Destinos. ©

By A3metros

2M 36.1K 8K

Mí vida fue tranquila hasta que un día eso cambio, yo cambié, y lo conocí a él. Sus preciosos ojos claros son... More

Aclaraciones
🦋
••BOOKTRAILER••
Dedicatoria.
(Capitulo 1)
(Capitulo 2)
(Capitulo 3)
(Capitulo 5)
(Capitulo 6)
(Capitulo 7)

(Capitulo 4)

62.5K 3.6K 533
By A3metros

Tan pronto baje del auto y cerré la puerta, miré hacia el alrededor con un asombro casi disimulado.

El castillo, al igual que todo, es tan imponente como bellísimo.

Me doy la vuelta hacia atrás y observo con preocupación el final del camino, que termina en las dos grandes puertas que son cuidadosamente vigiladas por tres hombres, que por sus aspectos son seguramente lobunos.

—Sígueme —exclamo Dylan, mirándome de reojo—. Y no intentes nada tonto.

Lo miré de mala manera, y cuando comenzó a caminar lo seguí en silencio.

El hecho de que me lo advirtiera como si dudará de que fuese consciente del riesgo, me disgusto.

Una vez dentro de la mansión, me costó bastante no demostrar asombró por toda la arquitectura, y mucho más cuando levanté la mirada y me encontré con una pintura de colores cálidos, que tiene como decoración la parte del medio del techo, que logro por completo llevarse mi atención.

En ella hay tres reinos divididos en cada esquina, en donde humanos y lobunos están dispersos al rededor formando un círculo, y en medio de todo, se encuentra una mujer de cabello largo y castaño, junto a un Lobuno enorme de pelaje negro azabache.

—Es una pintura magnífica.

—Sí… —le di la razón en voz alta.

Al percatarme de ello, carraspeó incómoda.

—¿Conoces la historia?

Negué levemente.

—La mujer de allí se llama Nur, fue una princesa de Seyh en épocas Sehianas —me empezó a contar por más que fingí desinterés en el tema—. Y él, es Feyren, en el mismo tiempo fue príncipe de Becka.

Fruncí el ceño y él me sonrió levemente.

—Esa pintura es una farsa.

—¿Dices que dos personas de distintos Reinos, no pueden enamorarse?

Lo que quiero decir, es que ambos son de reinos enemigos y, aparte, de la realeza, además…

—Becka nunca tuvo un hijo real por la maldición —termino de decir por mí. Se cruzó de brazos y miró la pintura con fascinación—. Quizás tu reina y sus antepasados no pudieron concebir a un niño, pero antes de que todo ocurriera, de que los Dioses los maldijeran, si lo hubo, y ese fue Feyren, con él todo empezó y acabo.

No replique nada al respecto, no podía darme el gusto de hacerlo cuando no se nada de casi nada.

Desde que tengo uso de razón, mi padre siempre se ha esmerado por mantenerme segura, lejos de todos los problemas e historias que él consideraba innecesarias.

Hasta hace un par de meses lo seguía haciendo, cuando vivíamos con mis abuelos en Becka, Feli y Marcil, en una pequeña cabaña en medio del campo y bastante lejos de la ciudad.

Aunque no podía evitar del todo que me enterará de los rumores y de lo delicado y conflictivo que es preguntar, y debatir que tipo de pecado grave habrán cometido el Rey y reina antiguos, para que los Dioses castigarán hasta a sus descendientes.

—¿En tu reino no se menciona su historia?
—preguntó ante mi silencio.

—Como podrían hablar de algo que nunca existió —murmure.

El Lobuno hizo una mueca de decepción.

—Supongo que todo tiene su tiempo… —agrego por último, y manteniendo un poco más de distancia, volvió avanzar.

Lo miré por un momento confundida y lo seguí.

Aunque dijese la verdad y yo no supiera nada, no podía darle la razón a un asesino, y mucho menos a uno de los líderes.

Pasamos por a lado de una escalera amplia que te lleva al segundo piso, y nos adentramos por un pasillo de buena iluminación, hasta detenernos en la primera puerta que apareció en nuestro campo de visión.

Dylan me hizo una señal para qué entrará.

Trague saliva.

Imaginándome que detrás de esa puerta no habría nada bueno para mí. ¿Ahí estaría esperándome su Alfa? No, no creo que me consideren alguien tan importante para traerme ante él.

Al menos que piensen que soy una espía de Becka, porque ahí sí estaría más que muerta, pero le daría sentido al hecho de que me hayan salvado la vida.

—¿Qué es este lugar?

—Solo entra.

Lo miré con duda, él suspiró y con poca paciencia la abrió, dejando ver una simple y linda habitación.

—Aquí te quedarás.

—¿Eh? ¿Cómo que aquí?

—Lo que escuchaste, ahora vamos —con una de sus manos sobre mi hombro, me guió hasta dentro.

—¿P-pero no sé… supone que soy su prisionera? —si antes ya estaba confundida con la situación, ahora mucho peor.

Y no es que prefiera quedarme en una prisión sucia y llenas de ratas, pero me da más miedo y desconfianza el hecho de como se vienen comportando.

