[Saga West] RAMÉ #1 [YA EN AM...

By desirealba

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La granja West no era dónde las hermanas Haley planeaban pasar un caluroso verano. Su madre había conocido al... More

PRIMERA PARTE
1. Bambi
2. Leo
3. Bambi
4. Leo
5. Bambi
6. Leo
7. Bambi
8. Leo
9. Bambi
10. Leo
11; Bambi
12; Leo
13; Bambi
14; Leo
15; Bambi
16; Leo
17; Bambi
18; Leo
19; Bambi
20; Leo
21; Bambi
22; Leo
23; Bambi
24; Leo
25; Bambi
26; Leo
28; Leo
29; Bambi
30; Leo
31; Bambi
32; Leo
33; Bambi
34; Leo
35; Bambi
SEGUNDA PARTE
1; Leo
Me tienes, B.
2; Bambi
3; Leo
4; Bambi
5; Leo
6; Bambi
7; Leo
8; Bambi
9; Leo
10; Bambi
11; Leo
12; Bambi
13; Leo
14; Bambi
15; Leo
16; Bambi
17; Leo
18; Bambi
19; Leo
20; Bambi
21; Leo
22; Bambi
23; Leo
24; Bambi
25; Leo
Epílogo; Bambi.
Historia de Diego West.
RAMÉ EN FÍSICO

27; Bambi

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By desirealba

Cʟᴀʀᴀ Mᴀᴇ ﹣ Us


El sol da sobre mi cabeza y miro hacia la carretera poniendo mi mano en mi frente. Hace un calor insoportable y presiento que voy a derretirme de un momento a otro.

Nuestras maletas están todas puestas a un lado de la carretera y veo el reflejo de agua en la carretera debido al calor. Tengo la botella de agua en mi pequeña mochila en mi espalda y no tardo en sacarla para beber un poco.

— ¿No tarda mucho? —Pregunta Bárbara refiriéndose al autobús.

— No tardará —responde Leo encendiéndose un cigarrillo mientras está apoyado en su maleta.

— Eso has dicho hace cinco minutos —digo.

Él me mira, con una ceja alzada y tengo que darme la vuelta para sonreír. Estamos en el final, o por lo menos me siento en el final de esta aventura, no sé lo que va a pasar con Leo y conmigo, pero confío en él.

Sé que le importo, puedo verlo por la forma en la que me mira, o por cómo me trata, como si fuera una delicada rosa que va a perder sus pétalos y quisiera conservarlos.

No soy una rosa, no soy delicada. Soy fuerte, independiente y sé cuidar de mi misma, pero admito que es genial que alguien te cuide y se preocupe por ti como él lo hace.

Nunca me he enamorado y esto es tan nuevo para mí que es imposible no estar en las nubes. Los primeros días intenté mantenerme con los pies en la tierra, pero he fracasado.

Sí, creo que lo que siento por Leo es amor, me gusta, lo quiero, o eso creo. ¿Cómo sabes si quieres a una persona? ¿Si la amas?

Grito al sentir agua por mi espalda y me giro para ver a Diego correr. Me quito la sandalia y se la tiro. Leo tiene que agacharse porque su hermano es astuto y se ha querido proteger con su cuerpo.

— Cuidado, hombre —dice el chico de ojos azules.

— Pensé que tenías calor, Bambi —Diego tiene sonrisilla en su rostro y sonrío también porque no me ha molestado, creo que me ha venido bien.

Le saco la lengua mientras su hermano se agacha a coger mi sandalia. Espero con mi pie puesto en mi otro pie a que Leo me la de. Alargo mi mano para cogerla, pero él, con el cigarrillo en la boca, se agacha.

Mi corazón bombea con fuerza y Bárbara nos observa atentamente. Sus dedos se ponen delicadamente en mi pantorrilla y llevo el pie a la sandalia. Él se asegura que está bien puesta y se levanta, quitando el cigarrillo de su boca.

— Así es cómo se trata a una mujer, Diego —dice tras expulsar el humo—. No me extraña que no encuentres a nadie —se burla.

— No encuentro a nadie porque sabes que soy especial, al igual que tú, no quiero a nadie que no me merezca al lado —alza una de sus cejas y mi hermana lo mira.

— ¿Y ese ego?

— Es el ego West —responde Leo—, te acostumbrarás.

— ¿Nadie nunca os ha confundido? —Pregunta Bárbara.

Leo se mantiene a mi lado mientras Diego responde: — Tenemos los ojos de distinto color, pero en la cama si nos han confundido —se ríe—. ¿Te acuerdas de Jessy? Gritaba el nombre del otro al revés. Cuando yo estaba detrás y tú delante—.

