[HIATUS] No elegí Enamorarme...

A-Malfoy-Potter

212K 14.9K 9.6K

Draco Malfoy es simpático, humilde y inteligente pero ¿sus padres ven eso? ¡claro que no! Nunca ha estado de... Еще

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Aviso importante
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20: LA CÁMARA SECRETA
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capitulo 29
Capítulo 30
Capítulo 32
Capítulo 33: EL PRISIONERO DE AZKABAN
Capítulo 34
Capitulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45: EL CÁLIZ DE FUEGO (2)
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
50
51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57 - debemos hablar

Capítulo 31

1.8K 146 18
A-Malfoy-Potter

Harry y Ron se alejaron, sin atreverse a creer que se hubieran librado del castigo, al doblar la esquina, oyeron claramente a la profesora McGonagall sonarse la nariz.

- Ésa - dijo Ron emocionado - ha sido la mejor historia que has inventado nunca.

No tenían otra opción que ir a la enfermería y decir a la señora Pomfrey que la profesora McGonagall les había dado permiso para visitar a Hermione.

La señora Pomfrey los dejó entrar, pero a regañadientes.

- No sirve de nada hablar a alguien petrificado - les dijo, y ellos, al sentarse al lado de Hermione (Harry del de Draco, el cual su colar estaba en la mesita de al lado), tuvieron que admitir que tenía razón, era
evidente que ni Hermione ni Draco tenían la más remota idea de que tenían visitas, y que lo mismo daría que lo de que no se preocupara se lo dijeran a la mesilla de noche.

- ¿Vería al atacante? - preguntó Ron, mirando con tristeza el rostro rígido de Hermione - por que si se apareció sigilosamente, quizá no viera a nadie...

Pero Harry no miraba el rostro de Hermione, ni el de Draco porque se había fijado en que sus manos derechas, apretadas encima de las mantas, aferraba en el puño un trozo de papel estrujado.

Asegurándose de que la señora Pomfrey no estaba cerca, se lo señaló a Ron.

- Intenta sacárselo - susurró Ron, corriendo su silla para ocultar a Harry de la vista de la señora Pomfrey.

No fue una tarea fácil, la mano de ambos apretaba con tal fuerza el papel que Harry creía que al tirar se rompería, mientras Ron lo cubría, él tiraba y forcejeaba, y, al fin, después de varios minutos de tensión, el papel salió.

Y luego el otro.

Era una página arrancada de un libro muy viejo. Harry la alisó con emoción y Ron se inclinó para leerla también.

De las muchas bestias pavorosas y monstruos terribles que vagan por nuestra tierra, no hay ninguna más sorprendente ni más letal que el
basilisco, conocido como el rey de las serpientes. Esta serpiente, que puede alcanzar un tamaño gigantesco y cuya vida dura varios siglos,nace de un huevo de gallina empollado por un sapo, sus métodos de matar son de lo más extraordinario, pues además de sus colmillos mortalmente venenosos, el basilisco mata con la mirada, y todos cuantos fijaren su vista en el brillo de sus ojos han de sufrir instantánea muerte, las arañas huyen del basilisco, pues es éste su mortal enemigo, y el basilisco huye sólo del canto del gallo, que para él es mortal.

Y debajo de esto, había escrita una sola palabra, con una letra que Harry reconoció como la de Hermione: «Cañerías.»

Vio el de Draco era la misma pagina (de otro libro obviamente), tenía «Cañerías» En la parte superior de la pagina y en la parte inferior un «Confío en ti, Harry», si esa era la letra de Draco.

Fue como si alguien hubiera encendido la luz de repente en su cerebro.

- Ron - mustió - ¡Esto es! Aquí está la respuesta, el monstruo de la cámara es un basilisco, ¡una serpiente gigante! Por eso he oído a veces esa voz por todo el colegio, y nadie más la ha oído: porque yo comprendo la lengua pársel...

Harry miró las camas que había a su alrededor.

- El basilisco mata a la gente con la mirada, pero no ha muerto nadie, porque ninguno de ellos lo miró directo a los ojos, Colin lo vio a través de su
cámara de fotos, el basilisco quemó toda la película que había dentro, pero a Colin sólo lo petrificó, Justin... ¡Justin debe de haber visto al basilisco a través de Nick Casi Decapitado! Nick lo vería perfectamente, pero no podía morir otra vez... Y a Hermione, Draco y la prefecta de Ravenclaw los hallaron con aquel espejo al lado, Hermione y Draco acababan de enterarse de que el monstruo era un basilisco ¡Me apostaría algo a que alguien de ellos dos le advirtió a la primera persona a la que encontró que mirara por un espejo antes de doblar las esquinas! Y entonces sacó el espejo y...

Ron se había quedado con la boca abierta.

- ¿Y la Señora Norris? - susurró con interés.

Harry hizo un gran esfuerzo para concentrarse, recordando la imagen de la noche de Halloween.

- El agua..., la inundación que venía de los aseos de Myrtle la Llorona, seguro que la Señora Norris sólo vio el reflejo...

Con impaciencia, examinó las hojas que tenía en la mano, cuanto más la miraba más sentido le hallaba.

- ¡El canto del gallo para él es mortal! - leyó en voz alta - ¡Mató a los gallos de Hagrid! El heredero de Slytherin no quería que hubiera ninguno cuando se abriera la Cámara de los Secretos. ¡Las arañas huyen de él! ¡Todo encaja!

- Pero ¿cómo se mueve el basilisco por el castillo? - dijo Ron - una serpiente asquerosa... alguien tendría que verla...

Harry, sin embargo, le señaló la palabra que ambos habían garabateado en cada página.

- Cañerías -leyó - cañerías... Ha estado usando las cañerías, Ron, y yo he oído esa voz dentro de las paredes...

De pronto, Ron cogió a Harry del brazo.

- ¡La entrada de la Cámara de los Secretos! - dijo - la voz quebrada - ¿Y si es uno de los aseos? ¿Y si estuviera en...?

- ... los aseos de Myrtle la Llorona - terminó Harry

Durante un rato se quedaron inmóviles, embargados por la emoción, sin poder creérselo apenas.

- Esto quiere decir - añadió Harry - que no debo de ser el único que habla pársel en el colegio, el heredero de Slytherin también lo hace, de esa
forma domina al basilisco.

- ¿Qué hacemos? ¿Vamos directamente a hablar con McGonagall?

- Vamos a la sala de profesores - dijo Harry, levantándose de un salto - irá allí dentro de diez minutos, ya es casi el recreo.

Bajaron las escaleras corriendo, como no querían que los volvieran a encontrar merodeando por otro pasillo, fueron directamente a la sala de profesores, que estaba desierta, era una sala amplia con una gran mesa y muchas sillas alrededor, Harry y Ron caminaron por ella, pero estaban demasiado nerviosos para sentarse.

Pero la campana que señalaba el comienzo del recreo no sonó, en su lugar se oyó la voz de la profesora McGonagall, amplificada por medios
mágicos.

- Todos los alumnos volverán inmediatamente a los dormitorios de sus respectivas casas, los profesores deben dirigirse a la sala de profesores, les ruego que se den prisa.

Harry se dio la vuelta hacia Ron.

- ¿Habrá habido otro ataque? ¿Precisamente ahora?

- ¿Qué hacemos? - dijo Ron, aterrorizado - ¿Regresamos al dormitorio?

- No - dijo Harry, mirando alrededor, había una especie de ropero a su izquierda, lleno de capas de profesores - si nos escondemos aquí, podremos enterarnos de qué ha pasado, luego les diremos lo que hemos averiguado.

