Cuando regresa en sí, Jimin ve su casa frente a él.
Está bastante oscuro y había unas enormes nubes grises que anunciaban una fuerte tormenta. Hacía frío, quizás el otoño estaba llegando, quién sabe.
Jimin intenta tranquilizarse al pasar sus manos por su cabello, sin embargo, éstas nunca llegan a tocarlo.
Las mira con asombro y nota un pequeño temblor en ellas. Aquello era lo de menos; sus manos estaban llenas de sangre.
Sangre fresca.
Su respiración vuelve a agitarse y Jimin se deja caer al suelo, atónito; sus piernas le habían fallado.
Con lentitud, se lleva las manos al rostro, a sus labios específicamente y, a pesar de que sus dedos los tenía llenos de sangre, pudo sentir como precisamente, también tenía sangre en su cara.
Y comienza a llorar, entrando en un estado de pánico extremo que él nunca jamás había sentido.
¿Qué mierda había hecho?