No pude evitar mirarla a los ojos. Esos ojos grises que me habían hipnotizado desde la primera vez que los vi. Ella pasaba sus finos dedos por mi brazo, haciéndome pequeñas caricias. Después del evento en casa de sus padres habíamos decidido ir a la mía mientras el resto del grupo se encargaba de comprar los billetes de avión entre otras cosas.
—¿Querías hablar de algo?
Ella me miró, posando sus ojos en los míos. Yo asentí con una pequeña mueca de nerviosismo.
—Nos iremos la semana que viene.
Ella no dijo nada, solo asintió y cerró los ojos durante unos segundos. Yo suspiré y desvié la mirada.
—¿Estás bien?
Una mueca de preocupación se había dibujado en mi rostro, mientras esperaba una respuesta por su parte.
—Sí—me dedicó una sonrisa, pasando una de sus manos por mi cabello—Pensaba en lo mucho que voy a echarte de menos.
—Yo también voy a echarte mucho de menos—le sonreí de nuevo.
Ella siguió acariciando mi brazo a medida que yo acariciaba su espalda con suavidad.
—¿Qué es lo que más echarás de menos?
Ella me miró pensativa ante mi pregunta, pero acercándose un poco más a mí.
—Todo. Tu música, tus ojos, tu voz, tu risa, tu sonrisa...Los paseos por la playa, tocar el piano juntas, dormir juntas...—noté su mirada sobre mis ojos—Tus besos. Eso solo es una pequeña lista.
No pude evitar besarla durante unos segundos al oír aquellas palabras.
—Kyouka, estaré agradecida siempre por todo lo que has hecho por mí.
—Tú también has hecho muchas cosas por mi YaoMomo, aunque no lo creas.
Ella me brindó una sonrisa, mientras se apoyaba en el respaldo de la cama.
—¿Quieres hablar de tus padres?
Esa pregunta pareció tomarla desprevenida pero aun así asintió, agachando la mirada.
—¿Qué vas a hacer?
—Acabaré el curso y buscaré un trabajo, me independizaré. Supongo que podría quedarme en casa de Mina.
—Sabes que sí necesitas ayuda puedes contar conmigo aunque no esté. Mis padres estarán dispuestos a ayudarte.
—Gracias Kyouka ¿Sabes? Tengo ganas de acabar el curso y comenzar esta pequeña aventura.
Una risita salió de sus labios. Esperaba que fuera todo bien, aunque siendo ella no lo dudaba en absoluto.
—Oye, si te cuesta encontrar un trabajo Key estará dispuesto a darte uno.
—¿Key?
—Oh, sí—reí—Es el jefe del local donde comimos las patatas y los batidos ¿Te acuerdas?
—Claro que me acuerdo.
Ella sonrió, supongo que siendo ella podría llegar a encontrar trabajos mejores pero quería darle mi granito de arena por el momento.
—Yo siempre te he hablado de mí infancia, pero tú no sueles hablar de ella ¿Quieres hablarlo?
Sentí sus ojos grises sobre mí mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios. Quería hablar lo máximo posible con ella estos días.
—Mi infancia fue aburrida, yo no iba a conciertos ni daba paseos por la playa—rió ella, mientras ladeaba una sonrisa.
—No importa, si es sobre ti no me va a aburrir en absoluto.
—Bueno, supongo que mi infancia fue algo solitaria, pero de todas formas quejarme sería egoísta. Supongo que tuve una infancia de cualquier niña rica, es algo cliché.
—¿Solitaria?
Ella asintió mientras yo jugaba con uno de sus mechones negros.
—Supongo que era algo diferente a las demás niñas. Usaba palabras extrañas y todos pensaban que me hacía la creída al invitarlas a casa. De todas formas eso fue hace tiempo.
Ella agachó la mirada ante sus palabras. Tal vez no tendría que haberle preguntado.
—¿Creída? ¿Qué estúpido creería eso? Eres la persona más generosa y bondadosa que he conocido.
—Estoy segura de que aún hay gente que lo piensa, pero aprendí a ignorar a los demás. Me alegra haber podido hacer cosas nuevas estos días. Si no fuera por ti habría seguido con mi aburrida vida.
Ella me dedicó una sonrisa algo entristecida.
—No hagas eso.
Momo me miró algo desconcertada.
—¿El qué?
—Ponerte triste.
—No me estoy poniendo triste.
Ella hizo un puchero, mientras yo alargaba mis abrazos para poder abrazarla.
—No quiero que estés triste.
Ella no dijo nada durante unos segundos, solo apoyó su cabeza encima de mi hombro, mientras notaba su respiración cerca de mi cuello.
—¿Podremos hacer algo especial antes de que te vayas?
—¿Qué quieres hacer?
—Me gustaría tocar una vez con todos vosotros ¿Podría?
—Claro, no has ni de preguntarlo. Vamos ahora mismo.
Ella me sonrió mirándome a los ojos. Yo no pude evitar besarla, sus labios eran adictivos para mí, en realidad todo en ella lo era.
