Los primeros rayos de sol se hacían presentes en la mañana de la ciudad DeepOcean, una ciudad como cualquier otra de los Estados Unidos de América. Apenas iniciaba el día, cuando el hospital principal de la ciudad recibió una llamada; el recepcionista encargado de recibirla tomó el teléfono y contestó. En la línea se encontraba el que al parecer era un hombre, entonces inició la conversación entre ambos. Fue el receptor de la llamada el que comenzó:
—Buenos días, acaba de llamar al hospital, dígame, ¿cuál es su emergencia?
—Por favor, necesito que vengan a mi casa, no me siento para nada bien, —dijo el hombre. En su hablar se notaba su entrecortada voz, que ponía en evidencia su angustia. El recepcionista se dio cuenta de la situación del hombre, así que trató de calmarlo—: Tranquilo señor, primero necesito que me proporcione la dirección de su domicilio.
—Yo vivo en la zona de los suburbios, residencia Woods. —El hombre tosía de manera muy brusca, una tos seca que solo hacía que el hombre no pueda comunicarse adecuadamente; el que recibió la llamada notó el estado del hombre y sabía que podría empeorar si no era atendido rápidamente, por lo que mandó una ambulancia hacia la dirección que le fue proporcionada.
—Bien señor, no se preocupe, una ambulancia ya va en camino a su dirección, pero antes dígame, ¿cuáles son sus síntomas? —le preguntó el recepcionista teniendo una libreta en mano.
—Tengo mucha fiebre, no siento las piernas y tengo la visión muy nublada, no veo casi nada, además de la tos muy seca de la que usted ya se habrá percatado; vengan rápido por favor, no sé cuánto más podré aguantar todo este malestar.
—Tranquilo señor, no se altere o podría empeorar su estado, ahora dígame, ¿cuánto tiempo ya lleva con todo este malestar?
—Desde ayer, que salía de una entrevista de trabajo, por un momento llegué a pensar que podría ser solo un resfriado, pero créame, esto no es una simple gripe.
—¿Y no recuerda que factores habrían sido los causantes de estos síntomas?
—No, yo solo recuerdo que empecé a sentirme mal minutos después de que saliendo de mi entrevista me puse a descansar en una banca de un parque y luego... —se escuchó interferencia.
—¿Disculpe señor? ¿Se encuentra ahí?
La llamada terminaría por cortarse.
La ambulancia al llegar a la casa del hombre, lo encontraron tirado en el suelo de su sala al costado de su teléfono; rápidamente lo subieron a una camilla y lo llevaron al hospital de la ciudad para atenderlo. El hombre al llegar estaba completamente inconsciente. No tenías que ser un médico para darte cuenta de su situación, puesto que solo su apariencia física era obvia para decir que el hombre no tenía solo un catarro. Lo llevaron a emergencias, fue revisado por varios médicos, pero ninguno encontraba la verdadera causa del problema, por lo que decidieron llamar al mejor especialista de la ciudad para que examine al hombre; tardó un poco en llegar, pero finalmente después de unos 30 minutos de espera ya se encontraba en el hospital para examinar al hombre; después de unos minutos, este dio los primeros resultados a los demás presentes en la sala:
—El hombre que ha sido identificado por las autoridades como Richard Woods posee un virus que hasta ahora no había sido detectado en algún otro paciente, ni ser vivo —dijo el especialista y añadió—: Es un nuevo virus el cual es completamente desconocido para nosotros.
Al no tener idea de qué manera podrían actuar, ni que medidas deberían tomar, decidieron hacer un llamado al Control de Amenazas Biológicas (CAB); una asociación que como su nombre lo decía, son una agencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos cuya responsabilidad a nivel nacional radica en el desarrollo y la aplicación de acciones para la prevención y control de enfermedades. Ellos se encargarían de examinar a fondo al paciente y finalmente darán a conocer que tenía el hombre exactamente. La asociación no tardó mucho en llegar al lugar, fueron a la habitación y comenzaron a revisar al paciente. Después de aproximadamente una hora, los encargados lanzaron los primeros resultados:
—Estamos frente a una enfermedad completamente nueva, un patógeno que se expande rápidamente por el organismo humano. Este virus se contagia de manera rápida si se mantiene contacto con algún portador de este.
Todos en la sala notaban la seriedad en los agentes, aunque ellos intentaban ocultarlo; debido a su rápida propagación, este virus fue considerado altamente peligroso, por lo que decidieron poner al paciente en el área de cuarentena, para así tratar de evitar el contagio con otras personas, también decidieron aislar a los médicos que se encargaron de revisar al paciente con anterioridad para hacerles análisis a ellos también, para ver si habían contraído el virus.
El CAB quería más respuestas del virus, por ello dejaron a un grupo bajo las órdenes de examinar con profundidad al paciente con la enfermedad para ver si obtenían más información del virus de la ya antes obtenida, mientras que otro grupo se ocuparía de tratar de encontrar el lugar de donde pudo haberse contagiado el infectado; debido a eso hicieron un llamado al encargado de recibir las llamadas del hospital para que dé sus declaraciones de lo que habló con el paciente. Un miembro del CAB fue el que realizó el interrogatorio, iniciando con la pregunta:
—¿Cómo se sentía el hombre al momento de hacer la llamada?
—Él dijo que no se sentía bien, además se escuchaba que tosía mucho y cada vez más fuerte que la anterior.
—¿Y le dijo desde cuándo empezó a sentirse mal o algún lugar donde podría haberse contagiado del virus?
—Él solamente me dijo que empezó a sentirse mal saliendo de una entrevista de trabajo.
—¿Nada más?
—Sí, después la llamada se cortó, al parecer porque el hombre perdió la conciencia.
Acabó el interrogatorio y el CAB aún tenía preguntas, por lo que pidieron un informe completo con información del paciente, con su profesión, lugares de trabajo, familiares, etc.; el hombre era un arquitecto, entonces la asociación pidió hacer un llamado a todas las empresas de la ciudad para que informen si habían recibido a un hombre con el mismo nombre y las mismas características del paciente infectado; algunas empresas no contestaban las llamadas y las que lo hacían, informaban que no habían tenido contacto con alguien de la descripción dada por ellos, solo eso ya era una preocupación, aunque había algo más que les preocupaba, pues ya que la enfermedad se podría propagar de manera rápida, hacía posible que el ahora nombrado "paciente cero" ya podría haber contagiado a otras personas, por lo que los del CAB se vieron obligados a mandar anuncios de emergencia por los medios de comunicación como la televisión o la radio, fomentando a la gente a mantener una buena higiene constante, a llevar una vida saludable y a realizar ejercicio para estar en forma y si sentían algún malestar, ya sea mínimo, dirigirse rápidamente a un centro de evaluación del CAB o ponerse en contacto con ellos por algunos números telefónicos; estos anuncios con el fin de contrarrestar el virus y así de esta manera hacer un esfuerzo de tratar de contenerlo y que no se expanda rápidamente en toda la población; pero ellos no estaban conscientes de que lo peor, aún estaba por venir.