-¡Es hora de empacar! - dijo Slughorn - ¡Y diez puntos más para Gryffindor por semejante descaro! - Todavía riéndose, regresó a su escritorio en el frente de la mazmorra, donde dejó caer el bezoar en su maletín de piel de dragón.

Harry se entretuvo, tomándose una cantidad excesiva de tiempo para recoger su bolso. Ni Ron ni Hermione le desearon suerte cuando se fueron.

Por fin, Harry y Slughorn eran los únicos dos que quedaban en la habitación.

-Vamos, Harry, llegarás tarde a tu próxima clase - dijo afectuosamente Slughorn, cerrando los broches de oro en su maletín.

-Señor - dijo Harry, recordándose irresistiblemente a Voldemort - Quería preguntarle algo.

-Pregunta entonces, muchacho, pregunta ...

Señor, ¿podría decirme que son los Horrocruxes?

Slughorn se congeló. Su cara redonda parecía hundirse sobre sí misma. Se lamió los labios y dijo con voz ronca: - ¿Qué dijiste?

-Le pregunté si sabe qué son los Horrocruxes, señor. Verá. Es que...

-Esto es un encargo de Dumbledore - susurró Slughorn. Su voz había cambiado por completo. Ya no era genial, pero sorprendido, aterrorizado. Rebuscó en el bolsillo de su pecho y sacó un pañuelo, secándose la frente sudorosa. - Dumbledore te ha enseñado ese.... ese recuerdo – añadio - ¿No es así?

-Sí - dijo Harry, decidiendo en el acto que era mejor no mentir.

-Sí, por supuesto - dijo Slughorn en voz baja, todavía frotando su cara blanca - Por supuesto ... bueno, si has visto ese recuerdo, Harry, sabrás que no sé nada, nada - repitió la palabra con fuerza, - sobre los Horrocruxes.

Cogió su maletín de piel de dragón, volvió a meterse el pañuelo en el bolsillo y marchó hacia la puerta de la mazmorra.

-Señor - dijo Harry desesperadamente – Es que pensé que quizá recordara algo más...

-¿Ah, si? Entonces te equivocaste, ¿entendido? ¡Te equivocaste! – gritó Slughorn y antes de que Harry pudiera decir otra palabra, cerró la puerta de la mazmorra detrás de él.

Ni Ron ni Hermione se mostraron comprensivos cuando Harry les habló de esta desastrosa entrevista.

Hermione todavía estaba furiosa por la forma en que Harry había triunfado sin hacer el trabajo correctamente, y por el hecho de que Harry había "favorecido" el consejo de Ron sobre el de ella.

Ron estaba resentido de que Harry tampoco le hubiera deslizado un bezoar.

-¡Hubiera parecido estúpido si ambos lo hubiéramos hecho! - dijo Harry irritado - Mira, tuve que tratar de ablandarlo para poder preguntarle sobre Voldemort, ¿no? ¡Vamos, Ron, contrólate! -Añadió con exasperación, cuando Ron hizo una mueca al escuchar el nombre.

Enfurecido por su fracaso, y con Hermione ignorándolo, Harry reflexionó durante los próximos días sobre qué hacer a continuación sobre Slughorn.

Decidió que, por el momento, dejaría que Slughorn pensara que se había olvidado por completo de los Horrocruxes; seguramente era mejor calmarlo con una falsa sensación de seguridad antes de regresar al ataque.

Cuando Harry no volvió a interrogar a Slughorn, el maestro de Pociones volvió a su habitual trato afectuoso con él, y parecía haber dejado de pensar en el asunto.

Harry esperaba una invitación a una de sus pequeñas fiestas nocturnas, decidido a aceptar esta vez, incluso si tenía que reprogramar la práctica de Quidditch. Lamentablemente, no llegó tal invitación.

Después de disculparse profusamente, Harry finalmente logró que Hermione le hablara y le preguntó si había recibido una invitación, pero no lo hizo.

-Honestamente, esperabas poder caminar hasta Slughorn y hacer que te contara su secreto más profundo y oscuro - había dicho Hermione mientras se sentaban juntos en la sala común una noche - Honestamente Harry, creo que El Profeta debería llamarte 'El tenue".

Hermione no fue la única que no recibió una nueva invitación. Tampoco Ginny, que luego procedió a decirle que lo embrujaría si volvía a molestar a Hermione: - ¡Estuvo llorando toda la noche!

Harry no pudo evitar preguntarse si esto significaba que Slughorn no era tan olvidadizo como parecía, simplemente decidido a no darle a Harry oportunidades adicionales para interrogarlo.

