"Todo estará bien."
"Él es solo un amigo más de Red, no pasa nada."
"Fue solo un beso, no es nada del otro mundo."
Es increíble la cantidad mentiras que me puedo decir a mi misma cuando no quiero afrontar una situación complicada. Mi madre lo llamaría 'tendencia evasiva', no me gusta lidiar con cosas que no puedo controlar, así que las evito y las cubro con esos pensamientos de que todo estará bien cuando sé muy bien que ese no será el caso. Conozco a los chicos como Black, no son de los que se rinden con facilidad y Black tiene ese aire de que todo lo complicado le divierte, él no lo evita como yo, lo recibe con una sonrisa.
—¿Irás? —La pregunta de Gray me trae de vuelta a la realidad, —¿a la feria de recaudación?
Mis ojos buscan a Red, pero él está demasiado ocupado en su teléfono, parece muy concentrado en algo.
—Si, supongo, ¿ustedes van? —Pregunto lo suficientemente alto para que Red me escuche, él levanta la mirada de su celular y sus ojos azules encuentran los míos. Nunca podré superar cuan hermoso se ven sus ojos en plena luz del día, me recuerdan a esas fotos de playas cristalinas que la gente pone de fondo en sus computadoras. Y esas pecas sobre sus pómulos...
A simple vista, Red no se ve como el líder de una banda, se ve como un chico que te tocaría la guitarra frente a la chimenea para ganarse tu corazón. Pero entonces, él se levanta, y mueve su cuello de un lado al otro como si se estirara, los músculos de sus brazos se ven obvios bajo esa camiseta blanca que lleva y la forma en la que se mueve, como camina, su expresión, su voz y su aura entera te hacen darte cuenta de que él no es lo que viste a primera vista, él sería más bien ese chico que te follaría bien frente a la chimenea. Red estira sus brazos en el aire y su camisa blanca se sube un poco, dejando a la vista un poco de sus abdominales y de su tatuaje.
Blue, ¿qué dijimos de violarlo con la mirada? Basta, basta, apestas a desesperación.
—Aún no se si vaya —Red responde, bajando sus brazos y casi suspiro en alivio.
—Todo el mundo va —Gray hace una mueca, —ya escuchaste a Amber, si no vamos, ellos podrían aparecerse.
—No se atreverán.
Estamos en el salón de orientación, una de las pocas clases que compartimos ya que todos tenemos carreras diferentes. Red nos pasa por un lado y la fragancia de su colonia llena mi olfato y como me gusta. Los chicos que huelen bien son mi debilidad.
—Ya vuelvo.
Él sale del salón y yo me quedo ahí, mirando la puerta como una idiota.
—Puedes ser menos obvia, Blue —Gray me dice y se ríe un poco.
—Cállate.
—Solo digo, creo que te babeaste un poco.
No le digo nada porque es una perdida de tiempo. Si algo he aprendido de Gray es que si se está burlando de ti y tratas de defenderte y probar lo contrario, el calvario será interminable. Así que le doy la espalda y busco mi asiento. Faltan cinco minutos para que comience la clase y este profesor si es puntual a diferencia del que no vino esta mañana. Mi asiento está al lado de la ventana, puedo ver la plaza en medio de la universidad y la entrada.
—¡Ah! —el chillido de Gray llama mi atención, y giro mi rostro para ver que pasa, —¡Black!
Black entra en el salón con una gran sonrisa y los brazos extendidos. Y a mi siempre se me olvida lo bueno que está, mierda.
—¡Ven aquí, idiota! —Le dice a Gray antes de envolverlo en un abrazo. Cuando se separan y comienzan a hablar, lo ojeo de pies a cabeza, porque no puedo evitarlo. Su cabello negro sigue en ese desorden usual, supongo que es por usar el casco de su moto, él va todo de negro y debería ser ilegal para él usar ese color que hace juego con su cabello y con sus ojos porque madre mía, como le queda.
Sigues apestando a desesperación, Blue.
Black echa un vistazo al salón y yo me hago la que estoy viendo por la ventana, no devorándolo con la mirada, que ese parece ser un habito mío últimamente. Por alguna razón, mi corazón martilla en pecho porque puedo sentir sus ojos sobre mí y no quiero mirarlo. Sin embargo, debí predecir que no sería tan simple, él camina hacia mí y se para frente a mi asiento.
