Tua cantante
Lukas
Estoy estático desde que la vi llegar. La música que transmite, junto a su embriagante aroma, me dieron la señal de que ella es y será la mujer de mi vida. Es tan hermosa, con un cabello castaño oscuro cayendo en ondas hasta su cintura, unos ojos marrones claros que me hipnotizaron y no quiero dejar de ver nunca; su piel blanca y delicada como la porcelana. Mi vista baja hasta sus labios rosados gruesos carnosos que me llaman y aclaman ser besados por mí. Tiene un rostro con facciones tan delicadas sumamente preciosas ante mis ojos.
Luego de el roce entre Lucy y Sky, la misma se fue de vuelta a la casa, junto al resto, dejándome a solas con mi alma. No me mira y eso me hace sentir mal, así que me acerco a ella con cautela y hago lo más cordial que un hombre puede hacer.
—Hola —la saludo y sus bellos ojos brillan al verme—. Soy Lukas. —Extiendo mi mano y ella la observa por un par de segundos, para luego tomarla con timidez.
Tan solo el sentir el tacto de su mano me hace sentir una sensación de paz indescriptible. La emoción que siento es inexplicable y siento una corriente eléctrica pasar por todo mi cuerpo.
—Soy Brenda —se presenta, ya más segura con una sonrisa.
Su voz es tan hermosa, ella es hermosa.
—¿Quieres algo de comer? —le pregunto—. Debes tener hambre.
«Y si por mi fuera, sería tu comida.»
—¡Claro que sí! —exclama contenta, pero luego desvíar la mirada y carraspea—. Digo... Claro, ¿por qué, no? —vuelve a decir más calmada.
—Las damas primero. —Me hago a un lado para que pase.
—Oh, pero qué caballero —comenta con sarcasmo.
Cuando pasa por mi lado, sin despegar su mirada de la mía, suelto un suspiro de tonto enamorado y me aproximo con ella a la casa. Vamos directo a la cocina y al llegar, nos encontramos con mis hermanos en la sala.
—¡Vaya, hermano! —exclama con asombro Jordan—. Ya has encontrado quien te dome, eh —bromea dándole una mirada a Brenda.
Brenda niega con la cabeza divertida mientras sus mejillas pasan a ruborizarse y se ve jodidamente hermosa. Cambio mi mirada a mi hermano.
—Algún día encontrarás a la tuya —le digo a Jordan—. Solo espero que aguante tus malos chistes.
—¡Hey! —exclama ofendido, dándome un golpe en el brazo—. Ella amará mis increíbles chistes.
«Pero qué tío más dramático.»
—Y espero que soporte lo dramático también —agrego con ironía, rodando los ojos.
—No soy dramático —se defiende, cruzándose de brazos.
—Vale y yo soy un pony salvaje —suelta Jaden con sarcasmo, acercándose a nosotros—. Mejor dejemos a la parejita, ya que necesitan su tiempo a solas... —canturrea, dándome una mirada pícara.
«¿Qué voy a hacer con ustedes hermanos míos?»
Ambos gemelos caminan afuera de la cocina, pero Jordan se detiene en seco en el umbral de la puerta. Lo miro alzando un ceja sin entender.
—Pero debo decirles algo —dice serio —. ¡Usen protección que aún no quiero ser tío! —exclama con burla saliendo a toda velocidad.
—¡Imbécil! —le grito en carcajadas.
Los gemelos tienen un humor bastante peculiar. Siempre haciendo bromas y casi nunca toman nada en serio; solo son un par de críos. Al girar, mi mirada percibe algo hermoso. Brenda soltando carcajadas, gracias a las ocurrencias de los gemelos, y tiene la sonrisa más contagiosa. Se ve perfecta y no puedo evitar unirme a su risa y reímos juntos.
—Me agradan tus hermanos —dice, parando de reír.
—Jordan y Jaden son... Jordan y Jaden —digo, rodando lo ojos—. De igual forma los amo y daría todo por ellos. Son mi familia después de todo.
—Me hubiera gustado tener familia —comenta triste.
—¿No tienes? —le pregunto confundido.
—Mis padres murieron cuando era una bebé y fui criada por mi tía —explica, desviándo la mirada—. Me crié con su hija; mi prima Kira, la bruja que los atacó. Sin embargo, ellas me trataban como su empleada y yo era la perra faldera de Kira, solo para no sentirme sola, soportando sus maltratos y ayudándola en lo que necesitara. Por eso no me fue tan difícil decidir quedarme con ustedes.
Brenda baja la mirada y percibo la lágrima traicionera que desciende por su mejilla. No me gusta verla así, tan vulnerable, triste y sientiendo su dolor por aquel pasado triste. Me acerco a ella, seco su lagrima con las yemas de mis dedos con suavidad y la tomo de las mejillas para que me vea a los ojos.
—Por favor no llores, porque te ves hermosa sonriendo —le pido, regalándole la mejor de mis sonrisas y ella me ve con cariño—. Ahora me tienes a mí y no estarás sola. Te cuidaré, protegeré y querré siempre. Nadie te hará daño.
—¿Por qué lo harías? —pregunta confundida—. Ni siquiera me conoces.
—No necesito conocerte para ver lo buena y espectacular que eres —le digo acariciando su piel sedosa—. Además, tenemos mucho tiempo para conocernos.
—Es la primera vez que un chico me dice cosas tan lindas —admite, sonrojándose.
«¿Podría ser más perfecta?»
—Y espero ser el último; porque si otro viene a decirte cosas bonitas, después no tendrá lengua para hablar —advierto con diversión.
Una carcajada sale de sus labios, esos que tanto quiero probar.
—No te conozco Lukas, pero siento que no debo conocer a nadie más —susurra.