—Gracias.
—Te he dicho que no hace falta que me agradezcas nada. Siempre podrás contar conmigo.
Después de aquello ambas nos fuimos para dirigirnos a la tienda de música de mi abuelo. Aquel lugar me daba cierta nostalgia y odiaba tener que dejarlo una vez más, pero sobre todo separarme de mi abuelo. No quería pensar en el tiempo que me quedaba a su lado.
—Chicas, bienvenidas. Los chicos llegarán en un rato, he limpiado la vieja sala de conciertos para que toquéis.
Mi abuelo se acercó a nosotros con una gran sonrisa mientras Momo parecía sorprenderse ante sus palabras.
—¿Sala de conciertos?
—Tal vez se me olvidó mencionarlo.
Reí ante mi despiste, mientras mi abuelo me regañaba con la mirada.
—Tenemos una desde que abrió el lugar, pero dejó de usarse. Pensé que sería buena idea tocar una última vez antes de que Kyouka y su grupo se fueran de gira.
—Entiendo, eso es precioso señor.
—Puedes llamarme Sun, Yaoyorozu. No me hagas repetirlo.
Momo desvió la mirada con una pequeña sonrisa, le costaba dejar de ser formal, pero era algo que me gustaba de ella.
En unos minutos el resto del grupo llegó, incluso Shinso, el cual quería ver tocar a Kaminari y a su grupo, a penas le había visto un par de veces.
—Kyouka nos ha dicho que quieres tocar con nosotros, adelante. Más te vale no hacerlo mal y no arruinar mi preciado solo de batería.
Si las miradas mataran habría matado a Bakugou por su comentario, aun así a Momo no pareció molestarle, lo contrario.
—Intentaré hacerlo lo mejor que pueda, Bakugou.
Kaminari cogió su guitarra, Kirishima él bajo, Bakugou se posicionó para tocar la batería mientras Momo se colocaba en el piano y yo agarraba el micrófono con fuerzas.
—Tocaremos Music in your heart.
Fue una de las primeras canciones que tocamos y una de las más conocidas. Sabía que Momo la conocía y que sabría tocarla bien. Mi abuelo apagó las luces del lugar, mientras Shinso se sentaba en una silla observándonos.
Todos empezaron a tocar mientras yo comenzaba a cantar. Sin duda incorporar el piano mejoraba mucho la canción, incluso la hacía ver diferente. Podía sentir los finos dedos de Momo tocando aquellas teclas, mientras mi voz fluía por ellas. De fondo los golpes en la batería de Katsuki y el bajo y la guitarra de Ejirou y Denki.
No pude evitar coger el micrófono y girarme hacia Momo para verla mejor, todo esto sin dejar de cantar. Ella parecía concentrada y tenía una sonrisa enorme en el rostro. Lo hacía como una auténtica profesional, se había incorporado con mucha facilidad al tempo acorde con nuestro grupo.
Estaba realmente feliz cantando aquella canción mientras disfrutaba de aquel momento. La letra parecía nuestra historia, dos chicas unidas por la música. Tal vez siempre habíamos estado destinadas a encontrarnos, como cuando las notas de una partitura están destinadas a ser tocadas.
Al acabar todos nos giramos hacia ella. No tenía duda de que aquella había sido una de nuestras mejores actuaciones, era algo muy difícil de describir.
—No ha estado mal.
Shinso rompió el silencio que se había formado. Yo abracé a Momo mientras sentía su corazón latir con fuerza, como si sus propios latidos fueran música para mis oídos.
—¡Ha estado genial! ¡Tu si que eres varonil Yaoyorozu!
Kirishima alargó su mano para chocar los cinco con ella, mientras que Kaminari observaba la escena con una sonrisa y Bakugou se apoyaba en la pared.
—No ha estado tan bien como yo pero ha estado bastante decente.
—Gracias chicos, he dado todo lo que tenía. Espero de corazón que os vaya bien la próxima gira, estaré dándoos apoyo desde Japón.
La calidez de su voz nos enterneció a todos, incluso Shinso parecía emocionado por la reciente canción. Mi abuelo había tenido que secarse las lágrimas un par de veces, aquella canción le recordaba a mi abuela.
Todo iba bien, aunque sabía que en el fondo iba a ser duro separarme de ella. Pero ambas teníamos que ser fuertes, tendría que subir a ese avión con una sonrisa y evitar que sus hermosos ojos se llenaran de lágrimas. Porque iba a hacerla feliz hasta en nuestro último segundo juntas, la haría feliz como la música me hizo feliz a mí.
¡Hola! Seré sincera, la verdad es que no me ha acabado de gustar como ha quedado, pero lo estuve escribiendo unas cuantas veces, y al final este fue el mejor resultado. De todas formas espero que os haya gustado. Quería hacer como un final algo más conclusivo, sin que me quedará algo forzado.
El próximo será el último capítulo, el epílogo concretamente ^^