—Supongo que por ahora eres algo de eso —me respondió vagamente, y salió de la habitación—. Así que trata de quedarte aquí quietita, en un rato vendrá alguien a traerte el almuerzo —y cerrando la puerta, se marchó.

Rápidamente, fui hasta la puerta e intenté abrirla, pero no pude, con enojo le di varios golpes.

—¡¿Y qué mierda significa eso?! —mis puños ardían, pero aun así no me detuve—. ¡No estoy encerrada aquí por gusto! ¡Imbécil!

Con un largo resoplido me alejé de la puerta, debía tranquilizarme, no lograría nada haciendo esto.

**

Ya habían pasado varias horas desde que Dylan se fue, y también de que una señora amable de nombre Dana me trajera el almuerzo, que hasta ahora no he tocado porque me detiene la desconfianza.

Sentada en el borde de la ventana, admiro el cielo profundamente estrellado y de a ratos el rosedal.

¿Por qué aquí todo es bello?

También estoy segura de que si pudiese abrir la ventana, entraría a la habitación una deliciosa brisa fresca acompañada del aroma de las flores, y de los árboles de jazmines, pero si tan solo pudiera...

Estiro la mano hasta el florero del escritorio y agarro una de las rosas.

Son las mismas del rosal, tan rojas e intensas. La acercó a mi nariz y cerrando los ojos, me concentró en su aroma terso, que al parecerme particularmente familiar, logra calmarme un poco los nervios.

—No has comida nada —al voltear me encuentro otra vez con esos cafés, que luego de observar la comida intacta, pasaron a los míos—. Sígueme —salió al pasillo y sin esperarme comenzó a irse.

Bajo del borde de la ventana, y dejando la rosa en su lugar, salgo de la habitación y lo alcanzo rápidamente.

De noche este pasillo se ve terrorífico.

—¿A dónde me llevarás?

Me respondió solo cuando llegamos a un salón gigantisimo y tan elegante como el resto de la mansión.

—Este es el comedor, y a veces, salón de fiestas —me contó, en medio de todo hay una mesa larga con varias sillas—. Ven, cenaremos juntos.

—No tengo hambre, gracias —le respondí al instante.

¿Qué es lo quiere lograr comportándose así conmigo?

—Estás mintiendo. Ahora vamos —dijo sin más, y se fue a sentar.

Por un momento miré hacia atrás, ¿Pero qué podía hacer? Si intento huir no lograría dar ni dos pasos.

—Jane... la comida se enfría —me apuró.

No me queda más que resignarme al hecho de que estoy aquí como prisionera, y que tendré que hacer el esfuerzo de comportarme.

Caminé hasta allí y me senté, el aroma de la comida provocó que mí estómago protestará levemente.

Tan pronto me pasó el plato, comenzó a comer en silencio. Miré el mío con duda y mi estómago rugió una vez más.

Apreté los labios.

—No está envenenado, ni nada por el estilo. Sabes bien que si te quisiéramos muerta, ya lo estarías.

Si la idea fue animarme, no funcionó.

Pero tiene un buen punto.

Sin aguantarme más, agarre el cubierto y comencé a comer.

Al principio despacio, como si quisiera encontrar algún sabor raro que me advirtiera que está envenenado o con alguna droga, pero a lo último, como si no hubiera comido hace días cuando en realidad solo fueron un par de horas.

Cuando termine, sentí su mirada.

—¿Quieres más? Dana es una cocinera excelente.

Negué.

Coincidiendo mentalmente con él.

Me limpié los labios con una servilleta y observé las pinturas de en frente, Nur está en una de ellas con un vestido de época color rojo en combinación con el rosedal de fondo, su cabello castaño y largo cae en cascada por ambos lados de sus hombros. Es muy notorio que fue alguien especial de la realeza.

—Lhaia y mi padre dijeron que estaría segura con ustedes —solté de la nada—. ¿Por qué? ¿Al menos puedes responderme eso?

Dylan pareció pensarse por un momento que decir.

—Quien te atacó es un prisionero de Becka, y uno de los muy conflictivos —miró hacia la entrada del salón, como si quisiese asegurarse de que no hubiera nadie cerca—. Estaba a punto de ser trasladado al centro de Seyh para ser juzgado, pero alguien lo libero y después ocurrió… —se detuvo un momento, como si le costará procesar las palabras—. Lo que intento decir, es que todo lo que sucedió, es culpa nuestra. Absolutamente todo. Así que hasta que te recuperes y encontremos a quienes lo ayudaron, permanecerás aquí.

Ahora entiendo por qué el Desterrado me necesitaba para salir de Seyh, pero no…

—¿Y por qué debo quedarme necesariamente aquí? Si no soy nadie especial para ustedes —repliqué con disgusto—. Así que no te creo que me están cuidando para tratar solo de mantener su conciencia tranquila.

Él suspiró.

—¿Sabes lo que es un donante universal?

—Sí.

—Bueno, tú eres eso para los Desterrados, y quienes ayudaron a Holson de seguro ya lo saben —bebió un poco más de su bebida y luego agregó—. Te querrán para él, porque los pocos donantes que existen, si es que siguen con vida, ya tienen dueños.