Se ocultaron dentro del ropero, oían el ruido de cientos de personas que pasaban por el corredor, la puerta de la sala de profesores se abrió de golpe, por entre los pliegues de las capas, que olían a humedad, vieron a los profesores que iban entrando en la sala, algunos parecían desconcertados, otros claramente preocupados, al final llegó la profesora McGonagall.

- Ha sucedido - dijo a la sala, que la escuchaba en silencio - una alumna ha sido raptada por el monstruo, se la ha llevado a la cámara.

El profesor Flitwick dejó escapar un grito, la profesora Sprout se tapó la boca con las manos, Snape se agarro con fuerza al respaldo de una silla y preguntó:

- ¿Está usted segura?

- El heredero de Slytherin - dijo la profesora McGonagall, que estaba pálida - ha dejado un nuevo mensaje, debajo del primero: «Sus huesos
reposarán en la cámara por siempre.»

El profesor Flitwick derramó unas cuantas lágrimas.

- ¿Quién ha sido? - preguntó la señora Hooch, que se había sentado en una silla porque las rodillas no la sostenían - ¿Qué alumna?

- Ginny Weasley - dijo la profesora McGonagall.

Harry notó que Ron se dejaba caer en silencio y se quedaba agachado sobre el suelo del ropero.

- Tendremos que enviar a todos los estudiantes a casa mañana - dijo la profesora McGonagall - Éste es el fin de Hogwarts, Dumbledore siempre dijo...

La puerta de la sala de profesores se abrió bruscamente, por un momento, Harry estuvo convencido de que era Dumbledore, pero era Lockhart, y llegaba sonriendo.

- Lo lamento..., me quedé dormido... ¿Me he perdido algo importante?

No parecía darse cuenta de que los demás profesores lo miraban con una expresión bastante cercana al odio, Snape dio un paso hacia delante.

- He aquí el hombre - dijo - el hombre adecuado, el monstruo ha raptado a una chica, Lockhart, se la ha llevado a la Cámara de los Secretos, por fin ha llegado tu oportunidad.

Lockhart palideció.

- Así es, Gilderoy - intervino la profesora Sprout - ¿No decías anoche que sabías dónde estaba la entrada a la Cámara de los Secretos?

- Yo..., bueno, yo... - resopló Lockhart.

- Sí, ¿y no me dijiste que sabías con seguridad qué era lo que había dentro? - añadió el profesor Flitwick.

- ¿Yo...? No recuerdo...

- Ciertamente, yo sí recuerdo que lamentabas no haber tenido una oportunidad de enfrentarte al monstruo antes de que arrestaran a Hagrid - dijo
Snape - ¿No decías que el asunto se había llevado mal, y que deberíamos haberlo dejado todo en tus manos desde el principio?

Lockhart miró los rostros pétreos de sus colegas.

- Yo..., yo nunca realmente... Deben de haberme interpretado mal...

- Lo dejaremos todo en tus manos, Gilderoy - dijo la profesora McGonagall - esta noche será una ocasión excelente para llevarlo a cabo, nos aseguraremos de que nadie te moleste, podrás enfrentarte al monstruo tú mismo, por fin está en tus manos.

Lockhart miró en torno, desesperado, pero nadie acudió en su auxilio ya no resultaba tan atractivo, le temblaba el labio, y en ausencia de su sonrisa radiante, parecía flojo y debilucho.

- Mu-muy bien - dijo - estaré en mi despacho, pre-preparándome.

Y salió de la sala.

- Bien - dijo la profesora McGonagall, resoplando -, eso nos lo quitará de delante, los Jefes de las Casas deberían ir ahora a informar a los alumnos de lo ocurrido, decirles que el expreso de Hogwarts los conducirá a sus hogares mañana a primera hora de la mañana, a los demás os ruego que se encarguen de aseguraros de que no haya ningún alumno fuera de los dormitorios.

Los profesores se levantaron y fueron saliendo de uno en uno.

Aquél fue, seguramente, el peor día de la vida de Harry, él, Ron, Fred y George se sentaron juntos en un rincón de la sala común de Gryffindor, incapaces de pronunciar palabra, Percy no estaba con ellos, había enviado una lechuza a sus padres y luego se había encerrado en su dormitorio.

Ninguna tarde había sido tan larga como aquélla, y nunca la torre de Gryffindor había estado tan llena de gente y tan silenciosa a la vez, cuando faltaba poco para la puesta de sol, Fred y George se fueron a la cama, incapaces de permanecer allí sentados más tiempo.

- Ella sabía algo, Harry-  dijo Ron, hablando por primera vez desde que entró en el ropero de la sala de profesores - por eso la han raptado, no se
trataba de ninguna estupidez sobre Percy; había averiguado algo sobre la Cámara de los Secretos. Debe de ser por eso, porque ella era... - Ron se frotó los ojos frenético - quiero decir, que es de sangre limpia, no puede haber otra razón.

Harry veía el sol, rojo como la sangre, hundirse en el horizonte, nunca se había sentido tan mal, si pudiera hacer algo..., cualquier cosa...Primero Hermione y Draco, también Nick, Justin, Colin...

- Harry - dijo Ron - ¿crees que existe alguna posibilidad de que ella no esté...? Ya sabes a lo que me refiero.-Harry no supo qué contestar, no creía que pudiera seguir viva - ¿Sabes qué? - añadió Ron - deberíamos ir a ver a Lockhart para decirle lo que sabemos, va a intentar entrar en la cámara, podemos decirle dónde sospechamos que está la entrada y explicarle que lo que hay dentro es un
basilisco.

Harry se mostró de acuerdo, porque no se le ocurría nada mejor y quería hacer algo, los demás alumnos de Gryffindor estaban tan tristes, y sentían tanta pena de los Weasley, que nadie trató de detenerlos cuando se levantaron, cruzaron la sala y salieron por el agujero del retrato.

Oscurecía mientras se acercaban al despacho de Lockhart, les dio la impresión de que dentro había gran actividad: podían oír sonido de roces,golpes y pasos apresurados.

Harry llamó, dentro se hizo un repentino silencio, luego la puerta se entre abrió y Lockhart asomó un ojo por la rendija.

- ¡Ah...! Señor Potter, señor Weasley... - dijo, abriendo la puerta un poco más - en este momento estaba muy ocupado, si se pudieran dar prisa...

- Profesor, tenemos información para usted - dijo Harry - creemos que le será útil.

- Ah..., bueno..., no es muy.. - Lockhart parecía encontrarse muy incómodo, a juzgar por el trozo de cara que veían - quiero decir, bueno, bien.

Abrió la puerta y entraron.

El despacho estaba casi completamente vacío, en el suelo había dos grandes baúles abiertos, uno contenía túnicas de color verde jade, lila y azul
medianoche, dobladas con precipitación; el otro, libros mezclados desordenadamente.

Las fotografías que habían cubierto las paredes estaban ahora guardadas en cajas encima de la mesa.

- ¿Se va a algún lado? - preguntó Harry.

- Esto..., bueno, sí... - admitió Lockhart, arrancando un póster de símismo de tamaño natural y comenzando a enrollarlo - una llamada urgente..., insoslayable..., tengo que marchar...

- ¿Y mi hermana? - preguntó Ron con voz entrecortada.

- Bueno, en cuanto a eso... es ciertamente lamentable - dijo Lockhart,evitando mirarlo a los ojos mientras sacaba un cajón y empezaba a vaciar el contenido en una bolsa - nadie lo lamenta más que yo...

