Amateur ꩜ abo! larry

By tomlinhot

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Harry es un omega con un cachorro en casa y un trabajo que lo explota sexualmente. Louis quiere ser su único... More

Amateur
Guía
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39

Capítulo 7

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By tomlinhot

Louis siente la luz de la luna apaciguándose por cada kilómetro que recorre. Su visión es nula, pese a que las farolas del auto iluminan el camino frente a él.

Honestamente, él no tiene idea de dónde está. No sabe hace cuánto tiempo dejó su hogar, o cuantas horas han pasado, él solo puede pensar en lo precioso que suena Harry a través de la línea. Los gemidos colándose por sus oídos y su nombre siendo pronunciado con necesidad le mantienen su miembro erecto debajo de sus pantalones.

—Voy a, a acabar, Louis, o-otra vez. Estoy cerca.

El alfa toma el volante fuerte con ambas manos, el móvil en altavoz empeora la situación porque puede sentir la vibración de la voz del omega invadiendo todo el espacio dentro del auto y le asfixia. Toma una bocanada de aire y quiere detenerse, piensa en ello durante un par de segundos y su mente se bloquea por completo y se vuelve ajena a la carretera por la que circula.

—Por favor —lloriquea el omega. —Voy a, a explotar.

Louis frunce imposiblemente más el ceño.

—Yo también.

Las palabras salen de su boca antes de poder controlarlas, como si su mente estuviese en automático, Louis termina desabrochando el botón de su pantalón.

—Necesito un nudo, alfa —gimotea.

—¿Un nudo? —inquiere con la dureza evidente en su voz.

Harry jadea fuerte, su respiración es cada vez más rápida y pesada, y Louis comienza a dudar de si realmente el omega está respirando. El alfa se vuelve sordo a lo ajeno, él solo puede escuchar al omega llamarle una y otra vez, y termina embelesado de la preciosa manera en la que Harry gime su nombre con necesidad, invitándolo a la primicia de su celo y volviéndolo protagonista de su deseo.

—Tu nudo —corrige—. Quiero tu nudo, solo el tuyo. Necesito sentirte crecer dentro de mí, yo, yo—

Louis sisea. Él jodidamente necesita parar ahora porque perderá el control del volante pronto por sus manos que comienzan a temblar.

—Voy a anudarte —le confirma mientras baja lentamente la velocidad, Louis ve la aguja en el tablero regresando a los números más bajos y niega con la cabeza, ni siquiera se había dado cuenta de que estuvo conduciendo a tal velocidad. —Te anudaré todo lo que necesites, todas las veces que quieras.

Acompañado de los quejidos de Harry, Louis se deshace del broche de su pantalón mientras la velocidad del auto disminuye. Opta por detenerse a un lado de la autopista, donde normalmente se detienen los autos que se accidentan, enciende la luz de emergencia y se digna a aflojar el agarre del volante por primera vez desde que entró al auto.

—Oh, cielos, ya estoy muy cerca.

—No lo hagas aún, espera —Se apresura a decir. —Hazlo conmigo.

El gemido que se desliza a través de la línea es aún más fuerte. Louis intenta no perder la noción del tiempo mientras baja un poco la tela de su pantalón, junto a la ropa interior que lo estuvo asfixiando desde que salió de casa. Ve su miembro entre sus piernas, erecto, y no presta atención cuando los gemidos de Harry guían sus manos alrededor de su propio falo.

Con el corazón acechando fuera de su pecho, Louis toca con su pulgar la punta húmeda, el líquido transparente deja un fino hilo entre el glande y el dígito cuando aparta el mismo. Frunce sus cejas viendo con la poca luminosidad que le brinda la luna sobre él, jadea ante el contacto y sabe que no hay vuelta atrás, no hay manera de que pueda detenerse ahora que la respiración acelerada de Harry le ha inundado hasta el alma.