Mientras tanto, la biblioteca de Hogwarts le había fallado a Hermione por primera vez en la memoria viva.

Estaba tan sorprendida que dejó caer el frente frío que había estado poniendo a Harry desde su truco con el bezoar.

-¡No he encontrado una sola explicación de lo que hacen los Horrocruxes! - ella le dijo - ¡Ni una sola! He estado en la sección restringida e incluso en los libros más horribles, donde te dicen cómo preparar las pociones más horripilantes ¡Nada! Todo lo que pude encontrar fue esto, en la introducción a Historia del Mal, escucha:

-Del Horrocrux, el más malvado de los inventos mágicos, no hablaremos ni daremos instrucciones ... Quiero decir, ¿por qué mencionarlo, entonces? - dijo impaciente, cerrando el viejo libro de golpe; dejó escapar un gemido fantasmal - Oh, cállate - espetó ella, metiéndolo de nuevo en su bolso.

Harry rio y, por primera vez en días, ella le devolvió la sonrisa.

La nieve se derritió alrededor de la escuela cuando llegó febrero, para ser reemplazada por una humedad fría y triste. Nubes de color gris violáceo colgaban bajas sobre el castillo y una constante caída de lluvia fría hacía que el césped estuviera resbaladizo y fangoso.

El resultado de esto fue que la primera clase de Aparición de sexto año, que estaba programada para un sábado por la mañana para que no se perdieran clases normales, tuvo lugar en el Gran Comedor en lugar de en los terrenos.

-Estoy nerviosa - dijo Hermione mientras Harry y ella caminaban hacia el Gran Comedor, con Ron habiendo bajado con Lavender.

-Nunca pensé que vería el día - sonrió Harry - ¡Hermione Granger, la mejor de su año, nerviosa!

-¡Oh, cállate!

Cuando llegaron al Gran Comedor, descubrieron que las mesas habían desaparecido.

La lluvia golpeaba las altas ventanas y el techo encantado se arremolinaba oscuramente sobre ellos mientras se reunían frente a los profesores McGonagall, Snape, Flitwick y Sprout, los Jefes de Casa, y un pequeño mago a quien Harry tomó como Instructor de Aparición del Ministerio.

Era extrañamente incoloro, con pestañas transparentes, cabello ralo y un aire insustancial, como si una sola ráfaga de viento pudiera volarlo.

Harry se preguntó si las constantes desapariciones y reapariciones habían disminuido de alguna manera su sustancia, o si esta construcción frágil era ideal para cualquiera que quisiera desaparecer.

Junto a él, Hermione realmente parecía un poco temblorosa. Harry extendió la mano y le apretó la mano - Estarás bien.

-Buenos días - dijo el mago del Ministerio, cuando todos los estudiantes llegaron y los Jefes de Casa pidieron silencio - Mi nombre es Wilkie Twycross y seré su Instructor de Aparición durante las próximas doce semanas. Espero que sea tiempo suficiente para que adquieran las nociones de Aparición necesarias...

-¡Malfoy, cállate y presta atención! – gruño la profesora McGonagall.

Todos miraron a su alrededor. Malfoy se había sonrojado de un rosa apagado; parecía furioso mientras se alejaba de Crabbe, con quien parecía haber tenido una discusión susurrada.

Harry miró rápidamente a Snape, quien también parecía molesto, aunque Harry sospechaba que esto era menos debido a la grosería de Malfoy que al hecho de que McGonagall había reprendido a uno de su casa.

-... y , para que muchos de ustedes puedan estar listos para tomar su examen - continuó Twycross, como si no hubiera habido interrupción.

- Como quizá sepan, generalmente es imposible aparecer o desaparecer dentro de Hogwarts. El director ha levantado este encantamiento, puramente dentro del Gran Comedor, durante una hora, para que puedan practicar. Permítanme enfatizar que no podrán aparecer fuera de las paredes de este salón, y que no sería prudente intentarlo. Me gustaría que cada uno de ustedes se ubique ahora para que tengan un espacio libre de cinco pies frente a ustedes.

Hubo una gran lucha y empujones cuando las personas se separaron, se golpearon entre sí y ordenaron a otros que salieran de su espacio. Los Jefes de Casa se movieron entre los estudiantes y los pusieron en posición.

-Harry, ¿a dónde vas? - preguntó Hermione.

-Vamos - dijo Harry, tomando su mano y moviéndose rápidamente a través de la multitud.

Más allá del lugar donde el profesor Flitwick estaba haciendo un chirriante intento de posicionar a algunos Ravenclaws, todos los cuales querían estar cerca del frente, más allá de la profesora Sprout, quien estaba haciendo que los Hufflepuff se alinearan, hasta que, esquivando a Ernie Macmillan, logró colocarlos justo detrás de la multitud.

