Fantasía de un Soberano [Ka...

By JakeD79

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Bakugou Katsuki, Rey de Mytitur, ostenta el liderazgo sobre el reino más prominente y avanzado del continente... More

Cap 01: La Llegada del Rey
Cap 02: Unidos por el Destino
Cap 03: La Amenaza Inminente
Cap 04: La Profecía
Cap 05: El Indicado
Cap 06: La Vida que se Deja Atrás
Cap 07: Un Mal Comienzo
Cap 08: La Cálida Noche
Cap 09: ¿Prepararme?
Cap 10: La Ceremonia
Cap 11: El Corazón que No Sana
Cap 12: Indicios: Parte I
Cap 13: Indicios: Parte II
Cap 14: Indicios: Final
Cap 15: El Brillo de un Sentimiento
Cap 16: Respuestas: Parte I
Cap 18: Trágame, Tierra
Cap 19: La Esperanza de Todos
Cap 20: Una Mágica Sinfonía
Cap 21: El Deseo de un Omega
Cap 22: Un Nuevo Comienzo
Cap 23: La Pregunta
Cap 24: El Festival de los Faroles: Parte I
Cap 25: El Festival de los Faroles: Final
Cap 26: Mis Hermanos y Yo
Cap 27: Izuku vs Shoto
Cap 28: Fuego Celestial
Cap 29: Los Espíritus de la Magia Blanca
Cap 30: Un Rey sin Corona
Cap 31: El Amor en Tiempos de Cosecha
Cap 32: El Temor del Pasado
Cap 33: Lo que se Mueve en las Sombras
Cap 34: El Reflejo de un Alma Rota
Cap 35: Mi Reino
Cap 36: Sueños de Pesadillas
Cap 37: Entre la Luz y la Oscuridad: Parte I
Cap 38: Entre la Luz y la Oscuridad: Parte II
Cap 39: Entre la Luz y la Oscuridad: Parte III
Cap 40: Entre la Luz y la Oscuridad: Parte IV
Cap 41: Entre la Luz y la Oscuridad: Final del tomo I
Cap 42: 200 Años de Caos y Miseria
Cap 43: ¿La Muerte me Sienta Bien?
Cap 44: La Visita de la Bruja de las Ondas
Cap 45: Un té con sabor a sangre
Cap 46: El Destino que Nadie Quiso
Cap 47: Hasta que el Corazón se Derrame
Cap 48: Los Lamentos de los Desdichados
Cap 49: El Bosque Petrificado de Codicia
Cap 50: Por Amor, la Muerte Será
Cap 51: Con el Consejo de Guerra: Parte I
Cap 52: Con el Consejo de Guerra: Parte II
Cap 53: Con el Consejo de Guerra: Final
Cap 54: La Sangre Ajena de Mí
Cap 55: La Danza del Medio Día
Cap 56: La Forma de la Felicidad
Cap 57: El Druida, la Bruja y el Hechicero
Cap 58: Todavía Estamos Aquí: Parte I
Cap 59: Todavía Estamos Aquí: Parte II
Cap 60: Todavía Estamos Aquí: Parte III
Cap 61: Todavía Estamos Aquí: Parte IV
Cap 62: Todavía Estamos Aquí: Final
Cap 63: Fumikage vs Shoto
Cap 64: Entre Sombras y Espejismos: Parte I
Cap 65: Entre Sombras y Espejismos: Final
Cap 66: Ecos de Pesadilla
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Cap 67: La Furia de la Discordia
Cap 68: Promesas Tenebrosas
Cap 69: La Maldición del Amor

Cap 17: Respuestas: Final

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By JakeD79

Como no me hicieron saber si querían los capítulos más largos o cortos, puedo entender por eso que no importa que tan largo sea un capítulo. Así que aquí les va uno.

Disfruten.

______________________________________

A la mañana siguiente Katsuki ya estaba en su estudio con sus hermanos. Todos estaban ansiosos, finalmente sabrían la verdad sobre el pecoso y cómo tratar con él. Katsuki no podía esperar, desde que se enteró que Izuku es un Druida y lo vio usar su magia, pensaba que con él a su lado su poder aumentaría y con todo ese poder eliminaría finalmente a las sombras y conquistaría todo el continente. Su hambre de poder era insaciable. Ahora más que nunca lo protegería y lo aislaría de todo y todos, lo retendría a la fuerza de ser necesario sin importarle lo él que quiera o piense. Nadie le pondrá un dedo encima si él no lo autoriza, Izuku desde ahora se convertirá en su más valiosa posesión. Le pertenece a él y solamente a él.

