Jugaba con mis dedos mientras notaba las vibraciones de mi teléfono móvil que permanecía en la mesita del comedor.
Mi padre me miraba seriamente mientras mi madre me ofrecía una taza de su té favorito.
—¿Cariño, necesitas más té?
—Estoy bien mamá, gracias.
Le di un sorbo a mí taza de té Gold Tips Imperial. Necesitaba relajarme para que esto saliera bien.
—¿Qué querías decirnos, hija?
Suspiré, dejando salir todo el aire contenido dentro de mí y miré a mi padre con firmeza.
—No voy a seguir vuestro camino, no haré derecho ni seré tu sucesora de la empresa, papá.
Él me miró igual que la última vez. Noté como su cuerpo se tensaba y como ajustaba sus gafas negras en el puente de su nariz.
—Estás pasando una fase, eso es todo.
Me mordí la lengua. Tenía que seguir con mis palabras antes de contestar cualquiera de sus estupideces.
—Tampoco voy a casarme con ningún millonario, papá—él me miró—Vi en tu despacho una lista enorme de hombres cercanos a mí edad.
—¿Entonces con quién? ¿Con un basurero de poca monta?—apretó la mandíbula—Estás delirando.
—Es mi decisión—notaba como mis manos sudaban—Cuando acabe el curso estudiaré música.
—¡Cállate! ¡Basta!
Mi padre se levantó de golpe tirando la taza de té que permanecía sobre la mesa. Tragué saliva observándolo.
—Me estás avergonzado, a mí y a tu madre—él la miró—¿Lo ves Nozomi? Tendríamos que haber sido más duros con ella.
—¡El único culpable eres tú, papá!—gruñí—Mamá ha sido buena, por lo menos lo ha intentado...Tú llevas toda la vida tratándome como una sucia máquina.
Él se acercó a mí agarrándome del brazo, mientras mi madre se ponía de pie.
—No digas malas palabras en mi presencia.
—No te reconozco, papá.
Notaba como las lágrimas hacían amenaza con salir de mis ojos de nuevo.
—¿Qué?
—Hasta mamá lo piensa ¡Solo te importa tu imagen y tú dinero! ¡Tu dinero sucio!
Él agarró mi brazo con más fuerza. Estaba segura de que iba a salirme un moratón.
—Estudiaré música, trabajaré y estaré con la chica que me gusta.
—¿Chica?
Noté como mi padre me soltaba. Mi madre se acercó a mí.
—Hiro, por favor. Deberías escucharla y no dejarte llevar por tus aspiraciones. Es nuestra hija ¿No te acuerdas cuando jugabas con ella? Nos emocionamos tanto cuando dijo su primera palabra...
No pude evitar sonreír ante las palabras de mi madre. Miré a mi padre esperando una respuesta por su parte.
—No voy a apoyarte. Cuando decidas irte de casa no vas a recibir ni un mísero yen de mi parte ¿Lo entiendes?
Aquellas palabras me dolieron. No por el dinero, sino por el hecho de que no iba a apoyarme.
—¿Una chica?—él rió de forma sarcástica—No puedo creerlo.
Me levanté del sofá mirándole a los ojos. Era alta pero él lo era más.
—Ella es mejor que tú.
—¡No puedes desperdiciar tu vida de esa manera! ¿No ves todo el potencial que tienes? ¡Vas a tirar tu vida a la basura!—masculló.
Su voz era amenazadora, y no pude evitar sentir las ganas de llorar de nuevo.
—¿Por qué no puedes respetar mi decisión?
—Porque no puedo permitir que la vida de mi única hija se pierda de esa manera. Eres especial.
No sabía que decir. No iba a cambiar de opinión, lo había decidido. Iba a trabajar, no iba a depender de su dinero nunca más.
—¿Acaso no me quieres? ¿No quieres verme feliz?
—¡Claro que te quiero!
Sus palabras me sorprendieron. Él suspiró apretando los puños.
—Solo quiero que tengas un buen futuro y que seas fuerte.
—Cuando cumpla los dieciocho me iré, así no tendréis que verme más.
Abandoné la sala ante los gritos de mis padres. Iba a irme cuando choqué con alguien.
—YaoMomo.
—¿Kyouka?
La miré, estaba acompañada de su grupo. No entendía que hacían allí.
—Vámonos de aquí, por favor.
Necesitaba salir de aquí. Quería pensar y aclarar mis ideas.
—Una mierda, voy a hablar con tus padres.
Kaminari se acercó a mí tendiéndome la mano.
—¿Qué ha ocurrido?
—Fui sincera con ellos.
Kyouka miró detrás de mí. Mi padre me había seguido. Noté como él se acercaba a nosotros.
—¿Quiénes sois?
Su voz era grave y firme, una voz que sería capaz de intimidar a cualquiera.
—Esta es mi novia y su grupo.
Estaba orgullosa de decir aquello. Estaba harta de tener miedo y huir. Tenía que estar segura, tenía que confiar en mí.
—Así que tú eres la causante de que mi hija haya perdido la cabeza.
Su voz parecía más relajada de lo esperado. Mi padre tampoco parecía conocer a Kyouka, y no era de extrañar, él no escuchaba música, decía que era una perdida de tiempo.
—No ha perdido la cabeza. Ahora es ella misma, ahora ha decidido que quiere hacer y ha ganado confianza en sí misma para tomar una decisión.
Mi padre resopló, parecía cansado de la situación.
—¿Qué clase de poder tienes tú, simple chica de clase baja?
—¿Clase baja? Soy una cantante de fama mundial con millones de fans, si quisiera podría comprar esta mansión.
No pude evitar sonreír ante su comentario. Mi padre se había quedado de piedra, Kyouka había dado en el clavo.
—Papá, ya te he dicho todo lo que tenía que decirte. Es mi destino, mi futuro y lo voy a decidir yo, por una vez estoy segura de lo que estoy haciendo.
Él no dijo nada más, simplemente me miró. Kyouka agarró mi brazo con suavidad y nos alejamos de él, marchándonos de aquel lugar que alguna vez fue mi hogar.
¡Hey! Como siempre espero que os haya gustado y que no me haya quedado demasiado cliché, pero creo que los padres de Momo serían estrictos con ella. Solo quedan dos capítulos para acabar la historia, porque no la quiero alargar demasiado <3