Me tomé unos segundos para procesar esa información.

—¿Pero... no se supone que se alimentan de cualquier tipo de sangre?

—En realidad no, pero para sobrevivir lo hacen, por ese motivo se mantienen débiles, y como ustedes para ellos son como la luz en su tormenta, nuestra prioridad es protegerlos.

—Pero por lo que dijiste, no están haciendo un buen trabajo —replique, jugando con los dedos de mi mano por los nervios—. Y lo único que puedo deducir de esto, es que, o termino como su comida, o a tres metros bajo tierra.

Dylan se levantó de su asiento.

—Eso ocurrió en el pasado, cuando otros eran los líderes, ahora es distinto. Te protegeremos —dijo con calma y seguridad.

—¿Aunque sea una humana Beckense?

—Aunque seas una Beckense. —afirmo con seriedad, restándole importancia al primer adjetivo—. Ahora vamos, ya es hora de que vuelvas a tu habitación —exclamo por último, dando por terminada la conversación.

Me levanté y lo seguí en silencio, pérdida en mis pensamientos.

Recuerdo que de niña solía creer que tener curiosidad sobre los distintos seres y el mundo en que vivimos era algo malo, y que, por lo tanto, debía tratar de evitarlo a toda costa, pero a medida que fui creciendo me fue costando más y más, hasta que un día conocí a mi mejor amigo, a mi primer amor, Evhan, y entendí gracias a él, que querer saber sobre el mundo y el pasado, no tiene nada de malo.

Y si en este momento él estuviese aquí conmigo, y le costará sobre que por primera vez no tengo ganas de ser alguien curiosa, se preocuparía mucho y realmente pensaría que estoy mal. Lo extraño…

—El médico vendrá temprano por la mañana, así que Dana te despertara antes —me explicó cuando llegamos, sacándome de la bahía de mis pensamientos.

Solo asentí y me fui a sentar directo a la ventana, para observar la parte oscura del jardín como si quisiese encontrar a alguien escondido allí.

Quizás es una reacción instintiva por recordar a Evhan, supuse, pero esa idea se esfumó tan pronto aquella sensación rara hizo un acto leve de presencia, trayéndome a la mente, a aquellos ojos verdes y a todo lo que sentí de su contacto.

Mierda, no otra vez.

Miro hacia la puerta y noto que Dylan aún no se ha marchado, que sigue parado allí y con el ceño levemente fruncido.

—¿Sucede algo, Jane?

—No.

—Pero los latidos de tu corazón dicen otra cosa…

—¡Y es lo normal cuando te tienen secuestrada unos malditos psicópatas! —replique a la defensiva, asustada.

—¿Cómo permites que esa humana se refiera a nosotros de esa forma? —intervino una voz femenina.

Dylan cerro la puerta en el instante en que una mujer de cabello rubio se asomó a su lado.

—¿Qué haces aquí? Te había dado una orden, Adara —lo escuché decir a él.

—Thyan ya se encargó del problema.

Hubo un pequeño silencio.

—¿¡Que!? Creíste que me quedaría sin hacer nada mientras permiten que esa se quede en nuestro hogar —le respondió ella.

—Es suficiente, vámonos, ahora —dijo el Lobuno, notándolo por primera vez con disgusto.

Luego, solo se escucharon sus pasos alejándose.

Y sin perder el tiempo me bajé del borde de la ventana y fui agarrar el vaso de agua de arriba de la mesita para beberme todo su contenido, casi de un solo sorbo, como si el líquido fuera la única solución para acabar con esta necesidad que tengo de pronto de él, que está a punto de quemarme la piel.

No puede pasarme esto.

Al parecer los Dioses siguen castigándome. ¿Pero por qué? ¿Qué fue lo que hice?

Limpie mis lágrimas y observé la puerta, la sensación por ley afecta a ambos, así que no tardará en acercarse.

Si es que no piensa ignorarme…

O quizás ya lo está haciendo, sí, debe ser lo más seguro.

Apreté los labios con fuerza.

No importa, mejor, porque de todos modos lo Destinado no es posible, y las razones… Bueno, son muchas, demasiadas.


  _______________________________________

Holaa 🌸

Espero que les haya gustado esta actualización, nos vemos en el próximo capítulo.

No se olviden de seguirme en instagram para darme su apoyo. 🌌

@miliiiperunetti

Besitos, mili.😽

Continue Reading

You'll Also Like

274K 12.5K 57
______ una chica joven. Austin el tipico vecino molesto ¿Que pasaria si ellos dos se enamoran? Esta historia habla sobre la vida que tuvo que sobrel...
6.1K 674 47
Cuando encuentras al amor de tu vida el mundo se paraliza y solo quedáis vosotros dos. Las promesas cumplidas... La calma de la rutina... Los planes...
62.5K 6.7K 35
Ella caminaba por esa carretera sola. Él pasó por esas calles por primera vez. Ella necesitaba que la llevaran. Él tenía un auto. ----- ...
360K 4.4K 7
Maggie es una chica de 16 años, alta con cabello castaño claro y unos raros ojos grises, que acaba de perder a su padre. Es divertida, algunas veces...