Esos eran los pensamientos que rodaban en la mente del insensato Rey.

<∞———~•§•~———∞>

Esa misma mañana, Izuku fue despertado por el delicioso aroma de comida caliente que invadió sus fosas nasales. En ese momento se sentó sobre la cama mientras bostezaba y al abrir poco a poco sus ojos se dio cuenta que tenía puesta una bata para dormir. Sin embargo, eso no era lo más extraño. Dentro de su adormilada cabeza no podía entender como fue que terminó durmiendo en la cama.

"Qué raro, creí que anoche me había quedado dormido en el sofá. Seguro fue Su Majestad el que me pasó a la cama, ¿Pero era necesario que me cambiara de ropa?... Bueno, supongo que no es de sorprenderse, él ya me ha visto desnudo"

– ¡Buenos días, Alteza! –Midoriya fue sacado sin aviso alguno de sus pensamientos por una estruendosa voz y al mirar a su alrededor para buscar su origen se encontró a un beta de pelo azul con lentes que vestía una túnica blanca y llevaba consigo un cuaderno, era el Consejero Real del la corte del Rey–. ¿Cómo se encuentra esta mañana, Su Alteza? ¿Pudo dormir bien?

–Ah, Iida-san. Me sorprendiste.

-Discúlpeme Alteza, no era mi intención. Aquí le traje su desayuno -Iida apunto sus manos sobre la mesa mostrando el desayuno que le había traído-. Aquí tiene un plato de panqueques cubierto con jarabe espeso, también le traigo dos sándwiches con huevo y tocino, pan tostado con queso derretido, un plato de avena con frutas y para acompañar le chocolate caliente.

El peliverde estaba asombrado al ver tanta comida. Ni siquiera en la cena con Katsuki y sus hermanos hubo tantos platillos que contemplar.

–Se ve todo muy exquisito, Iida-san –decía Izuku mientras bajaba de la cama. Luego de acercarse al beta, se sentó frente a la mesa dónde se encontraba su desayuno mientras pensaba que debería comer primero–. Pero esto es demasiado para mí, no creo poder comérmelo todo.

–Hoy necesitará muchas fuerzas, Alteza. Por eso le traje mucha comida.

– ¿Fuerzas para qué? –Cuestionó él omega mientras tomaba un sándwich para llevárselo a la boca.

–Espero que a Su Alteza no se le haya olvidado que ayer le mencioné que iba a enseñarle a gobernar esta nación.

– ¡Cierto! –Exclamó Izuku sorprendido justo antes de clavarle el diente a su sandwich–. Con todo lo que pasó anoche lo olvidé por completo. ¿Su Majestad ya se fue, verdad?

–Así es, Alteza, en este momento Su Majestad Bakugou está reunido en su estudio con sus hermanos hablando ahora con su madre y ordenó no ser interrumpido por nadie o de lo contrario rodarán cabezas.

Luego de sentir un feo escalofrío por aquella afirmación, Izuku bajó la mirada entristecido. Ahora ellos lo sabrán todo también, no tenía idea como ellos lo tomarían y pensar en esa reunión le casuaba mucho nerviosismo.

–No se preocupe por ellos, Alteza. Mejor desayune y dese un baño. Yo vendré después por usted para llevarlo a la biblioteca.

–Está bien.

<∞———~•§•~———∞>

–Buenos días, Majestades –entrando al estudio del Rey, siendo escoltada por un guardia, Midoriya Inko saludó con una reverencia a Katsuki y sus hermanos, quiénes estaban esperando ansiosamente por su llegada. 

Ellos se encontraban sentados en una mesa redonda de madera fina, dónde Katsuki ocupaba el asiento del medio, Eijirou el de la izquierda y Shoto el asiento de la derecha, según su propia percepción.

–Buenos días –Shoto respondió su saludo con una amable sonrisa–. ¿Descansó bien, señora Midoriya?

–S-Sí, Alteza, descansé bien.

–Qué bueno.