—¿Por qué? —me hago el desentendido.
—Porque estás ganando algo.
—¿Y eso es...?
Ella me mira con una sonrisa y un brillo en sus ojos por mis palabras. Me toma desprevenido, colocando su agarre en mi cuello y acercándome a ella para juntar nuestros labios en un beso. Un beso lento al principio, tomándome el tiempo de saborear el dulce sabor de sus labios; cuando me da permiso, ingreso mi lengua y la tomo de la cintura, acercándola más y así profundizar el beso. Pasa sus delicados brazos por mi torso, ya que ella es más baja que yo, y correspondo su abrazo. Siento tantas emociones por su toque y mi corazón se me quiere salir del pecho. La esperé por tantos años, ahora por fin la tengo conmigo y no dejaré que nada malo le pase.
Nos separamos por falta de aire, jadeantes y ella se sonroja.
—Vamos, necesitás comer —digo, soltándome de su agarre.
—¿Sabes cocinar? —pregunta cuando ve que saco lo que necesito para preparar la cena.
—¿Creés que por ser hombre no cocino? —cuestiono.
—No, no, no. No es eso —niega con rapidez—. Es sólo que no es normal, pero me gusta que no lo seas.
—A mí me gustas tú —suelto pícaro a lo que ella se sonroja.
—¿Quieres ayuda? —pregunta acercándose—. No eres el único chef.
—No hay nada que desee más que tenerte conmigo en todo momento.
Y así pasamos el resto de la tarde, cocinando juntos la cena para todos. Nos la pasamos en risas, anécdotas, preguntas y jugando con la harina, desordenando la cocina, lo cual fue muy divertido. Brenda es muy divertida y le gusta hacer bromas.
Le conté sobre mí y de todo lo que había pasado con mis hermanos tras la muerte de mis padres. No era el mayor de todos, pero si de los gemelos y de nuestra única hermanita, lo cual me hizo madurar rápidamente. Sinceramente, haberla encontrado ha sido la mejor sensación del mundo.
—Listo —dice Brenda colocando el último plato en la mesa; orgullosa por su trabajo.
—Todo se ve delicioso, gracias a mí —alardeo a lo que ella me da un codazo, con una mirada fulminante—. Vale, vale. Quedó perfecto, gracias a ambos.
—Pero qué modesto —dice, rodando los ojos.
—Ay, gracias, de hecho es mi segundo nombre —menciono con burla a lo que ella ríe.
—¿Te digo algo? —inquiere—. Eres imposible.
—¿Y Sabes algo? —inquiero de la misma forma—. Me encanta como te sonrojas —le digo, acercándome a ella.
La tomo suavemente de la cintura y la atraigo a mí. Pongo mi cabeza en su cuello, oliendo la dulce fragancia que desprende, un aroma exquisito. Y ella suelto un jadeo por mi contacto con su piel.
Tengo tantas ganas de marcarla como mía, rozar mis colmillos por su piel blanca y probar la sangre que circula por sus venas. Sin embargo, me contengo y me alejo de su cuello para dedicarme a verla. Bajo mi vista hasta sus labios carnosos con sabor a vainilla y, sin resistirme más, con una mano acaricio su mejilla y la beso.
Pero, Dios... Sus besos son lo mejor del mundo. Sin duda me haré adicto a ellos. Brenda corresponde mi acto y coloca sus brazos alrededor de mi cuello, acercándome más a ella. La tomo de la cintura, atrayéndola más a mí. Este sentimiento es único y, la verdad, es que no sé cómo describirlo. Siento miles de cosas que solo ella me hace sentir.
«Con que así se siente encontrar a tu alma gemela.»
—¡Pero qué lindos! —escucho que exclaman los gemelos al unísono, rompiendo nuestro momento.
«Los mataré después de esto, por rompe momentos.»
Al escucharlos, nos separamos. Brenda desvía la mirada, algo apenada, lo cual me causa mucha ternura. Ella es muy tierna.
—Mírame —le ordeno a lo que ella obedece—. No vuelvas a desviar la mirada así... Eres hermosa y me encanta ver tus ojos.
Ella me sonríe, mirándome con un brillo especial en sus ojos, esos ojos que jamás me cansaré de ver.
—Me va a dar diábetes de lo empelogoso que eres, hermano —comenta Jaden.
—Es demasiada dulzura para mis ojos—exclama Jordan, cerrando sus ojos, en un gesto de asco.
—Me vengaré, par de críos —los amenazo.
—Ya deja —le resta importancia Jaden—. Brenda te quitará lo amargado, ¿o no cuñada?
—Claro, cuñado —le responde ella con una sonrisa.
—¿Y tú de qué lado estás? —le pregunto ofendido.
—Del lado divertido, cielo —dice y se encoge de hombros.
—Me agradas, cuñada —le dice Jaden.
—¡Basta de dramas románticos! —exclama Jordan—. ¡Tengo hambre! Y quiero probar la comida.
—Tiene razón, también tengo hambre—acepta Brenda.
—Si quieres me puedes comer a mí —la miro pícaro. Ella solo ríe.
—Vamos, pícaro —dice, tomando mi brazo para ir al comedor.
Creo que éste ha sido, en definitiva, el mejor dia que he tenido. Ésta bruja me va a ser fuerte, va a llenarme y va estar conmigo por la eternidad. Siendo mi fortaleza y mi debilidad. Mi alma gemela.
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Lukas
Brenda
¿Que tal les gustó? A mi en lo personal ame esta parejita ¿Quién diría que así sería Brenda en realidad... Me gusto mostrarles más sobre Lukas ahora el siguiente en narrar lo que pasó ese día será alguien más... ¿Quién creen que será?💙
Hasta la próxima 💙