I think I touched with my heels on the back of my head
Anne
Me froté los ojos perezosamente mientras soltaba un largo bostezo. Menuda noche nos ha dado Agatha. Si cuando llegamos a casa de John B la cosa se estaba poniendo realmente fea, imaginaros cómo se puso después. Juro que temí porque se me cayera un trozo de techo en la cara y me aplastara, aunque parece que a JJ le fue totalmente indiferente porque, por lo que veo, sigue durmiendo como un tronco en su lado del sofá-cama. Le envidio, ojalá preocuparme tanto por mi vida como él (nótese la ironía) y haber podido dormir plácidamente. Ahora estoy cansada y de mal humor, menuda mierda.
Decidí dejar a JJ durmiendo, total, por mucho que lo intentara dudo que se fuera a levantar. Es más vago que yo, y ya es decir. Además, es el único momento del día en el que se está quieto como un angelito, así que mejor así. Aunque mis piernas parecían que habían decidido dejar de funcionar, hice un esfuerzo y me levanté para ver la magnitud del destrozo de Agatha. Me daba bastante miedo, pero era algo que había que afrontar.
Lo primero que hice fue coger mi móvil de encima de la mesa para llamar a mi tía. Estaba preocupada y debía de saber si estaba todo bien en casa.
—Mierda —solté. No hay conexión a Internet y tampoco cobertura. Fantástico. El huracán debió de haberse cargado toda la red eléctrica.
—Sin luz, genial —dijo JB saliendo de su habitación e intentando encender uno de los interruptores, sin éxito aparente. Yo, muy inteligente de mi, decidí agitar el móvil compulsivamente a ver si así se solucionaba y podía llamar a mi tía. Lo siento, situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.
Mientras yo seguía intentando que mágicamente mi móvil reviviera, JB se dispuso a salir de casa para ver que tal estaba todo ahí fuera, así que me levanté dispuesta a seguirlo. Pero antes, zarandeó un poco a JJ para despertarlo, a lo que me reí al ver la cara de atontado que se le había quedado al rubio. En el fondo es un imbécil adorable.
—JJ, ¿has salido a la calle? —¿qué pregunta es esa?¿No ves que estaba literalmente roncando? A veces me pregunto si a mi amigo le queda cerebro o se le ha desintegrado por tomar tanto el sol.
—Tengo la polio, no puedo andar —contestó JJ para, a continuación, darnos la espalda y seguir durmiendo. Me di con la mano en la frente. Lo que yo decía, adorable pero, ante todo, imbécil.
Dejamos a JJ tirado en el sofá y nos dispusimos a salir al exterior. Mala idea. Se me cayó el alma a los pies al ver semejante destrozo: la hamaca totalmente echa añicos, ramas y troncos por doquier...estaba todo hecho una mierda. John B fue corriendo a ver cómo estaba el barco y le seguí. Por suerte, solo tenía unas cuantas ramas en su interior, lo demás estaba intacto, y menos mal. No sé que haríamos sin él.
—Qué mierda. Esto pinta mal, pinta muuuy mal —dijo JB mientras comenzaba a quitarle las ramas al barco y yo le ayudaba.
—¿Agatha se ha cebado eh? —dijo JJ. Al fin se había levantado del sofá y...¿Qué cojones?¿Ya estaba bebiendo a estas horas?
—Pues sí —contestó John. Se le veía un poco desanimado, y con razón. Agatha había dejado bastantes destrozos aquí, así que prefiero no imaginarme lo que habrá causado en el resto de la zona sur. Los Kooks no me preocupan, seguro que ya lo tienen todo solucionado con algunos generadores de reserva y su personal (personas Pogue, cómo no) haciendo el trabajo pesado, mientras que a nosotros nos llevará mucho trabajo y esfuerzo volver a la normalidad.