- ¡Usted es el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras! - dijo Harry - ¡No puede irse ahora! ¡Con todas las cosas oscuras que están pasando!

- Bueno, he de decir que... cuando acepté el empleo... - murmuró Lockhart, amontonando calcetines sobre las túnicas - no constaba nada en el contrato... Yo no esperaba...

- ¿Quiere decir que va a salir corriendo? - dijo Harry sin poder creérselo - ¿Después de todo lo que cuenta en sus libros?

- Los libros pueden ser mal interpretados - repuso Lockhart con sutileza.

- ¡Usted los ha escrito! - gritó Harry.

- Muchacho - dijo Lockhart, irguiéndose y mirando a Harry con el entrecejo fruncido -, usa el sentido común, no habría vendido mis libros ni la mitad de bien si la gente no se hubiera creído que yo hice todas esas cosas, añadir le interesa la historia de un mago armenio feo y viejo, aunque librara de
los hombres lobo a un pueblo, habría quedado horrible en la portada, no tenía ningún gusto vistiendo, y la bruja que echó a la banshee que presagiaba la muerte tenía un labio leporino. Quiero decir..., vamos, que...

- ¿Así que usted se ha estado llevando la gloria de lo que ha hecho otra gente? - dijo Harry, que no daba crédito a lo que oía.

- Harry, Harry - dijo Lockhart, negando con la cabeza -, no es tan simple, tuve que hacer un gran trabajo, tuve que encontrar a esas personas, preguntarles cómo lo habían hecho exactamente y encantarlos con el embrujo desmemorizante para que no pudieran recordar nada, si hay algo que me llena de orgullo son mis embrujos desmemorizantes, ah..., me ha llevado mucho esfuerzo, Harry, no todo consiste en firmar libros y fotos publicitarias, si quieres ser famoso, tienes que estar dispuesto a trabajar duro.

Cerró las tapas de los baúles y les echó la llave.

- Veamos - dijo -creo que eso es todo, si, sólo queda un detalle.

Sacó su varita mágica y se volvió hacia ellos.

- Lo lamento profundamente, muchachos, pero ahora les tengo que echar uno de mis embrujos desmemorizantes, no puedo permitir que revelen a todo el mundo mis secretos, no volvería a vender ni un solo libro...

Harry sacó su varita justo a tiempo, Lockhart apenas había alzado la suya cuando Harry gritó:

- ¡Expelliarmus!

Lockhart salió despedido hacia atrás y cayó sobre uno de los baúles, la varita voló por el aire, Ron la tomo y la tiró por la ventana.

- No debería haber permitido que el profesor Snape nos enseñara esto - dijo Harry furioso, apartando el baúl a un lado de una patada, Lockhart lo miraba, otra vez con aspecto desvalido, Harry lo apuntaba con la varita.

- ¿Qué quieren que haga yo? - dijo Lockhart con voz débil - no sé dónde está la Cámara de los Secretos, no puedo hacer nada.

- Tiene suerte - dijo Harry, obligándole a levantarse a punta de varita - creo que nosotros sí sabemos dónde está, y qué es lo que hay dentro, vamos.

Hicieron salir a Lockhart de su despacho, descendieron por las escaleras más cercanas y fueron por el largo corredor de los mensajes en la pared, hasta la puerta de los aseos de Myrtle la Llorona.

Hicieron pasar a Lockhart delante. A Harry le hizo gracia que temblara.

Myrtle la Llorona estaba sentada sobre la cisterna del último retrete.

- ¡Ah, eres tú! - dijo ella, al ver a Harry - ¿Qué quieres esta vez?

- Preguntarte cómo moriste - dijo Harry.

El aspecto de Myrtle cambió de repente, parecía como si nunca hubiera oído una pregunta que la halagara tanto.

- ¡Oooooooh, fue horrible! - dijo encantada - sucedió aquí mismo, morí en este mismo retrete, lo recuerdo perfectamente, e había escondido porque Olive Hornby se reía de mis gafas, la puerta estaba cerrada y yo lloraba, y entonces oí que entraba alguien, decían algo raro, pienso que debían de estar hablando en una lengua extraña, de cualquier manera, lo que de verdad me llamó la atención es que era un chico el que hablaba, así que abrí la puerta para decirle que se fuera y utilizara sus aseos, pero entonces... - Myrtle estaba henchida de orgullo, el rostro iluminado - me morí.

- ¿Cómo? - preguntó Harry.

- Ni idea - dijo Myrtle en voz muy baja - sólo recuerdo haber visto unos grandes ojos amarillos, todo mi cuerpo quedó como paralizado, y luego me fui flotando... - dirigió a Harry una mirada ensoñadora - y luego regresé, estaba decidida a hacerle un embrujo a Olive Hornby, ah, pero ella estaba arrepentida de haberse reído de mis gafas.

- ¿Exactamente dónde viste los ojos? - preguntó Harry

- Por ahí - contestó Myrtle, señalando vagamente hacia el lavabo que había enfrente de su retrete.

Harry y Ron se acercaron a toda prisa, Lockhart se quedó atrás, con una mirada de profundo terror en el rostro.

Parecía un lavabo normal, examinaron cada centímetro de su superficie,por dentro y por fuera, incluyendo las cañerías de debajo, y entonces Harry lo vio: había una diminuta serpiente grabada en un lado de uno de los grifos de cobre.

- Ese grifo no ha funcionado nunca - dijo Myrtle con alegría, cuando intentaron accionarlo.

- Harry - dijo Ron -, di algo. Algo en lengua pársel.

- Pero... - Harry hizo un esfuerzo, las únicas ocasiones en que había logrado hablar en lengua pársel estaba delante de una verdadera serpiente, se concentró en la diminuta figura, intentando imaginar que era una serpiente de verdad.

- Ábrete - dijo.

Miró a Ron, que negaba con la cabeza.

- Lo has dicho en nuestra lengua - explicó.

Harry volvió a mirar a la serpiente, intentando imaginarse que estaba viva, al mover la cabeza, la luz de la vela producía la sensación de que la serpiente se movía.

- Ábrete - repitió.

Pero ya no había pronunciado palabras, sino que había salido de él un extraño silbido, y de repente el grifo brilló con una luz blanca y comenzó a girar, al cabo de un segundo, el lavabo empezó a moverse, el lavabo, de hecho, se hundió, desapareció, dejando a la vista una tubería grande, lo bastante ancha para meter un hombre dentro.

Harry oyó que Ron exhalaba un grito ahogado y levantó la vista, estaba planeando qué era lo que había que hacer.

- Bajaré por él - dijo.

No podía echarse atrás, ahora que habían encontrado la entrada de la cámara, no podía desistir si existía la más ligera, la más remota posibilidad de que Ginny estuviera viva.

- Yo también - dijo Ron.

Hubo una pausa.

- Bien, creo que no les hago falta - dijo Lockhart, con una reminiscencia de su antigua sonrisa - así que me...

Puso la mano en el pomo de la puerta, pero tanto Ron como Harry lo apuntaron con sus varitas.

- Usted bajará delante - gruñó Ron.

Con la cara completamente blanca y desprovisto de varita, Lockhart se acercó a la abertura.

- Muchachos - dijo con voz débil -, muchachos, ¿de qué va a servir?

Harry le pegó en la espalda con su varita, Lockhart metió las piernas en la tubería.

- No creo realmente... - empezó a decir, pero Ron le dio un empujón, y se hundió tubería abajo, Harry se apresuró a seguirlo, se metió en la tubería y se
dejó caer.

