Una vez alistados, Marinette y Adrien se encaminaron directamente a la Universidad con la intención de obtener respuestas. Más concretamente, ella tenía la necesidad de aclarar la situación, a la vez que trataba controlar esa rabia que la carcomía por dentro.
Se sentía una boba y hecha una furia, ambos sentimientos chocando entre sí y creando una mezcla de lo más inestable.
Tantos remordimientos y pensamientos contradictorios la habían estado atormentando, para al final enterarse de que su novio había sido un Judas sin escrúpulos.
No debía haber tenido miramientos de entregarse a Adrien, al igual que Félix no pareció tener reparos al engañarla con la primera chica que se le puso a tiro.
« Era algo destinado al fracaso... »
De todas maneras, ese razonamiento no disipó la desilusión que albergaba la joven, pues aun las peculiaridades de su relación con el mayor de los Agreste, creía que el respeto y afecto entre los dos era algo mutuo. Por desgracia, los hechos hablaban por sí solos y evidenciaban aquello que no quería creer.
- ¿Bichito?
La universitaria ladeó el rostro mientras andaba abstraída por las calles de la ciudad, encontrándose con el semblante preocupado de Adrien al verla tan callada.
- Hey...- le dio un apretón en la mano y se arrimó melosa a su brazo-. Perdona, ando algo pensativa.
Él frunció los labios y sus facciones decayeron.
- Oye, ¿estás segura de que quieres hacer esto?- indagó algo cohibido-. Podríamos ir a tomar algo y distraernos, no tienes que...
- No.- masculló en un tono más severo-. Quiero hablar con Félix y zanjar el asunto de una vez por todas.- se relamió abatida-. Y sé que hasta que no hable con él no podré quedarme tranquila, así que... No hay otra opción.
El adolescente la contempló de refilón, quedándose en silencio mientras que a su vez se deshacía de su agarré para abrazarla por los hombros y atraerla a su torso en aquel calmo paseo.
- Está bien.- susurró sobre su oído y besó su mejilla-. En ese caso, estaré a tu lado en todo momento, ¿sí?
Una sonrisa entrañable curvó los labios de la muchacha.
- En serio, ¿cómo puedes ser tan perfecto?
- ¿Perfecto?- rio por lo bajo-. No creo que lo sea, pero si tú lo dices...
Marinette lo miró coqueta y curiosa.
- Mm... Tal vez, ¿eres gay en potencia?
- ¿¡Qué demonios!?- se exaltó incrédulo-. Estás bromeando...
La euroasiática se frotó la barbilla y fingió seriedad.
- Eres guapo, con buen gusto, atento, amable, bueno...- murmuró con una expresión más pícara al ver los ojos de su acompañante-. Bien podría ser.
Adrien se detuvo en seco y la tomó de la muñeca con fuerza, haciendo que sus rostros se alienaran y sus cuerpos quedaran apegados entre sí.
- ¿Necesitas que te convenza de lo contrario?- preguntó con voz seductora, acechando sus carmesíes y cerniendo su pelvis a la de ella-. Porque no tengo reparos de hacerlo dónde y cuándo sea, por tal de dejarte clara mi posición...
- Hacer... ¿Qué cosa?- musitó pilluela, paseando la mano libre por la abertura de su camisa-. Tendrás que darme más detalles...
Esa faceta descocada hechizó al rubio, quien sin moverse de su posición, lamió con osadía esos carnosos labios que lo tenían adicto a su dulce sabor.
- En cuanto acabemos con lo de Félix, te daré... Una clase práctica.- recorrió su espalda en dirección hacia el sur y la amarró a sus caderas, haciéndole notar la protuberancia bajo su pantalón-. Así ya no tendrás más dudas sobre lo que soy, y lo que... Me gusta...
- Vaya, vaya... Dos veces en menos de medio día...- se regodeó ella con el calor extendiéndose por todo su organismo-. Eso sí que me interesa.
Él redujo esos centímetros que los separaban y besó con ternura y deseo a su chica, aletargando ese beso, al notar como ella se daba más impulso hacia su boca y se agarraba con fuerza a la tela de su camisa.
Al cabo de unos segundos, ambos rompieron ese delicado contacto y se contemplaron con calma, reanudando su marcha hasta el recinto estudiantil.