–Basta de modalidades innecesarias. Usted siéntese y empiece a hablar de una vez –Katsuki le señaló a Inko el único asiento sobre la mesa que estaba desocupado. Luego de tragar saliva para prepararse para la extensa conversación, Inko caminó nerviosa hacia la mesa para seguidamente tomar el lugar que le correspondía. Frente a Katsuki.

No podía estar más inquieta, se encontraba compartiendo la mesa con dos de los alfas más poderosos de Mytitur y todas sus colonias, y también con el Rey y Hechicero más fuerte del mundo entero. En ningún momento dejó de temblar y lo que más la inquietaba era la penetrante mirada que Katsuki tenía fijada en ella. Después de inhalar y exhalar un poco de aire para calmarse dio comienzo a la tal esperada reunión.

–Comenzaré diciendo que Izuku es un Druida.

–Eso lo sabemos, ¿Pero que es un Druida exactamente? –Pregunta Katsuki.

–Los Druidas son seres o magos poderosos que veneran la naturaleza, ellos se encargan de proteger el orden natural de las cosas en cuanto la magia y la vida cotidiana. Los Druidas son seres llenos de sabiduría con poderes increíbles otorgados por los espíritus del bosque, ellos son servidores de la gran magia blanca y con su luz y su poder, purgan el mal.

– ¿Por qué solamente los Druidas pueden ser omegas?

–Tengo entendido que es porque los espíritus adoran a los omegas por sobre todas las criaturas.

– ¿Cómo es que los espíritus escogen a alguien para ser un Druida? Al parecer no ha habido Druidas durante muchos años, ¿Por qué aparece uno justo ahora?

–Lo único que sé de eso es que los espíritus escogen a las almas más puras que hay y así les otorgan todos sus poderes. ¿Por qué aparece un Druida después de tanto tiempo? No lo sé.

– ¿Por qué Deku no hay tenido un celo aun? ¿Eso tiene que ver con ser un Druida?

-Los Druidas solo pueden pasar el por el celo una vez que sean marcados por un alfa, a la vez que tampoco pueden concebir hijos. Es para que su omega interior no les dificulte su trabajo.

–Interesante –contestó Bakugou arrecostándose al espaldar de su silla–. Estoy seguro que Deku no se lo dijo, pero él fue secuestrado la noche que celebramos nuestra ceremonia de compromiso.

– ¡¿Qué?! ¡¿Le hicieron daño?! –Exclamó Inko muy alterada.

–Sí, al parecer lo torturaron hasta bañar su cuerpo en su propia sangre.

–Oye Katsuki, ¿Podrías tener un poco de tacto? –Dijo Todoroki al ver a Inko llorar.

– ¿Qué? Eso fue lo que pasó –respondió Katsuki con su fulminante mirada en su hermano para después dirigirse a la omega quebrantada en llanto–. ¡Ya cálmese, señora, él está bien! La cosa es que la magia para curarle sus heridas no funcionó, su cuerpo sanó por sí solo cuando despertó luego de dormir por tres días.

–Mi pobre cachorro...

– ¡Responda! –Exigió Katsuki alarmando a la peliverde–. ¿Por qué la magia no funcionó en él?

–Los Druidas... son seres con una capacidad mágica increíble. Para que una magia o un poder surta efecto en ellos tendría que ser algo mucho más poderoso que el propio Druida. Los espíritus les otorgaron esa cualidad para que no sea tan sencillo derrotarlos en batalla, y gracias a sus grandes poderes, son capaces de vivir por cientos de años.

–Tiene sentido -dijo Kirishima.

–Cuando encontramos a Deku en el bosque estaba rodeado por los cuerpos desmembrados de sus secuestradores. ¿Sabe que los mató? Si tiene que ver con lo que es, entonces necesito saberlo –expresó Bakugouo mostrándose muy ansioso. Kirishima y Todoroki también anhelaban escuchar su respuesta.

-Creo que puedo hacerme una idea de eso, le explicare brevemente. Los Druidas no pueden usar siempre sus poderes, aunque Izuku fuera sabido desde un principio lo que es no sido capaz de usarlos. Los poderes de los Druidas no se manifiestan a temprana edad, como son muy poderosos el cuerpo tiene que fortalecerse primero para ser capaz de soportar toda esa magia.

–Sí, ¿Pero que hay con eso?