Era como tirarse por un tobogán interminable, viscoso y oscuro, podía ver otras tuberías que surgían como ramas en todas las direcciones, pero ninguna era tan larga como aquella por la que iban, que se curvaba y retorcía, descendiendo súbitamente, calculaba que ya estaban por debajo incluso de las mazmorras del castillo, detrás de él podía oír a Ron, que hacía un ruido sordo
al doblar las curvas.

Y entonces, cuando se empezaba a preguntar qué sucedería cuando llegara al final, la tubería tomó una dirección horizontal, y él cayó del extremo del tubo al húmedo suelo de un oscuro túnel de piedra, lo bastante alto para poder estar de pie, Lockhart se estaba incorporando un poco más allá, cubierto de barro y blanco como un fantasma, Harry se hizo a un lado y Ron salió también del tubo como una bala.

- Debemos encontrarnos a kilómetros de distancia del colegio - dijo Harry, y su voz resonaba en el negro túnel.

- Y debajo del lago, quizá - dijo Ron, afinando la vista para vislumbrar los muros negruzcos y llenos de barro.

Los tres intentaron ver en la oscuridad lo que había delante.

- ¡Lumos! - ordenó Harry a su varita, y la lucecita se encendió de nuevo - vamos - dijo a Ron y a Lockhart, y comenzaron a andar, sus pasos
retumbaban en el húmedo suelo.

El túnel estaba tan oscuro que sólo podían ver a corta distancia, sus sombras, proyectadas en las húmedas paredes por la luz de la varita, parecían
figuras monstruosas.

- Recuerden - dijo Harry en voz baja, mientras caminaban con cautela -: al menor signo de movimiento, hay que cerrar los ojos inmediatamente.

Pero el túnel estaba tranquilo como una tumba, y el primer sonido inesperado que oyeron fue cuando Ron pisó el cráneo de una rata, Harry bajó la varita para alumbrar el suelo y vio que estaba repleto de huesos de pequeños animales, haciendo un esfuerzo para no imaginarse el aspecto que podría presentar Ginny si la encontraban, Harry fue marcándoles el camino,
Doblaron una oscura curva.

- Harry, ahí hay algo... - dijo Ron con la voz ronca, tomando a Harry por el hombro.

Se quedaron quietos, mirando, Harry podía ver tan sólo la silueta de una cosa grande y encorvada que yacía de un lado a otro del túnel, no se movía.

- Quizás esté dormido - musitó, volviéndose a mirar a los otros dos, Lockhart se tapaba los ojos con las manos, Harry volvió a mirar aquello; el
corazón le palpitaba con tanta rapidez que le dolía.

Muy despacio, abriendo los ojos sólo lo justo para ver, Harry avanzó con la varita en alto.

La luz iluminó la piel de una serpiente gigantesca, una piel de un verde intenso, ponzoñoso, que yacía atravesada en el suelo del túnel, retorcida y
vacía, el animal que había dejado allí su muda debía de medir al menos siete metros.

- ¡Caray! - exclamó Ron con voz débil.

Algo se movió de pronto detrás de ellos, Gilderoy Lockhart se había caído de rodillas.

- Levántese - le dijo Ron con brusquedad, apuntando a Lockhart con su varita.

Lockhart se puso de pie, pero se abalanzó sobre Ron y lo derribó al suelo de un golpe.

Harry saltó hacia delante, pero ya era demasiado tarde, Lockhart se incorporaba, jadeando, con la varita de Ron en la mano y su sonrisa esplendorosa de nuevo en la cara.

- ¡Aquí termina la aventura, muchachos! - tomare  un trozo de esta piel y volveré al colegio, diré que era demasiado tarde para salvar a la niña y que ustedes dos perdieron el conocimiento al ver su cuerpo destrozado, ¡ Despidanse de vuestras memorias!

Levantó en el aire la varita mágica de Ron, recompuesta con celo, y gritó:

- ¡Obliviate!

La varita estalló con la fuerza de una pequeña bomba, Harry se cubrió la cabeza con las manos y echó a correr hacia la piel de serpiente, escapando de los grandes trozos de techo que se desplomaban contra el suelo, enseguida vio que se había quedado aislado y tenía ante si una sólida pared formada por las piedras desprendidas.

- ¡Ron! - grito -, ¿estás bien? ¡Ron!

- ¡Estoy aquí! - La voz de Ron llegaba apagada, desde el otro lado de las piedras caídas -estoy bien, pero este idiota no, la varita se volvió contra él.

Escuchó un ruido sordo y un fuerte «¡ay!», como si Ron le acabara de dar una patada en la espinilla a Lockhart.

- ¿Y ahora qué? - dijo la voz de Ron, con desespero - no podemos pasar, nos llevaría una eternidad...

Harry miró al techo del túnel, habían aparecido en él unas grietas considerables, nunca había intentado mover por medio de la magia algo tan
pesado como todo aquel montón de piedras, y no parecía aquél un buen momento para intentarlo. ¿Y si se derrumbaba todo el túnel?

Hubo otro ruido sordo y otro ¡ay! provenientes del otro lado de la pared, estaban malgastando el tiempo, Ginny ya llevaba horas en la Cámara de los Secretos, Harry sabía que sólo se podía hacer una cosa.

- Aguarda aquí - indicó a Ron - aguarda con Lockhart, iré  yo, si dentro de una hora no he vuelto...

Hubo una pausa muy elocuente.

- Intentaré quitar algunas piedras - dijo Ron, que parecía hacer esfuerzos para que su voz sonara segura - para que puedas... para que puedas cruzarla volver, y...

- ¡Hasta dentro de un rato! - dijo Harry, tratando de dar a su voz temblorosa un tono de confianza.

Y partió él solo cruzando la piel de la serpiente gigante, enseguida dejó de oír el distante jadeo de Ron al esforzarse para quitar las piedras, el túnel
serpenteaba continuamente, Harry sentía la incomodidad de cada uno de sus músculos en tensión, quería llegar al final del túnel y al mismo tiempo le aterrorizaba lo que pudiera encontrar en él, y entonces, al fin, al doblar sigilosamente otra curva, vio delante de él una gruesa pared en la que estaban talladas las figuras de dos serpientes enlazadas, con grandes y brillantes esmeraldas en los ojos.

Harry se acercó a la pared, tenía la garganta muy seca, no tuvo que hacer un gran esfuerzo para imaginarse que aquellas serpientes eran de verdad,porque sus ojos parecían extrañamente vivos.

Tenía que intuir lo que debía hacer, se aclaró la garganta, y le pareció que los ojos de las serpientes parpadeaban.

- ¡Ábrete! - dijo Harry, con un silbido bajo, desmayado.

Las serpientes se separaron al abrirse el muro, las dos mitades de éste se deslizaron a los lados hasta quedar ocultas, y Harry, temblando de la cabeza a los pies, entró.

Se hallaba en el extremo de una sala muy grande, apenas iluminadas, altísimas columnas de piedra talladas con serpientes enlazadas se elevaban para sostener un techo que se perdía en la oscuridad, proyectando largas sombras negras sobre la extraña penumbra verdosa que reinaba en la estancia.

Con el corazón latiendole muy rápido, Harry escuchó aquel silencio de ultratumba. ¿Estaría el basilisco acechando en algún rincón oscuro, detrás de una columna? ¿Y dónde estaría Ginny?