Soltando la mano de Hermione, se movió un poco más para estar directamente detrás de Malfoy, quien estaba aprovechando la agitación general para continuar su discusión con Crabbe, de pie a medio metro de distancia y luciendo amotinado.

-No sé cuánto tiempo más, ¿de acuerdo? - Malfoy le disparó - Está tomando más tiempo de lo que pensaba.

Crabbe abrió la boca, pero Malfoy pareció adivinar lo que iba a decir - ¡Mira, no es de tu incumbencia lo que estoy haciendo, Crabbe, tú y Goyle solo hagan lo que les diga y mantenganse atentos!

-Les digo a mis amigos lo que estoy haciendo, si quiero que me vigilen - dijo Harry, lo suficientemente fuerte como para que Malfoy lo escuchara.

Malfoy se dio la vuelta en el acto, su mano voló hacia su varita, pero en ese preciso momento los cuatro Jefes de Casa gritaron: - ¡Silencio! - y el silencio volvió a caer.

Malfoy se giró lentamente para mirar hacia el frente.

-Gracias - dijo Twycross -Ahora bien ... - Agitó su varita. Aros de madera a la antigua usanza aparecieron instantáneamente delante de cada alumno.

Harry se volvió hacia Hermione, pero ella no parecía haberlo visto confrontar a Malfoy. En cambio, estaba mirando el aro frente a ella con bastante aprensión.

-¡Las cosas importantes para recordar cuando uno se aparecen son las tres D! - dijo Twycross -¡Destino, decisión, desenvoltura!

-Paso uno: fija tu mente firmemente en el destino deseado - dijo Twycross - En este caso, el interior de su aro. Por favor, concéntrense en ese destino ahora.

Todos miraron furtivamente a su alrededor, para comprobar que todos los demás miraban fijamente su aro, y luego hicieron lo que se les dijo a toda prisa.

Harry miró el parche circular del piso polvoriento encerrado por su aro y se esforzó por no pensar en otra cosa. Esto resultó imposible, ya que no podía dejar de preguntarse qué estaba haciendo Malfoy que necesitaba vigías.

-El segundo paso - dijo Twycross, -¡concentren su decisión en ocupar el espacio visualizado! ¡Dejen que su anhelo de entrar, fluya de su mente a cada partícula de su cuerpo!

Harry miró a su alrededor subrepticiamente. Un poco a su izquierda, Ernie Macmillan estaba contemplando su aro con tanta fuerza que su rostro se había vuelto rosado. Parecía que se esforzaba por poner un huevo del tamaño de una Quaffle.

Harry contuvo una carcajada y apresuradamente regresó su mirada a su propio aro.

-Paso tres - llamó Twycross - solo cuando dé la orden ... giren en el lugar, sientan su camino hacia la nada, avancen con desenvoltura. Por orden mía, ahora ... uno ...

Harry miró a su alrededor otra vez. Muchas personas parecían alarmadas por el hecho de que se les pidiera que aparecieran tan rápido.

-...dos...

Harry trató de fijar sus pensamientos en su aro otra vez; ya había olvidado lo que representaban las tres D.

-...¡TRES!

Harry giró en el acto, perdió el equilibrio y casi se cae.

Él no era el único.

De pronto la gente que llenaba la sala se tambaleo; Neville estaba boca arriba; Ernie Macmillan, por otro lado, había hecho una especie de salto de pirueta en su aro y pareció momentáneamente emocionado, hasta que vio a Dean Thomas rugiendo de risa.

-No importa, no importa - dijo Twycross secamente, que no parecía haber esperado nada mejor -Ajusten sus aros, por favor, y vuelvan a sus posiciones originales ...

El segundo intento no fue mejor que el primero. El tercero fue igual de malo. No fue hasta el cuarto que sucedió algo emocionante.

Hubo un horrible chillido de dolor y todos miraron a su alrededor, aterrorizados, para ver a Susan Bones de Hufflepuff, tambaleándose en su aro con su pierna izquierda aún parada a cinco pies de distancia de donde había comenzado.

Los Jefes de Casa convergieron sobre ella; Hubo un gran estallido y una nube de humo púrpura, que se aclaró para revelar a Susan sollozando, reunida con su pierna pero luciendo horrorizada.

Junto a Harry, Hermione se retorció.

-La despartición, o separación involuntaria de alguna parte del cuerpo- dijo Wilkie Twycross desapasionadamente - ocurre cuando la mente no tiene suficiente decisión. Deben concentrarse continuamente en su destino y moverse, sin prisa, pero con desenvoltura ... así.