No tardaron demasiado en plantarse en la entrada de la facultad, viendo a los alumnos que abandonaban el edificio charlando y entre risas.
La fémina revisó la hora en su móvil, y esperó junto a Adrien en uno de los pilares que quedaban cerca de la puerta principal.
- ¿Ya sabes lo que vas a decirle?- quiso averiguar el blondo.
- Pues... Más o menos.- contestó con los brazos cruzados-. Improvisaré según la marcha.
Adrien enarcó las cejas, y antes de poder llegar a decir algo, vislumbró a su hermano salir despreocupadamente del recinto interceptando la mirada de la pareja.
De repente, la atmósfera se tornó más cargante y los rostros de los tres apenas mostraban una emoción en concreto, sino que permanecían precavidos.
Félix fue el que avanzó extrañado, pero igual simuló una sonrisa bribona que le daba ese aire hipócrita que lo caracterizaba.
- Menuda sorpresa.- murmuró el mayor con falso asombro-. Yo que os creía follando y venís a hacerme una visita.- ninguno contestó ante la desfachatez del holgazán-. Aunque me temo que tendremos que posponer la reunión para otra...
- Félix, cállate.- intervino la muchacha con voz impositiva-. Aquí nadie va a posponer nada ni a largarse hasta que yo obtenga mis explicaciones.
El aludido observó con una mueca burlesca a la azabache.
- Disculpa, pero... ¿De qué explicaciones me hablas?
- Ya deja de hacerte el idiota.- dio un paso al frente y lo señaló despectivamente-. Sé que andas liado con la... Amiguita de Adrien.- el universitario enfocó sus grises en los verdes del adolescente, el cual se mantenía al margen escuchando con atención-. Y quiero saber por qué diantres lo hiciste, y sobre todo, por qué no se te ocurrió contármelo.
El primogénito de los Agreste tensó la mandíbula y miró con repelús al menor.
- No podías tener la boca cerrada, ¿no?
- No te metas con él.- advirtió la fémina con acritud-. Esto es entre tú y yo...
- Ah, ¿sí?- se mofó jactancioso-. Y dime, si es entre tú y yo, ¿qué coño hace él aquí?
- Es mi novio.- enunció con firmeza y puso los brazos en jarra-. Y si yo lo quiero conmigo, está en pleno derecho de quedarse.
La incredulidad se reflejó en los grises de Félix después de esa noticia.
- Perdona, pero... ¿Tu novio?- soltó una risotada-. Genial, a eso le llamo pasar página rápido.
- No me vengas con historias, mucho menos cuando tú has estado jodiéndome a mis espaldas desde dios sabe cuánto...
- Modo víctima activado...
Sin dar oportunidad a que siguiera hablando, Marinette le propinó una bofetada al universitario que lo tomó con la guardia baja y que puso en estado de alerta a Adrien.
- No vuelvas a faltarme al respeto, Fel.- el adolescente se arrimó a la espalda de su chica de forma protectora al vislumbrar a su hermano con desconfianza-. No tienes ningún derecho.- frunció los labios en una fina línea-. De hecho, nunca lo has tenido, y aun así...
- ¿Vas a montar una escena?- intervino con acritud-. Porque de ya te avanzo que esos numeritos no sirven conmigo, mucho menos sabiendo lo facilona que has sido al meterte en la cama con mi hermanito.
- Serás cabrón...- farfulló el menor con rabia contenida y no pudo avanzar que la joven lo frenó por el pecho.
- ¿Podrías dejar de ser tan imbécil por una sola vez?- inquirió la azabache con voz severa-. Vale, me acosté con tu hermano y te engañé con él, ¡pero fue porque me enamoré!- vociferó con sus gemas empañándose-. Quise controlarlo, y... En realidad me sentí fatal por pensar que te estaba traicionando...- bajó la cabeza afligida-. Sin embargo, al enterarme de lo tuyo con esa chica... Me he dado cuenta de que he sido una tonta por haberme atormentado tanto...- aseveró sus rasgos y se plantó cara a Félix-. ¡Sobre todo cuando salta a la vista que para ti lo nuestro no fue más que un puto juego!