–Lo que trato de decirle es que Izuku todavía no había manifestado sus poderes, entonces... mi pobre bebé debió pasar por un momento terriblemente critico que lo llevo al borde la muerte... –Inko comenzó a llorar de nuevo. Todoroki le dio un pañuelo para que pudiera secarse sus lágrimas.

–Sé que debe ser duro para usted, pero por favor continúe –pidió él muy amablemente. Inko secó sus lágrimas, sonó su nariz y pudo continuar 

–Los espíritus no debieron aceptar que su primer Druida en mucho tiempo muriera sin cumplir su propósito. Así que podría pensar que ellos mataron a sus secuestradores, pero no lo creo. Si me dice que encontraron cuerpos desmembrados no sabría decirle si fueron los espíritus, ellos no son sanguinarios. Pero de lo que si estoy segura es que de algún modo estuvieron involucrados más no directamente.

– ¡Maldición! –Rugió Bakugou dándole un puñetazo a la mesa, asustando a todos en el acto–. ¡De nuevo no sabemos nada de esa noche!

–Pero Izuku ya manifestó sus poderes –mencionó Eijirou–. Destrozó la habitación de Katsuki en un instante.

– ¿Qué? ¡Eso realmente es preocupante! –Inko se mostró tan perturbada al oír al pelirrojo que preocupó al trío de alfas con los que estaba.

– ¿Por qué? –Interrogó Katsuki con el entrecejo arrugado.

–Al parecer, prácticamente lo obligaron a manifestar su magia esa noche. Todavía falta mucho para que pueda despertar su magia tal y como corresponde, ya que aún es muy joven. Cómo no era el momento adecuado para Izuku manifestara sus poderes, no podrá tener control sobre ellos y sin ninguna clase de control se volverán peligrosamente inestables.

El trío de alfas allí presentes se alarmaron en sobremanera, pero el primero que pudo decir algo fue cierto pelirrojo.

– ¡¿Inestables?! ¿Eso es malo, cierto?

–Izuku tiene que aprender a usar su magia para que no pierda el control de ella, de lo contrario... su magia lo destruirá.

– ¿Cómo o en que consiste exactamente la magia de Deku? –Preguntó Katsuki.

–Solo puedo decirle que como no ha aprendido a usarla aun, está ligada con sus emociones. Lo único que sé con certeza absoluta es que su magia consiste en eliminar el poder de las sombras para siempre. Eso es todo, le pido ahora que por favor cumpla su palabra.

–Hay algo más que quiero preguntarle –Inko frunció el ceño desconcertada, según ella ya le había dicho todo lo que sabía de los Druidas, por eso le pareció muy extraño que Katsuki aún no estuviera satisfecho con todo lo que ha dicho.

–Con todo respeto, Majestad, yo ya le dije todo lo que sé.

–No. No me ha dicho lo más obvio aun –Inko quedó abrumada por la ardiente mirada que Katsuki tenía en ella, sus ojos rubíes brillaban como dos intensas llamas escarlatas en las cuáles ella se veía reflejada. De inmediato pudo notar que Katsuki buscaba la absoluta verdad en su siguiente pregunta y ella ya no estaba segura que si podría proporcionársela–. ¿Cómo es que usted sabe todo acerca de los Druidas? 

Inko quedó increíblemente sorprendida, hasta hace unos momentos creía que Katsuki estaría satisfecho con saber todo sobre Izuku que no pensó en lo que le diría si llegara a preguntar cómo es que obtuvo esa información. Esa era la primera pregunta que Katsuki quería hacerle, pero prefirió dejarla para el final ya que pensaba que Inko no sería del todo sincera al hablar. En primer lugar, para él era muy extraño que Inko supiera tanto de Druidas cuando ni siquiera Chiyo pudo encontrar tal información los días que pasó encerrada en la biblioteca.

–Usted claramente está escondiendo algo, ¿Acaso creía que no me iba a dar cuenta?

"¡No puede ser!... ¿Qué hago ahora?"

–Responda –la mirada de Katsuki temiblemente amenazante, tanto que incluso Shoto y Eijirou, siendo tan fuertes como son, no se atrevían ni siquiera a mirarlo. Por otro lado, Inko se sentía tan frágil e indefensa que pensaba que en cualquier momento esos intimidantes ojos la matarían en un segundo. Era tanta la presión ejercida en ella que no tuvo más opción que responder con sinceridad el cuestionamiento recién planteado.