Twycross dio un paso adelante, giró con gracia en el lugar con los brazos extendidos y desapareció en un remolino de túnicas, reapareciendo en la parte trasera de la sala – Recuerden las tres D... – dijo- e inténtenlo de nuevo ... Uno... dos... tres...

Pero una hora después, la despartición de Susan seguía siendo lo más interesante que había sucedido. Twycross no parecía desanimado. Ajustándose la capa en el cuello, simplemente dijo: -Hasta el próximo sábado, todos, y no lo olviden: Destino. Decisión. Desenvoltura.

Con eso, agitó su varita, desvaneciendo los aros, y salió del salón acompañado por la profesora McGonagall. La conversación estalló de inmediato cuando la gente comenzó a moverse hacia el vestíbulo de entrada.

-¿Como lo hiciste? - preguntó Ron, apresurándose hacia Harry - Creo que sentí algo la última vez que lo intenté: una especie de hormigueo en los pies.

-Eso quiere decir que las zapatillas te van pequeñas, Won-Won - disparó Hermione, quien simplemente se alejó de los dos.

-No sentí nada - dijo Harry, mirando el cabello de Hermione balancearse detrás de sus hombros mientras caminaba delante de ellos - Pero no me importa eso ahora...

-¿Qué quieres decir con que no te importa ... no quieres aprender a aparecer? - dijo Ron incrédulo.

-No estoy preocupado, de verdad. Prefiero volar - dijo Harry, mirando por encima del hombro para ver dónde estaba Malfoy, y acelerando cuando entraron en el vestíbulo de entrada - Mira, date prisa, ¿quieres? Hay algo que quiero hacer ...

Perplejo, Ron siguió a Harry de regreso a la Torre Gryffindor casi corriendo. Fueron detenidos temporalmente por Peeves, quien había cerrado una puerta en el cuarto piso y se negaba a dejar pasar a nadie hasta que prendieran fuego a sus propios pantalones, pero Harry y Ron simplemente se volvieron y tomaron uno de sus atajos de confianza.

En cinco minutos, estaban subiendo por el agujero del retrato.

-¿Vas a decirme qué estamos haciendo, entonces? - preguntó Ron, jadeando ligeramente.

-Por aquí - dijo Harry, y cruzó la sala común y abrió el camino a través de la puerta de la escalera de los niños.

Su dormitorio estaba, como Harry esperaba, vacío.

-Harry...

-Malfoy está usando a Crabbe y Goyle como vigilantes. Estaba discutiendo con Crabbe justo ahora.

Abrió su baúl y agarró el cuadrado doblado de pergamino aparentemente en blanco, que alisó y golpeó con la punta de su varita - Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas ... o las de Malfoy, vaya.

De inmediato, el Mapa del Merodeador apareció dibujado en la superficie del pergamino.

-Ayúdame a encontrar a Malfoy - dijo Harry con urgencia. Puso el mapa sobre su cama y él y Ron se inclinaron sobre él, buscando.

-¡Allí! - dijo Ron, después de un minuto más o menos - Está en la sala común de Slytherin, mira ... con Parkinson, Zabini, Crabbe y Goyle ...

Harry miró el mapa, decepcionado, pero se recuperó casi de inmediato - Bueno, lo vigilaré de ahora en adelante - dijo con firmeza - Y en el momento en que lo vea acechando en algún lugar con Crabbe y Goyle vigilando afuera, me pondré la capa de invisible e iré a averiguar que esta para descubrir qué esta ...

Se detuvo cuando Neville entró en el dormitorio, trayendo consigo un fuerte olor a tela chamuscada, y comenzó a hurgar en su baúl por otros calzoncillos.

A pesar de su determinación de atrapar a Malfoy, Harry no tuvo suerte en las próximas semanas. Aunque consultaba el mapa tan a menudo como podía, a veces hacía visitas innecesarias al baño entre clases para buscarlo, no veía a Malfoy sospechoso en ninguna parte.

Era cierto que vio a Crabbe y Goyle moviéndose solos alrededor del castillo con más frecuencia de lo habitual, a veces permaneciendo estacionarios en pasillos desiertos, pero en esos momentos Malfoy no solo no estaba cerca de ellos, sino que era imposible localizarlo.

Harry jugó con la posibilidad de que Malfoy realmente abandonara los terrenos de la escuela, pero no podía ver cómo podía hacerlo, dado el alto nivel de seguridad que ahora operaba dentro del castillo.

Solo podía suponer que costaba mucho distinguir a Malfoy entre los cientos de pequeños puntos negros en el mapa.