El mayor torció el gesto, notando una aflicción en el pecho que su orgullo y terquedad trataban ignorar al verse en los zafiros de su ex pareja.
¿Que sólo había sido un juego? Para nada, él sabía bien que no era así, sin embargo a veces la vida plantea situaciones que pone a prueba a las personas; y una de esas pruebas fue cuando él conoció a Lila Rossi.
- ¿Qué está pasando aquí?
Los tres jóvenes dirigieron sus miradas a esa cuarta voz que se escuchó a unos pocos metros de distancia, identificando a una reconocida chica de melena castaña y orbes oliváceos que contemplaba la escena con desconcierto.
Nada más avistarla, Félix agrandó los ojos y se aclaró la garganta cuando quiso hablar. Pero sus propósitos fueron frustrados con la temprana intervención de su hermano al interponerse en el camino de la italiana.
- Parece que ya estamos todos.- masculló con los brazos cruzados.
Lila arrugó el entrecejo y se aferró a la tira de su bolso, a la vez que miraba hacia Félix con incerteza.
- Félix, ¿qué es lo que ocurre?
- Eso, Fel.- animó la azabache con los brazos cruzados y una sonrisa altiva-. ¿Qué es lo que ocurre?
El aludido se encontraba contra las cuerdas, pero a esas alturas tanto le daba, por lo que haciendo caso omiso a los reproches y desaires de Marinette, pasó por el lado de su hermano para reunirse con la adolescente de cabellos color miel.
- Digamos que se juntó el ganado.- murmuró a regañadientes y rodeó con el brazo los hombros de la castaña-. Pero no es nada relevante.
- Claro, nada relevante.- enfatizó la euroasiática con una mueca incrédula-. Sólo estamos hablando de cómo vosotros dos follabais como conejos a mis espaldas, pero... Sí, nada que sea importante.
Rossi lució pasmada al saber que su rival en el amor era conocedora del affaire que secretamente ella mantenía con el mayor de los Agreste. Buscando respuestas en las grises gemas del inculpado en cuestión.
- ¿Se lo has dicho?
- En realidad he sido yo.- comentó esta vez el adolescente en un tono severo-. Ya que mi hermano, aquí presente, no ha tenido los huevos de hacerlo.
- Sigue metiéndote en donde no te llaman, y tu preciado hermano te dejará sin polla.- advirtió el universitario con aspereza.
Ambos varones se retaban al mirarse con desdén, mientras que las chicas guardaban silencio en esa atmósfera enrarecida.
Quizás no había sido una buena idea ir hasta allí. Quizá hubiera sido mejor dejar morir el tema y no hurgar en la herida. Pero Marinette necesitaba comprender el porqué de esa traición deliberada para seguir tranquila y sin dudas.
Por eso mismo, y haciendo un gran esfuerzo para que sus emociones no aplacaran su razón, relajó su postura y entrelazó su mano con la de Adrien antes de volver a dirigirse a Félix en un semblante más apaciguado.
- Fel, yo... Estoy cansada.- admitió con voz pesarosa-. Los dos hemos cometido errores, pero... También hemos pasado tiempo juntos y buenos momentos...- el mayor la observó atentamente y ella resopló abatida-. No voy a fastidiarte, y tampoco quiero que hagas a Adrien responsable por contarme la verdad.- se relamió ansiosa-. Lo único que te pido es que me expliques el porqué... ¿Por qué no confiaste en mí para contarme que estabas con otra chica?
Después de esa intervención, los segundos posteriores transcurrieron en solemne silencio, intercambiando miradas confusas, que poco a poco iban adquiriendo un matiz más conciliador.
El universitario ojeó de refilón a Lila, la cual al igual que Marinette, tenía incógnitas sin resolver en su cabeza que también esperaba aclarar. Fue viendo las esmeraldas de la italiana que Félix supo que tenía que dejar de guardarse las palabras y expresarse así de viva voz.
- Supongo que, en parte, es lo correcto.- comentó el mayor en un tono neutral y una débil sonrisa-. Aunque no es sencillo de explicar.
- Tú sólo dilo.- alentó la azabache.
Él se mordió la cara interna de la mejilla y metió las manos en los bolsillos del pantalón en una pose resignada.