—Blue. —Él dice lentamente y no tengo otra opción que levantar la mirada y enfrentarlo.
—Black.
—¿Está ocupado? —Él señala el asiento a mi lado y quiero decir que no, pero Gray nos está observando con curiosidad.
—No.
Black se sienta a mi lado y Gray se nos une.
—No sabía que se conocían.
Black le sonríe.
—La conocí en la casa de Red la otra noche.
Yo bufo y Gray me da una mirada extrañada así que me aclaro la garganta.
—Si, así es.
—¡Buenas tardes! —el profesor entra y Gray vuelve a su asiento, dejándome sola con Black. Tendré que lidiar con Black a mi lado por las próximas dos horas, genial. La clase comienza y puedo sentir la mirada de Black sobre mí.
—Deja de mirarme —le susurro, haciendo mis apuntes con lapiceros de diferentes colores. Me encanta tener notas organizadas y coloridas.
—Bonita letra.
Lo ignoro y sigo con mis notas. Al pasar de un rato, lo ojeo con el rabillo del ojo y lo encuentro mirándome, él muy descarado se atreve a morderse el labio y sonreír como si estuviera recordando lo que pasó entre nosotros antes de enderezar su cara y fingir que escucha al profesor.
Después de un rato, Red entra al salón como si nada, el profesor se hace el que no se da cuenta y Red se deja caer en su asiento de forma audible. Si algo he aprendido estos meses, es que nadie quiere incomodar o molestar a Red. Esa es la clase de poder que él tiene en este lugar. Dios, ese chico como me pone. Me doy cuenta de que lo estoy violando con la mirada otra vez y Black me observa divertido. Mierda.
—Así que él es la razón —me dice y sacude su cabeza.
—¿De qué hablas?
—Él es la razón por la que 'nada pasó' entre tú y yo, ¿eh?
—¿Tiene que haber una razón? ¿Qué tan grande es tu ego?
Él se acerca para susurrar en mi oído.
—No tan grande como otra parte de mí, —me quedo sin aliento al sentir el suyo sobre la piel sensible de mi oreja, —tú lo sabes, lo sentiste contra ti aquella tarde.
Trago con dificultad y levanto mi mano.
—¿Si? —El profesor pregunta.
—¿Puedo ir al baño?
El profesor asiente y salgo de ahí como si necesitara con urgencia usar el baño. Mi pecho sube y baja con cada acelerada respiración cuando salgo al pasillo. Igual me dirijo al baño y me echo agua en la cara para reaccionar. Me veo en el espejo y mis mejillas están rojas por supuesto, pero ahora que entro, me doy cuenta de que esta no fue la mejor idea. Los baños públicos ahora son un punto de recuerdo para aquella tarde. Me giro y me sostengo del lavamanos detrás de mí, recordándolo a él: Black entrando a ese baño en la gasolinera, las sensaciones, sus labios sobre los míos, la forma en la que nos rozábamos a través de la ropa. Me lamo los labios y me paso los dedos por mi cabello. La atracción que siento hacia Black es muy peligrosa.
—Basta, Blue —me regaño a mi misma, —deja de pensar en eso.
La puerta de uno de los cubículos se abre y Violet emerge, silbando.
—Ey, —sus ojos evalúan mi enrojecido rostro, —¿estás bien?
—Perfecta.
—No te ves muy bien, estás roja.
—Ya sabes, el verano, aún me estoy acostumbrando al calor.
Como vengo de un frío estado del norte del país, puedo usar esa excusa, aunque la realidad es que teníamos un verano igual de brutal que este lugar. Salimos juntas del baño y ella va a la máquina dispensadora de bebidas y me trae una coca cola de lata. Salto un poco cuando la presiona contra mis mejillas. El frío se siente maravilloso.
—Usa esto, siempre me sirve —Violet me sonríe y yo tomo la lata para mantenerla contra mis mejillas. Esto me sigue confirmando que ella es una de las personas más amables que he conocido desde que llegue aquí.
—Gracias. —Le digo honestamente.