En cuanto al hecho de que Malfoy, Crabbe y Goyle parecían ir por caminos diferentes cuando generalmente eran inseparables, era algo que solía suceder cuando uno se hacía mayor: Ron y Hermione, reflexionó Harry con tristeza, eran prueba viviente.

También discutió sus pensamientos con Hermione, quien le había pedido una explicación de por qué la había arrastrado hasta la mitad del pasillo y, para su placer, había sido mucho más complaciente con sus sospechas dado lo que Malfoy había dicho, aunque ella todavía no estaba convencida.

-Tal vez el mapa está mal - ella dijo durante una tarde en la sala común.

Ron y Lavender habían estado juntos durante la cena, así que Harry y Hermione se habían ido temprano, no es que se estuviera quejando.

-Sin embargo, el mapa nunca está mal - respondió Harry.

-Hum. ¿Tal vez él está en la Casa de los Gritos?

-No lo creo, seguramente habrán cerrado el pasaje.

-Oh ... sí. Bueno, ¿y los pasadizos secretos? Quizás ellos ...

-No - Harry la interrumpió - Los he estado revisando primero.

Pero luego, el resto de los estudiantes de Gryffindor se acercaron y tuvieron que detener su conversación.

Hermione finalmente se acurrucó y se inclinó hacia él mientras leía una copia de El Profeta mientras Harry seguía buscando un punto que no parecía existe.

Todavía no se había atrevido a mencionar lo que casi había sucedido entre él y Hermione en la fiesta de Slughorn, tanto por el temor de haberlo imaginado todo en lugar de otra cosa.

Sin embargo, fue en momentos como este, cuando ella actuó de una manera que no era solo amistosa, lo que lo confundió más que nunca.

Parecía que ella le sonreía y lo abrazaba más de lo normal en estos días.

Febrero se movió hacia marzo sin cambios en el clima, excepto que se volvió ventoso y húmedo. Para indignación general, en todos los tablones de anuncios de la sala común apareció un letrero de que el siguiente viaje a Hogsmeade había sido cancelado.

Ron estaba furioso.

-¡Era en mi cumpleaños! - él dijo - ¡Estaba esperándolo!

-Sin embargo, no es una gran sorpresa, ¿verdad? - dijo Harry - No después de lo que le pasó a Katie.

Todavía no había regresado de San Mungo. De hecho, se habían reportado más desapariciones en El Profeta, incluidos varios familiares de estudiantes en Hogwarts.

-Pues lo único que ahora podrá motivarme es esa tonteria de la Aparición – refunfuño Ron - Gran regalo de cumpleaños...

Ya llevaban tres sesiones y se estaba demostrando que la Aparición no era de coser y cantar, aunque algunas personas se las habían arreglado.

La frustración se estaba agotando y había una cierta cantidad de rencor hacia Wilkie Twycross y sus tres D, lo que le había inspirado una serie de apodos; los más educados, don Desastre y doctor Desgracia.

-¡Feliz cumpleaños, Ron! - dijo Harry, cuando fueron despertados el primero de marzo por Seamus y Dean saliendo ruidosamente para el desayuno. – Aquí - Arrojó un paquete sobre la cama de Ron, donde se unió a un pequeño montón de ellos que, supuso Harry, habían sido entregados por elfos domésticos en la noche.

-Gracias - dijo Ron con sueño, y cuando arrancó el papel, Harry se levantó de la cama, abrió su propio baúl y comenzó a buscar en el Mapa del Merodeador, que escondía después de cada uso.

Sacó la mitad del contenido de su baúl antes de encontrarlo escondido debajo de los calcetines enrollados en los que todavía guardaba la botella de Felix Felicis.

-Correcto - murmuró, llevándolo de vuelta a la cama con él, golpeándolo suavemente y murmurando, "Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas", de modo que Neville, que estaba pasando el pie de su cama en ese momento, No lo oiría.

-!Son fenomenales, Harry! !Muchas gracias! - dijo Ron con entusiasmo, agitando un nuevo par de guantes de Guardián que Harry le había dado.

-De nada - repuso Harry, distraído, mientras buscaba en el dormitorio de Slytherin en busca de Malfoy. -¡Oye, no creo que esté en su cama ...! -Ron no respondió; estaba demasiado ocupado desenvolviendo regalos, de vez en cuando soltando una exclamación de placer.

-¡Que buenos regalos me han hecho este año! - anunció, sosteniendo un pesado reloj de oro con símbolos extraños alrededor del borde y pequeñas estrellas en movimiento en lugar de agujas – ¡Mira lo que me han enviado mis padres! Caray, creo que también alcanzaré la mayoría de edad el año que viene.