–E-Esta bien. Pero tengo que contarle algo de mi historia primero...

–Como quiera.

Flashback:

– ¡Largo de aquí, omega inmunda! –Inko fue sacada a la fuerza de su antigua casa por su alfa y esposo, Midoriya Hisashi, quién la arrojó a la calle sin cuidado alguno por la ira que ardía en él.

– ¡No puedes hacerme esto, Hisashi! Estoy embarazada de nuestro hijo.

– ¡Sí, claro! ¡Como si ese niño fuera mío! Eres una regalada que le abre las piernas a cualquier alfa que se le atraviesa –escupió el alfa siendo controlado por la rabia.

– ¡¿Pero por qué dices eso?! ¡Yo nunca te he sido infiel! –Exclamó Inko igual de furiosa.

– ¡¿Crees que no se de tus encuentros con el molinero?!

– ¡Es solo trabajo!

– ¡No te atrevas a mentirme, mujerzuela! ¡Lárgate de una vez, no quiero volver a verte jamás en mi vida!

– ¡Hisashi, no me hagas esto! –Suplicó la peliverde estando al borde la lágrimas–. Yo no tengo a donde ir.

–Puedes ir con el molinero, ¡Ya nada te detiene ahora! –Dicho eso, Hisashi cerró la puerta en su cara. Inko se limpiaba las lágrimas mientras se levantaba del suelo a la vez que era observada por las personas que pasaban cerca.

Antes de llegar a la Capital, ella vivía en un pueblo cerca de la ciudad de Anodon. Al ser echada de su casa no tuvo más opción que buscar un lugar seguro donde dormir mientras caminaba por las frías y desoladas calles. 

-No te preocupes amor, encontraremos un nuevo hogar -decía ella mientras acariciaba su vientre.

Inko no tenía familia ni amigos, Hisashi siempre la limitaba a hablar con otras personas, por eso cuando se enteró que se reunía con el molinero perdió los estribos. Al no tener a dónde ir, anduvo por las calles buscando un sitio para dormir, no se atrevía a pedir albergue porque sabía muy bien que nadie le extendería una mano. Un omega que era abandonado por su alfa no tenía lugar en la sociedad, ya que si su propio alfa no lo quiso, ¿Por qué alguien más tendría que quererlo?

Inko no tuvo más opción que refugiarse en un oscuro callejón, si es que a eso se lo podía llamar refugio. Gracias a unos pedazos de cartón que encontró pudo hacerse una cama para no dormir sobre la mugre del suelo, sin embargo, ese era el menor de sus problemas. Aquel callejón era el lugar menos adecuado para pasar la noche, había basura con varios días allí acumulada a montones, y el aroma nauseabundo que emanaba de todos esos desperdicios atraía a toda clase de roedores, incluyendo a ratas enormes que en una ocasión le sacaron un susto a la omega cuando se encontró rodeada de ellas.

Después de ese terrible encuentro, Inko no pudo volver a dormir de inmediato. Temía ser devorada viva por esos animales y la brisa fría que arreciaba no la ayuda a conciliar el sueño tampoco. Sola y desamparada, Inko se quebrantó en llanto culpándose a sí misma de su propia incompetencia, no había nada que ella pudiera hacer para proteger su vida y la de su bebé. Su situación era terrible, su vida cambió de repente y ahora estaba un mugroso callejón expuesta a cualquier peligro, por lo único de lo que no se culpaba era por la falta de sueño. Estando en esas desfavorables condiciones no era para nada extraño que no pudiera dormir.

Rato después, un nuevo problema surgió, su insomnio le abrió el apetito. No había nada comestible en ese callejón y tampoco podía alimentarse de cualquier cosa por el bien de su bebé, si no estuviera embarazada huabiera pasado la noche sin comer. Pero su vida ya no era solo suya, ahora respondía por alguien más.

Decidida a buscar algo de comer se colocó de pie para dejar ese callejón, como todo estaba oscuro caminaba con cuidado para no tropezarse y caer con algo, y para cuando llegó a la calle principal supo exactamente a dónde ir para buscar comida.