—¿Louis? —la pregunta, la manera en la que la voz de Harry le aprisiona el pecho y le amenaza con asfixiarlo, y su corazón al borde del precipicio le provocan un jadeo. —¿Vas a, a hacerlo? ¿Te tocarás también?

—Lo intento —responde. Lleva dos de sus dedos a su cavidad, hundiéndolos, humedece los dígitos cuando su lengua tibia los envuelve, y los retira cuando los encuentra completamente empapados.

Envuelve su miembro con la humedad, jadea ante el tacto solo porque se ha estado sintiendo demasiado necesitado, y Harry no es de mucha ayuda. Cuando ha cubierto de saliva una parte de su pene, comienza a deslizar su mano envuelta lentamente, casi al ritmo de la respiración alta del omega.

—¿Alfa?

Ante la palabra, Louis gime.

—Sigue —le pide, como un ruego. —Te quiero escuchar.

Casi no es necesario que lo pida, Harry parece no pensar en detenerse siquiera a tomar aire. El gimoteo del omega es todo lo que Louis necesita para aumentar la velocidad de sus cortos movimientos.

Cierra los ojos y termina reposando su cabeza en el respaldar del asiento, muerde su labio inferior y comienza a perder el control de sus caderas que danzan peligrosamente más rápido buscando un toque que no llegará. Louis gime al mismo tiempo que Harry, quien parece estar realmente concentrado en golpearse a él mismo tan profundo como el sustituto del alfa que desea le permite.

Sus movimientos se transforman, ahora son más cortos y más rápidos y siguen el ritmo del chapoteo audible a través de la línea, bajo los quejidos de Harry, pero todavía reconocible.

—¿Llegarás pronto, alfa? ¿Cuándo me darás tu nudo?

Y no puede evitarlo, termina gruñendo porque siente el nudo intentando crecer en su palma.

—Tan pronto como acabe con esto estaré llenándote —le responde, con sus labios contorsionados.

Debe reconocer que tocarse escuchando a Harry hacer lo mismo es, probablemente, una de las cosas más entretenidas que ha hecho. Por un lado tiene el martirio de no poder tomar al omega como ambos desean, no puede tocarle, ni olfatear su aroma, pero todavía puede escucharlo, puede dibujar en su mente la posición en la que se encuentra y sus ojos llenos de lágrimas por necesidad y martirio. No se siente culpable pensando que verle a Harry llorar pidiendo ser tocado es su nuevo deseo.

—No puedo, no más —Se queja. Ahora Louis puede adivinar que intenta remover de su frente empapada de sudor el cabello que se adhiere al lugar, esforzándose demasiado en no correrse allí mismo porque lo ha hecho tres veces en los últimos cuarenta minutos y necesita tomar un respiro lo suficientemente largo.

Louis ha comenzado a sudar también, su frente tiene una fina capa de sudor que no tiene intención de secar tan solo porque sabe que sería una pérdida de tiempo. Su rostro se contrae cuando Harry se queja más alto esta vez, él sabe que ambos están cerca, él no puede aguantar más después de todo el tiempo que pasó respirando con fuerza para evitar enloquecer en plena autopista.

—Ya, ya, voy a correrme —chilla el omega.

—Hazlo —solicita Louis. Presiona un poco más fuerte su glande y termina con los labios separados y gimiendo al mismo tiempo que Harry chilla acompañado de suspiros y jadeos.

Cuando sucede, golpea rápido. Es el cosquilleo en las bolas y el semen subiendo hasta el glande lo que lo hace reaccionar. Termina inclinando su cuerpo un poco para que el líquido blanquecino caiga solo en el suelo del auto, no en la tapicería, y ni siquiera golpea su ropa. El gemido que se desliza fuera al mismo tiempo que el de Harry, le hace gruñir.