Recibe la botella de agua. Un lanzamiento bueno, no como el mío, que no consiguió darle. Leo le ha tirado su botella de agua para que cierre el pico mientras yo estoy aún sorprendida.

— ¿Compartís chicas? —Pregunta Bárbara con una sonrisa.

No quiero que siga preguntando porque no quiero saber eso, no quiero imaginármelos, aunque supongo que ese no es el problema.

— Sí, ¿alguna vez has hecho un trío, Bárbara?

— Hmm... No —responde mi hermana.

Vale, no es que sea una mala idea eso de un trío con los hermanos West, y no hablo por mí, es decir, por las chicas, es normal que quisieran un trío con los gemelos calientes.

— ¿Y tú, pequeña Bambi? —Recoge la botella del suelo.

— Como tú dices, soy pequeña, no me ha dado tiempo a experimentar hasta ese punto —respondo, aunque Bárbara y Leo saben que no he experimentado absolutamente nada, o bueno, con Leo sí, pero eso solo lo sabemos nosotros.

Diego sonríe y señala detrás de nosotros. El autobús, gracias al cielo. Me apresuro a por mi maleta y Leo me ayuda a meterla en el autobús. Pago el billete, está vacío el autobús.

Me siento detrás de Bárbara, en el lado de la ventana y Leo pasa por mi lado para sentarse detrás. Lo escucho carraspear y sonrío.

Diego se sienta en uno de las filas al otro lado del pasillo, en la misma que la de Bárbara. Nos queda un largo camino, y cuando el autobús se pone en marcha y nuestros hermanos van a lo suyo, siento un tirón de pelo. Me giro y él me sonríe.

— ¿Por qué no te pones aquí atrás conmigo? —Me pregunta en un susurro.

Su pelo va peinado hacia arriba y sus mejillas están un poco sonrojadas por el calor. Sus ojos azules, tan claros, me miran esperando una respuesta. Es guapo, es jodidamente guapo y lo sabe, todos lo sabemos.

Mi hermana y yo nos quedamos embobadas con ellos cuando lo vimos. Parecían sacados de una revista, mi madre tuvo buen ojo porque su padre luce igual de bien.

— ¿Debería hacerlo? —Le pregunto a través de los asientos.

El pega su cara también y sonrío abiertamente. —Soy más cómodo que el asiento, y quedan muchas horas de viaje.

— No lo dudo, pero—.

Dejo de hablar porque el autobús se para y escuchamos un extraño ruido. Frunzo el ceño y me giro para mirar hacia el lado del conductor. La poca gente que hay allí está igual que nosotros.

Cuando el conductor sale del autobús y se lleva fuera un buen rato, Leo se levanta del asiento y se dirige fuera, Diego lo sigue. Bárbara levanta la cabeza y me mira por encima del asiento.

— No funciona el aire acondicionado y me estoy muriendo —jadea—. Creo que el destino quiere que nos quedemos aquí y que no volvamos a casa. Charlie me está esperando.

— ¿Charlie?

— Asher, me refiero a Asher —golpea su cara y la dejo porque se lo merece.

— No puedes confundir a tu novio con otro, Barb.

— Quiero a Asher.

¿Lo quiere? ¿Puedes querer a una persona y besarte con otra? No lo creo. Es decir, nunca me ha pasado, pero no funciono así. No podría besar a Roddy si estoy enamorada de Leo. Quizás Bárbara se ha acostumbrado a Asher y por eso sigue con él. Adoro a Asher, es el mejor cuñado.

Me trae helado en verano, prepara chocolate caliente en invierno cuando llega a casa y me llevó de vacaciones con Bárbara y su familia rica para que disfrutara de su mega piscina. También me ayudó con alguna asignatura en el instituto. No puedo quejarme, es el mejor. No conozco a Charlie, pero...

— No podemos irnos —dice Leo.

— ¿Qué?

— Tenemos que bajar y coger el autobús que pasa mañana.

— Tiene que ser una broma —murmura Bárbara—¸ parece que nunca vamos a llegar a casa y encender el aire acondicionado.

Tenemos que bajar del autobús y llamar a Jack a que venga a por nosotros. Los demás pasajeros tienen que esperar a otro autobús que los lleve al pueblo más cercano, ya que estamos en medio de la nada.

— Qué mala suerte —murmura Diego mirando la hora en su teléfono.

— Espero que Jack no tarde mucho —dice Bárbara mirando impaciente la carretera.

Yo me mantengo callada porque no quiero volver, en serio, quiero llegar a casa y dormir en una cómoda cama, pero no va a ser posible.

— Llamaré para avisar de que no llegamos hoy —dice Leo sacando su teléfono del bolsillo.