Esa misma noche, Inko se dirigió al bosque ubicado en las afueras del pueblo, solo ahí podía encontrar alguna fruta para comer y gracias a qué esa noche la luna brillaba con esplendor podía ver con claridad todo a su alrededor. Sin embargo, ya se hacía tarde y aún no había encontrado nada de comer, los animales acababan con todo. Exhausta de tanto caminar se sentó bajo un árbol para acariciar su vientre.

–Lo siento mucho, mi pequeño, creo que esta noche no vamos a poder cenar –mientras Inko le hablaba a su vientre se sintió observada de repente y al levantar la vista vio a tres enormes lobos salir de unos arbustos, mostrando sus largos colmillos que solo la aterraban más. Sin quitarles la mirada de encima, Inko estiró su tembloroso brazo para tomar una larga vara que estaba a su alcance y cuando la sostuvo apuntó con ella a los lobos que amenazaban con devorarla.

–V-V-V-Váyanse de aquí, n-no se atrevan hacerme daño. S-S-Soy una omega embarazada, tengan piedad... –ignorando sus suplicas, los lobos se acercaban lentamente a ella hasta que uno de ellos saltó para iniciar la caza, haciendo que Inko instintivamente se agachara cubriendo su cabeza con sus brazos. Sin embargo, el lobo nunca llegó.

Cuando alzó la vista vio el cuerpo del animal sin cabeza y al ver sus manos se dio cuenta que tenía sangre de este.

"¿P-P-Pero que pasó?"

Los otros lobos corrieron hacia ella a atacarla también, pero antes de poder hacer algo sus cabezas explotaron.

Inko cayó de rodillas al suelo estupefacta ante lo que vieron sus ojos.

–Saludos, Midoriya Inko –la omega se levantó rápidamente del suelo apenas escuchó una extraña voz que provenía de sus espaldas. Y al fijarse bien en el árbol donde estaba descansando pudo ver claramente una sombra. Parecía ser una persona envuelta en tinieblas.

– ¿Q-Q-Q-Quien eres, y como sabes mi nombre? –Inko apuntaba la vara hacia la extraña figura mientras sus manos temblaban.

–Yo sé muchas cosas, Midoriya Inko –respondió el misterioso ser con un tono de voz muy apacible y sereno, casi desinteresado.

–M-Muéstrate –a petición de la omega, aquella figura misteriosa salió detrás del árbol para mostrar su verdadero ser. Se trataba de una mujer alta de piel clara y ojos morados, poseía una larga cabellera ondulada tan negra como la noche más oscura. Vestía un elegante vestido negro y encima de este usaba un manto con capucha completamente negro. Había algo siniestro en esa mujer, algo muy espeluznante que la ponía muy nerviosa.

Inko no tenía idea de quién era, pero solamente con ver a aquel individuo se sintió de lo más insignificante, como si delante de ella no fuera nada. Se sintió tan frágil y vulnerable que incluso pensó que estaba hecha de porcelana, sabía muy bien que si esa misteriosa mujer quisiera matarla no había nada que pudiera hacer evitar su muerte, la cuál intuía que sería abominable. Lo que Inko no sabía es que esa mujer tiene la capacidad para asesinar a todo el pueblo y la ciudad entera de Anodon sin esfuerzo alguno. Tal parece que la ignorancia suele ser aterradora.

–Trate de calmarse un poco, podría hacerle daño al bebé –expresó la mujer mostrando una inmensa seriedad, como si fuera alguien que no portaba emociones. Inko quedó confundida, después de todo el miedo que esa mujer provocaba en ella esperaba de todo menos amabilidad, aunque no estaba muy segura si se trataba de amabilidad, ya que su firma de expresarse parecía ser como mucha indiferencia.

A pesar de que Inko sabía esa persona es alguien de temer, tenía la extraña sensación de que no debía por qué tenerle miedo, lo cuál le parecía demasiado confuso, ya que su escalofriante y estremecedora forma de ser indicaba todo lo contrario.

– ¿Quién eres?

–Es un placer. Yo soy Hanajima Saki, la Bruja de las Ondas.

Inko soltó su vara al instante, desde que era pequeña había escuchado historias de la Bruja de las Ondas. Solían referirse a ella como la que vaga en la noche, la que conoce los terrores más profundos de los corazones humanos; aquella con un poder tan abrumador que hará de las pesadillas una realidad. Desde que era pequeña pensaba que los adultos decían esas cosas para asustar a los niños malcriados, pero ese no era el caso, y ahora que tenía a tan imponente presencia delante suyo, temía lo peor.