Sacó su varita y avanzó por entre las columnas decoradas con serpientes, sus pasos resonaban en los muros sombríos, iba con los ojos entornados,
dispuesto a cerrarlos completamente al menor indicio de movimiento, le parecía que las serpientes de piedra lo vigilaban desde las cuencas vacías de sus ojos, más de una vez, el corazón le dio un vuelco al creer que alguna se movía.

Al llegar al último par de columnas, vio una estatua, tan alta como la misma cámara, que surgía imponente, adosada al muro del fondo.

Harry tuvo que echar atrás la cabeza para poder ver el rostro gigantesco que la coronaba: era un rostro antiguo y simiesco, con una barba larga y fina que le llegaba casi hasta el final de la amplia túnica de mago, donde unos enormes pies de color gris se asentaban sobre el liso suelo, y entre los pies,boca abajo, vio una pequeña figura con túnica negra y el cabello de un rojo encendido.

- ¡Ginny! - susurró Harry, corriendo hacia ella e hincándose de rodillas - ¡Ginny! ¡No estés muerta! ¡Por favor, no estés muerta! - dejó la varita a un
lado, tomo a Ginny por los hombros y le dio la vuelta, tenía la cara tan blanca y fría como el mármol, aunque los ojos estaban cerrados, así que no estaba petrificada, pero entonces tenía que estar...- Ginny, por favor, despierta - susurró Harry sin esperanza, agitándola, la cabeza de Ginny se movió,inanimada, de un lado a otro.

- No despertará - dijo una voz suave.

Harry se enderezó de un salto.

Un muchacho alto, de pelo negro, estaba apoyado contra la columna más cercana, mirándole, tenía los contornos borrosos, como Harry si lo estuviera
mirando a través de un cristal empañado, pero no había dudas sobre quién era.

- Tom... ¿Tom Ryddle?

Ryddle asintió con la cabeza, sin apartar los ojos del rostro de Harry.

- ¿Qué quieres decir? ¿Por qué no despertará? - dijo Harry desesperado - ¿Ella no está... no está...?

- Todavía está viva - contestó Ryddle -, pero por muy poco tiempo.

Harry lo miró detenidamente, Tom Ryddle había estudiado en Hogwarts hacía cincuenta años, y sin embargo allí, bajo aquella luz rara, neblinosa y brillante, aparentaba tener dieciséis años, ni un día más.

- ¿Eres un fantasma? - preguntó Harry dubitativo.

- Soy un recuerdo - respondió Ryddle tranquilamente - guardado en un diario durante cincuenta años.

Ryddle señaló hacia los gigantescos dedos de los pies de la estatua, allí se encontraba, abierto, el pequeño diario negro que Harry había hallado en los aseos de Myrtle la Llorona, durante un segundo, Harry se preguntó cómo habría llegado hasta allí, pero tenía asuntos más importantes en los que pensar.

- Tienes que ayudarme, Tom - dijo Harry, volviendo a levantar la cabeza de Ginny - tenemos que sacarla de aquí, hay un basilisco... No sé dónde está, pero podría llegar en cualquier momento, por favor, ayúdame...

Ryddle no se movió. Harry, sudando, logró levantar a medias a Ginny del suelo, y se inclinó a recoger su varita.

Pero la varita ya no estaba.

- ¿Has visto...?

Levantó los ojos. Ryddle seguía mirándolo... y jugueteaba con la varita de Harry entre los dedos.

- Gracias - dijo Harry, tendiendo la mano para que el muchacho se la devolviera.

Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de Ryddle, siguió mirando a Harry, jugando indolente con la varita.

- Escucha - dijo Harry con impaciencia, las rodillas se le doblaban bajo el peso muerto de Ginny - ¡Tenemos que huir! Si aparece el basilisco...

- No vendrá si no es llamado - dijo Ryddle con toda tranquilidad.

Harry volvió a posar a Ginny en el suelo, incapaz de sostenerla.

- ¿Qué quieres decir? - preguntó - mira, dame la varita, podría necesitarla.

La sonrisa de Ryddle se hizo más evidente.

- No la necesitarás - repuso.

Harry lo miró.

- ¿A qué te refieres, yo no...?

- He esperado este momento durante mucho tiempo, Harry Potter - dijo Ryddle - quería verte, y hablarte.

- Mira - dijo Harry, perdiendo la paciencia -, me parece que no lo has entendido: estamos en la Cámara de los Secretos, ya tendremos tiempo de
hablar luego.

- Vamos a hablar ahora - dijo Ryddle, sin dejar de sonreír, y se guardó en el bolsillo la varita de Harry.

Harry lo miró, allí sucedía algo muy raro.

- ¿Cómo ha llegado Ginny a este estado? - preguntó, hablando despacio.

- Bueno, ésa es una cuestión interesante - dijo Ryddle, con agrado - es una larga historia, supongo que el verdadero motivo por el que Ginny está así es que le abrió el corazón y le reveló todos sus secretos a un extraño invisible.

- ¿De qué hablas? - dijo Harry.

- Del diario - respondió Ryddle - de mi diario, la pequeña Ginny ha estado escribiendo en él durante muchos meses, contándome todas sus penas y congojas: que sus hermanos se burlaban de ella, que tenía que venir al colegio con túnica y libros de segunda mano, que... - A Ryddle le brillaron los ojos -... pensaba que el famoso, el bueno, el gran Harry Potter no llegaría nunca a quererla...

Mientras hablaba, Ryddle mantenía los ojos fijos en Harry, había en ellos una mirada casi ávida.

- Es una lata tener que oír las tonterías de una niña de once años - siguió - pero me armé de paciencia, le contesté por escrito, fui comprensivo, fui bondadoso, Ginny, simplemente, me adoraba: Nadie me ha comprendido nunca como tú, Tom... Estoy tan contenta de poder confiar en este diario... Es como tener un amigo que se puede llevar en el bolsillo...

Ryddle se rió con una risa potente y fría que parecía ajena,  Harry se le erizaron los pelos de la nuca.

- Si es necesario que yo lo diga, Harry, la verdad es que siempre he fascinado a la gente que me ha convenido, así que Ginny me abrió su alma, y era precisamente su alma lo que yo quería, me hice cada vez más fuerte alimentándome de sus temores y de sus profundos secretos, me hice más
poderoso, mucho más que la pequeña señorita Weasley, lo bastante poderoso para empezar a alimentar a la señorita Weasley con algunos de mis propios secretos, para empezar a darle un poco de mi alma...

- ¿Qué quieres decir? - preguntó Harry, con la boca completamente seca.

- ¿Todavía no lo adivinas, Harry Potter? - dijo sin inmutarse Ryddle - Ginny Weasley abrió la Cámara de los Secretos, ella retorció el pescuezo a los gallos del colegio y pintarrajeó pavorosos mensajes en las paredes, ella echó la serpiente de Slytherin contra los cuatro sangre sucia, el sangre pura, que aunque no estaba en el plan se atravesó en el y el gato del squib.

- No - susurró Harry.

- Sí - dijo Ryddle con calma - por supuesto, al principio ella no sabía lo que hacia, fue muy divertido, me gustaría que hubieras podido ver las
anotaciones que escribía en el diario... Se
volvieron mucho más interesantes... Querido Tom - recitó, contemplando la horrorizada cara de Harry -, creo que estoy perdiendo la memoria, he encontrado plumas de gallo en mi túnica y no sé por qué están ahí. Querido Tom, no recuerdo lo que hice la noche de Halloween, pero han atacado a un gato y yo tengo manchas de pintura en la túnica. Querido Tom, Percy me sigue diciendo que estoy pálida y que no parezco yo, creo que sospecha de mí... Hoy ha habido otro ataque y no sé dónde me encontraba en aquel momento. ¿Qué voy a hacer, Tom? Creo que me estoy volviendo loca, ¡Me parece que soy yo la que ataca a todo el mundo, Tom!

