Capítulo 18: No te arrepientas de nada.
Luke mantenía sus manos dentro de su chaqueta. Estaba perdido en las profundidades de su mente y ni siquiera sabía en qué estaba pensando. Tal vez no pensaba y ese era el problema. El aire frío chocaba contra su pecho y cara, sentía cómo sus mejillas y nariz comenzaban a sentirse cada vez más heladas y sabía que estaban adquiriendo un color rojo. Cuando suspiró, de su boca salió "humo" causado por la neblina. Y sonrió porque le recordó a su niñez. La noche lo envolvía y absorbía cada vez más y más. Su salvación fue una ruidosa moto y la luminosa y molesta luz del faro de la misma. Allí estaba su príncipe que acudió a au rescate al instante. Harry bajó de la motocicleta y directamente corrió hacia él para tomar sus manos y sonreír quebradamente.
—Luke no sabes cuánto lo siento yo... —y lo calló con un beso que al instante fue correspondido. Se aferraba fuertemente al cuello de Harry, tomando con ira las prendas de su novio. Demasiada lengua para ser un beso inocente. Al finalizar, Luke se encargó de morder el labio de Harry.
—No te arrepientas de nada —sonrió antes de que ambos salieran disparados hacia la moto nuevamente. El viaje hacia el departamento de Harry fue corto y placentero. Luke tenía en su pecho emociones que jamás había sentido. Se sentía libre y con ganas de destrozar toda la ciudad. Cuando se detuvieron, Luke bajó inmediatamente. Estaba lleno de impaciencia y ansiedad. Al pasar al apartamento de Harry su respiración se calmo. Estaba en casa. Un lugar conocido para él, sabía que allí siempre sería protegido sin importar qué.
—Te amo —murmuró antes de tomar su mano y guiarlo a la habitación principal. Fueron al balcón sin pensarlo dos veces, la vista allí era increíble. Las luces, los autos... el corazón latente de la ciudad estaba frente a sus ojos. Tomaron asiento en el borde del balcón, sus pies colgaban al vacío, estaban jugando con la muerte, un movimiento en falso y todo terminaría para ellos. A Luke no le importó en absoluto, porque el estar con Harry ya era jugar con la muerte. El ojiverde sacó su cajetilla se cigarrillos, dudó si debía ofrecerle uno a Luke porque siempre los rechazaba y no tenía sentido, pero al final lo hizo. Por primera vez, el rubio tomó uno y se lo llevó a la boca para que Harry lo encendiera. Lo resultaba extraño fumar, tomó una calada y expulsó el humo en la cara de Harry.
—La ciudad se ve tan linda, ¿Te gustaría quemarla conmigo?
—Eres el chico malo de mi cuento de hadas —susurró antes de volverlo a besar. Sin decir nada, habían firmado un pacto.