- Está bien.- hizo una pausa y analizó a los presentes-. Igualmente, no me hago responsable de lo que ya está hecho.
- Tranquilo, era de suponer.- farfulló su hermano con desprecio, recibiendo un leve codazo de su novia que lo hizo rectificar-. Quiero decir que... Sí, por supuesto. Puedes proseguir.
Félix torció una sonrisa desganada y se dispuso a reanudar sus argumentos.
- Primero de todo, y para que quede claro...- incrustó sus grises en los ojos azules de la universitaria-. Te quiero, Marinette.- la susodicha notó una aflicción en el pecho y escuchó activamente-. Si no te quisiera, no habría sido tan... Estúpido y bipolar.- se pasó los dedos por la cabellera-. En estos años siempre has estado a mi lado y, sinceramente, y como bien has dicho, hemos tenido buenos e inolvidables momentos juntos...
Esa confesión estaba dejando a la Dupain totalmente fuera de sí, de mientras los otros dos acompañantes reflejaban en sus rostros la pena y una pizca de temor por el rumbo que estaba tomando la conversación.
- Aun así, una cosa es querer, y otra de bien distinta es amar.- ese dato captó el interés de las féminas y el vástago menor-. Mari, tú has sido alguien en quien confiar, y... Hasta hace unos días, estaba completamente seguro de que eras la mujer de mi vida.- bajó la mirada-. Pero luego entendí que no era así, sobre todo, después de darme cuenta de lo que sentía por Lila.
Todo cuanto había creído la azabache se inestabilizaba, y la incomprensión se hacía más evidente en sus rasgos y en los de la muchacha de melena castaña.
- La conocí en el anterior cumpleaños de Adrien, y... Bueno...- miró a la protagonista del relato con una atípica ternura-. Aunque al principio sólo nos limitáramos a enrollarnos, luego todo fue cambiando...- se enfocó en su hermano con molestia-. En concreto, el cambio se produjo cuando tú te acostaste con ella...
El adolescente apretó los dientes y sonrió con falsedad.
- No te enerves, solo era un juego.
- Lo sé, Lila me lo contó.- contestó su contrario con sequedad-. Pero a partir de ese momento, yo comencé a sentirme más ansioso y confuso sobre mis sentimientos, llegando a un punto en que ya no sabía qué hacer para mantenerme cuerdo.- expresó con desespero-. Al final opté por alejar a Lila de ti, y al ser consciente de tu atracción hacia Marinette...
- Planeaste que me acostara con él el día de tu cumpleaños.- dedujo la mencionada con estupefacción.
Félix confirmó en un mudo asentimiento.
- Pensé que Lila no volvería con Adrien, si él conseguía enrollarse con la chica que en realidad quería...- de nuevo miró hacia la italiana-. Por desgracia, mi plan no sirvió del todo, y por mi indecisión, ella siguió acechando a Adrien hasta que yo me harté y tomé cartas en el asunto.
- ¿Qué quieres decir con eso?- indagó el chico de orbes esmeraldas.
El universitario se mostró relajado, pero afectado.
- Quise convencerme de lo que sentía, y por eso, un día antes de que nos vieras en aquel restaurante... La besé.- indicó sin alterar la compostura y luego observando el semblante circunspecto de su ex-. Fue en ese preciso instante, en el que me di cuenta de que, por más que me concienciara de que te amaba y eras mía...- negó de lado a lado-. No era así.
Marinette entreabrió los labios y se llevó una mano a la frente.
- Con esto estás diciéndome que... No me amas.- afirmó sin vacilación y facciones desencajadas-. Pero, aun así, lo que ha pasado esta mañana... Tus represalias...
- Que no te ame, no implica que no te quiera.- emitió una breve risita-. Y enterarme de que te habías estado follando a mi hermano, y que para colmo lo preferías antes que a mí...- hizo una trompita con los labios-. Bueno, tal vez me pasé, ¿pero qué puedo decir? Soy de mal perder.
- Eres un capullo.- farfulló aprensivo el pubescente.
Félix puso los ojos en blanco y resopló.
- Sí, soy un completo capullo que quiere tenerlo todo y le puede el orgullo.- sonrió descocado-. Pero nunca es tarde para rectificar, ¿no crees, hermanito?