Suspiro pesadamente y bebo un poco de agua mientras Bárbara se encarga de inmortalizar el momento con una foto que no podrá subir a Instagram porque no tenemos señal de Internet suficiente alta.

Jack no tarda en llegar y me monto en la parte de atrás en las rodillas de Bárbara porque dos de nuestras maletas van detrás con nosotras y Diego. El maletero no es muy grande y ahora hubiera agradecido la camioneta de Kenzie porque por lo menos nos daría un poco el aire.

Ellos siguen viviendo en la granja, y despedirme de Ronan fue difícil porque no quería que me fuera. Según la abuela, Kenzie está pensando en el próximo movimiento, pero ayudarán al abuelo mientras estén allí.

Justin ha venido a verla todos los días desde que se mudó y sé que si ella le da una oportunidad, él lo daría todo por ella. Puedo ver como ese chico siempre está a su alrededor, preocupado por ella, como Leo está conmigo, solo que él no se oculta.

Bajo del coche y al ver la casa, hago una mueca de disgusto. Sacamos las maletas del coche y el perro vuelve a ladrarnos. No he conseguido llevarme bien con ese perro, además, creo que es recíproco, él no me gusta, y yo no le gusto a él. Diego sube mi maleta hasta el porche y Betty nos recibe.

— Parece que no os queréis ir —se ríe—. Entrad, hace calor fuera.

Entro y saludo a la abuela. Me siento en una silla y el teléfono suena. Leo se sienta en una que está a mi lado y suspira pesadamente.

— Oh, hola Tom —Betty saluda al padre de los gemelos por teléfono—. Sí, ya han llegado. ¿Qué? ¡¿Os casáis?!

Casi me da un infarto. El corazón me bombea con fuerza contra el pecho y mi vista pasa por mi hermana, que mira aún a Betty con asombro. Mis ojos se encuentran con Leo, que no me mira, simplemente mira al frente con su mandíbula apretada.

Se casan... Nuestros padres se casan. Miro hacia mi derecha y veo que tengo la mirada dulce de la abuela sobre mí. Le sonrío un poco, nerviosa y dejo de retorcer mis dedos.

— Qué buena noticia, los chicos están felices —dice mirándonos, aunque estamos asombrados aún—. Si, se llevan bien, no tendréis problemas, además ya son grandes.

— Voy a llevar las maletas a la cabaña —dice Leo levantándose de la silla.

— Te ayudo —me levanto y voy detrás de él.

— ¿Se casan? ¿Qué locura es esa? —Escucho decir a mi hermana cuando Betty ha colgado el teléfono—. Solo se conocen desde hace meses.

— Nunca se sabe cuándo puede llegar el amor de tu vida, hija —escucho decir a la abuela.

Cojo mi maleta y la bajo por las escaleras, siguiendo a Leo. Lo llamo, pero él camina deprisa como si la maleta no pesara.

— Leo —vuelvo a llamarlo—¸ un poco de compasión, no tengo las piernas tan largas.

Él para y me mira. — Deja que la lleve por ti.

— Puedo hacerlo, no quiero que huyas de mí en este momento.

Leo suelta la maleta y pone sus manos en mis mejillas. Junta su frente con la mía y respira fuerte. Pongo mis manos en sus antebrazos y él junta sus labios con los míos con exigencia y necesidad, haciéndome saber que quiere estar conmigo. Es agresivo y me gusta, joder, me gustan todas las maneras que tiene de besarme.

— No os podéis besar.

La voz de la pequeña Nancy hace que nos separemos a la velocidad de la luz y mi corazón empieza a bombear con fuerza de nuevo.

— Monito... —Dice Leo.

— La próxima vez se lo diré a mamá —frunce el ceño y se da media vuelta.

Me apoyo en la pared de la casa y Leo pasa la mano por su pelo una y otra vez. Esto va mal, todo va mal, no lo ven bien, no lo van a ver bien y Leo lo sabe, por eso no deja de pasar la mano por su pelo, por eso camina de lado a lado con las manos puestas en su cintura.

— Todo irá bien —es lo único que me dice antes de coger las dos maletas y llevarlas a la cabaña.

••

Se casan. Muchos no ven un problema a su relación, pero no todo el mundo tiene una mente abierta, y ellos conocen a sus padres, pronto los conoceréis vosotras también.

NO PARA DE DESCUBRIRLOS GENTE. POR FAVOR.

Por cierto, esta historia está inspirada en un sueño que tuve. El sueño es prácticamente el capítulo uno y este capítulo. Eso es lo que soñé y de ahí salió Ramé.

Quedan unos 6 capítulos creo para que acabe.

Tenemos a Bambi y Leo, ¿Qué os parecen?

Instagram: @redmoonlightx

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