Su respiración le aturdía.
Había salido de casa luego de aquella incómoda situación con su hermano y mejor amigo y había decidido adentrarse un poco al bosque. Sin embargo, no contaba con que se perdería.
Escuchaba las ramas crujir al ser aplastadas bajo sus pies y cada uno de esos craqueos le hacía temblar con fuerza.
El viento era fuerte y las ramas de los árboles se movían histéricamente al compás de éste.
Jimin se siente abrumado y bastante confundido. Él estaba perdido. Perdido en un lugar que él había visitado millones de veces antes y que justo en aquellos momentos, no recordaba en absoluto cómo volver.
Sus ojos se pasean desesperados por todos los árboles, él sol había comenzado bajar y los sonidos de los animales nocturnos habían comenzado a ponerle de los nervios.
Da vueltas sobre su eje, queriendo encontrar el camino a su casa y, quizás por su desesperación y miedo, su vista se vuelve negra.
Sin embargo, él dentro de sí, sabe que no se ha desmayado.