Harry tenía los puños apretados y se clavaba las uñas en las palmas.

- Le llevó mucho tiempo a esa tonta de Ginny dejar de confiar en su diario - explicó Ryddle - pero al final sospechó e intentó deshacerse de él, y entonces apareciste tú, Harry, tú lo encontraste, y nada podría haberme hecho tan feliz, de todos los que podrían haberlo tomado, fuiste tú, la persona a la que yo tenía más ganas de conocer...

- ¿Y por qué querías conocerme? - preguntó Harry la ira lo embargaba y tenía que hacer un gran esfuerzo para mantener firme la voz.

- Bueno, verás, Ginny me lo contó todo sobre ti, Harry - dijo Ryddle - toda tu fascinante historia - sus ojos vagaron por la cicatriz en forma de rayo
que Harry tenía en la frente, y su expresión se volvió más ávida - quería averiguar más sobre ti, hablar contigo, conocerte si era posible, así que decidí mostrarte mi famosa captura de ese zopenco, Hagrid, para ganarme tu confianza.

- Hagrid es mi amigo - dijo Harry, con voz temblorosa - y tú lo acusaste, ¿no? Creí que habías cometido un error, pero...

Ryddle volvió a reírse con su risa sonora.

- Era mi palabra contra la de Hagrid, bueno, ya te puedes imaginar lo que pensaría el viejo Armando Dippet, por un lado, Tom Ryddle, pobre pero muy
inteligente, sin padres pero muy valeroso, prefecto del colegio, estudiante modelo; por el otro lado, el grandón e idiota de Hagrid, que tenía problemas
cada dos por tres, que intentaba criar cachorros de hombre lobo debajo de la cama, que se escapaba al bosque prohibido para luchar con los trols, pero admito que incluso yo me sorprendí de lo bien que funcionó mi plan, creía que alguien al fin comprendería que Hagrid no podía ser el heredero de Slytherin, me había llevado cinco años averiguarlo todo sobre la Cámara de los Secretos
y descubrir la entrada oculta... ¡como si Hagrid tuviera la inteligencia o el poder necesarios!

»Sólo el profesor de Transformaciones, Dumbledore, creía en la inocencia de Hagrid, convenció a Dippet para que retuviera a Hagrid y le enseñara el oficio de guarda, sí, creo que Dumbledore podría haberlo adivinado, Dumbledore nunca le gusté tanto como a los otros profesores...

- Me apuesto algo a que Dumbledore descubrió tus intenciones - dijo Harry, rechinando los dientes.

- Bueno, es verdad que él me vigiló mucho más después de la expulsión de Hagrid, me fastidió bastante - dijo Ryddle sin darle importancia - me dicuenta de que no sería prudente volver a abrir la cámara mientras siguiera estudiando en el colegio, pero no iba a desperdiciar todos los años que había pasado buscándola, decidí dejar un diario, conservándome en sus páginas con mis dieciséis años de entonces, para que algún día, con un poco de suerte,sirviese de guía para que otro siguiera mis pasos y completara la noble tarea de Salazar Slytherin.

- Bueno, pues no la has completado - dijo Harry en tono triunfante -Nadie ha muerto esta vez, ni siquiera el gato, dentro de unas pocas horas la
pócima de mandrágora estará lista y todos los petrificados volverán a la normalidad.

- ¿No te he dicho todavía - dijo Ryddle con suavidad - que ya no me preocupa matar a los sangre sucia? Desde hace meses mi nuevo objetivo has sido... tú - Harry lo miró - imagina mi disgusto cuando alguien volvió a abrir mi diario, y ya no eras tú quien me escribía, sino Ginny, ella te vio con el diario y se puso muy nerviosa. ¿Y si averiguabas cómo funcionaba, y el diario te contaba todos sus secretos? ¿Y si, lo que aún era peor, te decía quién había retorcido el pescuezo a los pollos? Así que esa mocosa esperó a que tu
dormitorio quedara vacío y te lo robó, pero yo ya sabía lo que tenía que hacer era evidente que tú ibas detrás del heredero de Slytherin, por todo lo que Ginny me había dicho sobre ti, yo sabía que irías al fin del mundo para resolver el misterio... y más si atacaban a uno de tus mejores amigos, y Ginny me había dicho que todo el colegio era un hervidero de rumores porque te habían oído hablar pársel...

»Así que hice que Ginny escribiera en la pared su propia despedida y bajara a esperarte, luchó y gritó y se puso muy pesada, pero ya casi no le quedaba vida: había puesto demasiado en el diario, en mí, lo suficiente para que yo pudiera salir al fin de las páginas, he estado esperándote desde que llegamos, sabía que vendrías, tengo muchas preguntas que hacerte, Harry Potter.

- ¿Como cuál? - soltó Harry, con los puños aún apretados.

- Bueno - dijo Ryddle, sonriendo -, ¿cómo es que un bebé sin un talento mágico extraordinario derrota al mago más grande de todos los tiempos?¿Cómo escapaste sin más daño que una cicatriz, mientras que lord Voldemort perdió sus poderes?

En aquel momento apareció un extraño brillo rojo en su mirada.

- ¿Por qué te preocupa cómo me libré? - dijo Harry despacio - Voldemort fue posterior a ti.

- Voldemort - dijo Ryddle imperturbable - es mi pasado, mi presente y mi futuro, Harry Potter...

Sacó del bolsillo la varita de Harry y escribió en el aire con ella tres resplandecientes palabras:

TOM SORVOLO RYDDLE

Luego volvió a agitar la varita, y las letras cambiaron de lugar:

SOY LORD VOLDEMORT

- ¿Ves? - susurró - es un nombre que yo ya usaba en Hogwarts,aunque sólo entre mis amigos más íntimos, claro. ¿Crees que iba a usar siempre mi sucio nombre muggle? ¿Yo, que soy descendiente del mismísimo Salazar Slytherin, por parte de madre? ¿Conservar yo el nombre de un vulgar
muggle que me abandonó antes de que yo naciera, sólo porque se enteró de que su mujer era bruja? No, Harry, me di un nuevo nombre, un nombre que sabía que un día temerían pronunciar todos los magos, ¡cuando yo llegara a ser el hechicero más grande del mundo!

A Harry pareció bloqueársele el cerebro, miraba como atontado a Ryddle,al huérfano que se convirtió en el asesino de sus padres, y de otra mucha gente... Al final hizo un esfuerzo por hablar.

- No lo eres - dijo, su voz aparentemente calmada estaba llena de odio.

- ¿No soy qué? - preguntó Ryddle bruscamente.

- No eres el hechicero más grande del mundo - dijo Harry, con la respiración agitada - lamento decepcionarte pero el mejor mago del mundo es Albus Dumbledore, todos lo dicen, ni siquiera cuando eras fuerte te atreviste a apoderarte de Hogwarts, Dumbledore te descubrió cuando estabas en el colegio y todavía le tienes miedo, te escondas donde te escondas.

De la cara de Ryddle había desaparecido la sonrisa, y había ocupado su lugar una mirada de desprecio absoluto.

- ¡A Dumbledore lo han echado del castillo gracias a mi simple recuerdo!- dijo Ryddle, irritado.