—¡JJ! Deja la cerveza y haz algo útil viniendo a ayudar —le grité y, por una vez en su vida, me hizo caso a la primera— ¿Y tú en qué piensas? —le pregunté a JB. Estaba bastante abstraído.
—En que la fuerte marejada ha traído cangrejos hasta las marismas. Las corvinas irán a por ellos —me contestó, mirándome con una cara de ''ya sabes lo que eso significa'' mientras se subía al barco.
—¿Seguro que es solo eso? —inquirió JJ. Es evidente que no nos quiere decir que es lo que realmente le ocurre.
—Tío, escúchalo —dijo John mirando al cielo con los brazos abiertos —Dios nos dice que pesquemos.
Yo me crucé de brazos y miré a JJ. No colaba, pero lo dejaríamos pasar. Al menos de momento. Así que nos reímos mientras subíamos al barco para ir a buscar a Pope y Kiara. Era hora de reunión Pogue, así que me acomodé mientras JJ soltaba amarras y JB aceleraba para poner rumbo hacia nuestro destino.
—Está todo hecho una mierda —comentó JB. Y razón no le falta. Las orillas del canal, donde se situaban todos los locales y barcos del Arrabal, estaba completamente destrozado. Se me partía el corazón en mil pedazos al ver la situación en la que nos encontrábamos. Tardaríamos mucho tiempo en reparar los daños, más del que me gustaría admitir.
—Es increíble... —concordé con John.
—Tíos, pero mirad qué desastre —señaló JJ a unos cuatro barcos totalmente destrozados por culpa de las palmeras que habían aterrizado encima de ellos— ¡Pero qué has hecho Agatha! Nos vamos a pasar el verano limpiando.
—Seguro que no es para tanto —no sé si lo estaba intentando animar a él o a mi— ¡Mierda! Tíos, deberíais dejarme cerca de casa, tengo que ir a ver si mi tía esta bien —les dije, un poco alterada. ¿Cómo puedo ser tan mala sobrina? Me acabo de acordar ahora de que no sé nada de mi tía, me siento fatal.
—Oh no, de eso nada —contestó John B
—Sabes que no puedes faltar a una reunión de emergencia —dijo JJ encogiéndose de hombros— después yo personalmente me encargaré de que llegues a tu casa, pero no puedes largarte ahora.
—Está bien —bufé y me crucé de brazos. Supongo que si no he tenido noticias de mi tía las cosas no irán tan mal. Si no, ella misma se hubiera encargado de venir a por mi y matarme.
****
—Fíjate que tenemos ahí —dijo JB llamando la atención de Pope. El pobre estaba limpiando el muelle de la tienda de sus padres. Se le veía bastante ocupado— Reunión de seguridad, la asistencia es obligatoria. Cambio —dijo, haciendo como si estuviera hablando a través de un walkie-talkie.
—No puedo tíos, mi viejos no me deja salir —contestó Pope señalando hacia la tienda, donde supongo que estaría su padre.
—Venga hombre —se quejó JJ— Tu padre es un nenaza. Cambio —añadió, siguiendo con la coña del walkie-talkie que había empezando John B. Yo simplemente me reí, son demasiado tontos.
—¡Oye! Te he oído, cabronazo —dijo el padre de Pope, saliendo en ese momento de la tienda.
—¡Hola señor Heyward! —le saludé efusivamente. Adoro a este hombre —¡Queremos llevarnos a su hijo!
—Sí, y son reglas. Después de un huracán, día libre —añadió JJ mientras se apoyaba en mi hombro.
—¿Quién coño se ha inventado eso?
—Pues el Pentágono, creo —me intenté aguantar la risa. ¿Qué le pasa en la cabeza?— Tenemos autorización de seguridad.
—¿Os creéis que soy gilipollas? —le contestó. Pobre, en verdad no merece que JJ se burle de él así.