- ¡Genial! – contesto Harry mirando el reloj antes de mirar más de cerca el mapa. ¿Dónde estaba Malfoy? No parecía estar en la mesa de Slytherin en el Gran Comedor, desayunando, no estaba cerca de Snape, que estaba sentado en su despacho, no estaba en ninguno de los baños, ni en la enfermería...

-¿Quieres uno? – le ofreció Ron con la boca llena, tendiendole una caja de calderos de chocolate.

-No, gracias - dijo Harry, y levanto la cabeza - ¡Malfoy se ha ido otra vez!

-No puede ser – replicó su amigo, metiéndose un segundo caldero en la boca mientras se deslizaba fuera de la cama para vestirse - ¡Vamos, si no te das prisa tendrás que aparecerte con el estómago vacío! Aunque ahora que lo pienso, puede que sea más fácil asi...- Ron miró pensativamente la caja de calderos de chocolate, luego se encogió de hombros y se comió el tercero.

Harry tocó el mapa con su varita, murmuró: - Travesura Realizada - aunque no lo había sido, y se vistió, pensando mucho. Tenía que haber una explicación para las periódicas desapariciones de Malfoy.

Claro, la mejor manera de averiguarlo sería seguirlo, pero incluso con la capa de invisibilidad, esta era una idea poco práctica; él tenía clases, práctica de quidditch, tarea y Aparición; no podía seguir a Malfoy por la escuela todo el día sin que se comentara su ausencia.

-¿Estas listo? - le dijo a Ron.

Estaba a medio camino de la puerta del dormitorio cuando se dio cuenta de que Ron no se había movido, sino que estaba apoyado en el poste de su cama, mirando por la ventana bañada por la lluvia con una mirada extrañamente desenfocada, casi melancólica.

-!Vamos! !El desayuno!

-No tengo hambre.

Harry lo miró fijamente.

-Pero, ¿no acabas que acabas de decir....?

-Está bien, bajare contigo - suspiró Ron - Pero no quiero comer.

Harry lo escrutó sospechosamente - Acabas de comer media caja de calderos de chocolate, ¿verdad?

-No es eso – contesto y Ron suspiro de nuevo - Déjalo; tú ... no lo entenderías.

-Y que lo digas - dijo Harry, muy extrañado, mientras se giraba para salir por el pasillo.

-¡Harry! – exclamó de pronto Ron.

-¿Qué?

-¡Harry, no lo soporto!

-¿No puedes soportar qué?- Empezaba a sentirse alarmado de verdad. Ron estaba bastante pálido y parecía que estaba a punto de vomitar.

-¡No puedo dejar de pensar en ella! - dijo Ron con voz ronca.

Harry lo miró boquiabierto. No había esperado esto y no estaba seguro de querer escucharlo. Podrían ser amigos, pero si Ron comenzara a llamar a Lavender "Lav-Lav", él se iba a plantar.

-¿Por qué eso te impide desayunar? - Harry preguntó, tratando de inyectar una nota de sentido común en el proceso.

-No creo que ella sepa que existo - dijo Ron con un gesto desesperado.

-Ella definitivamente sabe que existes - dijo Harry, desconcertado - Ella te sigue besando, ¿verdad? - Ron parpadeó.

-¿De quien estás hablando?

-¿Y de quien estás hablando tú? - dijo Harry, con una sensación cada vez mayor de que toda razón había abandonado la conversación.

-Romilda Vane - dijo Ron suavemente, y todo su rostro parecía iluminarse mientras lo decía, como si hubiera sido golpeado por un rayo de sol puro.

Se miraron el uno al otro durante casi un minuto, antes de que Harry dijera: - Esto es una broma, ¿verdad? Estás bromeando.

-Creo ... Harry, creo que la amo - dijo Ron con voz estrangulada.

-Está bien - dijo Harry, acercándose a Ron para ver mejor los ojos vidriosos y la tez pálida - Está bien ... dilo de nuevo con la cara seria.

-La amo -repitió Ron sin aliento - ¿Has visto su cabello, todo es negro, brillante y sedoso ... y sus ojos ¿Sus grandes ojos oscuros? Y ella...

-Esto es realmente divertido y todo - dijo Harry con impaciencia - Pero la broma terminó, ¿de acuerdo? Déjalo caer.

Se dio vuelta para irse, pero apenas había dado dos pasos hacia la puerta cuando un golpe fuerte lo golpeó en la oreja derecha. Asombrado, miró a su alrededor.