Adrien no estaba de humor para aguantar esa petulancia que aquel sinvergüenza le mostraba, así que optó por girarse de espaldas a él mientras la azabache intentaba comprender aquel percal.
- Félix...- nombró la castaña con voz tímida y él la vio sereno-. Pe-perdona que te lo pregunte, pero... A ver si me ha quedado claro...- se relamió ansiosa y sus mejillas ardían-. Tú... ¿Me amas?
Él la contempló con una dulzura que Marinette no hubo presenciado nunca antes hasta la fecha y la italiana aguardó recelosa.
- ¿Aún tienes dudas, preciosa?
Lila sintió su corazón expandirse y una calidez abrazarla en su interior, sin llegar a refrenarse que se arrojó al cuello del varón para así amarrarlo a su cuerpo con fuerza.
- Te amo, Félix.- susurró sobre su oído y sus ojos se empañaron.
- Y yo a...
Un sonoro carraspeo interrumpió ese momento de revelaciones, y la pareja divisó la expresión seria de la Dupain al examinarlos incómoda.
- No deseo incordiar, pero preferiría que dejarais las muestras de afecto para cuando nosotros no estemos presentes.- masculló enojona y echó un rápido vistazo al adolescente que permanecía girado tras ella-. Aparte de eso... Me alegra de que las cosas se hayan aclarado, sin embargo...- avanzó con pasos firmes hasta el universitario, y sin dar tiempo a ninguna maniobra, le encestó otra bofetada ante el mirar estupefacto de su compañera-. No tenías ningún derecho de ser tan gilipollas, ¡ni conmigo ni con Adrien!
- Félix...- musitó atemorizada la castaña y él negó tranquilo.
- Ratoncita...
- ¡Ni Ratoncita, ni hostias!- regañó altiva-. Has estado jugando con mis sentimientos y los de tu hermano, ¡¿acaso no ves lo ruin que es eso?!
El mayor se calmó y aceptó ese ataque con una leve sonrisa.
- Es cierto.- se frotó la zona donde hubo recibido el golpe con la manga de la camisa-. Mis más sinceras disculpas por haber sido un imbécil.
La azabache no estaba conforme ni quedaba satisfecha, pero al menos ya estaba al corriente de la situación. No obstante, y por contrapartida, Adrien luchaba consigo mismo por tal de no seguir enardeciéndose.
- Yo ya he oído suficientes gilipolleces por hoy.- comentó el adolescente sin molestarse a encarar una última vez a esa hipócrita pareja-. Me voy a casa.
Marinette se volteó de sopetón con incertidumbre.
- Adrien, ¿qué es...?
- Tú puedes quedarte y seguir charlando con ellos.- interfirió al hablar con una mirada apenada hacia la azabache-. Ya nos veremos en otro momento.
Esa contestación cortante fue algo que dejó a Marinette hecha un lío mientras contemplaba cómo el zagal se retiraba sin volver a cruzar una sola palabra, y la abandonaba a su suerte en compañía de su hermano y la joven italiana.
¿Por qué esa reacción? ¿Por qué si el problema era con Félix, daba la impresión que lo pagaba con ella? ¿Es que había acontecido algo que escapaba a su entendimiento?
- Está en modo dramático.- indicó el de orbes grisáceos-. Siempre que está triste, se aísla y no hay quien lo haga reaccionar.
- ¿Triste?- titubeó la euroasiática en un semblante pensativo-. ¿Por qué?
La universitaria quedó enfrascada en sus pensamientos y oteó en la distancia como la silueta de Adrien se iba alejando hacia la calle.
« ¿Qué te ocurre, Gatito? »
.........
Continuará!
La verdad salió a la luz(? 🤔
Sea para bien o para mal, Mari consiguió sus respuestas, y... Cuando debería estar tranquila, al parecer Adrien no lo está :3
Aún será que sólo Fel y Lila serán felices en esta historia(? 😂 Puede ser🤔
Tendremos que aclarar la situación y ver qué le ocurre a nuestro Gatito, ¿será que su princesa vaya a su rescate?
Espero que os haya gustado el capítulo y aguardo por vuestros comentarios 😊
Un besoooo 😘