– ¿Q-Que es lo que quiere? –Preguntó estando muy asustada.

– ¿Así se dirige a la persona que salvó su vida y la de su bebé? –La peliverde se sentía intimidada ante aquella mirada inexpresiva.

–T-Tiene razón, disculpe. Muchas gracias por salvarnos a ambos.

–No fue nada. ¿Le importaría seguirme? Tenemos que hablar... de su bebé.

– ¿Q-Que va hacerle a mi bebé? –Inko abrazó su vientre instantáneamente. 

–Yo nada. El destino. De todas formas no tiene a donde ir, ¿Verdad? A menos que quiera volver a ese sucio callejón. Tal vez las ratas si quieran comerla está vez –Inko se impresionó de que la Bruja supiera eso y se aterró por lo último que la misma dijo–. Puede pasar la noche en mi casa, si gusta, pero si decide quedarse aquí, por temor en volver a ese callejón, otros lobos vendrán y la despedazaran junto con la vida que lleva en su vientre. ¿Quiere exponer a su hijo a tal peligro?

"¡Lo más peligroso en este bosque eres tú!"

–Escuché eso –dijo Hanajima e Inko se estremeció sorprendida–. Pero al menos yo no voy hacerle daño –sin nada más que objetar accedió a seguirla.

Inko seguía con mucha cautela a la Bruja a una distancia prudente mientras se adentraban a las profundidades del bosque, no quería estar muy alejada de ella por temor de ser atacada de nuevo, a la vez que tampoco quería estar muy cerca por temor a la misma Bruja. En su trayecto en el bosque, la omega trataba de averiguar a qué otro género pertenecía la pelinegra usando su olfato, sin embargo, no pudo determinar si era alfa, omega o beta, eso le parecía muy extraño.

Después de darse por vencida en eso, se enfocó en seguir a la Bruja. Ya teniéndola a ella de compañía, Inko no sentía temor alguno por frecuentar una de las partes más peligrosas del bosque, dónde escuchaba gruñidos de bestias feroces, aullidos de lobos y siceos de alguna clase de reptil. Aún sabiando que la rodeadan bestias devoradoras de carne en las sombras, no sentía ninguna clase de miedo, ya que estaba en compañía con el ser más peligroso de ese bosque tal y como había dicho anteriormente. 

Ya después de caminar por un rato, finalmente llegaron a su destino. La Bruja y la omega llegaron al único claro que tenía ese bosque, en dónde se encontraba una espeluznante construcción. Era una casa muy grande y muy vieja de tres pisos, casi parecía una mansión, tenía enredaderas aferradas fuertemente a las agrietadas paredes del exterior, habían estatuas caídas por todo el lugar y un montón de cuervos volando en círculos sobre el techo de esa morada.

Una vez que Inko llegó a dicho sitio comenzó a arrepentirse de seguir a la Bruja, sin embargo, ya no tenía más opción que permanecer con Hanajima hasta el final. Después de todo, jamás podría escapar de ella y si por alguna razón lograra conseguirlo, las criaturas del bosque la asesinarían.

Resignada, Inko se dejó guiar por Hanajima y al llegar a la entrada de la mansión las puertas se abrieron solas. Dada a la imagen que tenía la casa por fuera cualquiera pensaría que el interior también estaría igual de descuidado, pero para la sorpresa de la omega, todo estaba muy limpio y ordenado. Una de las cosas que sí le pareció muy extraño era que la luz fuera muy poca, el vestíbulo solo estaba siendo iluminado por dos velas, dejando los rincones y los pasillos completamente a oscuras.

–Por aquí –mientras Inko detallaba lo poco que se podía mirar, la voz apagada de la propietaria de esa casa, le sacó un pequeño susto.

Saki llevó a la peliverde a la sala de estar, la cuál estaba conformada por un juego de muebles colocados alrededor de una mesa, y dos sillones uno al lado del otro ubicados frente a una gran chimenea encendida. Gracias a la mayor iluminación que había en ese lugar de la casa, Inko encontró la otra cosa que le pareció más tenebrosa que extraña.