El puño de Ron fue retirado hacia atrás, su rostro estaba retorcido de ira; Estaba a punto de atacar de nuevo.

Harry reaccionó instintivamente; su varita estaba fuera de su bolsillo y el encantamiento no verbal surgió sin pensar conscientemente: ¡ Levicorpus !

Ron gritó cuando su talón fue torcido hacia arriba una vez más; colgaba sin poder hacer nada, boca abajo.

-¿Por qué fue eso? - Grito Harry.

-¡La insultaste, Harry! ¡Dijiste que era una broma! - gritó Ron, quien lentamente se estaba volviendo púrpura en la cara mientras toda la sangre corría a su cabeza.

- ¿Te has vuelto loco? ¿Qué demonios te ha...?

Y entonces vio la caja abierta sobre la cama de Ron y la verdad lo golpeó con la fuerza de un troll que pateaba.

-¿De dónde sacaste esos calderos de chocolate?

-¡Eran un regalo de cumpleaños! - gritó Ron, girando lentamente en el aire mientras luchaba por liberarse -Te ofrecí uno, ¿no?

-Los recogiste del suelo, ¿verdad?

-Se habían caído de mi cama, ¿de acuerdo? ¡Déjame ir!

-No se cayeron de tu cama, imbécil, ¿no lo entiendes? Eran míos, los saqué de mi baúl cuando estaba buscando el mapa. ¡Son los calderos de chocolate que Romilda me regaló antes de Navidad y están llenos de filtros de amor!

Pero solo una palabra de esto parecía haberse registrado con Ron.

-¿Romilda? - el repitió - ¿Dijiste Romilda? ¿Harry, la conoces? ¿Puedes presentarmela?

Harry miró al Ron colgando, cuya cara ahora parecía tremendamente esperanzada, y luchó contra un fuerte deseo de reír.

Una parte de él, la parte más cercana a su palpitante oído derecho, estaba muy entusiasmado con la idea de bajarlo y verlo correr desbocado hasta que los efectos de la poción desaparecieran ... pero, por otro lado, se suponía que eran amigos.

Ron no había sido él mismo cuando atacó, y Harry pensó que merecía otro golpe si permitía que Ron declarara amor eterno por Romilda Vane.

-Sí, te la presentaré - dijo Harry, pensando rápido - Voy a bajarte ahora, ¿de acuerdo?

Envió a Ron a estrellarse contra el suelo, le dolía mucho la oreja, pero Ron simplemente se puso de pie nuevamente, sonriendo.

-Debe de estar en la oficina de Slughorn - dijo Harry con confianza, pensando en el acto y guiando hacia la puerta.

-¿Por qué ella estará allí? - preguntó Ron ansioso, apresurándose a seguir el ritmo.

-Oh, ella tiene lecciones extra de Pociones con él - dijo Harry, inventando salvajemente.

-¿Tal vez podría preguntar si puedo tenerlas con ella? -dijo Ron ansioso.

-Gran idea - dijo Harry.

Lavender estaba esperando al lado del agujero del retrato, una complicación que Harry no había previsto.

-¡Llegas tarde, Won-Won! - ella hizo un puchero -Te tengo un cumpleaños...

-Déjame en paz - dijo Ron con impaciencia - Harry me va a presentar a Romilda Vane.

Y sin decirle nada más, salió del agujero del retrato.

Harry trató de hacerle una mueca de disculpa a Lavender, pero podría haber resultado simplemente divertido, porque parecía más ofendida que nunca cuando la Dama Gorda se cerró detrás de ellos.

Harry estaba un poco preocupado de que Slughorn pudiera estar en el desayuno, pero respondió a la puerta de su oficina al primer golpe, vistiendo una bata de terciopelo verde y un gorro de dormir a juego y luciendo bastante cansado.

-¡Hola, Harry! – murmuró -Es muy temprano para visitas. Generalmente duermo tarde un sábado.

-Profesor, siento mucho molestarlo - dijo Harry lo más silenciosamente posible, mientras Ron se ponía de puntillas, intentando ver a Slughorn en su habitación­ - pero mi amigo ha ingerido un filtro de amor por error. ¿No podría preparle un antídoto? Lo llevaría con Madame Pomfrey, pero se supone que no debemos tener nada de Sortilegios Weasley y, usted sabe, no quisiera poner a nadie en un compromiso...

-Me extraña que no le hayas preparado un remedio tu mismo, Harry, siendo tan experto elaborador de pociones – comentó Slughorn

-Vera, es que... - dijo Harry, algo distraído por el hecho de que Ron ahora le estaba dando un codazo en las costillas en un intento de abrirse paso en la habitación- Bueno, nunca he preparado un antídoto para un filtro de amor, señor, y para cuando lo haga bien, Ron podría haber hecho algo grave...