—Vamos, corre. Sube —Aprovechando que Heyward estaba bastante ocupado gritándole unas cuantas groserías a JJ (le entiendo, es imposible evitarlo) yo le hice señas a Pope para que se subiera ahora mismo al barco aprovechando que su padre estaba distraído. Finalmente se rindió y decidió hacerme caso, subiendo al tiempo que John B arrancaba nuevamente. 1/2, nos falta Kiara.
—Nono, ni lo sueñes, ¡vuelve aquí ahora mismo! —le comenzó a gritar Heyward a su hijo.
—Te prometo que lo haré mañana.
—Cuando vuelvas, te pondré a limpiar gambas. No, mejor aún, vas a limpiar el pescado...¡y esa pocilga de cuarto que tienes! —le comenzó a gritar su padre. En verdad se veía muy gracioso, pero si se me ocurre reírme probablemente se tire al agua a por nosotros.
—¡Lo traeremos sano y salvo señor! —le grité para intentar tranquilizarlo. No funcionó.
—¡Y no me gustan tus amigos!
Todos nos reímos ante lo último que había dicho su padre mientras JJ y yo nos tirábamos encima de Pope para molestarlo un poco. En verdad, Heyward es muy sabio porque no es que seamos la mejor influencia para su hijo, pero yo sé que en el fondo nos quiere como si fuéramos sus hijos adoptivos.
****
Finalmente, llegamos al muelle donde se encontraba situado el restaurante de los padres de Kiara, quien nos estaba esperando con una nevera que, espero, este llena de chuches y cervezas. Sobre todo cervezas.
—¡Ooooh a los buenos días! —le dijo JJ mientras ayudaba a Kiara a subirse al barco.
—Buenos días chicos —contestó ella mientras se sentaba a mi lado. La abracé mientras mi vista no podía apartarse de la nevera.
—¿Que traes ahí? —le pregunté.
—Pues unos yogures, palitos de zanahoria...
—¿Y zumitos de los que me gustan? —la interrumpió JJ, sonriéndole como si no hubiera roto un plato en su vida.
—Sí —le dijo, mientras abría la mini nevera y comenzaba a pasarnos una cerveza a cada uno.
—¡Yay! —dijimos JJ y yo a la vez, haciendo un brindis con nuestras latas.
Como ya estábamos todos reunidos, empezó la fiesta: bebíamos cerveza, bailábamos y hacíamos un poco el tonto. Como si fuera otro día normal y corriente en el que un huracán no hubiera destrozado toda nuestra zona. Así somos, qué le vamos a hacer. Ya tendríamos tiempo para preocuparnos por los verdaderos problemas. Para que John B pudiera disfrutar también un poco de nuestra pequeña fiesta casera, nos turnábamos para llevar el barco, hasta que, en un momento dado, Kiara y yo comenzamos a discutir con JJ sobre quién podía beber más cerveza. ¿Sinceramente? Una discusión que no iba a perder. Puedo llegar a ser mi cabezota.
—No podéis competir conmigo —nos señaló JJ a Kiara y a mi— Mirad, os voy a enseñar un truquito.
—Miedo me da —le dije a Kiara, a lo que esta se rió.
—Pope, ¿puedes darle caña? —le dijo JJ mientras abría una nueva cerveza y se ponía en la popa del barco. ¿Qué cojones pretende hacer?
—Ya está otra vez —se quejó Pope, pero le hizo caso y comenzó a aumentar la velocidad del barco. Madre mía, se va a matar.
—¡Vamos allá! —se animó JJ a sí mismo.
—No te sale, lo has intentado ya un millón de veces —se rió de él JB.
—¿Pero qué vas a hacer? —le pregunté. Me estaba matando de curiosidad.
—Observa y verás pequeña Annie —me guiñó el ojo mientras colocaba la cerveza delante de su boca, pero dejando algo de distancia para que, con la velocidad del barco, le llegara el líquido sin tener que beber.
—¡Que no me llames Annie! —le contesté cabreada. Sabe que odio ese apodo— Además estás malgastando mucha cerveza. Quita de ahí —le aparté un poco para molestarlo, intentando beber la cerveza que estaba cayendo en todas partes menos en nuestras bocas.
