Jimin se levanta del sofá con apuro, sintiendo algo extraño en su antebrazo.
NamJoon estaba dormido a su lado, quién al parecer no soportó estar una noche en vela viendo The Walking Dead con él.
En silencio y lo más deprisa que pudo, se dirigió hasta el baño para así poder descubrir su herida y ver qué pasaba.
Encendió la luz e hizo una mueca ante lo asqueroso que podía llegar a oler la ya totalmente negra y seca mordida.
Volvió a sentir un pequeño cosquilleo debajo de toda la piel muerta y una ligera sensación de presión comenzó a hacerse presente desde el fondo y, lentamente, emergía. Jimin entró en pánico y abrió el grifo del lavamanos, aprovechando para lavar la herida y rascarla con furia.
Quizás habrían pasado unos cuantos minutos desde que Jimin había comenzado a ver como sangre negra y espesa, quizás con varios grumos, salía de la mordida. Sin embargo, aquello no había sido lo único.
De sus ojos comienzan a salir lágrimas y ya ni siquiera sabe por qué llora. Quizás por el miedo que había sentido o, quizás lo había hecho ante el asco y la repugnancia que justo en aquel momento sentía hacia sí mismo.
Intentó tranquilizar un poco su llanto, porque si no, estaba seguro que despertaría a su mejor amigo y él, al verlo en ese estado, despertaría a su hermano y a su novio.
Sin embargo, Jimin sólo podía sollozar lleno de desagrado.
De su herida, estaban saliendo gusanos.