- No está tan lejos como crees - replicó Harry, hablaba casi sin pensar,con la intención de asustar a Ryddle y deseando, más que creyendo, que lo que afirmaba fuese verdad.

Ryddle abrió la boca, pero no dijo nada.

Llegaba música de algún lugar, Ryddle se volvió para comprobar que en la cámara no había nadie más, pero aquella música sonaba cada vez más y más fuerte, era inquietante, estremecedora, sobrenatural, a Harry le puso los pelos de punta y le pareció que el corazón iba a salírsele del pecho, luego, cuando la música alcanzó tal fuerza que Harry la sentía vibrar en su interior, surgieron llamas de la columna más cercana a él.

Apareció de repente un pájaro carmesí del tamaño de un cisne, que entonaba hacia el techo abovedado su rara música, tenía una cola dorada y brillante, tan larga como la de un pavo real, y brillantes garras doradas, con las que sujetaba un fardo de harapos.

El pájaro se encaminó derecho a Harry, dejó caer el fardo a sus pies y se le posó en el hombro, cuando plegó las grandes alas, Harry levantó la mirada y vio que tenía un pico dorado afilado y los ojos redondos y brillantes.

El pájaro dejó de cantar y acercó su cuerpo cálido a la mejilla de Harry, sin dejar de mirar fijamente a Ryddle.

- Es un fénix - dijo Ryddle, devolviéndole una mirada perspicaz.

- ¿Fawkes? - musitó Harry, sintiendo la suave presión de las garrasdoradas.

- Y eso - dijo Ryddle, mirando el fardo que Fawkes había dejado caer -, eso no es más que el viejo Sombrero Seleccionador del colegio.

Así era, remendado, deshilachado y sucio, el sombrero yacía inmóvil a los pies de Harry.

Ryddle volvió a reír, rió tan fuerte que su risa se multiplicó en la oscura cámara, como si estuvieran riendo diez Ryddles al mismo tiempo.

- ¡Eso es lo que Dumbledore envía a su defensor: un pájaro cantor y un sombrero viejo! ¿Te sientes más seguro, Harry Potter? ¿Te sientes a salvo?

Harry no respondió, no veía la utilidad de Fawkes ni del viejo sombrero,pero ya no se sentía solo, y aguardó con creciente valor a que Ryddle dejara
de reír.

- A lo que íbamos, Harry - dijo Ryddle, sonriendo todavía con ganas - en dos ocasiones, en tu pasado, en mi futuro, nos hemos encontrado, han sido dos ocasiones en que no he logrado matarte. ¿Cómo sobreviviste? Cuéntamelo todo, cuanto más hables - añadió con voz suave -, más tardarás en morir.

Harry pensó deprisa, sopesando sus posibilidades, Ryddle tenía la varita;él tenía a Fawkes y el Sombrero Seleccionador, que no resultarían de gran utilidad en un duelo, no prometían mucho, la verdad, pero cuanto más tiempo permaneciera Ryddle allí, menos vida le quedaría a Ginny... Harry percibió algo de pronto: en el tiempo que llevaban en la cámara, los contornos de la imagen de Ryddle se habían vuelto más claros, más corpóreos, si Ryddle y él tenían que luchar, mejor que fuera pronto.

- Nadie sabe por qué perdiste tus poderes al atacarme - dijo bruscamente Harry - yo tampoco, pero sé por qué no pudiste matarme: porque mi madremurió para salvarme, mi vulgar madre de origen muggle - añadió, temblando de rabia -; ella evitó que me mataras, y yo te he visto de verdad, te vi el año pasado, eres una ruina, apenas estás vivo, a esto te ha llevado todo tu poder, te ocultas. ¡Eres horrible, inmundo!

Ryddle tenía el rostro contorsionado, forzó una horrible sonrisa.

- O sea que tu madre murió para salvarte sí, ése es un potente contrahechizo, tenía curiosidad, ¿sabes? Porque existe una extraña afinidadentre nosotros, Harry Potter, incluso tú lo habrás notado, los dos somos desangre mezclada, los dos huérfanos, los dos criados por muggles, tal vez somos los dos únicos hablantes de pársel que ha habido en Hogwarts después de Slytherin. Incluso nos parecemos físicamente... Pero, después de todo, sólo fue suerte lo que te salvó de mí, eso es lo que quería saber.

Harry permaneció quieto, tenso, aguardando que Ryddle levantara su varita, pero Ryddle se limitaba a exagerar más su sonrisa contrahecha.

- Ahora, Harry, voy a darte una pequeña lección, enfrentemos los poderes de lord Voldemort, heredero de Salazar Slytherin, contra el famoso Harry Potter, que tiene de su parte las mejores armas de Dumbledore.

Ryddle dirigió una mirada socarrona a Fawkes y al Sombrero Seleccionador, y luego anduvo unos pasos en dirección opuesta, Harry,notando que el miedo se le extendía por las entumecidas piernas, vio que Ryddle se detenía entre las altas columnas y dirigía la mirada al rostro de Slytherin, que se elevaba sobre él en la oscuridad. Ryddle abrió la boca y silbó... pero Harry comprendió lo que decía.

- Háblame, Slytherin, el más grande de los Cuatro de Hogwarts.

Harry se volvió hacia la estatua, Fawkes se balanceaba sobre su hombro.

El gigantesco rostro de piedra de la estatua de Slytherin se movió y Harry vio, horrorizado, que abría la boca, más y más, hasta convertirla en un gran agujero.

Algo se movía dentro de la boca de la estatua, algo que salía de su interior.

Harry retrocedió hasta dar de espaldas contra la pared de la cámara y cerró fuertemente los ojos, sintió que el ala de Fawkes le rozaba el rostro al
emprender el vuelo, Harry quiso gritar: «¡No me dejes!» Pero ¿de qué le podía valer un fénix contra el rey de las serpientes?

Una gran mole golpeó contra el suelo de piedra de la cámara, y Harry notó que toda la estancia temblaba, sabía lo que estaba ocurriendo, podía sentirlo,podía ver sin abrir los ojos la gran serpiente desenroscándose de la boca de
Slytherin, entonces oyó una voz silbante.

- Mátalo.

El basilisco se movía hacia Harry, éste podía oír su pesado cuerpo deslizándose lentamente por el polvoriento suelo, con los ojos cerrados, Harry
comenzó a moverse a ciegas hacia un lado, palpando con las manos el camino, Ryddle reía...

Harry tropezó, cayó contra la piedra y notó el sabor de la sangre, la serpiente se encontraba a un metro escaso de él, y Harry la oía acercarse, de repente oyó un ruido fuerte, como un estallido, justo encima de él, y algo pesado lo golpeó con tanta fuerza que lo tiró contra el muro, esperando
que la serpiente le hincara los colmillos, oyó más silbidos enloquecidos y algo que azotaba las columnas.

No pudo evitarlo, abrió los ojos lo suficiente para vislumbrar qué sucedía.

La serpiente, de un verde brillante y gruesa como el tronco de un roble, se había alzado en el aire y su gran cabeza roma zigzagueaba como borracha
entre las columnas, temblando, Harry se preparó a cerrar los ojos en cuanto el monstruo hiciera ademán de volverse, y entonces vio qué era lo que había enloquecido a la serpiente.

Fawkes planeaba alrededor de su cabeza, y el basilisco le lanzaba furiosos mordiscos con sus colmillos largos y afilados como sables.