—Madre mía, ¡me estáis llenado el pelo de cerveza! —se quejó Kiara.
—Ya vale, ya vale —nos decía John B. Pero ignoramos a ambos. Esto era bastante divertido.
Bueno, más bien fue divertido hasta que el barco paró en seco y, dada la velocidad a la que íbamos, provocó en JJ y yo saliéramos disparados, dando unas cuantas vueltas de campana antes de llegar al agua. Salimos a la superficie a respirar y nos quedamos un rato quietos intentando recuperarnos del susto.
—Joder Pope —dijo JB mientras le daba un golpe en la cabeza.
—¿Estáis bien chicos? —dijo Kiara asomándose a comprobar que teníamos todo en un sitio.
—Creo que he tocado con los talones en la nuca —respondió JJ— Ann, ¿qué tal por ahí?
—¿Sigo viva? —dije. Me había dejado un poco aturdida la caída.
—Anda, espabílate un poco —dijo JJ acercándose a donde yo estaba para ayudarme a enderzarme, dado que estaba tirada en el agua como un pececillo moribundo. Yo me agarré de su cuello. Odio a Pope, literalmente vi mi vida pasar por delante— Pope, ¿qué ha sido eso? —le preguntó JJ y con razón. Salimos disparados, ¿qué pretendía?
—Lo siento chicos, un banco de arena. Parece que el canal ha cambiado —se disculpó.
—No me jodas —me quejé. Si Agatha fuera una persona, la estaría descuartizando en este preciso momento.
—La marejada habrá revuelto todo esto —continuó Pope.
—Pero la cerveza está intacta —sonrió orgulloso JJ, ya que mientras me sujetaba de la cintura con una de sus manos, me di cuenta de que en la otra tenía la cerveza. Le di una bofetada mental. ¡Qué casi no la contamos por dios!
—Enhorabuena JJ —le dije en tono burlón mientras él y Kiara me ayudaban a subir otra vez al barco.
—Ann, ¿estás bien? Te ves un poco pálida —se preocupó Kiara.
—Sí, no te preocupes. Fue por el susto, se me pasará —le dije— Recuérdame no volver a apoyar ninguna de tus brillantes ideas —le dije a JJ, quien acababa de subir al barco.
—Lo siento, no fue mi intención —dijo el rubio poniéndome cara de cachorrito. Mierda— En mi defensa diré que fue culpa de Pope por hacerme caso desde el primer momento.
—Chicos, creo que ahí abajo hay un barco —dijo Pope, quien estaba asomado en uno de los extremos del barco, ignorando nuestra conversación y, por tanto, lo que había dicho JJ.
—¿Qué dices? —le preguntó Kiara, escéptica.
—No tíos, en serio, ahí abajo hay un barco. De verdad —insistió. Me asomé y miré hacia la dirección que señalaba mi amigo para, efectivamente, ver un barco hundido.
—Joder, es cierto. Vamos —les dije mientras me quitaba la ropa húmeda de la caída de antes para quedarme solo con el bikini y lanzarme al agua. John B, Kiara y JJ imitaron mi acción.
—¿Creéis que habrá un cadáver ahí abajo? —dijo Pope, mientras terminaba de quitarse la camiseta para entrar en el agua.
—¡Venga Pope! —le gritó JJ— Coño, date prisa.
Por fin se lanzó al agua y decidimos sumergirnos los cinco para investigar más a fondo el barco.
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¡Hola chicos, he vuelto!
Me paso por aquí para agradeceros todo el apoyo que le estáis dando a este nuevo proyecto, mi corazón va a explotar en cualquier momento.
¿Qué os ha parecido este nuevo capítulo?
Espero que estéis todos bien y que la cuarentena no os esté pasando factura.
Muchos besitos cibernéticos,
A.