Pasa como si de un adolescente se tratase. Pese a haber acabado tan pronto, Louis ni siquiera logra que su nudo se forme, y deja que Harry respire lento después de decir que se tomará un descanso, y le escucha dormirse mientras limpia el semen del suelo con las toallas húmedas que siempre tiene en la guantera.

Para cuando pisa el acelerador una vez más, su visión se ha despejado por completo y puede respirar en paz. Louis vuelve a aumentar la velocidad peligrosamente cerca del número que indica los 75km por hora, y no es que le importe, de todos modos, la autopista sigue vacía y se encuentra con algún ocasional auto cada cinco minutos o algo así. De todos modos, él intenta acercarse a Harry todo lo que puede antes de que despierte y tenga que volver a sentir la tensión en su cuello porque tiene la necesidad de atender al omega hasta que su cuerpo no lo necesite.

El aire vuelve a ser frío dentro de la cabina, eso lo mantiene con calma cuando se da cuenta que en al menos diez minutos llegará a la calle que Harry le dictó por llamada y que él se encargó de buscar en el gps de su teléfono móvil para asegurarse de no perder ni un minuto cuando estuviese en Londres una vez más.

Ahora se da cuenta, ha llegado a Londres en una hora y media, y ha sido humanamente increíble. Su rostro sigue tibio y puede escuchar aún la respiración tranquila del omega, quien ha caído dormido en su lugar, por lo que Louis puede imaginar.

Cuando se adentra en la calle que Harry le había dicho que vive, puede ver apenas a un gato yendo de una acera a otra con basura en su hocico. Termina espantándose por la luz de la farola del auto de Louis, y el alfa solo busca la panadería que Harry mencionó.

—¿Alfa? —Su voz ronca provoca un suspiro en Louis.

—¿Sí?

—¿Dónde estás? —Le pregunta. Louis lo escucha removerse en su lugar.

—Ahora mismo estoy estacionando frente a tu edificio. ¿El número cuarenta y tres?

Harry suspira, le da a Louis una respuesta afirmativa y le pide que espere un momento, que bajará pronto. Y Louis, sin quererlo, termina contando los segundos en silencio mientras juega con el volante y crea un tamborileo con sus dedos allí.

Son pasadas las dos de la mañana, toda la cuadra está arropada por un silencio inquietante y ni siquiera hay demasiada iluminación. Louis piensa que el lugar no es tan malo, es una zona tranquila, por lo que sabe, y la fachada del edificio se ve bastante bien. Sin embargo, él sabe que Harry podría tener algo mejor, más elegante, un poco más céntrico, un barrio que sea tan bonito como el omega.

Después de siete minutos, Louis comienza a mover su pierna de arriba a abajo con rapidez. Ha acomodado su cabello unas cinco veces en total, y sus ojos en el espejo retrovisor tienen un reflejo magenta que le preocupa demasiado.

Cuando está por llamar una vez más a Harry, dos golpes secos caen sobre el vidrio del asiento copiloto, haciéndole saltar en su lugar. Louis reconoce fácilmente el cuerpo de Harry, y junto a él hay alguien más que no le interesa ni un poco, y ha sido quien tocó el vidrio en primer lugar. Con un suspiro de alivio, se deshace del cinturón de seguridad que le envuelve y termina abriendo la puerta con el aire frío pegándole en el rostro demasiado de repente. Cuando está completamente afuera, no tarda más de dos segundos en dar la vuelta y llegar hasta el omega.

—Harry —le saluda al de piel pálida al momento en el que el aroma suave le golpea el rostro, haciéndole fruncir el ceño.

—Hola, Alfa —le responde, sus ojos verdes cargados de necesidad le piden a gritos que lo lleve lejos de allí. Sin embargo, aparta su mirada para dirigirla a la persona junto a él, un omega un poco más bajo. —Él es... mi amigo.

Louis está por estirar su mano, pero lee en la mirada del más pequeño que realmente no está a gusto, y sabe que ni siquiera se va a presentar correctamente.

—Buenas noches —le dice en su lugar.