Con mucha ayuda, Ron eligió este momento para gemir: - No puedo verla. Harry, ¿la está escondiendo?

-¿Cuándo se preparó esta poción? - preguntó Slughorn, ahora mirando a Ron con interés profesional – Lo digo porque, cuanto más tiempo se mantengan, sus efectos pueden potenciarse.

-Eso... Eso lo explicaría todo - jadeó Harry, mientras forcejeaba con Ron para evitar que soltar un puñetazo a Slughorn -Es su cumpleaños, profesor - agregó implorante.

-Está bien. Entren, entren - dijo Slughorn, cediendo -Tengo los ingredientes necesarios aquí en mi bolso, no es un antídoto difícil ...

Ron entró por la puerta en el estudio sobrecalentado y abarrotado de Slughorn, tropezó con un taburete con borlas, recuperó el equilibrio agarrando a Harry por el cuello y murmuró: - Ella no vio eso, ¿verdad?

-Todavía no está aquí - dijo Harry, viendo a Slughorn abriendo su kit de pociones y agregando algunos pellizcos de esto y aquello a una pequeña botella de cristal.

-Eso es bueno - dijo Ron fervientemente - ¿Como me veo?

-Muy guapo - dijo Slughorn suavemente, entregándole a Ron un vaso de líquido transparente. -Ahora bebe eso, es un tónico para los nervios. Te tranquilizara hasta que llegue ella.

-Excelente - repuso Ron entusiasmado, y tragó el antídoto ruidosamente.

Harry y Slughorn lo observaron. Por un momento, Ron les sonrió. Luego, muy lentamente, su sonrisa se hundió y desapareció, para ser reemplazada por una expresión de horror extremo.

-¿De vuelta a la normalidad, entonces? - dijo Harry, sonriendo. Slughorn se rio entre dientes -Muchas gracias, profesor.

-No lo menciones, muchacho, no lo menciones - dijo Slughorn, mientras Ron se derrumbaba en un sillón cercano, luciendo devastado.

-Lo que necesita ahora es algo que le levante el animo - continuó Slughorn, ahora yendo hacia una mesa llena de bebidas -Tengo cerveza de mantequilla, tengo vino, tengo una última botella de este hidromiel madurado en roble ... hmm ... destinado a dárselo a Dumbledore para Navidad ... ah bueno ... - se encogió de hombros "... ¡no puede extrañar lo que nunca ha tenido! ¿Por qué no la abrimos ahora y celebramos el cumpleaños del Sr. Weasley? Nada como un buen espíritu para ahuyentar los dolores del amor decepcionado ...

Se rió de nuevo y Harry se unió. Esta era la primera vez que se encontraba casi solo con Slughorn desde su desastroso primer intento de extraerle el verdadero recuerdo.

Tal vez, si pudiera mantener a Slughorn de buen humor ... tal vez si lograra atravesar la cantidad de hidromiel madurado en roble ...

-Ahí tienen - dijo Slughorn, entregándole a Harry y Ron un vaso de hidromiel cada uno, antes de levantar el suyo.

-¡Feliz cumpleaños, Ralph...!

-...Ron... - susurró Harry.

Pero Ron, que no parecía estar escuchando la tostada, ya se había echado el hidromiel a la boca y se lo había tomado.

Hubo un segundo, apenas más que un latido, en el que Harry supo que había algo terriblemente mal y, al parecer, Slughorn no se dio cuenta.

-... ¡y que cumplas muchos más...

-¡Ron!

Ron había dejado caer su vaso; se levantó a medias de su silla y luego se derrumbó, sus extremidades se sacudieron incontrolablemente. La espuma goteaba de su boca y sus ojos sobresalían de sus cuencas.

-¡Profesor! - Grito Harry - ¡Haga algo!

Pero Slughorn parecía paralizado por el shock. Ron se crispó y se atragantó: su piel se estaba volviendo azul.

-Pero, ¿qué...? Pero, ¿cómo...? - farfulló Slughorn.

Harry saltó sobre una mesa baja y corrió hacia el kit de pociones abierto de Slughorn, sacando frascos y bolsas, mientras el terrible sonido del aliento de gárgaras de Ron llenaba la habitación.

Luego la descubrió: la piedra arrugada como un riñón que Slughorn le había quitado en Pociones. Volvió al lado de Ron, abrió la mandíbula y le llevó el bezoar a la boca.

Ron dio un gran escalofrío, un jadeo y su cuerpo quedó flácido y quieto.

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