En las paredes de la sala de estar se encontraban colgados una gran variedad de cuadros, todos de distintas formas y tamaños que cubrían cada superficie de la pared. Sin embargo, lo más extraño no era el excesivo número de cuadros, sino la falta de pintura en cada uno de ellos.

No había absolutamente nada retratado en ellos, esos cuadros jamás han conocido la pintura y tal parece que nunca la conocerán. Lo que ha Inko más le espantaba era que si se acercaba a uno de esos cuadros, o si se los quedaba viendo por mucho tiempo, un horrible rostro apareciera de repente.

–Por favor, siéntese –de nuevo, Hanajima Saki la sorprendió al hablarle de repente. Ella traía consigo una bandeja con comida y bebida para su invitada, y después de indicarle que se sentara frente a la chimenea, ella la siguió posteriormente.

Una vez que Inko estuvo satisfecha con la comida, Saki le sirvió una taza de té con la que completó su relajación. Ahora estando mucho más tranquila se preparó para lo que sea que la Bruja tenga que decirle sobre su bebé.

–Le agradezco mucho toda su hospitalidad, nadie jamás en la vida creería que una simple omega como yo, tuvo una deliciosa cena con la mismísima Bruja de las Ondas.

–Me alegra mucho escuchar eso –expresó la Bruja mostrando una leve sonrisa. 

–Ahora, por favor dígame que es lo que quiere el destino con mi bebé –Hanajima exhaló aire por la nariz y luego procedió a contarle todo. 

Saki le dijo que su cachorro sería un Druida, un Druida con enormes poderes. Ella le explicó lo que es un Druida y todo referente a ellos, como su celo, sus capacidades mágicas y de dónde provienen. Inko no tenía idea de cómo procesar toda esa información.

–Aun no puedo creerlo... –comentó ella completamente anonadada.

–No han habido Druidas en doscientos años. Los espíritus están ansiosos por la vida que lleva en su vientre y como Druida, tiene una responsabilidad.

–No ha nacido aun y ya carga con todos los problemas del mundo, no es justo –pronto comenzaron a brotar lágrimas de sus ojos.

–Debe ser difícil para usted, pero entienda que no es mi intención angustiarla. Solo hago lo que los espíritus me dicen.

– ¿Por qué una Bruja como usted tiene relación con los espíritus?

–Los espíritus de la gran magia blanca llegaron a mí por una razón y tiene sentido que lo pregunte, ya que al parecer mi magia y mis poderes parecen ser todo lo contrario a la gran magia blanca –Inko se sintió muy avergonzada al pensar que la había ofendido con su pregunta.

–D-Disculpe, no quise ser grosera.

–No tiene por qué disculparse, solo dije lo obvio. Sin embargo, hay algo más que tiene que saber acerca de su hijo, que por cierto es un varón.

– ¿De verdad? –Inquirió Inko muy emocionada, por primera vez en toda esa charla se entera de algo bueno a su parecer–. ¿Pero a que se refiere? ¿Qué otra cosa tengo que saber?

–El destino me reveló algo muy alarmante, una profecía. Usted tendrá que proteger a ese niño a como dé lugar...

Fin del flashback:

– ¿Cuál profecía? ¡Hable! –Exclamó Katsuki impaciente. En medio de su relato, Inko se calló de repente. Estaba muy nerviosa, tenía su cabeza agachada mientras veía como sus manos le temblaban y las gotas de sus lágrimas caían sobre estas.

– ¡Hable de una vez! –Exigió el rubio de nuevo.

–Espera, Katsuki, está muy mal –Shoto, al comprender como se sentía Inko, trató de calmar a su desesperado hermano para evitar empeorar más la situación. Katsuki solamente bufó al cruzarse de brazos y luego de que Shoto pudiera calmarlo un poco, se dirigió a Inko, quién estaba secando sus lágrimas con algo de miedo–. Sabemos que es duro para usted, señora, pero nosotros en verdad necesitamos que nos siga contando. Por favor, díganos, ¿A qué profecía se refiere exactamente la Bruja?

–M-Me dijo que Izuku... será la luz que salvará a este mundo o el mal que acabará con él.

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Ambos viven en la masía. Desde que se conocen Héctor siempre la ha molestado. Y ella no piensa nada bueno del él. Pero todo cambiará tras un trabajo...