—He copiado su número telefónico, y copiaré también la placa del auto. Quiero que Harry apague su teléfono mientras está fuera de casa,  y lo quiero a salvo, de vuelta.

Su voz ni siquiera tiembla cuando habla, no hay rastro de duda y su mirada no titubea cuando se encuentra con los ojos rojos del alfa.

Louis se limita a asentir, abre la puerta de copiloto y, sin siquiera prestarle atención al muchacho, ve a Harry deslizarse dentro dejando un camino con su fragancia ligera y tibia. Cuando cierra la puerta, el omega de piel morena le ve una vez más y Louis se despide con su mano alzada, y antes de abrir su propia puerta del otro lado, agrega:

—Cuidaré de él.

El omega alza una ceja.

—Harry puede cuidar de sí mismo.

Louis asiente, seguro de que es cierto y sin querer poner en tela de juicio las palabras del menor frente a él. Cuando abre la puerta, no puede evitar tomar una bocanada de aire por el fuerte aroma concentrado en la cabina, y sin quererlo, su pene comienza a amenazar con despertar.

Ninguno de los dos dice nada más, Harry muerde sus dedos con su pierna saltando en su lugar mientras mira a través de la ventana las calles que dejan atrás porque Louis está tomando velocidad una vez más. Ninguno de los dos tiene el cinturón alrededor de ellos, Louis sabe que no es necesario, y su mirada cae sobre Harry cada vez que recorre una nueva cuadra.

—¿A dónde vamos? —Le pregunta el omega, entornando sus ojos verdes hacia él.

—Al hotel —Le responde Louis, intentando no desconcentrarse demasiado con el brillo en la mirada del otro.

Aunque el silencio inunda el auto después de su respuesta, Louis escucha el cerebro del omega trabajando en su cabeza.

—Detén el auto —le dice, ni siquiera se molesta en dirigirle la morada, y Louis intenta no decepcionarse por no perderse en el bosque de su mirada al menos durante un segundo.

—Voy a tomar la autopista para poder llegar más rápido.

—No, detente —Pide una vez más, con el lloriqueo asomándose entre sus palabras.

Louis le obedece, más por complacerle que por cualquier otra cosa. Frena el auto en medio de una calle vacía cerca de la autopista, y en menos de un segundo Harry comienza a removerse en su asiento, saliendo de él, tan solo para deslizarse entre las piernas del alfa y quedar sobre él, con sus piernas a cada lado del hombre y con su mirada diciendo un montón de palabras que Louis no puede descifrar.

—No puedo esperar —admite—, tómame aquí.

—Será incómodo para ti —Dice Louis, deslizando sus manos por las caderas del menor, intentando reconocer la piel tibia.

Harry jadea, se mueve un poco sobre Louis y termina con sus manos en sus hombros. Sus mejillas rojas son reconocibles incluso en la oscuridad, y Louis piensa que probablemente había olvidado lo lindo que luce el omega durante su celo.

—Te necesito.

–No tengo ni un solo condón aquí —le dice, con lentitud.

Contrario a lo que Louis espera, Harry muerde su labio después de escucharle hablar. Vuelve a mover sus caderas y Louis está necesitando liberar su miembro porque ahora duele entre su pantalón.

—No me importa. Hazlo —susurra—, tómame, hoy soy tuyo, alfa.

Y es todo lo que Louis necesita para perderse entre la piel de Harry, entre sus jadeos, sus huesos y la tibiez de su alma. Él lo atiende porque está seguro de que ha nacido para esto,  su corazón no encuentra paz hasta que complace al omega en su petición, y sus pulmones se llenan de oxígeno cuando le escucha agradecer por ser tan bueno, sin siquiera saber que Louis le debe adoración eterna por atreverse a mirarle con sus ojos esmeralda.

—Me caigo a pedazos, Louis.

Ambos lo hacen, y el alfa puede vivir con eso.

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