Vamos caminando al salón cuando todos comienzan a salir, la clase ha terminado y respiro profundo en alivio hasta que sale Black, sus ojos se iluminan con diversión cuando me ve y tiene la intención de venir hacia mí, pero se detiene de pronto. Su mirada cae sobre Violet y él se gira, nos da la espalda y se va, Gray lo sigue, ¿qué fue eso? Ojeo a Violet, y ella se le queda viendo y se pasa la mano por la cara antes de darse cuenta de que yo la estoy mirando. Ella me sonríe.
—Creo que es hora de irnos.
—Si, puedes adelantarte, —le digo, —tengo que buscar mis cosas.
—¡Blue! —Gray me grita mientras sigue a Black quien no se gira ni una vez desde que vio a Violet, —Si vas al salón, ¿puedes despertar a Red? Lo intenté y me maldijo.
—Claro.
Suspiro y entro al desolado salón, la luz del atardecer entra por los grandes ventanales dándole un tono naranja a todo el lugar. No hay nadie, solo queda ese pelirrojo durmiendo, su cabeza descansa de lado sobre sus brazos cruzados sobre su mesa. Me acerco a él y me siento en la silla a un lado de la de él. Lo imito y descanso mi cabeza de lado sobre mis brazos cruzados, quedando al mismo nivel de él. Sus largas pestañas acompañan esos parpados que ocultan sus ojos, y las ojeras debajo de ellos son obvias. Sé que se ha vuelto a desvelar, quizás jugando o en la calle. Me quedo viéndolo como una idiota y en ese momento me doy cuenta de la magnitud de lo que siento por él.
Me gustas mucho, Red.
¿Qué soy para ti?
¿De verdad solo una amiga?
¿Por qué no puedes verme como algo más?
Me atrevo a acercar mi mano a su frente y quitar un mechón rojo con cuidado. En un movimiento rápido, Red saca uno de sus manos y agarra mi muñeca con fuerza de manera defensiva como si sus reflejos siempre estuvieran alerta. Sus ojos encuentran los míos y él no levanta su cabeza, se queda ahí, mirándome. Él no dice nada, pero tampoco suelta mi muñeca. Red pone mi mano sobre su cabello y cierra sus ojos, sé lo que quiere, le gusta que le acaricie cabello y lo hago por unos minutos. Mis dedos bajan de su pelo al contorno de su rostro y trazan su mejilla hasta llegar a su labio superior. Red vuelve a abrir los ojos y por un momento creo que me detendrá, pero no lo hace. Sin embargo, la intensidad de su mirada es suficiente para que aleje mi mano y vuelva a ponerla debajo de mi cabeza.
—Odio las mentiras, Blue.
Eso me hace tragar con dificultad.
—Lo sé.
—Así que solo preguntaré esto una vez.
—De acuerdo.
—¿Pasa algo entre Black y tú? —debí saberlo, Red es muy observador.
Tomo una respiración profunda.
—No tengo que responder eso.
—Blue.
Levanto mi cabeza y me pongo de pie, rodeo la mesa para dirigirme a la puerta.
—Debemos irnos.
Escucho sus pasos detrás de mí y se me acelera el corazón, tomo la manilla de la puerta y consigo abrirla un poco cuando el brazo de Red me pasa por encima del hombro y lo estampa contra la puerta cerrándola. Puedo sentir su calor en mi espalda y no me atrevo a girarme.
—No me has respondido.
—Te he dicho que no tengo que hacerlo.
Él chasquea la lengua.
—Mírame, Blue.
—No.
Él me agarra del hombro y me gira, su mano toma mi mentón y me encuentro con esos ojos que quiero evitar.
—Sé porque no quieres mirarme, —enrosco mi mano alrededor de su muñeca y libero mi mentón, —porque puedo leerte con facilidad.
—¿Ah si? ¿Y qué ves ahora, Red?
—Black te gusta. —Afirma.
—¿Y qué si me gusta?
Sus labios se curvan en una sonrisa torcida antes de acercar su rostro al mío.
—No tengo ningún problema con eso, —me dice, —pero ambos sabemos que no es lo que buscas, —él besa mi mejilla con suavidad, —buena suerte, Blue.
Y con eso vuelve a su asiento, busca sus cosas y me hago a un lado para que abra la puerta y se vaya, ¿buena suerte? ¿No es lo que busco? ¿No tienes ningún problema con eso, Red? Veamos si eso es cierto.