Entonces Fawkes descendió, su largo pico de oro se hundió en la carne del monstruo y un chorro de sangre negruzca salpicó el suelo, la cola de la
serpiente golpeaba muy cerca de Harry, y antes de que pudiera cerrar los párpados, el basilisco se volvió, Harry miró de frente a su cabeza y se dio cuenta de que el fénix lo había picado en los ojos, aquellos grandes y prominentes ojos amarillos, la sangre resbalaba hasta el suelo y la serpiente escupía agonizando.

- ¡No! - oyó Harry gritar a Ryddle - ¡Deja al pájaro! ¡Deja al pájaro! ¡El chico está detrás de ti! ¡Puedes olerlo! ¡Mátalo!

La serpiente ciega se balanceaba desorientada, herida de muerte, Fawkes describía círculos alrededor de su cabeza, silbando su inquietante canción,picando aquí y allá en el morro lleno de escamas del basilisco, mientras brotaba la sangre de sus ojos heridos.

- ¡Ayuda, ayuda! - pedía Harry enloquecido - ¡Que alguien me ayude!

La cola de la serpiente volvió a golpear contra el suelo, Harry se agachó, un objeto blando le golpeó en la cara.

El basilisco había lanzado en su furia el Sombrero Seleccionador sobre Harry, y éste lo tomo, era cuanto le quedaba, su última oportunidad, se lo caló en la cabeza y se echó al suelo antes de que la serpiente sacudiera la cola de nuevo.

- Ayúdame..., ayúdame... - pensó Harry, apretando los ojos bajo el sombrero -, ¡ayúdame, por favor!

No hubo una voz que le respondiera, en su lugar, el sombrero encogió,como si una mano invisible lo estrujara.

Algo muy duro y pesado golpeó a Harry en lo alto de la cabeza, dejándolo casi sin sentido, viendo todavía parpadear estrellas en los ojos, cogió el
sombrero para quitárselo y notó que debajo había algo largo y duro.

Se trataba de una espada plateada y brillante, con la empuñadura llena de fulgurantes rubíes del tamaño de huevos.

- ¡Mata al chico! ¡Deja al pájaro! ¡El chico está detrás de ti! Olfatea...¡Huélelo!

Harry empuñó la espada, dispuesto a defenderse, el basilisco bajó la cabeza, retorció el cuerpo, golpeando contra las columnas, y se volvió para
enfrentarse a Harry, pudo verle las cuencas de los ojos llenas de sangre, y la boca que se abría, una boca lo bastante grande para tragarlo entero, bordeada de colmillos tan largos como su espada, delgados, brillantes, venenosos...

La bestia arremetió a ciegas, Harry, al esquivarla, dio contra la pared de la cámara, el monstruo arremetió de nuevo, y su lengua bífida azotó un costado de Harry, entonces levantó la espada con ambas manos.

El basilisco atacó de nuevo, pero esta vez fue directo a Harry, que hincó la espada con todas sus fuerzas, hundiéndola hasta la empuñadura en el velo del paladar de la serpiente.

Pero mientras la cálida sangre le empapaba los brazos, sintió un agudo dolor encima del codo, un colmillo largo y venenoso se le estaba hundiendo
más y más en el brazo, y se partió cuando el monstruo volvió la cabeza a un lado y con un estremecimiento se desplomó en el suelo.

Harry; apoyado en la pared, se dejó resbalar hasta quedar sentado en el suelo, agarró el colmillo envenenado y se lo arrancó, pero sabía que ya era
demasiado tarde, el veneno había penetrado, la herida le producía un dolor candente que se le extendía lenta pero regularmente por todo el cuerpo, al extraer el colmillo y ver su propia sangre que le empapaba la túnica, se le nubló la vista, la cámara se disolvió en un remolino de colores apagados.

Una mancha roja pasó a su lado y Harry oyó un ruido de garras.

- Fawkes - dijo con dificultad - eres estupendo, Fawkes... - Sintió que el pájaro posaba su hermosa cabeza en el brazo, donde la serpiente lo había
herido.

Oyó unos pasos que resonaban en la cámara, y luego vio una negra sombra delante de él.

- Estás muerto, Harry Potter - dijo sobre él la voz de Ryddle - muerto, hasta el pájaro de Dumbledore lo sabe ¿Ves lo que hace, Potter? Está llorando.

Harry parpadeó, sólo un instante vio con claridad la cabeza de Fawkes, por las brillantes plumas le corrían unas lágrimas gruesas como perlas.

- Me voy a sentar aquí a esperar que mueras, Harry Potter. Tómate todo el tiempo que quieras, no tengo prisa.

Harry cayó en un profundo sopor, todo le daba vueltas.

- Éste es el fin del famoso Harry Potter - dijo la voz distante de Ryddle - solo en la Cámara de los Secretos, abandonado por sus amigos, derrotado al fin por el Señor Tenebroso al que él tan imprudentemente se enfrentó, volverás con tu querida madre sangre sucia, Harry... Ella compró con su vida doce años de tiempo para ti... pero al final te ha vencido lord Voldemort, sabías que
sucedería.

Si aquello era morirse, pensó Harry, no era tan desagradable, incluso el dolor se iba...

Pero ¿de verdad era aquello la muerte? En lugar de oscurecerse, la cámara se volvía más clara, Harry movió un poco la cabeza, y allí estaba Fawkes, apoyándole todavía la suya en el brazo, jn charquito de lágrimas brillaba en torno a la herida... Sólo que ya no había herida.

- Márchate, pájaro - dijo de pronto la voz de Ryddle - Sepárate de él, ¡He dicho que te vayas!

Harry levantó la cabeza, Ryddle apuntaba a Fawkes con la varita de Harry sonó como un disparo y Fawkes emprendió el vuelo en un remolino de rojo y oro.

-Lágrimas de fénix... - dijo Ryddle en voz baja, contemplando el brazo de Harry - Naturalmente... Poderes curativos..., me había olvidado.... - miró a
Harry a la cara - pero igual da, de hecho, lo prefiero así, solos tú y yo, Harry Potter..., tú y yo...

Levantó la varita.

Entonces, con un batir de alas, Fawkes pasó de nuevo por encima de sus cabezas y dejó caer algo en el regazo de Harry: el diario.

Lo miraron los dos durante una fracción de segundo, Ryddle con la varita levantada, luego, sin pensar, sin meditar, como si todo aquel tiempo hubiera esperado para hacerlo, Harry tomo el colmillo de basilisco del suelo y lo clavó en el cuaderno.

***

Ya casi llegamos al final de este libro y pronto ¡Del prisionero de Azkaban!

Gracias por tantas vistas los adoro.

Att: Malfoy-Potter

Продолжить чтение

Вам также понравится

475K 9.8K 7
𝙃𝙤𝙪𝙨𝙚 𝙊𝙛 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠 || 𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 "Ser una Black digna de su apellido" Madelyn siempre tuvo esos pensamientos al saber q...
569K 51.7K 42
Mazaki Suki es estudiante de primer año, compañera de los grandes jugadores del equipo de voleibol: Hinata Shoyo y Kageyama Tobio. Ella es amante de...
159K 16.9K 38
⠀⠀⠀⠀ ⠀★ jeongguk es un ⠀⠀⠀⠀⠀⠀famoso actor porno ⠀⠀⠀⠀⠀⠀y taehyung un lindo ⠀⠀⠀⠀⠀⠀chico que disfruta de ⠀⠀⠀⠀⠀⠀public...
111K 4.5K 32
𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭, +16, 𝐜𝐮𝐭𝐞 todos los personajes son mayores de edad todos los personajes le pertenecen a Haruichi Furudate <3